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domingo, 11 de junio de 2023

Personalismo y descontrol... @dealgunamaneraok...

 Personalismo y descontrol... 

‘‘¡Y no se derrumba maaaaaás...¡”, Mauricio. Dibujo: Pablo Temes

A pocos días del cierre de listas hay un clima de pelea generalizada en el oficialismo y la oposición. 

© Escrito por Nelson Castro el sábado 10/06/2023 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, República Argentina. 

Todo es pelea en las arenas de las dos coaliciones principales de la política vernácula. Es una pelea encarnizada, que se agudiza a medida que se acerca la fecha del 24 de junio. Ese día se cierran las listas de cuya confección dependerá la suerte de la Argentina. Muchos de los allí designados accederán a posiciones de poder desde la cual regirán los destinos de nuestro país y su gente. La lucha es por esos cargos. Es una lucha sin ideas, que se libra a la vista de todos sin la más elemental empatía con la dolorosa situación que atraviesan los votantes. Eso la transforma en un transcurrir obsceno. No hay sutilezas.

Por el lado del oficialismo, Sergio Massa combate con denuedo por anular la posibilidad de una competencia interna a la que le teme. Afirmar lo que va a pasar dentro de quince días es una quimera. Lo único cierto es que Massa quiere ser candidato. Para que ello ocurra, lo que busca con desesperación es anular la posibilidad de cualquier competencia interna. Ante lo estrepitoso del fracaso de su gestión como ministro de Economía, se arman cada tanto, algunas operaciones en las que el tigrense amenaza con dejar su poltrona e irse a su casa. La última tuvo lugar el viernes pasado. Le correspondió llevarla a delante a Cecilia Moreau –aliada estrecha de Massa– diciendo que el tigrense estaba harto de las operaciones, y que en cualquier momento podía irse. Es francamente paradójico que el ministro –experto en la búsqueda de acciones de propaganda política fatua, se sienta víctima de operaciones de sus adversarios. Los que lo conocen muy bien y, por lo tanto, lo quieren poco, descreen de cada una de las palabras de Massa.

Es una lucha sin ideas, que se libra sin empatía con la dolorosa situación que viven los votantes

La única realidad es que sólo está dispuesto a inmolarse por él. “Sergio tiene mucho que perder. Está sentado en la silla más caliente de la Argentina y si se banca estar ahí haciendo todo lo posible porque el país no estalle, es mejor que no le pongan palos en la rueda a su candidatura” –aseguran en su entorno, siguiendo la misma línea. Es un mensaje directo para el Presidente que insiste con la idea de la competencia en las PASO y se regocija porque su mentora y ahora enemiga íntima, no tiene candidato. Mejor dicho, lo tiene, pero Wado de Pedro no despega. ¿Será el turno de Axel Kicillof?

Entretanto, La Cámpora continúa perdiendo poder. Sus figuras, hombres grandes y aburguesados, están muy lejos de los pibes para la liberación. La facción ultra-k no tiene recambio. Así lo sostuvo el propio Javier Milei: “Cristina está profundamente enojada, porque le estamos haciendo un desastre en los segmentos de edad más joven y les estamos haciendo un desastre en la provincia de Buenos Aires”. Es cierto, la juventud ya no es permeable al sueño del kirchnerismo eterno.

El PRO y No tan Juntos por el Cambio en su totalidad, han atravesado la peor semana en cuanto a rencillas internas y disputas de poder. “No sé si esto ya terminó; hubo gestos de buena voluntad con el ingreso de Espert (José Luis), pero todos esperamos que la pelea no escale a partir del lunes” –dijo no muy convencido, uno de los armadores políticos de la coalición opositora.

Horacio Rodríguez Larreta siempre creyó que sería el heredero natural de Mauricio Macri. El tiempo y los desencuentros políticos y personales le enseñaron lo contrario. El alcalde porteño comprendió que debía independizarse de su padrino político. Eliminar a su mentor, si realmente pretende quedarse con el liderazgo opositor.

Prioridades invertidas

Larreta tiene un serio problema de timing. Primero, intentó disfrazarse de “progre” con algunas políticas y anuncios que le pusieron los pelos de punta a su jefe. Más tarde, dio las primeras señales de autonomía y lanzó una campaña donde aseguraba que había que unir a la Argentina y dejar de lado la grieta. El mensaje despertó polémica: ¿sumar sectores afines o ser “acuerdista” con casi todos? Las críticas lo obligaron a aclarar las cosas y todo terminó oscureciendo. La puntada final fue la que desató el tembladeral. El intento fallido para que el gobernador de Córdoba Juan Schiaretti, un peronista clásico que supo jugar a favor del kirchnerismo en el Congreso (aún en la quita de coparticipación a la Ciudad de Buenos Aires), ingrese a JxC, desató la furia de Patricia Bullrich y Mauricio Macri que ya conforman un tándem muy bien aceitado para la campaña. La jugada no podía haber sido más inoportuna teniendo en cuenta que, además de las tensiones internas, Luis Juez se jugará en pocos días la posibilidad de ganar la gobernación de Córdoba como representante de JxC ante, nada más y nada menos, que el peronista Martín Llaryora, delfín de Schiaretti. Contradicción más grande no se consigue. En la política en general, y la argentina en particular a nadie le cuesta mucho dejar el manual de lealtad y buenas costumbres de lado. ¿Era la idea original de HLR ofrecerle la vicepresidencia al cordobés, para sumar los votos necesarios en la interna y barrer así con Patricia Bullrich y Mauricio Macri ante el crecimiento de los halcones en el Conurbano?

Una jugada a dos bandas que también le permitiría sumar aliados en el Congreso para la futura gestión. Rápida de reflejos –aunque igual de intransigente– la exministra de Seguridad salió a decir públicamente que la posibilidad de fractura de Juntos por el Cambio era sólo responsabilidad de Larreta.

Quedan pocos días para el cierre de listas y mandan los personalismos y el descontrol. No sólo faltan gestos de renunciamiento, sino que, además, a nadie se le cae una idea. Otra muestra más de que el poder enferma y enceguece. Otra muestra más de la falta de madurez política de nuestra dirigencia.



  

domingo, 14 de mayo de 2023

Adormecidos y resignados… @dealgunamaneraok...

 Adormecidos y resignados…

Juntos por el escarnio. Dibujo: Pablo Temes

La gente espera que en las elecciones algo pueda cambiar. Pero la crueldad de la dirigencia lo hace improbable. 

© Escrito por Nelson Castro el sábado 13/05/2023 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, República Argentina. 

"No necesitamos ningún quilombo más”, dijo con sobreactuado énfasis y lenguaje chabacano Sergio Massa en su discurso del jueves pasado. El ministro cree que con ese vocabulario se ganará la simpatía de la gente. La realidad se encargó de mostrarle que, en tanto y en cuanto su gestión siga fracasando, el “quicaos” seguirá en aumento. El 8,4% de inflación del mes de abril es una muestra de ello. Mayo será peor aún.

Toda la gestualidad y la prosa vacua y abundante en lugares comunes de Massa son los propios de un postulante a la Presidencia que se ha encargado de fijar las condiciones bajo las cuales pretende arribar a esa postulación: la de ser candidato único. Esa circunstancia presupone la eliminación de las Primarias Abiertas, Simultáneas y Obligatorias (PASO). En esto ha logrado cerrar filas con la vice. Hablan regularmente y no sólo de economía. El Presidente se encargó el viernes por la mañana de descartar esa posibilidad y también de tratar de “energúmenos” a quienes lo propugnan. La eliminación de las PASO sería, además, una nueva y flagrante contradicción de Cristina Fernández de Kirchner que fue su creadora. Es que no hay dentro de ese espacio desagregado ningún otro nombre de peso para las presidenciales. 
Axel Kicillof sería un fracaso estrepitoso fuera de la provincia de Buenos Aires, lo de Scioli es puro voluntarismo y Wado de Pedro no tiene el peso político suficiente, ni la capacidad para ilusionar a propios y ajenos. El plan Massa se reactiva y la militancia sueña con el acto del 25 de mayo para ensayar el último operativo clamor para convencer a la jefa.

El índice de inflación de abril es un dato demoledor para la gente. Lo que no deja de impactar es la actitud indolente del oficialismo. Todo lo que hablan sobre este azote que castiga a la sociedad, lo hacen con tono de comentaristas. Se percibe una ajenidad propia de un comentarista. Lo peor es que el mes de mayo viene con proyecciones de aumentos aún mayores. Una de las causas del altísimo índice de inflación, que pone a la Argentina en el segundo puesto a la cabeza de los países con mayores índices de aumentos de precios –el primer lugar lo ocupa Líbano y el tercero, Zimbavwe–, fue la corrida cambiaria que hizo disparar el precio del dólar. Por eso es que el Gobierno está mendigando dólares a todo el mundo. Dicho con todas las letras, esta es la razón por la que el ministro de Economía no tiene más remedio que andar por el mundo en actitud mendicante a la espera de que algún país le preste a la Argentina los dólares que su economía no produce. Esto deja descolocado el aporreo con el que el kirchnerismo trata al Fondo Monetario Internacional.

Hablando del Fondo, las discusiones que se están dando en su sede en Washington son para aprobar el desembolso de los 10 mil millones de dólares que el país necesita sí o sí para lograr una cierta paz cambiaria de aquí a las elecciones. El núcleo duro del buró del FMI está enfrascado en una discusión sobre si hay que exigirle al Gobierno que devalúe. En verdad, este es otro eufemismo porque devaluación hay todos los días. Esta es otra de las mentiras del kirchnerismo. Al propio Massa le escucharon decir con gestualidad impostada que si tenía que devaluar renunciaría. Más mentiras. Hará lo que tenga que hacer.

En el camino la lánguida gestión –o nula– de los distintos sectores del Gobierno no deja de sorprender. En materia monetaria el 
Banco Central es un hervidero. La entidad ha quedado fracturada. Massa trabaja codo a codo con Lisandro Cleri –su hombre dentro de la entidad– pasando por encima del presidente Miguel Pesce, uno de los pocos funcionarios que quedan entre los que responden a Alberto Fernández. No hay coordinación de políticas monetarias y cada uno cuida su quintita. Un funcionario de Economía lo describió así: “Todo está reconfigurado.

Massa actúa hoy como Presidente de la Nación y Lisandro Cleri como presidente del Central; Pesce y AF... bien gracias”. A Miguel Pesce lo sostienen los bancos, sus intereses lo mantienen allí. Todavía conserva la lapicera y tiene capacidad para tomar medidas sectoriales. Sin embargo, no participa de posibles ideas o soluciones para enderezar la macro. Un rol triste y casi testimonial.

Jugar con la paciencia   

El otro espectáculo lamentable lo sigue dando la oposición. Desde que No tan Juntos por el Cambio comenzó con sus peleas internas, ha entrado en caída libre como lo muestra la intención de voto de todas las encuestas. No reparan en la realidad de la gente o, al menos, parecen no estar dispuestos a renunciar a sus ansias de poder. Todos allí esperan un gesto de dignidad en sus oponentes, pero nadie evalúa dar el primer paso. En el Frente de Todos contra Todos se ilusionan con el crecimiento de Javier Milei. Anida allí un deseo oscuro, pero probable. En el oficialismo están convencidos de que el líder libertario no podrá gobernar. Son varios los dirigentes políticos que amenazaron en público con hacer todo lo posible para concretar ese sueño antidemocrático.

La otra alternativa que maneja parte de la izquierda y todo el kirchnerismo duro es “dejarlo hacer”. Sostienen que Milei por su propia inestabilidad emocional y su temperamento es una bomba de tiempo con la mecha corta que les garantizaría su regreso mucho antes de lo esperado. La posible dolarización, las privatizaciones de las empresas públicas, la reforma laboral con aires de flexibilización, y la reducción de la planta del Estado, son inaceptables para la vieja política. 

La gente está adormecida, ha perdido la esperanza y espera con resignación el calendario electoral, con la utopía de que algo pueda cambiar en el corto plazo. La crueldad y la irresponsabilidad de la dirigencia toda hacen esto sumamente improbable.



   

sábado, 8 de abril de 2023

Claudicación kirchnerista… @dealgunamaneraok...

 Claudicación kirchnerista… 


Teatro de operaciones. Sergio Berni. Dibujo: Pablo Temes.  

El oficialismo se ha declarado incompetente en temas de vital importancia para la ciudadanía. 

© Publicado el sábado 8/04/2023 por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, República Argentina.

El Estado abandonó sus obligaciones. El oficialismo parece haberse declarado incompetente en los temas que son de vital importancia para la ciudadanía: la seguridad o la lucha contra la inseguridad, el narcotráfico y la inflación. 

El plan vamos viendo y la locura imparable de una coalición quebrada desde su génesis nos trajeron hasta acá.

El lunes pasado en la protesta por el asesinato del chofer de colectivos Daniel Barrientos se cruzó un límite. Sus compañeros, trabajadores que todas los días ponen en juego sus vidas a bordo de alguna de sus unidades, no toleraron el show del ministro de Seguridad de la Provincia. Sergio Berni leyó mal la cancha y, aunque nada justifica la paliza que se llevó, se había dispuesto a actuar como siempre. Llegó hasta Lomas del Mirador, lugar de la protesta de los choferes de la línea 620 y descendió en helicóptero acompañado sólo por su custodio personal, sin avisarle a sus pares de la Ciudad de Buenos Aires. Ya lo había hecho en otras oportunidades disfrazado con uniforme de combate y empuñando armas largas. Nuestro Rambo del subdesarrollo avanzó con gesto adusto y aires altaneros como lo confirmaron los compañeros de Barrientos minutos después de los desmanes: “vino como siempre a prepotear y prometer cosas que nunca se cumplen, estamos hartos” –apuntó uno de los trabajadores. No había lugar para una nueva función del superministro.
 

El titular de la cartera de Transporte, el massista Jorge D’Onofrio, se salvó de las trompadas porque no lo reconocieron. El resto ya es historia conocida. El gobernador de la Provincia Axel Kicillof habló con la vicepresidenta en funciones por la escalada de los sucesos. Inmediatamente acordaron las nuevas líneas del relato; había que instalar que no se trató de un asalto al voleo y que algo raro había ocurrido. El gobernador llegó a decir que le habían cruzado un auto a la unidad conducida por Barrientos, algo que desmintieron los pasajeros en sede judicial.

Al poco tiempo el propio Berni instaló la nueva línea discursiva: “No sé si no nos tiraron un muerto, nada me cierra” –declaró a la prensa. Eso explica el cambio de opinión en su accionar. Primero sostuvo que no denunciaría a sus agresores, luego de la orden de sus superiores tuvo que volver sobre sus pasos y montar el segundo gran papelón de su paupérrima gestión. Envió efectivos policiales en un operativo comando para cazar a los choferes que descansaban junto a sus familias por la noche y que habían participado de la agresión. El tema estuvo a punto de escalar de nuevo si no fuera porque fueron liberados 24 horas después de ser apresados.
 

Alguien que le avise a Alberto Fernández que la única verdad es la realidad.   


Una reconocida fuente del peronismo bonaerense reflexionó sobre el clima que se vivió puertas adentro de la cúpula de los gobiernos nacional y provincial: “Se cruzó un límite. Esta vez el mensaje llegó. Ya no se trata de sortear este conflicto. Hay inquietud en muchos funcionarios por el desmadre en las calles. La mayoría siente que puede ser blanco de algún ataque similar. Por primera vez hubo temor y te diría que la detención de los agresores tuvo parte de relato, pero también tuvo la necesidad de bajar un mensaje a la población: no se puede tolerar que corran a trompadas a un funcionario”. Había que ponerse a salvo. La calle está perdida y la gente no da más. CFK está muy preocupada por la situación en la provincia de su preferido. Eso sí, no hubo autocrítica, ni un llamado de solidaridad para una familia que ha quedado destrozada. La empatía no forma parte de los funcionarios de este gobierno.

Al flagelo de la inseguridad se suma el de la inflación creciente. Los analistas privados calculan el índice de marzo al borde de los 7 puntos y proyectan la anual al 110%. Una tragedia que aviva el fuego sobre todo en el castigado Conurbano. Aunque sea difícil de creer, el Presidente regresó eufórico de los Estados Unidos luego de su reunión con Joe Biden. Sus deseos de presentarse a la reelección están más vivos que nunca. AF y sus colaboradores más cercanos han hecho toda clase de interpretaciones fantásticas de los supuestos gestos positivos del compañero Biden. Sergio Massa se ríe de forma sarcástica y CFK no para de masticar bronca. Wado de Pedro y el propio Máximo K se dieron por vencidos. “Alberto es un payaso, un caso perdido” –aseguraron desde el Patria.


Al superministro de Economía se le está acabando la paciencia. En su entorno dejaron trascender lo que siente: “mientras él labura y paga el costo político por la alta inflación Alberto, y sobre todo su entorno, se esconden y evalúan la realidad nacional como si fueran espectadores de una película de terror. Se olvidan que el de Sergio fue el último teléfono que les quedaba” –espetaron visiblemente molestos. Digan lo que digan, Alberto no se baja. Al menos por ahora.

El FMI no le soltará la mano a nuestro país por responsabilidad propia y el presidente norteamericano sabe que el colapso de Argentina no le conviene a nadie por sus consecuencias a nivel global.
Alguien que le avise a Fernández que la única verdad es la realidad.




   

domingo, 26 de marzo de 2023

Ellos son la Patria... @dealgunamaneraok...

Ellos son la Patria…

El Cámpora. Dibujo: Pablo Temes.

El componente fascista del kirchnerismo sigue en su camino hacia el sueño alocado del poder total.

© Escrito por Nelson Castro y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, República Argentina.

Si alguien se enoja, vamos a elecciones y es la sociedad la que define” dijo Máximo Kirchner el viernes pasado en medio de la marcha del operativo clamor que, con la excusa de una nueva conmemoración del “Día de la Memoria por la Verdad y la Justicia” organizó La Cámpora, a la que nada le importó el reclamo de Estela de Carlotto que no se utilizara el 24 con una finalidad electoralista. Nada, absolutamente nada le importó a la agrupación que ahora lidera Lucía Cámpora, sobrina nieta del expresidente Héctor J. Cámpora.

Esta afirmación del diputado Kirchner representa una claudicación respecto de la exigencia de la expresidenta en funciones de desplazar a Alberto Fernández y evitar una interna.

Los voceros de esta campaña son no sólo el hijo de la vicepresidenta, sino también Andrés “Cuervo” Larroque, quien una vez por semana concede reportajes en los medios K y los medios públicos transformados en algo más parecido a una topadora, para demoler la figura del primer mandatario.


De persistir en su actitud, el Presidente le habrá asestado un duro golpe a Cristina Fernández de Kirchner, quien está ejerciendo toda la presión que le es posible para que Alberto Fernández decline su postulación a la Presidencia. Su criatura política lo disfruta en silencio y se ilusiona con dejar sin opciones a su mentora. El enfrentamiento es total.


Todo lo que viene haciendo el Gobierno en materia económica es fallido. “Si tengo que devaluar, renuncio”, se supo que dijo el ministro de Economía en medio de las presiones para que así lo hiciera. Lo curioso es que hay devaluaciones todos los días. Y son devaluaciones que ocurren no solo del dólar blue sino también del dólar oficial. Forma parte del humo que vende Massa en su presumido papel de “salvador” del Gobierno. La realidad lo viene castigando duro.


La medida adoptada esta semana de obligar a los organismos públicos a pesificar sus bonos en dólares es un manotazo de ahogado. Se sabe que el ministro de Economía consultó la medida con CFK quien, obviamente, dio su visto bueno. Es una demostración que a la vicepresidenta –una jubilada vip que con su doble pensión de privilegio se lleva más de $ 9 millones– mide las cosas con doble vara. Nada que sorprenda.


Si esta medida hubiera sido tomada por la oposición, la jubilada vip hubiera castigado a ese eventual gobierno en palabras y acciones.

El país estaría incendiado. Para la colección personal de los vaivenes del ministro de Economía quedan sus declaraciones públicas de archivo: “Soy el único que puede ir a un centro de jubilados y mirarlos a los ojos”. Habría que avisarle que esto ya no sería así.


Haga lo que haga el Gobierno en materia económica dispone de un horizonte que no va más allá del corto plazo. Cortísimo. La palabra clave es confianza. La polémica medida fogoneada por Massa que incluyó la venta de títulos en dólares del Fondo de Garantía de Sustentabilidad de la Anses –nadie escuchó a Fernanda Raverta quejarse al respecto– es un ejemplo claro de que importa más el “quién” que el “qué” o el “cómo”.


Un economista que conoce al dedillo cómo piensan en el mercado lo describe así: “Técnicamente la medida no fue incorrecta si lo que se busca es estabilizar los dólares financieros. El problema es que nadie confía en los actores de este gobierno y todo lo que se haga genera falta de confianza. En este contexto los efectos positivos resultan efímeros. Con suerte se puede ganar un mes de tiempo” –sentenció.


Nada más se puede esperar de un gobierno quebrado desde su génesis y que hoy ya no oculta el descontrol de su mala praxis empujada por el todos contra todos. De arriba hacia abajo y viceversa. No hay gestión. El plan se resume drásticamente a aguantar.


Alberto Fernández está decidido a perturbar a CFK con su candidatura. Ésta vive azuzándolo y tratándolo de “pelotudo” en privado. Aníbal Fernández envió fuerzas federales a la Provincia y le mojó la oreja a su par de Seguridad Sergio Berni y al propio gobernador Axel Kicillof, quien teme que Nación descubra el descalabro y los negocios que pululan entre las fuerzas bonaerenses.


La ministra de Trabajo Kelly Olmos le asestó un duro golpe a Wado de Pedro luego de la discusión por el otorgamiento de una suma fija a los trabajadores. Le dijo a su par de Interior que mejor ponga la mirada sobre los sueldos que cobran los municipales de la Provincia de Buenos Aires: “Es el sector salarial más retrasado”. Teléfono para Kicillof.


Para aportar un nuevo disparate a este verdadero todos contra todos, la vocera presidencial Gabriela Cerruti, habló de “depurar” al periodismo y a la Justicia luego de los hechos sucedidos durante la dictadura militar. Entre los sinónimos más comunes de ese vocablo se encuentran: purificar, limpiar, eliminar. La portavoz con sus comentarios y deseos de “depuración” no hace más que confirmar el enorme componente fascista que anida en el corazón del kirchnerismo.


Son ellos o el enemigo. Ellos son los mejores. Ellos son la Patria. El resto, somos objetos prescindibles en el camino al sueño alocado del poder total. Una idea y una fijación inaceptables para todo país que pretenda vivir en libertad y en democracia.



   


lunes, 2 de enero de 2023

Reculando en chancletas… @dealgunamanera...

 Reculando en chancletas…

El fallo de la Corte sobre la Coparticipación. Dibujo: Pablo Temes   

El desconocimiento del fallo de la Corte sobre la coparticipación desató un vendaval.

© Escrito por Nelson Castro el viernes 30/12/2022 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, República Argentina. 

El presidente Alberto Fernández y profesor de derecho –como le gusta enfatizar– fue protagonista, una vez más, de llevar a la Argentina al abismo, empujado por una parte significativa del Frente de Todos contra Todos, más un grupo de 14 gobernadores peronistas.

El fallo de la Corte Suprema que ordenó la restitución del porcentaje de coparticipación que el gobierno nacional le quitó a la Ciudad de Buenos Aires en tiempos de pandemia, dinamitó los nervios de la vicepresidenta en funciones y sus laderos. 

La labilidad del Presidente no deja de sorprender, a pesar de que ya ha hecho historia por su incapacidad para resistir cualquier archivo. Esta vez arremetió con furia contra el máximo tribunal, aseguró en línea con la mayoría de los gobernadores peronistas que “el fallo es de imposible  cumplimiento” y llegó a decir más adelante: “La Corte no me puede decir que le pague a la ciudad”. Resultado: en menos de siete días tuvo que volver sobre sus pasos. El gobierno nacional, luego de tamaño circo que dejó al país en medio de un conflicto de poderes, pagará a la ciudad con bonos. El pequeño elenco de moderados invitó a pensar al profesor de derecho para que entienda que estaba incurriendo en un alzamiento contra otro poder del Estado. La secretaria Legal y Técnica de la Presidencia, Vilma Ibarra, fue una de las personas de confianza del Presidente que lo hicieron reflexionar. Pero hay otros motivos. La lluvia de denuncias penales fue torrencial, y el tembladeral en la economía era una amenaza de ejecución casi automática.

El procurador General porteño, Gabriel Astarloa, denunció el martes penalmente al presidente Alberto Fernández por el delito de desobediencia del fallo de la Corte. La Ciudad no fue la única. La presentación en tribunales se sumó a otras similares radicadas por legisladores de la oposición. El PRO, la Coalición Cívica de Elisa Carrió y otros legisladores de JxC, como Graciela Ocaña, avanzaron con diferentes denuncias penales que se diferenciaban solo por su dureza y alcance. Alberto Fernández, Juan Luis Manzur –jefe de Gabinete de Ministros–, Sergio Massa –ministro de Economía–, Raúl Rigo –secretario de Hacienda–, Wado de Pedro –ministro del Interior– y Silvina  Batakis –presidenta del Banco de la Nación– entre otros, por la presunta comisión de los delitos de sedición, incumplimiento de los deberes de funcionario público y desobediencia.  

Se complica el “vamos viendo” 

El ministro de Economía, Sergio Massa, además de ser uno de los primeros en intentar despegarse de la maniobra, lógicamente puso el grito en el cielo. “Sergio no puede creer que hayamos hecho todo lo posible para llegar a fin de año con relativa tranquilidad y ahora dinamiten todo con esta jugada infantil”, repetían en su entorno. De hecho, hay quienes afirman que fue suya la idea de pagar con bonos a la ciudad para salir del planteo de desobediencia que no hizo otra cosa que recalentar la economía por la falta de seguridad jurídica que implicaba la postura inicial. El mejor ejemplo fue la disparada del dólar, que alcanzó el récord de 356 pesos a mitad de la semana. 

Cuentan fuentes del Palacio de Hacienda que el secretario Raúl Rigo estaba furioso y muy preocupado. Lo mismo dejaron trascender desde el Banco Nación. Silvina Batakis había logrado olvidar por un momento su triste y fugaz paso por el Ministerio de Economía y ahora debía afrontar una serie de denuncias que la ponían contra las cuerdas. En un gobierno que se maneja con reacciones viscerales e impulsos repetitivos que no pasan por el tamiz del lóbulo frontal de sus principales funcionarios, todos están en peligro. 

El desacato hacia la Corte hubiera dejado a la Argentina al mismo nivel que Venezuela. Desde la Casa Blanca no tardaron en advertir la situación. En medio de los planes y el delicado equilibrio con el Fondo Monetario Internacional, esto no le convenía a nadie, y los representantes de los Estado Unidos en el país se lo hicieron saber a los funcionarios argentinos. Todo se volvería mucho más complicado. 

Del otro lado de la grieta, Horacio Rodríguez Larreta buscó capitalizar el papelón a su favor. Se endureció y se mostró renuente a aceptar el pago de la deuda por coparticipación en bonos y aprovechó para sumar a su gobierno y a su equipo presidencial nuevos y viejos nombres. El más destacado es el expresidente del Banco Central Martín Redrado.

Sin embargo, los desencuentros siguen a la orden del día en No tan Juntos por el Cambio. Es increíble que la coalición opositora con más chances de hacerse cargo de un próximo gobierno no logre refinar sus modales en la discusión pública y ponerse a tono con lo que pide la sociedad: ejecutividad, seriedad, pero, sobre todo, unidad, paz y concordia de cara a 2023. 



    

domingo, 18 de diciembre de 2022

Cinismo e inflación… @dealgunamaneraok...

 Cinismo e inflación… 

Volador. Sergio Massa. Dibujo: Pablo Temes

La debacle inflacionaria se sostiene sobre una irracionalidad que construye su subrelato.

© Escrito por Nelson Castro el sábado 17/12/2022 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, república Argentina. 

La inflación sigue siendo el principal problema del Gobierno. Económico y político. El 4,9% registrado en el mes de noviembre generó suspicacias entre los analistas, festejos dentro del Frente de Todos contra Todos y hasta algunas reacciones desmedidas, como la de la portavoz presidencial, Gabriela Cerruti, que dijo muy suelta de cuerpo que “entramos en un proceso de descenso de la inflación, lo notamos todos los que vamos al supermercado”. El nivel de cinismo y de pérdida de contacto con la realidad es una marca registrada del oficialismo. Sin embargo, desde el ala dura de la coalición no se lo dejaron pasar: “La gente está sufriendo y resignando cantidad y calidad cada vez que va a hacer las compras. Es inadmisible que ante la primera señal de una leve mejora alguien salga a hacer este tipo de declaraciones. El horno no está para bollos. Nos mancha a todos”.

Pero ¿qué le hace una mancha más a un tigre que ya se parece a una pantera?

Está claro que la suba de los precios sigue generando un daño irreparable en los consumidores argentinos.

El país sigue entre las naciones más afectadas por este flagelo y acumula un 92,4% anual. La semana pasada, el Banco Central de la República Argentina publicó el último Relevamiento de Expectativas de Mercado (REM).

Las consultoras y las entidades bancarias que participan de esa encuesta habían pronosticado un IPC de 6,1% para noviembre –el contraste generó algunas suspicacias respecto al número final–, también calcularon que subiría a 6,3% en diciembre y que sería del 6% en enero, Descendería en febrero al 5,9% y volvería a retomar la senda alcista en marzo al 6,2% impulsado por motivos estacionales.

El Gobierno sigue aferrado a lo simbólico. De eso se nutre para construir su subrelato. Por eso es tan importante cerrar el año con una inflación por debajo del 100%. Sin embargo, los consultores esperan que el año que viene termine con una inflación anual nuevamente muy cercana a esa cifra innombrable.

Desde lo político ya hemos narrado en esta columna la irracionalidad que sostiene y explica la debacle inflacionaria. El gobernador de Buenos Aires, Axel Kicillof, es quien endulza los oídos de la vice en funciones con los cuentos de empresarios buenos y malos, teorías conspirativas y recetas de látigo y banquito. Son tal para cual. Los dos sostienen que el elevado gasto público y la descontrolada expansión monetaria no alteran los precios. Dale a la maquinita hasta que reviente.

Déjà vù. Por si todo esto fuera poco, gran parte de la economía argentina se encuentra paralizada por el abrupto cierre de importaciones como medida para cuidar las alicaídas reservas del BCRA. Cualquier similitud con la época del “supersecretario” de Comercio Interior Guillermo Moreno es pura coincidencia. Pasaron diez años de aquel gran fracaso y la historia se repite. Empresas que no pueden operar, suspensión de personal y adelantos de vacaciones. No entran productos terminados pero tampoco insumos, incluidos medicamentos de primera necesidad para patologías crónicas que afectan la calidad de vida de los pacientes. En estos casos se registran demoras de 45 días para aprobar el ingreso de algunos medicamentos. Pero hay más ejemplos: metales para la fabricación de herramientas, plásticos y chips para tarjetas de crédito, alimento para animales y hasta insumos para contenedores domésticos de alimentos. Nada funciona con normalidad en el país donde lo anormal es la regla.

Rápido de reflejos, el presidente Alberto Fernández dijo –entre otras cosas– hace exactamente una semana en el reportaje que le concedió a Jorge Fontevecchia, publicado en la edición impresa de este diario, que “este gobierno también es el gobierno de Cristina”. No piensa hundirse solo. El problema es que, efectivamente, está cada vez más solo y distanciado de los intendentes y los gobernadores de peso. Pasa sus horas haciendo equilibrio para ganar tiempo. Sus chances se esfuman mientras repite que las PASO (elecciones primarias, abiertas, simultáneas y obligatorias) son una buena herramienta para dirimir el frente interno de cara a las elecciones, con la esperanza de tener alguna chance real de competir de manera digna. Las cosas tampoco están fáciles para la arquitecta egipcia, ahora condenada en primera instancia. Detesta su situación y la amenaza de no presentarse a ningún cargo electivo en las próximas elecciones tiene más que ver con la realidad que con un intento de operativo clamor: como están las cosas al día de hoy, nadie le asegura un triunfo. Por eso el debate en el seno del FdT tiene que ver con la ausencia de su figura en las boletas. Esa orfandad hace más difíciles las chances para quien quiera que se pruebe el traje de candidato ya sea un gobernador peronista, el ministro del Interior Wado de Pedro o el propio ministro de Economía Sergio Massa.

En la oposición el descalabro sigue. Diego Santilli lanzaría su candidatura a gobernador provincial en los primeros días de febrero. Acto seguido, lo haría Horacio Rodríguez Larreta. La relación con Mauricio Macri sigue fría. El témpano de hielo se instaló cuando el expresidente rompió los planes más o menos acordados y propuso a Cristian Ritondo en lugar de Santilli. La Unión Cívica Radical sigue siendo un misterio. Lo único seguro es que mantiene su encono por el destrato que recibió dentro de Cambiemos en la última gestión. Hay dirigentes que no olvidan pero suman al desconcierto general que pone en riesgo las chances de empezar a construir una Argentina coherente.

Si Argentina gana esta tarde el duelo ante Francia, el Gobierno debería ser muy cuidadoso en el uso político de un posible triunfo. La gente no es tonta, y el propio plantel albiceleste se ha venido cuidando mucho de no quedar como rehén de quienes quieren servirse de él.

El pan y circo es hoy una fórmula agotada.