Mostrando las entradas con la etiqueta Sergio Szpolsky. Mostrar todas las entradas
Mostrando las entradas con la etiqueta Sergio Szpolsky. Mostrar todas las entradas

domingo, 8 de mayo de 2016

Entrevista a Gustavo Sylvestre... @dealgunamanera...

Gustavo Sylvestre: "Es imperdonable lo que hizo Szpolski"


El periodista lanza su primer libro y habla de la crisis financiera que atraviesan los medios y los escraches que sufrió trabajando en Clarín.

© Escrito por Ramón Indart el sábado 07/05/2016 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.


En 2017 Gustavo Sylvestre cumplirá 30 años como periodista político a nivel nacional. Ahora, el conductor de M1 en C5N (lunes a jueves 21 a 23) lanza su primer libro, "Intrigas, alianzas y traiciones" (Ediciones B) donde relata con detenimiento la relación del poder político con los medios de comunicación y cuenta anécdotas sorprendentes.

En este contexto, habla con Perfil.com sobre el estado actual de los medios, el cierre del grupo que crearon bajo el paraguas de la pauta oficial K Sergio Szpolsky y Matías Garfunkel y abre el debate sobre un tema que pocos tienen en cuenta: el financiamiento de la política en las campañas electorales.

Perfil.com: - ¿Con qué nos vamos a encontrar con este libro?

- Yo agradezco todos los días por esta profesión que amo, desde los 16 años que empecé en Concepción del Uruguay en Entre Ríos trabajando en LT 11 y en el diario La Calle. Mi primer trabajo en la Capital Federal fue el 20 de octubre de 1983, el debut de la democracia. Voté por primera vez y fue mi primer trabajo periodístico en la Capital. Venía a estudiar acá y la radio me acreditó para esa jornada. Desde ese momento no he parado. Así empiezo, con esa anécdota. Después la radio me acreditó en Casa de Gobierno del '84 al '91. En 1987 empecé en Canal 13 donde me meten a trabajar en la actualidad y especializarme en política.

- ¿Cómo se arma una campaña política detrás de los medios de comunicación? La de 2015 fue muy intensa y sobre todo en TV. Hay que marcar la diferencia entre diario, radio y tele, es ahí donde el poder pone la lupa.
- Yo repaso la campaña de (Daniel) Scioli y la de Cambiemos y como se fueron armando. Todo pasa por la televisión, guste o no. En esto hay que reconocer que el PRO armó una campaña no solo en término de conjunto, sino para la TV. Las puestas en escena eran para la TV. Hubo mucho debate el año que pasó, sobre temas puntuales. Fijate vos que funcionarios de gobierno que hasta diciembre se prestaban al debate, hoy no lo hacen. Como cambian las realidades, ¿no?

- Bueno, ahora tienen que dar respuestas.
- Cuesta más encontrar funcionarios dispuestos a debatir. Muchos diputados siguen por suerte.

- ¿Qué diferencia harías entre lo que fue cubrir el poder en el menemismo, el kirchnerismo y lo que viene ahora?
- El libro comienza con una entrevista con Isabel Perón. Ahí ella cuenta que cuando murió Perón quiso renunciar a la vicepresidencia para no asumir y hubiera aliviado mucho. Tal vez la Argentina se hubiera salvado de un golpe de Estado. Eso muestra como la condicionaron todos. Ella dice "no me dejaron". Yo le pregunto "quienes". Ni las FFAA ni los políticos, incluido Balbín que me dijeron que me iban a ayudar. A partir de ahí recorro lo que consultas, como se da la relación de los medios con el poder en cada turno democrático. Siempre el periodismo del '83 a la fecha, a los medios produjeron urticaria. Alfonsín, que era sumamente respetable, vos no tenías acceso a él, pero claro tenía un excelente vocero que era José Ignacio López. Era como hablar con Alfonsín. Eso cambia radicalmente con (Carlos) Menem. Te volvía loco. Cambió la forma de hacer periodismo en la Argentina. Pasó de esa rigurosidad, protocolo de Alfonsín a un Menem que hablaba en la puerta de la casa, en la sala de periodistas de Casa de Gobierno a las 7 de la mañana, ¡no había nadie! Las coberturas en el exterior no dormías. Rompió todos los esquemas.

- ¿Y cuándo llega De La Rúa?
- Ahí vuelve a institucionalizar todo. No tuvo manejo. Yo cuento la experiencia que me tocó vivir el día de la renuncia de Carlos "Chacho" Álvarez. Todos los medios estaban en la casa de Chacho, me llama De La Rúa y me dice enojado: "Gato que es esto de cadena que le están dando a Chacho". Le digo "Presidente estoy viendo que en Salón de los bustos hay un micrófono, ningún funcionario suyo salió a hablar". Entonces escucho que dice a alguien "acá el Gato dice que hay un micrófono, bajen a hablar" y empiezan a salir todos.

- ¿De esa manera?
- Es así. Se dio una competencia entre la casa de Chacho y el Salón cuando se da la renuncia. Yo di la primicia 8.30 en TN. Estaba Federico Storani, que era ministro del Interior y lo sorprendo al aire porque yo sabía desde la madrugada. Lo anuncio y lo sorprendo. Me dice "la verdad, salgo de acá y averiguo".

- ¿Y la etapa del kirchnerismo?
- Se vuelve a una etapa de mayor cerrazón informativa.

- ¿No te dolió haber estado en la pantalla de TN cuando empezó esa guerra del ¿"Qué te pasa, estás nervioso"? ¿Fue fácil trabajar en televisión?
- No. Siempre traté de mantenerme al margen de esas cuestiones. A nosotros nos escracharon por trabajar en el Grupo Clarín. Todas las veces que pedimos notas desde A Dos Voces (programa que hacía con Marcelo Bonelli) siempre tuvimos respuesta. Todos los años nos daba una o dos notas Néstor Kirchner. Con Cristina Kirchner ya no. Cambió. Con Néstor tuve diálogo, con ella no. Nosotros le hicimos nota cuando era candidata a presidenta y nunca más volví  a hablar hasta el año pasado cuando me dio la primera entrevista en Nueva York cuando fue a la ONU. Fue el único período de gobierno en el cual no tuve diálogo.

- ¿Cómo se financia la visión del poder frente a los medios? Vos tenés al Grupo Clarín con un soporte propio y el kirchnerismo fue armando medios para tener el lado B de la realidad. En ese contexto, ¿crees que era necesario? ¿Se excedieron en armar un grupo de medios tan enfrentado a otro que terminó en el achique actual?
- Si, es perjudicial porque hemos visto el caso más concreto que es el Grupo Szpolski, que dejó colegas en la calle sin pagar, que todavía están en una tarea loable con una cooperativa (Tiempo Argentino) pero con una angustia tremenda. Es imperdonable lo que pasó en ese caso.

- ¿Qué parte de responsabilidad le toca al Estado? porque lo alentó.
- Obviamente. Eso también hay que hacer de autocrítica. Todos los que alimentaron eso. Porque es verdad lo que decís, hay una responsabilidad compartida de los que alimentaron y la irrepsonsabilidad de Szpolsky y de Garfunkel en armar y dejar en la calle de un dia para el otro y sin asumir la responsabilidad social que les corresponde como empresarios a todos nuestros colegas.

- ¿Cómo ves hoy el panorama de los medios?
- Desde hace mucho tiempo pasan por una etapa muy dificil que en algun momento hay que rever. Se perdió en los últimos años el eje y la misión que tiene todo medio, que es la de informar. Muchos actuaron como posicion politica en Argentina y eso no es bueno. Y muchos otros han actuado como defensores de una gestión que tampoco es bueno.

- ¿Cómo lo solventás? actualmente se ven pocos medios con objetivo periodístico. Perfil es manejado por un periodista, La Nación tiene la misma idea. Pero después los grupos de medios son manejados por sectores de poder que no vienen del periodismo. ¿Eso va cambiando la concepción de los medios?
- Yo trabajé 23 años en el Grupo Clarín. Cuando no me sentí cómodo con una línea editorial renuncié, me fui a otro grupo que en ese momento me daba esa posibilidad.

- La política lo que dice en off es "¿Cómo querés que financie una campaña si no circula dinero en negro?" que no está blanqueado cómo se financia. Y para llegar a la TV, para hablar en prime time necesita plata la política.
- La forma de financiación es un debate en la Argentina que falta.

- ¿Por qué no se da?
- Falta mucho. Todas las campañas gastan más de lo que se anuncia.

- ¿Y esa plata de dónde la sacas?
- Bueno, eso es lo que falta transparentar.

- De golpe dicen "a mí me financian las empresas privadas" pero eso estaría mal también porque luego esa organización espera un resultado.

- Claro, obvio. A nivel de reforma política fue muy bueno instalar las PASO. Falta ahora como se financian los partidos políticos. En Estados Unidos salen a recolectar fondos pero se hace público. Acá falta esto. 

Contenido relacionado



 

martes, 29 de diciembre de 2015

AFSCA: una intervención de Macri a la medida de Clarín… @dealgunamanera...

AFSCA: una intervención de Macri a la medida de Clarín…


Con la intervención al organismo que debía aplicar la Ley de Medios y el desplazamiento de Sabbatella, el gobierno le devuelve los favores a Clarín. La izquierda rechazó la medida y exige que se discuta en el Congreso.

© Escrito por Daniel Satur el sábado 26/12/2015 y publicado por http://www.laizquierdadiario.com de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

Ayer por la mañana el ministro de Comunicaciones Oscar Aguad anunció la intervención por 180 días de la AFSCA y la AFTIC, los organismos que tienen a su cargo la aplicación de las leyes de Servicios de Comunicación Audiovisual y Argentina Digital, respectivamente.

La decisión liquida, en los hechos, la autarquía de ambos entes y deja en manos del ministro radical el manejo de todo lo referente a regulación de medios, telecomunicaciones y nuevas tecnologías de la información.

Por la tarde Aguad denunció penalmente a Martín Sabbatella por no querer abandonar su cargo al frente de la AFSCA, donde tiene mandato legal hasta 2017.

Según lo indica el Decreto 236/2015, a partir de ahora la AFSCA quedará en manos del interventor Agustín Garzón mientras que el titular de la AFTIC, Norberto Berner (con mandato legal hasta 2019), será reemplazado por el interventor Mario Frigerio.

“Abuso de poder”

Aguad no sólo intervino la AFSCA sino que denunció penalmente a Sabbatella por “incumplimiento de los deberes de funcionario público y abuso de poder”. Según la denuncia presentada en Comodoro Py, el dirigente de Nuevo Encuentro no hizo su trabajo según lo estipula la propia Ley de Medios; y por otro lado, al ser intervenido el organismo caducan los mandatos de sus autoridades, por lo que Sabbatella debería abandonar el cargo.

El decreto firmado por Macri, Aguad y el jefe de Gabinete Marcos Peña apela a una provocadora ironía para justificar la denuncia contra Sabbatella. Según el texto, pese a que la ley está vigente desde 2009, “no se han logrado avances significativos en el desarrollo de mecanismos destinados al cumplimiento de la materia”.

A su vez el decreto dice que “tampoco se ha cumplido satisfactoriamente el objetivo de posibilitar el acceso de la totalidad de los habitantes de la República Argentina a los servicios de la información y las comunicaciones”, tal como lo fija la norma. Y afirma que, por otro lado, “se han verificado importantes decisiones adoptadas por la AFSCA y la AFTIC en el área de sus competencias que implicarían abiertos incumplimientos de las disposiciones legales vigentes”.

Así el macrismo se termina apoyando en la letra de la ley que combatió en el Congreso, en alianza con Clarín, para desplazar a Sabbatella y Berner de los puestos públicos que la propia ley creó.

Lo curioso (o no) es que Macri no hace más que ejercer un nuevo “abuso de poder”, ya que la intervención federal de un ente autárquico no es otra cosa que la aplicación forzada de la legalidad para satisfacer las necesidades del gobierno.

A pedido de Clarín

La intervención de la AFSCA y la AFTIC tienen el objetivo de concentrar el poder respecto a las comunicaciones y los medios en manos de un funcionario como Aguad, quien ostenta, más que un currículum, un verdadero prontuario, ligado estrechamente a genocidas y con una amplia experiencia represiva.

Sin dudas esta intervención por decreto y a los empujones busca beneficiar nada menos que al Grupo Clarín y sus aliados, quienes militaron todo el año en favor de Cambiemos y hoy están recibiendo la correspondiente compensación.

Y también la medida benefiará a las corporaciones telefónicas, que vienen reclamando modificaciones en la Ley Argentina Digital.

En ese sentido tanto la “adecuación” de Clarín a la Ley de Medios, así como todo cuestionamiento a su poder económico y mediático, nunca fueron llevadas adelante por el kirchnerismo. Incluso los artículos más ‘progresivos’ no se aplicaron o se violaron directamente. Todo esto, bajo el amparo de las autoridades de AFSCA”. Con estas medidas de Macri directamente quedarán en el olvido.

Antes y ahora, la democratización bien gracias...

En este diario se han analizado reiteradamente los límites objetivos que tiene la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual en cuanto a la capacidad de “democratizar las comunicaciones” y acabar con la concentración mediática que hace décadas está en manos de un puñado de corporaciones.

Más allá de los discursos, el gobierno de Cristina Fernández se fue sin haber transformado sustancialmente el mapa de medios a nivel nacional y sin haberle arrebatado, mucho menos, el enorme poder a Clarín.

Por el contrario, el accionar del gobierno kirchnerista desde 2009 -cuando rompió su alianza con Magnetto- hasta su retirada, fue tendiente a fortalecer y sostener (con jugosos fondos públicos) a una caterva de empresas mediáticas aliadas, entre cuyos exponentes más visibles se encuentran Cristóbal López y Sergio Szpolsky.

Ni siquiera Cristina y Sabbatella hicieron efectiva la ocupación del 33 % del espectro radioeléctrico por parte de canales de TV y radios pertenecientes al sector “sin fines de lucro”, donde se agrupan cooperativas y organizaciones sociales que apoyaron con entusiasmo la Ley de Medios desde sus inicios.

Vale aclarar que la asignación de licencias para ese “tercio” del espectro como otras tantas medidas en favor de medios comunitarios y populares no estaba prohibida por ninguna medida cautelar. Fue una decisión política del kirchnerismo apostar a “combatir” a Clarín creando nuevas “corpos” con financiamiento estatal, dejando al mismo tiempo libradas a su suerte a infinidad de experiencias comunicacionales alternativas e independientes.

La izquierda rechaza la intervención

Apenas conocido el decreto por el cual se intervienen la AFSCA y la AFTIC, las voces de repudio se multiplicaron. Uno de los primeros en criticar la medida fue el investigador Martín Becerra, quien escribió que “la decisión anunciada por Aguad invoca la legitimidad y el consenso pero se realiza en ausencia de diálogo previo con fuerzas políticas y sociales (que no sean sólo los actores empresariales más grandes) y desemboca en una intervención parecida a la vendetta”.

En un sentido similar, desde el PTS y el Frente de Izquierda se hizo público el rechazo a la medida, por considerarla “arbitraria, hecha a pedido y a la medida de Clarín y las grandes corporaciones mediáticas que hoy apoyan a este Gobierno”.

Así se expresó el ex candidato presidencial del FIT Nicolás del Caño, quien aclaró sin embargo, que este rechazo no significa avalar lo hecho por el kirchnerismo en materia de medios de comunicación.

“Siempre hemos sido muy críticos de la llamada ‘Ley de Medios’ y hemos denunciado que el gobierno saliente creó un sistema de medios propios (ayudado por la pauta oficial), que no democratizó el acceso a la información, al margen de que nunca se dieron espacios a la izquierda. Además, mantuvo intactos el poder esencial de las grandes corporaciones (incluso los artículos más ‘progresivos’ de la ley no se aplicaron o se violaron). Todo esto, bajo el amparo de las autoridades de AFSCA”, sintetizó Del Caño.

A su vez la diputada nacional del PTS/FIT Myriam Bregman manifestó “en este caso, como en el conjunto de las medidas que viene tomando el nuevo gobierno, el método de Mauricio Macri es tomar todas las decisiones vía decretos de necesidad y urgencia (o resoluciones ministeriales) pasando por encima de cualquier mínima discusión democrática en el Congreso”.

“El gobierno que construyó un relato supuestamente ‘republicano’ del ‘diálogo y el consenso’ ahora suma intervenciones arbitrarias a la catarata de decretazos que viene aplicando”, enfatizó Bregman.

En ese sentido, la ex candidata a vicepresidente del FIT exigió “que esta cuestión sea debatida en el Congreso. Los legisladores del PTS y el Frente de Izquierda, contamos con representación parlamentaria y un programa para terminar con los monopolios mediáticos, tanto estatales como privados. Exigimos el derecho democrático elemental a la discusión en el Congreso donde expresamos la voz que también desarrollamos en la movilización callejera, ante un tema que es de suma importancia para los trabajadores y las mayorías populares, como es el de los medios masivos de comunicación y el derecho a la información”.

Nostalgias

El ministro Aguad, tal como lo hiciera en 1999 en la ciudad de Corrientes, vuelve a hacerse cargo de una “intervención” desde el Estado nacional. Esta vez en materia de telecomunicaciones y nuevas tecnologías.

No caben dudas de que “el Milico” está en su salsa. Lejos de todo barniz “republicano” e “institucionalista”, su flamante gestión se propone brindarle un sentido homenaje a la vieja Ley de Radiodifusión 22.285 (dictada por Videla y Martínez de Hoz en 1980 y vigente hasta 2009), que durante décadas fue aplicada por sucesivos “interventores” del COMFER.

Esa misma “ley”, con sus modificaciones en democracia, permitió la conformación de un puñado de poderosos conglomerados mediáticos. Entre ellos, obviamente, el Grupo Clarín, el mismo que ahora festeja sin disimulo cada nueva intervención arbitraria del gobierno de Macri. Un gobierno que, como afirmó Myriam Bregman, arrancó a decreto limpio “pasando por encima de cualquier mínima discusión democrática en el Congreso”.

¿Te acordás hermano...?

Muy lejos quedaron los tiempos en que Martín Sabbatella y Oscar “el Milico” Aguad compartían proyecto político. En diciembre de 1999 ambos integraron la Alianza que llevó a De la Rúa a la presidencia. Por entonces el joven del PC asumía como intendente de Morón y el radical cordobés se sumaba a la intervención de la provincia de Corrientes (de donde se iría en 2001 con una denuncia por el robo de 60 millones de dólares).

Dieciseis años después Sabbatella y Aguad se encuentran enfrentados y en el centro de la tormenta. Mientras el ex intendente de Morón se niega a dejar su cargo al frente del organismo intervenido, el Ministro de Comunicaciones encara la intervención a cara de perro.