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martes, 15 de mayo de 2018

El Fondo, la estanflación y la “adicción” a las Lebac… @dealgunamanera...

El Fondo, la estanflación y la “adicción” a las Lebac…


¿El FMI es de verdad distinto al de hace 20 años? Mientras Dujovne negocia en Washington, la incertidumbre se extiende.

© Escrito por Marcelo Zlotogwiazda el viernes 11/05/2018 y publicado por  el Portal Nuestras Voces de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

Habrá que esperar a conocer el resultado de la negociación que Nicolás Dujovne está llevando adelante en Washington para terminar de verificar que no es cierto que el Fondo Monetario Internacional sea “muy distinto al de hace veinte años”, tal como afirmó el ministro al anunciar el pedido de asistencia financiera. Hay abundante evidencia para sostener que la institución que conduce Christine Lagarde mantiene su esencia histórica, y que lo más probable es que cualquier préstamo que conceda a la Argentina va a estar sujeto a las clásicas condiciones de ajuste que caracterizaron a cada uno de los acuerdos anteriores.

Basta repasar el párrafo sobre la Argentina en el Panorama Económico Regional que el Fondo publicó en octubre del año pasado, que bajo el título “Prioridades de Política: reducir la inflación y el déficit fiscal”, recomendaba acelerar la reducción del desequilibrio fiscal, mantener una política monetaria restrictiva de altas tasas de interés, racionalizar el gasto público incluyendo salarios, flexibilizar el mercado laboral, rebajar impuestos y abrir más la economía.

Con más detalle, el informe que elaboró en diciembre pasado la misión del Fondo que auditó las cuentas de la Argentina insistió en la misma línea. Entre otras cosas, dejó por escrito que “bajar el gasto público es esencial, especialmente salarios, jubilaciones y transferencias sociales” y que “para impulsar la productividad y el crecimiento a largo plazo se requiere acelerar la apertura importadora”.

Más de lo mismo de siempre
Es cierto que discursivamente la institución se ha renovado. Lagarde suele referirse críticamente a la excesiva desigualdad, reivindica instrumentos del tipo la Asignación Universal por Hijo, habla a favor de que los impuestos sean más progresivos, de la conveniencia de aumentar fuertemente la presión impositiva sobre los más ricos. Incluso sobre esto último los técnicos del organismo han publicado un extenso manual sobre cómo implementar un impuesto a los individuos de elevada riqueza.

Pero a la hora de los bifes, las recomendaciones no se apartan de la tradicional línea ortodoxa, y toda lleva a pensar que si algún acuerdo prospera tendrá las condicionalidades acostumbradas.

Las causas de la crisis
Otra falsedad del discurso oficial de estos días es que la causa del temporal cambiario fue la suba de la tasa de interés en Estados Unidos. En todo caso, eso pudo haber sido el disparador.

Pero una cosa es ser un disparador y otra muy distinta es ser causa. Como señalan economistas de todo el arco ideológico, la causa de esta crisis es el creciente desequilibrio de su sector externo, que entre el déficit de cuenta corriente (balanza comercial, turismo, intereses de deuda, remisión de utilidades, fletes y seguros) y la dolarización y fuga de excedentes, suma

50.000 millones de dólares.

Es esa fragilidad la que explica por qué una leve modificación en el contexto internacional desató aquí un temporal pero en casi todo el resto del mundo apenas un viento molesto. Es esa debilidad estructural que empeoró durante este gobierno la que explica que el riesgo país haya subido aquí el triple que en el promedio de los países emergentes y que la devaluación del peso respecto a noviembre pasado haya triplicado la de las monedas de Rusia o Brasil.

La realidad les cayó como un balde de agua helada a los funcionarios a cargo de la economía que estaban empecinados en minimizar el problema del sector externo con el argumento de que la libre movilidad de capitales y el tipo de cambio flotante se encargarían de nivelar los desequilibrios.

Ingenuidades ideológicas y desconocimiento de la historia
Mientras Dujovne y su equipo negocian en Washington y la incertidumbre y el susto se extienden entre la gente, las gerencias de las grandes compañías formadoras de precios están por estas horas definiendo las nuevas listas luego de la devaluación. La situación es muy heterogénea entre empresas y productos, pero no cabe ninguna duda de que habrá fuertes remarcaciones y que la inflación de mayo no será muy diferente al número de abril que el Indec difundirá el próximo martes.

Como adelanto, el Instituto Estadístico de los Trabajadores calculó que la inflación para los asalariados registrados fue del 2,9 por ciento en abril, y elevó su pronóstico para todo el año al 24,5 por ciento. Lo mismo hicieron Ecolatina y Macroview: la primera al 24 por ciento y la consultora de Carlos Melconian y Rodolfo Santángelo al 25.

La meta oficial del 15 por ciento quedará enterrada a varios metros de profundidad, y las cláusulas de revisión de las paritarias se activarán como bomberos ante el sonido de la alarma.

También se están recortando los pronósticos de crecimiento, que ya se habían rebajado por la sequía. Las nuevas correcciones son la respuesta lógica a que el salto inflacionario va a deteriorar el salario real y el consumo, y al fuerte recorte en la obra pública que ya anunció Dujovne. A eso habrá que agregar el efecto de la suba de la tasa de interés, de la mayor incertidumbre y del creciente malestar, sobre las decisiones de compra, demanda de crédito y de inversión.

Al respecto, el índice de expectativas que elabora Thomson Reuters junto con Ipsos Argentina arrojó una fuerte caída de 62,4 en abril a 54,8 en mayo, y se ubica casi 13 puntos por debajo del pico de octubre pasado. Esa misma encuesta revela que el índice de clima de inversión percibido retrocedió de 42,9 a 37,6 de abril a mayo, y se ubica casi 12 puntos por debajo del máximo registrado en noviembre.

Para Ecolatina el PBI crecerá este año menos del 2 por ciento. Parecido al informe de Macroview de esta semana que incluye como un escenario probable una suba inferior al 2 por ciento.

A una economía con una inflación del orden del 25 por ciento anual y un crecimiento inferior al 2 por ciento bien le cabe el calificativo de estanflación.

El vicio de las Lebacs
Y se viene el martes próximo el vencimiento de Lebac por más de 600.000 millones de pesos, equivalentes a más de 50.000 millones de dólares. Como un adicto a una droga, el programa económico se envició de Lebac, el título que el Banco Central ofrece para reabsorber los pesos que el mismo Banco Central emite para comprarle a Dujovne los dólares que pide prestado el ministro Luis Caputo.

Desde que gobierna Cambiemos el stock de Lebac se cuadruplicó hasta alcanzar 1.224.300 millones de pesos. Es la contrapartida de las reservas que acumuló Federico Sturzenegger por el endeudamiento en dólares tomado para cubrir el déficit fiscal y el agujero externo.
Como un adicto al consumo de droga, el gobierno depende de que se renueve el grueso de las Lebac que vencen el martes, porque de lo contrario se corre el serio riesgo de que quienes no renueven destinen los pesos a la compra de dólares.

Para intentar evitarlo el Banco Central subió la tasa de interés hasta niveles exorbitantes como estímulo para mantener la adicción.

La abstinencia sería muy difícil de soportar.





domingo, 21 de enero de 2018

Un año de poder. El dilema de Trump… @dealgunamanera...

Un año de poder. El dilema de Trump… 

Empleado del Mes. Donald Trump. Dibujo: Pablo Temes.

Celebra en medio de contradicciones brutales. Lo que dicen las encuestas y sus mamarrachos políticos.

© Escrito por Nelson Castro, desde la Ciudad de New York, el domingo 21/01/2018 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

Es un fin de semana intenso en los Estados Unidos. Se  cumple un año de la asunción presidencial de Donald Trump y en Nueva York y Washington la fecha marca también el recuerdo de la marcha de las mujeres que, con su multitudinaria dimensión, exteriorizó no solo el nivel de rechazo que genera el presidente de los Estados Unidos entre sus compatriotas, sino también la profundidad de la división por la que hoy en día atraviesa la sociedad americana. Quienes marcharon entonces contra Trump marcharon otra vez ayer.  Mientras tanto, para neutralizar esto, el presidente organizó una fiesta para celebrar el aniversario.  

El devenir de los hechos en este primer año de gestión es abundante en episodios que a lo largo de la historia caracterizaron el manejo del poder en las así llamadas repúblicas bananeras. Decir esto no es original. Lo novedoso es que esto esté ocurriendo en los Estados Unidos. La presidencia de Trump ha puesto en jaque los valores del sistema democrático de este país. Paradójicamente, todo sucede en medio de un repunte claro y objetivo de la economía norteamericana.

Ese repunte, que ya se venía produciendo durante los últimos años de la administración de Barack Obama, se vio revitalizado por algunas de las medidas implementadas por Trump. Entre ellas está la reducción del impuesto a las ganancias para las empresas, que pasó del 35% al 21%. Esto les permitió recuperar competitividad e hizo que muchas de ellas que habían reducido su nivel de inversiones en el país las redireccionaran hacia aquí.

Otra de las medidas que generó esta reactivación tiene que ver con la eliminación de regulaciones orientadas a la protección del medio ambiente. Las encuestas del viernes, que mostraron un muy bajo nivel de aprobación del gobierno de Trump –solo el 39%–, señalaban en paralelo un alto nivel de aprobación de la gestión económica, aun cuando reconocía que las medidas adoptadas por Barack Obama eran la base de la reactivación de la economía. 

Día a día. La crónica de la semana que pasó exhibe con claridad el permanente estado de desorden que se vive dentro de la Casa Blanca y las consecuentes mentiras y contradicciones del presidente.

Veamos:

El lunes 15 se conmemoró la figura de Martin Luther King Jr. Ese es un día feriado y, como forma de subrayar el peso de la conmemoración, es habitual que las figuras públicas, comenzando por el presidente, se involucren en algún acto de servicio comunitario. El mismísimo Trump había mencionado esto –“es un día dedicado a gestos solidarios”, dijo–, por lo que se esperaba que, en cumplimiento de la tradición que honraron sus predecesores, participara de alguna taraea comunitaria. Sin embargo, nada de eso ocurrió. El presidente se pasó todo el día jugando al golf en su espectacular casa de Mar-a-Lago.

El martes recrudeció la historia del encuentro sexual de Trump con la actriz porno Stormy Daniels, a la que conoció en 2006, durante un torneo de golf que se jugó en Nevada, al mismo tiempo que su esposa Melania se recuperaba del parto de su hijo Barron.

El miércoles el tema fue la salud del presidente y la controversia acerca de la interpretación de los resultados de su último chequeo médico. Mientras el médico de la Casa Blanca anunciaba que el estado de salud del jefe de Estado era excelente, destacados cardiólogos salieron a criticarlo diciendo que, en virtud de los valores de colesterol del presidente y de su peso, eso no era así.

Pero lo más interesante del asunto es que, en muchos medios se habló de que Trump había falseado su altura para no ser catalogado de obeso. Y el jueves recrudeció el tema de las expresiones del presidente, quien, durante un encuentro con legisladores de ambos partidos, al hablar del espinoso asunto de los inmigrantes, se refirió a Haití y El Salvador como sheetholes (agujeros de mierda).

Memoria. Hace veinte años, el entonces presidente Bill Clinton estuvo a punto de ser destituido por su aventura amorosa con la becaria de la Casa Blanca, Mónica Lewinsky. La acusación principal no fue la infidelidad de Clinton, sino que, al haber negado el affaire, había mentido.

“Cuando la persona que se desempeña como presidente miente, no puede continuar en su cargo”, llegó a decir el fiscal especial nombrado para el caso, Kenneth Starr, quien batalló fuertemente para llevar a Clinton al juicio político (impeachment). Si ese criterio se aplicara hoy en día, Trump debería haber sido destituido hace meses a partir ya del russiagate, el escándalo vinculado a la participación de Rusia en el proceso electoral de 2017.  Algo de todo esto es lo que refleja el libro de Michael Wolf –algunos de cuyos párrafos explosivos adelantó PERFIL el fin de semana pasado– Fier and Fury –Fuego y furia–, que está haciendo furor.

Indiferencia. 

Nada de esto preocupa a quienes son férreos seguidores del presidente. Para ellos, como para Trump, esas verdades son mentiras. Solo les interesa la parte económica, que, como ya se dijo arriba,  indiscutiblemente ha mejorado.

Un párrafo especial merece la relación de Trump con la prensa. Aquí las cosas muestran un deterioro del respeto que siempre se tuvo en los Estados Unidos a la libertad de prensa, verdadero valor de este país.

Trump ha tomado una actitud peligrosa consistente en descalificar a todo aquel que lo critique. La situación  remeda –y mucho– a lo que se vivió en la Argentina durante el kirchnerato. No significa esto que no haya habido errores por parte de los medios críticos del presidente. Lo que hace Trump a diario no es criticar a sus críticos, algo absolutamente legítimo. Sino que los descalifica. He ahí como muestra la entrega de los premios Fake News (Noticias Falsas) al New York Times, el Washington Post, CNN , CBS, NBC, que son los medios que dan cuenta de las mentiras, las contradicciones, el maltrato y la intolerancia del presidente, y del ambiente de desorden que se vive en la Casa Blanca.

Una carta del muy respetable senador republicano John McCain no solo ha sido muy crítica de esta actitud de Trump, sino que lo ha alertado de las implicancias negativas y peligrosas que esto puede traer para el ejercicio libre de la prensa en muchas partes del mundo.  

“Nos volvemos mejores, más fuertes y más efectivos como sociedad teniendo un público informado e interesado que presiona a sus políticos para representar mejor no solo sus intereses, sino también nuestros valores”.

El párrafo resume de modo impecable el dilema que plantea la presidencia de Donald Trump, dilema que divide a la sociedad estadounidense y al mundo.



sábado, 21 de enero de 2017

Asunción de Donald Trump... La era de la pospromesa… @dealgunamanera...

La era de la pospromesa…

Saludo. Trump, su vice y sus esposas, tras jurar en el Capitolio.

La asunción de Donald Trump está generando un amplio impacto en Estados Unidos en relación con dos cosas.

© Escrito por Nelson Castro el sábado 21/01/2016 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

La asunción de Donald Trump está generando un amplio impacto en Estados Unidos en relación con dos cosas. Primero, en la confirmación de una división profunda de la sociedad norteamericana, una división que se ha ahondado a partir de la elección y que efectivamente en sus comportamientos el presidente no se ha cuidado en solucionar o mitigar, y éste es un punto importante para que tengamos en cuenta como punto de partida. Hoy en día, una expectativa en Washington importante en relación con el discurso de Donald Trump está conectada a este tema de la división de la sociedad. Trump había prometido en su discurso, o en alguna de sus declaraciones previas a estos días, hablar de la unidad, y sin embargo esto no estuvo presente. Es importante tener en cuenta lo que sucedió el día de la asunción del nuevo presidente de los Estados Unidos.

Por un lado, el nuevo presidente no hizo ninguna referencia a la unidad de una sociedad partida.

Se dio un hecho inédito en la vida política de este país, que estuvo marcado por la ausencia de una gran cantidad de electores demócratas. Este boicot se dio principalmente en los representantes, es decir, en diputados. Esto marca una actitud que va a estar presente, una actitud de compulsión política que va a estar presente a lo largo de toda la administración Trump.

Pero otro de los temas que claramente sorprendieron en su discurso fue el desprecio de la clase política. Esto genera un enorme análisis en cuanto a lo que pudiera significar para el futuro del gobierno de Trump en referencia a su gobernabilidad. Trump habló desde Washington, que abarca tanto a demócratas como a republicanos, es decir, al partido que él supuestamente representa, y habló de ese establishment en forma despreciativa y depreciativa. Dijo que se termina la era en la que en Washington se respiraba un aire de bienestar y de riqueza mientras que en el resto del país la gente vivía en la pobreza.

Eso va a cambiar, dijo Trump. “Y vamos a gobernar para la gente que nos votó”, señaló. Esto también es realmente novedoso en cuanto a lo que han sido los últimos discursos de los presidentes de los Estados Unidos, porque en general en ellos se han dirigido no a sus votantes sino a la ciudadanía. Esto es lo que no ocurrió en el discurso de Trump y realmente fue notable ver las caras de muchos de los legisladores que allí estaban, legisladores republicanos, es decir de su partido, que obviamente estaban igualmente abarcados por este mensaje crítico, despreciativo y depreciativo del establishment de Washington, que por supuesto es uno de los temas que han estado en la raíz del voto a favor de Trump.

Es decir, Trump desde este punto de vista se ha mostrado coherente. Ha dicho en principio: “No voy a dar un mensaje que contradiga ninguna de las cosas que mencioné en la campaña”. Desde ese punto de vista, cumplió. Lo que habrá que ver ahora es qué significa esto para la gobernabilidad de su administración.

Rebeldías. 

El otro tema que claramente impactó en esta asunción es la presencia de las protestas, algo que tampoco se había visto en décadas aquí. He estado en Estados Unidos en la asunción de cuatro presidentes y realmente es la primera vez que veo algo tan categórico, tan contundente, tan manifiesto, tan persistente y tan duro en cuanto a su crítica al nuevo presidente. Porque lo que aquí se ha manifestado no es una oposición al nuevo presidente, sino una actitud de resistencia a lo que representa Trump, y esto se va a ver reflejado en la marcha de las mujeres que se va a desarrollar hoy, sábado, no solamente en Washington sino en muchas ciudades importantes de los Estados Unidos.

La resistencia a Trump tiene un contenido muy fuerte y es una actitud de no aceptación del presidente como tal. Es un rechazo a lo que él significa; para los que están en la resistencia a Trump significa absolutamente algo opuesto a lo que es la forma de vida de los Estados Unidos. Por lo tanto, representa una amenaza a la libertad de expresión, a la diversidad de género, a la diversidad religiosa, a la diversidad racial y por supuesto a la historia de un Estados Unidos integrado con las distintas vertientes de poblaciones de pertenencia que hay a lo largo del país.

Obviamente, en el centro de esta problemática está la inmigración, y entre los inmigrantes el temor es realmente muy fuerte, no sólo entre los ilegales, también entre los legales, sobre todo los inmigrantes legales que provienen de Centroamérica, y allí hay, dentro de la comunidad mexicana, un enorme enojo y un enorme temor.

Por otro, en décadas no se habían visto las protestas que se registraron también ayer aquí en EE.UU.

Así que las primeras horas de Donald Trump han ahondado dos cosas: primero, la división del país, y segundo, la inquietud que su forma de entender su desarrollo y ejercicio del gobierno plantea de cara a lo que es primero la necesidad de encontrar soluciones a los problemas de los Estados Unidos, y segundo, obviamente, la satisfacción de las expectativas de la gente, que son muchas.

El mensaje de Trump tiene una mezcla de todo. Por momentos tiene partes de un mensaje de Ronald Reagan, por momentos tiene partes de lo que fueron algunos de los mensajes de Franklin Roosevelt.

Por lo tanto, en medio de tanta mezcla, la pregunta surge naturalmente: cómo hará Trump para cumplir con sus promesas, que están en la base de las ilusiones que tienen quienes lo votaron, que por supuesto están hartos de la transa que se vive en Washington y, obviamente, aspiran a una vida mejor que la que hoy tienen. 



lunes, 10 de octubre de 2016

Pobreza: Panorama general… @dealgunamanera...

Pobreza: Panorama general…

Población mundial que vive bajo la línea de pobreza..

Contexto:

La misión del Grupo Banco Mundial está tallada en piedra en la sede central de la ciudad de Washington y señala: “Nuestro sueño es un mundo sin pobreza”. Este cometido orienta todos los estudios analíticos, las operaciones y las actividades de convocatoria en más de 145 países clientes, y se ve reforzado por los objetivos de poner fin a la pobreza extrema en el curso de una generación y fomentar la prosperidad compartida de manera sostenible en todo el mundo.

Los avances logrados en la reducción de la pobreza han sido notables en las últimas décadas. El mundo cumplió la meta del primer objetivo de desarrollo del milenio (ODM) de disminuir a la mitad para 2015 la tasa de pobreza registrada en 1990, lográndolo en 2010, cinco años antes del plazo previsto. Pero pese a este logro, la cantidad de personas que viven en condiciones de pobreza extrema en el mundo sigue siendo inaceptablemente alta.

De acuerdo con las últimas estimaciones, el 12,7 % de la población mundial vivía con menos de US$1,90 al día en 2011, cifra inferior al 37 % de 1990 y al 44 % de 1981.

Esto significa que 896 millones de personas subsistían con menos de US$1,90 al día en 2012, en comparación con 1950 millones en 1990 y 1990 millones en 1981.

El progreso ha sido más lento en las líneas de pobreza más altas. En total, 2200 millones de personas sobrevivían con menos de US$3,10 al día en 2011, que es la línea de pobreza promedio de los países en desarrollo y otro indicador común de profundas carencias. Se trata de una reducción marginal con respecto a los 2590 millones registrados en 1981.

Si bien las tasas de pobreza han disminuido en todas las regiones, los avances no han sido uniformes:

Asia oriental experimentó la reducción más marcada en materia de pobreza extrema, bajando del 80 % en 1981 al 7,2 % en 2012. En la actualidad, en Asia meridional se registra el porcentaje más bajo de pobreza extrema desde 1981, dado que este indicador disminuyó del 58 % en 1981 al 18,7 % en 2012. En África al sur del Sahara, la pobreza llegaba al 42,6 % en 2012.

China por sí sola experimentó la mayor caída en los niveles de pobreza extrema en los últimos 30 años. Entre 1981 y 2011, 753 millones de personas lograron superar el umbral de US$1,90 al día.

Durante el mismo periodo, 1100 millones de personas salieron de la pobreza en todo el mundo en desarrollo.

En 2012, un poco más del 77,8 % de las personas en situación de pobreza extrema vivía en Asia meridional (309 millones) y África al sur del Sahara (388,7 millones). Además, otros 147 millones vivían en Asia oriental y el Pacífico.

Menos de 44 millones de personas extremadamente pobres vivían en América Latina y el Caribe, y en Europa oriental y Asia central en conjunto.

Sin embargo, queda aún mucho por hacer y siguen existiendo varios desafíos. Es cada vez más difícil llegar a quienes todavía viven en la pobreza extrema, dado que con frecuencia se encuentran en contextos frágiles y zonas remotas.

El acceso a buena educación, atención de salud, electricidad, agua segura y otros servicios fundamentales sigue estando fuera del alcance de muchas personas, a menudo por razones socioeconómicas, geográficas, étnicas y de género.

Es más, el progreso frecuentemente es temporal para quienes han logrado salir de la pobreza: las crisis económicas, la inseguridad alimentaria y el cambio climático amenazan con quitarles aquello que han conseguido con tanto esfuerzo y corren el riesgo de caer nuevamente en la pobreza. Será fundamental encontrar formas de enfrentar estos problemas a medida que se avanza hacia 2030.

Estrategia:

El primer objetivo del Grupo Banco Mundial de poner fin a la pobreza extrema en el curso de una generación incluye la meta específica de reducir la tasa mundial de pobreza extrema a no más del 3 % antes de fines de 2030, dado que es probable que persista una pequeña cantidad de pobreza por "fricciones". Aunque se trata de un reto difícil, es posible lograrlo si se cambia la manera de hacer las cosas. Para ello, será importante promover un crecimiento que sea sostenible e inclusivo, crear más y mejores empleos y desarrollar programas eficaces de redes de protección social para asegurar que los más vulnerables sean capaces de enfrentar las crisis. Si bien el crecimiento es crucial, la calidad de ese crecimiento también es importante.

El segundo objetivo de promover la prosperidad compartida se mide por el aumento de los ingresos del 40 % más pobre de la población de cada país. En términos generales, esto se traduce en centrar la atención en el bienestar de los menos acomodados. Este objetivo es paralelo al objetivo en materia de pobreza, y hace hincapié en combatir las persistentes desigualdades que mantienen a las personas en la pobreza generación tras generación.

No existe una solución mágica para acabar con la pobreza. Los programas para llegar a los más desfavorecidos deben diseñarse según el contexto de cada país, teniendo en cuenta los últimos datos y análisis, y las necesidades de las personas. Para poder reducir la pobreza, los países necesitan adoptar tres medidas:

Crecer de manera inclusiva y con un uso intensivo de mano de obra.

Invertir en el capital humano, especialmente en aquellas personas que no pueden beneficiarse de los servicios básicos debido a circunstancias que escapan a su control.

Proteger a los pobres y vulnerables ante las crisis que los pueden sumir aún más en la pobreza, como fenómenos meteorológicos extremos, pandemias, inestabilidad de los precios de los alimentos y crisis económicas.

Resultados:

El Grupo Banco Mundial busca lograr su objetivo de poner fin a la pobreza a través de diversas maneras. Estas incluyen el financiamiento de proyectos que pueden tener efectos transformadores en las comunidades y la recopilación y el análisis de los datos y las pruebas fundamentales requeridas para focalizar estos programas en los más pobres y vulnerables, así como el respaldo a los Gobiernos para que formulen políticas más inclusivas y eficaces que beneficien a todas las poblaciones y sienten las bases para la prosperidad de las futuras generaciones.

Algunos ejemplos son:

En materia de crecimiento:

Un proyecto en gran escala de caminos rurales en India ayuda a conectar a las familias de las zonas rurales con los mercados urbanos, mejores escuelas y fuentes de agua más limpia.

Un informe analítico intersectorial (i) permitió establecer un nuevo parámetro para medir la pobreza en Haití y que ayuda al Gobierno a focalizar mejor los programas y las políticas.

Los análisis del impacto social y sobre la reducción de la pobreza –por ejemplo, acerca de los obstáculos al comercio en África– (i) ayudan a los Gobiernos asociados y a otras partes interesadas a entender las posibles repercusiones de las políticas y los programas propuestos en los pobres, y en la desigualdad de los ingresos y las oportunidades.

En materia de inversión:

Un curso de capacitación en aptitudes para niñas adolescentes en Rwanda (i) enseña destrezas básicas y técnicas que son indispensables para que ellas tengan éxito en el mundo laboral y en sus comunidades.

Datos y estudios sobre la desigualdad de oportunidades entre los niños (i) de todo el mundo son mecanismos que ayudan a los países clientes a incorporar los resultados de las investigaciones en sus análisis fiscales y en el desarrollo de sus programas sociales.

Mapas específicos de algunos países, como Afganistán, (i)Bangladesh (i) y Vietnam, (i) así como de los Territorios Palestinos (PDF, en inglés) muestran la diversidad económica y las brechas en los servicios que existen en dichos lugares. Esta actividad, que forma parte del proceso de evaluación de la pobreza, ayuda a las autoridades y a sus asociados a focalizar mejor las políticas y los programas dirigidos a los más pobres y cuyo fin es beneficiar a estas comunidades.

En materia de protección:

Un proyecto de electrificación rural en Bangladesh, (i) que incluye sistemas de energía solar, permite suministrar electricidad a millones de hogares y, al mismo tiempo, enfrentar el cambio climático y proveer servicios básicos.

Iniciativas de recolección frecuente de datos, por ejemplo en Liberia (i) y Sierra Leona, (i) durante la crisis del ébola ayudaron a complementar las encuestas tradicionales de hogares y a identificar necesidades públicas urgentes.

Un programa de reforma de las finanzas públicas en República Dominicana incluyó transferencias monetarias condicionadas para mejorar la protección social de los pobres.

© Escrito por Maura K. Leary y publicado el miércoles 07/10/2015 http://www.bancomundial.org en la Ciudad de Washington, Estados Unidos.



domingo, 24 de agosto de 2014

Entrevista a José Mujica, presidente de Uruguay… De Alguna Manera...


Entrevista a José Mujica, presidente de Uruguay…

“No aceptaría el Nobel de la Paz en este mundo”. Foto: Fernando Pena

Fiel a sí mismo, José Mujica ha cambiado las comodidades del palacio presidencial por una chacra a las afueras de Montevideo. El Mundo ha viajado hasta esta pequeña finca para entrevistar al presidente de Uruguay, el hombre que ha logrado que su país pueda presumir de ser el menos corrupto de la región.

Apenas quedan unos meses para que termine su legislatura. ¿Qué balance hace?
Esto no es una mercancía, por eso no hago balance. Hicimos algunas cosas y otras quedaron en el tintero, pero en síntesis logramos una baja sustantiva de la pobreza: en estos nueve años bajó del 38% al 11%. Nuestro PIB ha aumentado y ha habido una mejora en la redistribución de la riqueza.

Esos han sido algunos de los logros, pero ¿qué se ha quedado en el tintero?
La educación tenía bastante retraso. Teníamos a profesores y maestros muertos de hambre. Tal vez lo que aumentamos no haya sido suficiente: hay que reconocer que una educación mejor es cara necesariamente porque no se puede hacer educación de primera con profesores de tercera porque no tienen tiempo, porque tienen varios trabajos y mal pagados. Pretender tener una mejor educación sin desarrollo económico es imposible. Estamos en una sociedad de mercado, sometida a los vaivenes del consumo y en un Estado de derecho. Decisiones que pueden tomarse en otros sitios, en Uruguay sería imposible. Los cubanos pudieron priorizar la medicina y la formación médica y el resultado es maravilloso. Ahora, si nosotros nos planteamos aquí una escuela de Medicina como la de Cuba, los propios estudiantes nos matan porque nos dirían: 'Esto es un cuartel, hay que levantarse a una hora...'. El milagro que lograron los cubanos en medicina supone una eficiencia que en un país como éste no podríamos aplicar.

¿Y qué se podría aplicar en Uruguay para que funcionara?
Hay que pagar y bien. Y tal vez los recursos que tenemos hay que multiplicarlos. ¡Ojo!, no digo que esto sólo se arregle con dinero, lo que digo es que no se arregla sin él, que es diferente.

Uruguay es el primer país del mundo en el que el comercio, distribución y comercialización de la marihuana está en manos del Gobierno. ¿Con qué resultado estaría satisfecho?
Con que se empiece una experiencia de forma honrada donde el Estado trate de sacar a la luz un mercado que existe y donde se atienda a los consumidores sin que se les considere unos delincuentes, pero reconociendo que están en una situación que si se acentúa puede llegar a ser una enfermedad. Tenemos que evitar que un adicto tolerable se transforme en uno crónico peligroso. Todo esto tiene que ver con que la vía represiva ha fracasado reiteradamente. Un cierto consumo puede ser tolerable sin ser recomendable, ocurre con el alcohol y el tabaco, pero cuando se hace penoso es una enfermedad y hay que tratarla. Con ese mismo criterio vemos nosotros la cuestión de la marihuana.

¿Cree que otros países seguirán su ejemplo?
No tengo ninguna duda. Ya lo están haciendo en algunos lugares, pero con una actitud más liberal. En Estados Unidos -Washington y Colorado- se puede comprar, se usa como medicina, pero es una forma hipócrita de eludir la realidad. Nosotros no queremos eso, queremos ir más allá.

Su nombre suena para el Nobel de la Paz. ¿Se ve ganando este premio?
No, en absoluto. Yo no puedo ni debo aceptar premios a la paz en las condiciones de este mundo. Se criticó mucho la Guerra Fría y, obviamente, no fueron años dulces; pero fueron mucho más ordenados que el desastre que tenemos hoy en día. Por lo menos antes había teléfonos y los tipos se hablaban, había reglas del juego. Lo de hoy es una locura. Que no me vengan a decir ¡ay la Guerra Fría! porque esto es la guerra caliente. Conflictos en Ucrania, en Libia, en Irak, ni hablemos de Siria, Palestina o África...En esas condiciones el Nobel de la Paz no lo veo.

Habla de conflictos internacionales, ¿teme que pudiera surgir un clima parecido al de la Guerra Fría con lo que está ocurriendo entre Rusia y Ucrania?
Ni Europa es la misma ni Rusia es la misma. Es mucho más complejo. Pero quienes manejan Europa no deberían manejar tanta tontería y deberían entender los mensajes elementales de la geopolítica. El primero dice: nunca pidas o exijas lo que no te pueden dar y es una provocación a la vieja Rusia en su puerta. Ucrania es un territorio que debería ser puente y lo han querido transformar en una parte definida de Europa. Esto desató al oso de la estepa, que no puede permitirlo. No es que Rusia tenga derecho a apropiarse de Ucrania, es que Ucrania debe ser objetivamente mucho más neutral entre Rusia y Europa para que sea una tierra habitable. De lo contrario, entra en contradicciones muy dolorosas dada la conformación de su población, su historia y su pasado.

Recientemente ha calificado de genocidio las acciones de Israel sobre la Franja de Gaza. ¿Cree que este conflicto terminará algún día?
Por sí solo no puede terminar, hay una responsabilidad de la comunidad internacional. Si hay una frontera que precisa cascos azules, ésa es la de Gaza; pero Israel no quiere porque lo percibe como un atentado a su soberanía. En lugar de hacer muros, sería más inteligente permitir cascos azules y terminar con el infierno de la guerra y entrar a negociar las condiciones de paz y reconocimiento mutuo. Lo que dice Hamas sobre que Israel tiene que desaparecer del mapa es un disparate, ésa es la lógica del odio. Pero claro, esa espiral militar de unos tirando cohetes a ciegas y los otros bombas, ya sea sobre una escuela o un hospital, no crea más que odio de guerra. Eso es lo más estúpido para encontrar soluciones de carácter político. Estados Unidos podía ahí ser un poco más imperialista. Meter a los rubios entre medias y mandar parar a los dos bandos, pero no le da por ese imperialismo, ése sería un imperialismo bueno.

¿Y cómo ve la evolución de Venezuela?
Es un proceso que debe decantarse por sí mismo y hago votos para que se luche dentro de un sistema de libertades políticas que aseguren los procesos electorales. Creo que hay que ayudar a que las contradicciones se racionalicen y no meter tanto caldo desde afuera, tanto mensaje intervencionista. La provocación en un país como Venezuela no lleva a ningún lado, más bien puede llevar a la intolerancia del propio régimen.

¿Cuál es el principal problema de este país?
Venezuela es un país riquísimo y esa es su mayor condena. El petróleo es como una maldición, tiene una brecha agrícola enorme de importación de alimentos, el coste interno de la energía es increíble, pero pese a todo eso, tiene posibilidades gracias a su gente. Por eso, necesita reencontrarse como sociedad. Pero no hay derecho a meterse en las cosas de Venezuela. Siempre me preguntan: ¿qué piensa de Venezuela y de Cuba?, pero ¿por qué no me preguntan sobre China? No lo hacen porque es una potencia económica muy importante. Hay una tolerancia bárbara con China, pero no con Venezuela y Cuba. ¿Por qué no me pregunta sobre esos señores de Arabia que van con toga y brillantes? Que Dios me libre si a eso se le puede llamar democracia...

El año pasado viajó a España y allí se reunió con empresarios y políticos. ¿Cómo ha cambiado la relación política y comercial entre ambos países en este tiempo?
Se está avanzando. Hay empresas españolas que están participando en montar molinos de viento. Pero no es algo quijotesco. Hemos instalado muchos gracias a inversiones españolas. Estamos trabajando, además, en construcciones navales con empresas gallegas. Esperamos que este acuerdo se pueda seguir desarrollando, ya que se pueden hacer construcciones de tipo naval para las necesidades de Brasil. Es una oportunidad para las empresas del sector utilizar a Uruguay como plataforma para entrar en el mercado brasileño.

En ese viaje también pidió a España que tenga un papel decisivo para lograr un acuerdo entre el Mercosur y la Unión Europea que incluya el libre comercio. ¿Se ha avanzado?
Mercosur tiene su propuesta lista, pero Europa no. Para nosotros es muy importante porque cada día es más fuerte la presencia de China, que es nuestro principal comprador en la región. Necesitaríamos preservar mercado en Europa como elemento que trate de compensar esa presencia china cada vez más fuerte. No pretendemos sustituir a China, pretendemos compensar y no depender de una sola puerta porque sería nefasto. Nuestro objetivo fundamental debe ser erradicar la pobreza, transformar a los pobres de América Latina en nuestro principal mercado, pero no lo podemos hacer a puerta cerrada, tenemos que tener otra puerta abierta y activa hacia afuera.

¿Qué opina de la actual situación económica que atraviesa Argentina? ¿Cómo es su relación con el país vecino?
Respaldamos a Argentina, y si tuviéramos que ayudarla en el marco de otros países de América Latina lo haríamos. Es un país grande, rico, orgulloso, tiene pasado de potencia. Hay que pensar que los vecinos no se mudan y hay que aprender a vivir con esas contradicciones.

Hasta Uruguay están llegando jóvenes españoles que huyen de la crisis y uruguayos que hace años emigraron. ¿Qué opina al respecto?
Es bueno recuperar a nuestra gente. Yo quisiera una ola migratoria y que llegaran 50.000 personas por año para que los uruguayos se quejaran y dijeran que vienen a quitarles el trabajo porque ése fue el Uruguay que más se desarrolló. No es buena la actitud conservadora de temor. El problema más grave de nuestro país es que tiene poca población. Me parece bárbaro que la gente joven quiera venir a trabajar aquí, pero no es lo que la mayoría de los uruguayos piensan. Creen que les van a quitar el trabajo, cuando en realidad les van a dar más trabajo. También en España se piensa así y dicen: ¡Que vienen los sudacas'. Es el miedo, pero ¿sabes lo que precisamente hizo a EEUU una gran potencia? Esos barcos llenos de gente que iban a hacer las Américas, eso fue lo que les convirtió en lo que son ahora.

Las elecciones europeas en España desencadenaron una serie de cambios. La indignación parece haber pasado de la calle a las urnas y han surgido nuevos partidos como Podemos. ¿Qué lectura hace de este proceso?
Para construir hay que tener herramientas políticas porque las crisis se enfrentan políticamente. Las manifestaciones están bien siempre y cuando sirvan para potenciar una construcción de herramientas políticas. De lo contrario, sólo sirven para destruir y paralizar. Necesitamos obrar sobre la realidad con voluntades colectivas. Encontrar una salida política a la frustración y a la impotencia es una manera de transformar una fuerza positiva y creadora porque va a tener un programa, unos objetivos definidos, un horizonte de lucha, y eso se retroalimenta, ayuda a educar a la gente, a racionalizar las cosas.

¿Qué hará cuando ya no sea presidente? ¿Va a echar de menos la política?
Yo voy a ser siempre militante social y político hasta que me lleven al cajón y los huesos no me respondan. No lo hago como una carga, lo hago por necesidad. Milito desde que tenía 14 años y no concibo la vida de otra manera. Claro que voy a militar de manera diferente, al principio iré al Senado, daré consejos como hacen los viejos a los que ya no les hacen caso. Pero, sobre todo, voy a hacer docencia en mi barrio en el oficio de la tierra.

© Escrito por María García Arenales el Sábado 23/08/2014 y publicado por el Diario El Mundo de la Ciudad de Madrid, España.