domingo, 29 de enero de 2017

Osvaldo Soriano a veinte años... @dealgunamanera...

No habrá más penas ni olvido…

Imagen: Gonzalo Martínez

Hace exactamente veinte años, el 29 de enero de 1997, murió Osvaldo Soriano. En ese momento, ya era un escritor consagrado por el público, popular gracias a su labor periodística, en especial sus columnas y contratapas en Página/12, a sus libros que narraban las historias de inolvidables personajes perdedores con un suave tono de nostalgia y un delirante sentido del humor y a las versiones cinematográficas de algunas de sus novelas más conocidas como No habrá más penas ni olvido y Cuarteles de invierno. Discutido por parte de la crítica, entrampado en algunos debates de época como los conflictos entre literatura y mercado o la contraposición entre una narrativa más popular y otra volcada a la experimentación formal, hay que decir que la circulación de sus libros reeditados desde 2003 irían revelando la plena vigencia de Soriano entre los lectores de entonces y muchos nuevos que, año tras año, renuevan un acercamiento a sus novelas y crónicas. A veinte años de aquel 29 de enero, Radar rinde homenaje a esta vigencia y permanente renovación de Osvaldo Soriano y su literatura.


© Escrito por Ángel Berlanga y publicado el domingo 29/01/2017 por el Diario Página/12 de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

Una de las principales distorsiones que a menudo se manifiestan en el ejercicio del poder –en todas sus formas– es la aplicación de lo que podríamos llamar la lógica de la ilógica. Una de las principales distorsiones que a menudo se manifiestan en el ejercicio del poder –en todas sus formas– es la aplicación de lo que podríamos llamar la lógica de la ilógica. Cuando ello sucede, se adoptan decisiones que generan tanto desconcierto y controversia que al final terminan siendo inaplicables o contraproducentes.


De la crítica a su obra literaria habrá quien se haga cargo, con mérito o no para la tarea”, escribió José María Pasquini Durán en el número de Radar que apareció cuatro días después de la muerte de Osvaldo Soriano. “No tengo dudas, sin embargo, de que sus historias serán leídas en el futuro por sucesivas generaciones con el mismo encanto con que las recibieron muchísimos lectores en los últimos veinte años –seguía Pasquini–. Aun sus críticos más severos tendrán que aceptar que hay un estilo Soriano, que ocurre cuando cualquiera puede leer sin la firma del autor y reconocerlo como suyo. Al mismo tiempo, esas historias son las mismas que podrían contar millones de personas. En esa identificación, en sus pasiones sencillas, populares, podría encontrarse alguna razón profunda para que tuviera no solo la fama literaria merecida, vendiera más libros que la mayoría de sus contemporáneos en el país, o cautivara a italianos, húngaros, españoles y quién sabe cuánta otra gente de geografías distantes. Soriano era popular como si hubiera sido cantante, actor o animador de televisión”.


Se cumplen veinte años hoy desde la muerte de Soriano y parece claro que subsisten, de diversos modos, las huellas de su presencia. Están en el ADN o el espíritu de este diario, por empezar, porque el tono que sin dudas le imprimió a Página/12 desde su fundación busca mantenerse en el sesgo contestatario a los grandes poderes, en la búsqueda de la igualdad y la justicia, en la defensa de los derechos humanos, en cierto talante romántico, en el desacartonamiento y el humor, en la vocación por develar y contar, en la reivindicación de la lectura y la escritura, en la mirada aguda y sentida del país y sus relaciones con el mundo. Y claro que se extrañan los textos que pudo haber escrito (tenía nomás 54 años cuando murió), la pasión y el entusiasmo que le ponía a sus descubrimientos, la fluidez con la que podía contar del liberalismo, de Dumas o de Rosas, de Belgrano o de Maradona, de Gostanián o de Tyson, de su padre real o imaginario, de Cortázar, Stalin o de sus visiones del peronismo a través del tiempo. Señalaba Pasquini en esa despedida que aquí como en Italia los diarios de mayor tirada le hicieron muy buenas ofertas para contratarlo y que prefirió seguir escribiendo en Il Manifesto y en Página. “Desconfiaba de los grandes medios porque creía que mientras mayores fueran los intereses que defendían, más grandes serían las posibilidades de que le pusieran algún límite a la libertad de sus opiniones”, escribe Pasquini.


Se conocían desde comienzos de los ‘70, habían coincidido en varios medios y se habían prometido que el primero que muriera escribiría el texto post mortem del otro. Las contratapas de Soriano, sus distintas vertientes, son un clásico. ¡El festín que se habría hecho con el macrismo! Uno casi que puede escuchar al corresponsal del Créase o no describiéndole al editor que lo llama por teléfono lo de la grasa militante y las dos pizzas de Prat Gay, esto de “la creatividad política” de Elisa Carrió, la precisa delicadeza de Aranguren, la comprensión que implora Triaca para los empresarios que despiden, la pericia de Michetti en el manejo del Senado y en las operaciones de la Fundación Suma, nombre incluido, la efectividad rezadora del pastor Giménez Bergman para apagar incendios, las increíbles aventuras del ingeniero Panamá. Con el globo que está inflando la criatura ya se intuye, otra vez, el paisaje en descomposición de Una sombra ya pronto serás, ese fresco de los comienzos del menemismo que a la vez preanunciaba la hecatombe Alianza-De la Rúa.


Aunque muchos escritores y periodistas reivindican y siguen ponderando su narrativa, también subsisten algunos autores, intelectuales y críticos a quienes les caía y sigue cayendo mal su obra y/o él mismo: son elocuentes, al respecto, cada tanto, textos y declaraciones. Es elocuente, también, la invisibilización de su obra en análisis literarios de algunas épocas; pero no en todos, por supuesto, y es notable a la vez la cantidad y diversidad de ensayos y tesis sobre sus libros que brotan en distintos ámbitos universitarios del país y también en Francia, Chile, Canadá, España, Italia, Brasil, largo etcétera. Cuando Soriano murió, en 1997, toda su obra era manejada en el continente por la editorial Norma, que en ese momento empezó a ir para atrás y en consecuencia no fue eficaz en su circulación. 


En 2003, por iniciativa y edición de Juan Forn y en editorial Seix Barral, dirigida por Alberto Díaz, comenzaron a reeditarse todos sus libros. A propósito de lo elocuente o significativo, un dato: entre comienzos de 2004 y fines de 2016 la editorial vendió 412.200 libros de Soriano. La cuenta da 31.707 libros y algunas páginas decimales al año. Epa: qué sorpresa. Sus textos no están demasiado a la vista, expuestos, en las librerías; no hay campañas o agites publicitarios. Hay un fenómeno profundo ahí, que se sostiene en el tiempo. Sus historias leídas por sucesivas generaciones, como proyectaba Pasquini Durán.


Triste, solitario y final, No habrá más penas ni olvido y Cuarteles de invierno, sus tres primeros libros, son las novelas más requeridas (41.800, 45.600 y 41.500 ejemplares, respectivamente). Alberto Díaz, editor de Soriano desde 2003, se sorprendió con Arqueros, ilusionistas y goleadores, la recopilación de sus relatos futboleros, publicado en 2006: desde entonces la editorial vendió 65.900 volúmenes. Entre las recopilaciones que Soriano publicó en vida la más leída es Rebeldes, soñadores y fugitivos (36.400): el próximo diciembre se cumplen treinta años desde la aparición de este libro, publicado por Editora/12 el mismo año en que se fundó este diario. Anota Pasquini en aquel artículo que desde los primeros borradores hasta el final el diario “era parte de sus sueños”. Página fue el medio en el que se afincó luego de varios tumbos, porque el regreso desde el exilio tuvo sus claroscuros. Hacia el final de la dictadura empezó a publicar algunas columnas en Humor y los libros que había publicado inicialmente en Europa (Una sombra y Cuarteles, que aparecieron inicialmente en italiano, francés y polaco) de repente empezaron a ser, entre fines de 1982 y hasta 1984, los más vendidos en la Argentina.


Ya de regreso quiso reeditar de algún modo sus experiencias anteriores, la mítica de Primera Plana y/o la protagónica en el suplemento cultural de La Opinión y convenció a Andrés Cascioli para hacer el semanario El periodista, cuya redacción fue armada casi íntegramente por Soriano, pero a unos días del debut se pelearon  y quedó al margen hasta de Humor. Luego intentó reflotar Crisis, pero tras un par de números las diferencias con Vicente Zito Lema fueron cruciales. Formó parte de la cooperativa El Porteño, siguió publicando notas en medios europeos: recién con Página, en 1987, encontró su lugar. Escribe Pasquini Durán: “Con el mismo entusiasmo se alegraba frente a una nota bien escrita o una idea interesante o armaba broncas tremebundas por lo que podía afectar la salud del diario, que no dejó de imaginar con futuro, fuerte y hermoso, aun en los momentos en que otros bajaban los brazos”. Y también: “Ejerció el periodismo antes que la literatura pero nunca lo dejó porque era más que una forma de ganarse la vida, era una vocación profunda, cultivada con ternura, devoción y paciencia de orfebre”. 


Es bien interesante el estudio crítico que viene haciendo Rogelio Demarchi con la obra de Soriano. Entiendo que prepara un libro de ensayos que contendrá, imagino, las vertientes en las que está trabajando: las correspondencias e interrogaciones que entrevé en las novelas de Soriano respecto a las de Puig, por ejemplo, y cómo ha operado un sector de la crítica para canonizar a Puig y defenestrar a Soriano. O los grandes temas que desarrolla en cada una de sus novelas: la amistad en Triste, el peronismo en No habrá más penas, los milicos en Cuarteles, la revolución en A sus plantas rendido un león, la decadencia en Una sombra, la conspiración en El ojo de la patria, el origen en La hora sin sombra. O la construcción de un dispositivo mitográfico, plantea, a través del que lee en sus cuatro libros de recopilaciones “al Soriano-periodista y al Soriano-personaje como construcciones ficcionales del Soriano-autor”.


“Fueron los franceses los que, por larga experiencia, adoptaron la católica metáfora del purgatorio”, escribió Soriano en “Cartas”, un texto de 1992 en el que indaga sobre las que se le escriben a los escritores, y sus respuestas. “Según ellos –sigue Soriano–, escritor que muere, obra que desaparece, hasta que al cabo de un largo purgatorio, si de verdad lo merece, entra definitivamente en el paraíso. La regla tiene sus excepciones. Proust no pasó por el purgatorio pero sí Sthendal, Balzac, Flaubert y Maupassant. Entre nosotros Roberto Arlt estuvo tres décadas a fuego lento antes de ser un clásico. Macedonio Fernández sigue ardiendo y si no lo saca ese estupendo relato de Ricardo Piglia que es La ciudad ausente ya no lo saca nadie. Horacio Quiroga salió ya y cualquiera puede comprar sus libros en las nuevas ediciones de Losada. Eduardo Mallea, en cambio, anda penando por las mesas de saldos, que son una forma del infierno. Rodolfo Walsh tuvo que esperar quince años, pero ya está en el paraíso, reeditado por De la Flor. Ahora hay que esperar que Manuel Puig vuelva del paseo y reencuentre los maravillados lectores que tenía en los años setenta, cuando era el más best seller de todos y los críticos se burlaban de él. Ahora empiezan a burlarse de Cortázar y lo tironean para que vaya de una buena vez a purgar sus pecados, pero los lectores no lo dejan. Todavía hoy los libros que escribió inseguro y dudoso siguen figurando entre los más vendidos de la Editorial Sudamericana”.


Me gusta esa imagen: Arlt, Walsh, Quiroga, Cortázar, Puig, Tizón, Briante, Piglia, Laiseca, Rivera, Dal Masetto, Soriano, sus hipotéticas conversaciones en ese paraíso, o donde fuera. “En el fondo, mis libros plantean por infinitésima vez en la literatura argentina el problema de la identidad –decía Soriano–. El 90 por ciento de los escritores, sobre todo los contemporáneos, nos pasamos interrogándonos por la identidad. En el fondo, esto es lo que se pasa preguntando la gente en la calle, a veces de manera inconsciente: qué somos, por qué nos va como nos va, cómo se resuelve este berenjenal. Por eso mis personajes son contradictorios y se parecen tanto a los comunes mortales. Yo hago historias de tipos como todos. Retomo la literatura de personajes, que está algo olvidada”.



La lógica de la ilógica… @dealgunamanera...

La lógica de la ilógica…

Incomprensible. A veces el Presidente crea conflictos inútiles donde no los había. Foto: Cedoc

Una de las principales distorsiones que a menudo se manifiestan en el ejercicio del poder –en todas sus formas– es la aplicación de lo que podríamos llamar la lógica de la ilógica. Una de las principales distorsiones que a menudo se manifiestan en el ejercicio del poder –en todas sus formas– es la aplicación de lo que podríamos llamar la lógica de la ilógica. Cuando ello sucede, se adoptan decisiones que generan tanto desconcierto y controversia que al final terminan siendo inaplicables o contraproducentes.

De ese tipo de situaciones hubo abundancia en las dos administraciones de Cristina Fernández de Kirchner. Una de las promesas de Mauricio Macri fue alejarse de esas conductas. Sin embargo, algunas decisiones tomadas en lo que va del año y casi dos meses de su gestión han defraudado esa expectativa. Ejemplo de ello fue el entuerto judicial desatado alrededor del aumento de las tarifas del gas. Lo ocurrido con tres decisiones adoptadas entre diciembre y enero ha ido en el mismo sentido.

La primera: el envío del proyecto de modificación al mal llamado mínimo no imponible a los sueldos sin ningún tipo de acuerdo previo con la oposición, hecho que estuvo a punto de significarle al Presidente una derrota que lo hubiese dañado políticamente. La segunda y la tercera son de estos días: el anuncio de modificación del sistema de las Aseguradoras de Riesgo de Trabajo a través de un decreto de necesidad y urgencia (DNU) y la transformación –de fijo a movible– del feriado del 24 de marzo.

Respecto al tema de las ART hay coincidencia –incluso en muchos sectores del gremialismo– en que se debe introducir en ese régimen modificaciones que restablezcan un equilibrio que en la Argentina ha sido siempre difícil de alcanzar. Así como está concebido hoy, termina siendo palanca de apoyo para la industria del juicio, hecho que finalmente afecta al mercado laboral. 

Debido a esto, muchas empresas (sobre todo pequeñas y medianas, motor fundamental en la creación de empleo) se muestran reacias a contratar más personal. En los 90, la balanza estaba inclinada hacia el extremo opuesto, alternativa de la que muchas empresas se aprovecharon en desmedro de sus trabajadores.

Es pues un asunto extremadamente delicado en sus consecuencias como para que el Gobierno pretenda saltearse el imprescindible debate que debe darse en el ámbito del Poder Legislativo. El DNU es una muy controvertida herramienta institucional que sólo debe usarse excepcionalmente.Esto, que ha sido repetido hasta el cansancio, no ha sido óbice para que el Presidente recurra a esta herramienta con excesiva frecuencia. Esto, a su vez, contradice el discurso republicano de Cambiemos. Lo que también inquieta es una falta de aprendizaje por parte del Gobierno de lo acontecido a lo largo de su primer año de mandato, en el que resulta claro que cada vez que buscó atajos para evitar el consenso con las otras fuerzas políticas, las cosas no le salieron bien.


Acordar. 

El mapa político que quedó después de las elecciones de 2015 le dio a Cambiemos una cuota de poder limitada, a diferencia de la suma del poder que obtuvo CFK en 2011 como consecuencia de su resonante victoria con el 54% de los votos, que le permitió dominar –literalmente– el Congreso y manejarlo a su antojo. Hay quienes creen que actuando de esta manera –es decir, por medio de la imposición y no del consenso– se dan señales de autoridad que pesan a la hora de crear las condiciones para atraer las inversiones de las que tanta necesidad tiene la Argentina. No saben cuán equivocados están.

Una medida de tanta endeblez –que podría ser revocada a su vez a través de otro DNU– de ninguna manera puede ser imán para alguna nueva inversión significativa. A esta altura, el jefe de Estado debería tener plena conciencia de que la barrera para atraer nuevas inversiones productivas la representa la conducta a futuro del peronismo. En la medida en que lo tenga de opositor cerril y sin posibilidad de consensuar políticas de Estado, ningún inversor potente se sentirá demasiado entusiasmado de instalarse en nuestra geografía.

Otra medida incomprensible es la modificación –de fijo a movible– del feriado del 24 de marzoPocas veces se ha visto una decisión tan falta de tino en su forma y en su fondo. No se entiende la falta de consulta no sólo a los diferentes organismos y referentes de los derechos humanos, sino también a los de la política. Por qué causar un nuevo foco de conflicto donde no lo había. 

El Gobierno ha cometido una fenomenal torpeza que ha encolumnado en las críticas no sólo a la oposición sino también a muchos dentro del oficialismo, como la opinión contraria de Santiago Cantón, secretario de Derechos Humanos de la provincia de Buenos Aires.

Es la economía... En el medio de estas idas y vueltas está la realidad económica, en donde las dificultades siguen siendo muchasEn lo macro, las cosas están un poco mejor. El problema es que, en lo micro, esas mejoras aún están lejos de llegar a la gente, no sólo de los sectores más desfavorecidos sino también de la clase media. No se percibe bien cuán claro tienen esto quienes toman decisiones en el entorno presidencial. Hay tensiones que irán creciendo. Ahí está en punta la CGT, anunciando un plan de lucha cuya escalada culminará en un paro nacional. La advertencia ha sido lanzada sin eufemismos.

Miguel Bein –economista serio que supo ser hombre de consulta de Daniel Scioli en la campaña presidencial de 2015– acaba de señalar que hay una reactivación que viene sucediendo desde noviembre, que la inflación estará en el orden del 23% y que hay recuperación del empleo. Pero todo es paulatino y, por lo tanto, no alcanza para solucionar el ahora de mucha gente que la está pasando mal. La insatisfacción no sólo proviene desde el ámbito laboral, también en los empresarios hay críticas.

Febrero arranca con el aumento tarifario de la electricidad. Eso irá a precios. Se calcula que en el primer cuatrimestre tendrá una incidencia de 3%. Jorge Todesca, titular del Indec, ha dicho que el índice de inflación ideal para el primer cuatrimestre de este año no debería superar el 5%, lo cual parece de dudoso logro si se toman los cálculos de enero y febrero.

El presente socioeconómico es preocupante para el Gobierno no sólo por la conflictividad social que alimenta sino también por la elección legislativa de octubre. Superadas las vacaciones, se ve que en las cabezas del oficialismo se ha comenzado a trabajar en este objetivo. Ganar va a ser muy difícil. Las encuestas en la provincia de Buenos Aires no son buenas para el oficialismo. Lo único positivo para Cambiemos es que la tiene a María Eugenia Vidalcuya buena imagen está consolidada. El problema es que no puede ser candidata, salvo que alguien con afán suicida quisiera repetir la experiencia de las listas testimoniales que tan mala fue para el kirchnerismo en 2009.


Los candidatos de Cambiemos marchan terceros cómodos.

La realidad le marca al Gobierno la necesidad de ampliar su base de sustentación. Ante esa evidencia, los resquemores entre la gobernadora y el presidente de la Cámara de Diputados, Emilio Monzó, parecen haber quedado en el pasado luego de la comida que compartieron hace unos días. Ambos reconocen la necesidad de incorporar a hombres del peronismo no sólo como alternativa electoral sino también de gobernabilidad.

La incógnita electoral la representa Cristina Fernández de Kirchner, quien a pesar de todas las denuncias en su contra mantiene un caudal de votos importante que no tiene nadie más en el peronismo. Es notable lo que está sucediendo en el PJ: salvo la dirigencia de La Cámpora y algunos intendentes ultra K, son muy pocos los dirigentes de peso que se encolumnan tras ella. Sin embargo, ningún otro dirigente –ni siquiera Scioli– la supera en intención de voto. A su vez, en el rompecabezas electoral que se presenta hoy, CFK sabe que sin la presencia dentro del peronismo de Sergio Massa las cosas también serán difíciles para ella.

A escuchar. 

Lo sucedido con las escuchas judiciales que la comprometen es grave por donde se lo mire. En la distorsionada visión del kirchnerismo y sus acólitos de Justicia Legítima, se escandalizan por la filtración de esas escuchas. Lo que ocurre en verdad es que cada uno se escandaliza con estas cosas según en qué vereda de la geografía política se encuentre. Si estas escuchas hubieran sido comprometedoras para Macri, la misma CFK, que hoy dice sentirse perseguida, estaría convalidándolas. En verdad, lo grave es el contenido, así como también el hecho de que el titular de la Agencia Federal de Investigaciones (AFI) de ese entonces, Oscar Parrilli, se haya llevado a su casa 88 CD con escuchas que de ninguna manera debió haber sustraído de su lugar.

Hay que recordar que esas escuchas habían sido dispuestas por un juez federal, Ariel Lijo. La conversación entre CFK y Parrilli refleja tanto el abuso de poder de CFK como su trato con los miembros de su gobierno. Utilizar la palabra “pelotudo” no es ningún delito. Es una vulgaridad, y ése es un atributo –su repertorio es vasto– harto conocido de la ex presidenta.

El asunto clave radica en el propósito de armarle una causa a Jaime Stiuso. Ese “armado” es la demostración del abuso de poder que fue tan patente durante toda la gestión K. Pasaba lo mismo cuando ordenaba a la AFIP apretar a quienes criticaban a su gobierno. El kirchnerismo se creyó no administrador sino dueño del Estado. El “vamos por todo” no fue un eslogan de campaña, sino un proyecto de poder.

Producción periodística:  Santiago Serra.


Hablemos de Soberanía... @dealgunamanera...

Se efectuó un vuelo de control de los espacios marítimos…


El avión P-3B Orion de la Armada sobrevoló anoche 880 millas náuticas en las que se visualizaron cerca de 200 barcos pesqueros.

© Publicado por el viernes 27/01/2017 por el Periódico Gaceta Marinera de la Armada Argentina desde la Ciudad de Trelew, Provincia del Chubut, República Argentina.


Un avión P-3B Orion, perteneciente a la Escuadrilla Aeronaval de Exploración, llevó a cabo anoche un Vuelo de Control de los Espacios Marítimos (VCEM) en el límite exterior de la Zona Económica Exclusiva Argentina (ZEEA) y su zona adyacente donde se encuentra uno de los caladeros más importantes del océano atlántico sudoccidental.
En cumplimiento de directivas del Comando de Adiestramiento y Alistamiento de la Armada, la aeronave exploró un amplio sector recorriendo 880 millas náuticas, ubicadas en las aguas de la ZEEA de nuestro litoral marítimo donde se concentran buques pesqueros de terceras banderas que realizan una actividad pesquera en especies transzonales como la merluza hubbsi y el calamar illex. En esta oportunidad visualizaron cerca de 200 barcos.

La aeronave despegó de la Base Aeronaval Almirante Zar de Trelew bajo el comando operativo del Capitán de Fragata Marcos Jonas. La tripulación estuvo compuesta por pilotos, ingenieros de vuelo, técnicos de vuelo y operadores que trabajaron con los sensores de la aeronave, como el sistema AIS (Automatic Information System), el SAI-ORION (dispositivos de cámaras visuales) y el radar, que permiten obtener información precisa de los buques que se encuentran en las zonas patrulladas. Estos datos fueron compartidos, en tiempo real, a la autoridad de control del vuelo, en este caso el Área Naval Atlántica (ANAT).
Una vez analizada la información se dispondrá, si es necesario, la patrulla de una unidad de superficie, para actuar en caso de buques que se presuman infractores a fin de confirmar la actividad que realizan.

Cabe recordar que en ejercicio de sus derechos soberanos como Estado ribereño, la República Argentina ejerce, a través de la Armada, el control de los recursos naturales en su zona de jurisdicción.



sábado, 28 de enero de 2017

Esconder la memoria… @dealgunamanera...

Esconder la memoria…


Las huellas de la memoria no se pueden borrar. Hay fechas que marcan un camino, instantes que imprimen nuestra historia y que recordamos como gestas, otras como tragedias. Momentos de esa historia que construimos como país nos llenan de orgullo, nos conmueven, otras nos generan contradicciones, dolor y no se pueden olvidar.


© Escrito por Edgardo Esteban, Periodista y ex combatiente de Malvinas, el sábado 28/01/2017 y publicado por el Diario Página/12 de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

La construcción de esos relatos es un ejercicio colectivo que se hace desde el presente evocando a ese pasado común que nos une como nación. Una sociedad que intenta proyectarse hacia el futuro de manera democrática tiene que rememorar y reflexionar sobre su historia. Pero estos no son actos de nostalgia y pérdida, sino compromisos hacia adelante: es posible e indispensable construir identidad a partir de la memoria. Subrayar las fechas, acontecimientos, lugares y personas que conforman nuestra relato colectivo, de aquellos hechos siniestros y atroces que deseamos nunca más se vuelvan a repetir, constituye un aporte a la convivencia democrática.

Lamentablemente el gobierno de Mauricio Macri toma el camino inverso. Invita por decreto a olvidar lo que no le conviene y recordar del relato lo que se ajusta a su presente y su entorno. Este nuevo acto de arrogancia política se vio reflejado en el decreto presidencial que modifica el carácter inamovible de dos feriados nacionales: el Día Nacional de la Memoria por la Verdad y la Justicia, el 24 de marzo, que recuerda el día del golpe militar de 1976; y el Día del Veterano y de los Caídos en la Guerra de Malvinas, el 2 de abril. Este último fue declarado por el Congreso de la Nación en noviembre del 2000, y a partir del año 2006 es inamovible. La decisión de cambiar las fechas es un atropello y una injusticia dolorosa. Hay derechos adquiridos en estos años de lucha que no se pueden desvanecer sin un costo para quienes prefieren la liviandad del olvido. ¿Por qué estas fechas son movibles y el 8 de diciembre no? ¿Qué memoria quiere construir este gobierno?

El 2 de abril es una fecha que marca nuestra identidad como pueblo y mantiene encendida la llama de los momentos vividos por los ex combatientes que participamos en el conflicto bélico de 1982 y que tanto nos costó hacerla respetar por una sociedad que no quería recordar esa derrota y por los gobiernos de turno que la querían esconder o tapar esa parte de la dictadura militar. Había que ocultar a los fuimos a la guerra, algo tendrán. No fue y, por lo visto, aun no es fácil el camino para hacernos respetar como parte viva de ese instante tan particular de la historia Argentina. Esa fecha simbólica nos interpela y permite recordar lo que hicimos en ese tiempo de guerra y dictadura, que nos pasó y como atravesamos esos intensos días, que aún perduran en nuestros recuerdos. Por eso el 2 de abril es una jornada de reflexión, es un día de homenaje y reconocimiento a quienes allí perdieron la vida, de los que estuvimos, además de afirmación de nuestro inclaudicable reclamo de soberanía.

La causa Malvinas, trasciende a un gobierno que ejerce su mandato democrático por cuatro años sea del pasado, presente o de los gobiernos futuros. Es una cuestión de Estado, de derecho soberano y de identidad, más allá de cualquier grieta o signo político. ¿Estamos todos de acuerdo que las Malvinas son argentinas? Hay voces en el actual gobierno que imparten dudas que responden caprichosamente o ven a las Islas Malvinas solo como un buen negocio. De alguna forma hasta desprecian a los ex combatientes, molestan, pero aún estamos vivos para defender la soberanía de nuestras islas y repudiar el colonialismo británico, sus intereses sobre nuestro mar austral y la militarización que hay por parte del Reino Unido en la región.

La lucha por los derechos humanos o la defensa de nuestro territorio austral son parte de un ejercicio de ciudadanía que venimos construyendo desde la última dictadura militar. Son las banderas que asumimos junto a los organismos de Derechos Humanos en este largo camino por la memoria, la verdad, la justicia y la soberanía. Hemos vivido 34 años en democracia y a 35 años de la Guerra de Malvinas, uno apuesta a una mejor sociedad, a la emancipación, al conocimiento y a la memoria para el bien y el futuro de las nuevas generaciones que esperan de nosotros el respeto y la posibilidad de contarnos con dignidad quienes somos como argentinos.

En el recuerdo permanente de nuestros muertos en Malvinas que no se olvidan y mucho menos se negocian. Como el 24 de marzo y el 2 de abril son efemérides que nos hacen parte de una experiencia colectiva y que no podemos olvidar, tienen que ser feriados inamovibles.



miércoles, 25 de enero de 2017

Estados Unidos se Argentiniza... @dealgunamanera...

Lo nunca visto…

Not Welcome, Donald Trump. Foto: Pablo Temes.

Relato de horas afiebradas en el principal país de la Tierra. Semejanzas peligrosas.

© Escrito por Nelson Castro el sábado 22/01/2017 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

La presidencia de Donald Trump coloca a los Estados Unidos y al mundo ante una experiencia nunca vista. Nunca se vivió en la historia de este país la impactante circunstancia de un hombre que, sin ninguna experiencia en las arenas de la vida política, llegara a la Casa Blanca. Nunca se vivió una experiencia de un hombre que, estando absolutamente fuera del sistema del así llamado establishment político, llegara a la cumbre del poder de la nación más poderosa de la Tierra y de la democracia de mayor antigüedad y solidez en el mundo entero.

De tal enunciado dan muestra las numerosas anécdotas que jalonan la vida cotidiana en distintas partes de los Estados Unidos. En Nueva York, desde donde se origina esta nota, late el corazón de la resistencia contra Trump. Y la palabra es esa: resistencia y no oposición. Hillary Clinton, en la increíble elección que ganó por más de 3 millones de votos y perdió en el Colegio Electoral, obtuvo aquí una mayoría aplastante.

Al llegar el sábado pasado, en el vuelo que compartimos con Jorge Fontevecchia, nos sorprendió una noticia que causó gran revuelo: el congresista John Lewis expresaba sin cortapisa que Donald Trump no era un presidente legítimo. No fue lo único. Ambos tuvimos reminiscencias de tiempos duros para la prensa cuando vimos la volanta en la edición online de The New York Times, en la que se instaba a la gente a suscribirse al diario para apoyarlo. 

Esa reminiscencia nos llevó a los tiempos del fideicomiso de Perfil en los difíciles momentos en que el entonces presidente Néstor Kirchner buscó ahogar la sustentabilidad de Perfil con el objetivo de llevarlo a la quiebra y al cierre. En estos días aquí, hablando con algunos colegas, no son pocos los que por ser críticos del flamante mandatario temen represalias que busquen ahogarlos financieramente, a través de las presiones sobre los anunciantes.

Por primera vez en la historia de EE.UU. no surge sólo una fuerza opositora en la sociedad. Directamente se trata de una resistencia.

Todopoderoso.

Las designaciones del flamante presidente no han hecho más que confirmar las sospechas de que estamos en presencia de un hombre que siente que su posición lo coloca por arriba de la ley. Veamos.

Nombró a su yerno, Jared Kusher, como asesor en la Casa Blanca. Luego de que John Fitzgerald Kennedy hubiera nombrado a su hermano Robert como attorney general, se dictó una ley por la que se prohíbe la designación de familiares del presidente en cargos federales. Más allá de una modificación sancionada en 1978, que podría dar algún sustento a esta designación, los expertos en ética son contundentes: la designación de Kussher transgrede las normas vigentes.

Como secretario de Trabajo designó a Andy Puzder. Puzder es empresario, dueño de una cadena de restaurantes de comidas rápidas en California que se opone a las leyes laborales vigentes en el país. En realidad, no sólo se opone a conceptos como el del salario mínimo o los descansos en medio de la jornada laboral, sino que también violó leyes laborales. En 2013 fue denunciado porque la firma de su propiedad  no les pagó a sus gerentes las horas extras aun cuando les exigía estar de guardia las 24 horas del día.

Para la comisión de evaluación de las vacunas nombró a Robert Kennedy hijo, sobrino del ex presidente Kennedy, quien es un severo crítico de las vacunas e increíblemente pertenece a un grupo de desacreditados científicos que asocian las vacunas con el autismo, uno de los mayores disparates científicos de los últimos tiempos. Por estos días surgió a la consideración pública un para muchos olvidado tuit de Trump del año 2012 que decía: “Estudios dicen que el autismo está fuera de control; creció 78% en los últimos diez años. Paren de dar las monstruosas combinaciones de vacunas” (sic).

Como titular de la Agencia Protectora del Ambiente (EPA, Environmental Protection Agency) seleccionó a Scott Pruitt, un hombre proveniente de Oklahoma que niega el cambio climático y sus efectos. Pruitt será el ejecutor de la política de Trump para desmantelar todas las acciones realizadas durante las dos presidencias de Barack Obama tendientes a morigerar los efectos del calentamiento global.

La designación de Rex Tillerson como secretario de Estado –equivalente al ministro de Relaciones Exteriores– tampoco escapa a la controversia. Tillerson, ex CEO de Mobil Exxon, es conocido por sus relaciones de cercanía con Vladimir Putin, hecho altamente controversial en medio de las sospechas crecientes de injerencia del gobierno de Rusia en los comicios que ganó Trump.

El secretario del Tesoro tampoco les fue en saga a estas objeciones. Steven Mnuchin es un multimillonario que desarrolló una extensa carrera en Goldman Sachs. En el medio de su audiencia de confirmación ante el Senado, se vio en apuros cuando se reveló que le había ocultado a la Cámara alta 100 millones de dólares en patrimonio y cuando se supo que, además, es director de una cuenta bancaria en las Islas Caimán, un paraíso fiscal, hecho que no dejó de sorprender, encima teniendo en cuenta que una de las críticas del flamante  presidente apuntó contra los paraísos fiscales.

Y está también el caso de Betsy DeVos, la secretaria de Educación, que sostuvo que debía haber armas en los colegios debido a la presencia de osos.

La resistencia.

La asunción de Trump dio pie a un hecho absolutamente inusual en la historia política de los Estados Unidos: las manifestaciones de sectores opuestos al nuevo mandatario llamando a la resistencia. Esto es algo novedoso. Hasta aquí todos habían aceptado las normas de la convivencia política. La legitimidad de quien había sido electo no se discutía. Esto es lo nuevo que ha emergido en este momento involutivo en la vida política de este país.

En vista de esto, uno de los títulos más destacados del viernes lo tuvo el USA Today: “El país necesita un discurso de unidad”. Hacía alusión a las expectativas que había generado el discurso inaugural de Trump.

Desafortunadamente, como conté en la contratapa de Perfil de ayer, el presidente estuvo lejos de acercarse a ese objetivo. Fue un discurso disruptivo con la totalidad de la comunidad política constitutiva del así llamado establishment político de Washington.  

No es que no le asista la razón en cuanto al ambiente de intriga, transa y lobby que se vive alrededor de la dinámica política en la capital de los Estados Unidos. Lo paradójico es que Trump ya ha edificado su propio establishment. En su última conferencia de prensa, el ahora ex presidente Barack Obama señaló que el consejo más importante que le había dado a su sucesor era la necesidad de que completara buenos equipos de trabajo. La labor del presidente es de una magnitud y de una complejidad que no puede ser desempeñada por una sola persona. Habrá qué ver si su sucesor ha tomado su consejo.

El mensaje de Trump tuvo destinatarios muy precisos: sus votantes. Nada habló a aquellos que no lo votaron y que durante todo el día protestaron el viernes y ayer sábado en Washington, en Nueva York y en muchas otras ciudades de Estados Unidos y del mundo. El mensaje de Trump hacia sus votantes llegó en forma clara y directa. “Habla como yo” es una expresión que repitieron muchos de los que asistieron a la ceremonia de asunción cuando fueron consultados por los medios. 

Son ciudadanos pertenecientes a la clase media, con mayoría de trabajadores de los sectores industriales. A todos ellos, la transa de la dirigencia política los ha hartado. Todos aspiran a tener un mejor trabajo. Son víctimas del desastroso final de la presidencia de George Bush hijo, una crisis que remontó el gobierno de Obama pero que dejó muchos heridos.

Tanto las designaciones en su gabinete como las primeras medidas marcan que Trump se siente hasta por encima de la ley.

En el discurso estuvo presente fuertemente el concepto de que la mayoría de los problemas que enfrentan los Estados Unidos son culpas de otros. “Vamos a traer de nuevo los empleos que nos robaron”, fue una de sus frases que generó el entusiasmo de sus acólitos. En su discurso, Trump dibujó una nación  devastada, cosa que no se compatibiliza con la realidad. Los problemas existen, pero no en ese nivel ni en esa dimensión. Una estadística oficial muestra, por ejemplo, que la cantidad de personas que reciben el plan federal del llamado Temporary Assistance for Needy Families (Asistencia Temporaria para Familias Necesitadas) se redujo en más del 70% entre 1996 y 2016. En relación con la pérdida de puestos de trabajo, las cifras lo desmienten.

El desempleo en los Estados Unidos cayó del 10% en 2009 a menos del 5% en 2016. En relación con la producción, el Instituto de Estadísticas Laborales (Bureau of Labor Statitics) señala que la producción aumentó un 86% en los últimos cinco años. Aquí surge un tema que no está presente en el plan de acción del flamante presidente: el efecto de los avances tecnológicos sobre el mercado laboral.

Sinrazón.

Otro de los puntos increíbles del discurso de asunción fue la mención a la política de subsidios para fuerzas armadas de otros países. Las cifras son categóricas en cuanto a que Estados Unidos está a la cabeza de los gastos militares en relación con cualquier otra nación, incluyendo China y Rusia.

Finalmente, otra alusión que no refleja la realidad tiene que ver con el nivel de delito. Trump habló de un país asolado por el delito. Más allá de las variaciones entre distintas ciudades, la tasa de delito  bajó aquí.

Trump describió una nación en guerra. Y tal retrato genera inquietud en el mundo entero. Trump habló de una “America First”, que no se sabe muy bien qué quiere decir en el mundo de hoy. Ese era el discurso de Ronald Reagan en la década del 80, en el medio de la Guerra Fría. En un mundo globalizado, la idea de una nación cerrada sobre sí misma y a la vez líder mundial es antagónica.

El llamado a la unidad, que ocupó muy poco espacio en su corto discurso, se vio contradicho con las designaciones de su gabinete. Su concepto de un gobierno de la gente también.

Al momento de cerrar esta columna culminan las marchas de las mujeres. Me tocó cubrir la que se realizó en Nueva York. La multitud fue impresionante. La dureza de su mensaje, impactante. He aquí el surgimiento no de una oposición, sino de una resistencia que promete ser intensa. El mensaje es brutal: “Trump has to get to go” (Trump debe irse) y lo que en castellano sería “el pueblo unido, jamás será vencido”. Todo incompatible con los parámetros institucionales de este país.

El tiempo y las conductas de la ciudadanía darán cuenta del curso de esta instancia nunca vista en la historia de esta nación.