Mostrando las entradas con la etiqueta Ricardo Alfonsín. Mostrar todas las entradas
Mostrando las entradas con la etiqueta Ricardo Alfonsín. Mostrar todas las entradas

domingo, 4 de junio de 2017

Profanaron el Mausoleo del Presidente Raúl Alfonsín... @dealgunamanera...

Amplio repudio tras un ataque al mausoleo del ex presidente Raúl Alfonsín.

Profanacion. Estamparon la clásica pintada “Perón Vuelve”. Foto: Telam


Foto: Twitter

La profanación del mausoleo de Raúl Alfonsín causó ayer indignación en un amplio espectro de dirigentes políticos. Las imágenes de una pintada que hace alusión al peronismo en el lugar del Cementerio de la Recoleta donde descansan sus restos despertaron múltiples expresiones de rechazo y motivaron también la reivindicación del dirigente que falleció en 2009 y gobernó el país entre 1983 y 1989. El ataque motivó una unidad prácticamente inédita de todos los sectores políticos del país.


© Escrito por Aurelio Tomás el sábado 03/09/2017 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

La noticia del ataque fue dada a conocer por su hijo, el diputado Ricardo Alfonsín, desde su cuenta de Twitter. En la imagen se puede ver una mancha de pintura azul sobre el rostro del primer presidente del actual ciclo democrático y la pintada clásica del Perón Vuelve, formada por una P y una V. “Sólo puede ser obra de autoritarios y marginales”, evaluó el legislador radical. Y agregó: “Ya he recibido mensajes de repudio desde el PJ”.

El presidente Mauricio Macri dijo desde su cuenta oficial: “Repudio la profanación brutal del mausoleo de Raúl Alfonsín. Como dijo su hijo Ricardo sólo autoritarios y marginales pueden hacer algo así”. Por su parte, la ex presidenta Cristina Kirchner contó que habló con Ricardo Alfonsín y brindó su “solidaridad para él y su familia”, además de expresar “todo” su “repudio y condena para actos de profanación y provocación”.

El diputado y familiar del ex mandatario contó que también fue contactado por Julián Domínguez, Florencio Randazzo y Sergio Massa. Desde Twitter, el diputado y ex gobernador Felipe Solá dijo que “Alfonsín fue un patriota” y recordó que “juzgó a las Juntas y puso todo para que saliéramos del desastre en el 2002”.

Desde el oficialismo, también se expresaron la gobernadora Vidal, el jefe de Gobierno porteño Horacio Rodríguez Larreta y el ministro Hernán Lombardi. La gobernadora evaluó que “estos gestos antidemocráticos no tienen más lugar en nuestra sociedad” mientras que Lombardi dijo que “persiste en el unánime homenaje” a su figura.

Un comunicado del bloque de diputados del Frente para la Victoria-PJ se sumó al repudio generalizado. También demandó “al gobierno nacional que investigue y detenga a los responsables, con la misma celeridad y efectividad que actuó con los dos jóvenes bromistas hackers que habían amenazado a Mauricio Macri por las redes sociales”.


En pocas horas, el Ministerio de Ambiente y Espacio Público anunció ayer que “los trabajos de restauración se realizaron de manera inmediata y continuarán esta semana”. En tanto, un nieto del ex presidente denunció el hecho ante la Fiscalía General de la Ciudad.



domingo, 28 de febrero de 2016

Fantasmas y presidentes… @dealgunamanera...

Fantasmas y presidentes…


Cada vez que llega un presidente que inicia un cambio de ciclo, se pronostican catástrofes y dificultades sobrehumanas que luego en la práctica no se verifican.
© Escrito por Jorge Fontevecchia el domingo 28/02/2016 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

Como aquellos mapas previos al descubrimiento de América que indicaban la existencia de monstruos marinos que devoraban los barcos que se animaran a alejarse de la costa, cada vez que llega un presidente que inicia un cambio de ciclo (Alfonsín, Menem, Néstor Kirchner y Macri) se pronostican catástrofes y dificultades sobrehumanas que luego en la práctica no se verifican y el presidente entrante puede hacer, sin enorme dificultad, lo que se creía imposible.

Esta semana se anunciará el acuerdo con los holdouts, devolviendo a la Argentina la completa normalidad financiera internacional después de 15 años desde que Rodríguez Saá, como presidente interino, anunció el default el 24 de diciembre de 2001. Y no fue tan difícil lograrlo, ni predisponer al mediador Pollack y al juez Griesa a favor de Argentina, acorralando al temible Paul Singer. Lo mismo se podría decir de la salida del cepo, que se alcanzó con menos traumatismos de los esperados. Y de la consiguiente devaluación que agregó inflación y costos pero sin producir terremotos sociales ni enfrentamientos irreparables.

Esta semana Macri comienza una nueva etapa abriendo el Congreso y acordando con los holdouts

También se pronosticaban dificultades mucho mayores en materia de gobernabilidad para un presidente no peronista en minoría, tanto en Diputados como en Senadores, y llega a la apertura de las sesiones ordinarias de esta semana con un peronismo dividido y pronósticos de aprobación tanto de leyes como de nombramientos. Tan fácil resultó aislar al kirchnerismo, que la preocupación es por mantenerlo vivo para que el peronismo continúe dividido y no vuelva a ser una amenaza electoral imbatible, ni que la venganza a la que parte de la Justicia somete y someterá al kirchnerismo termine victimizando a Cristina.

Es probable que el viernes 18 de marzo, cuando se cumplan los primeros cien días de gobierno, el escenario político y económico de la Argentina sea totalmente diferente al que fue hasta el 10 de diciembre pasado.

Dividir al peronismo, insignificantizar al kirchnerismo, salir del cepo, devaluar y resolver el conflicto con los holdouts resultaba una tarea tan poco probable de realizar con éxito como para Alfonsín en 1983 juzgar y condenar a prisión a los ex comandantes de la juntas militares de la dictadura y los más emblemáticos exponentes de la violación de los derechos humanos. O para Menem en 1989 salir de la hiperinflación. O para Kirchner en 2003 incluir en el sistema a la enorme masa de excluidos que había dejado la crisis de 2002 y calmar el caos social.

Para sorpresa de todos, cada uno de estos presidentes fue cumpliendo esas tareas tan ciclópeas como imprescindibles para que el país pudiera continuar, lo que impulsa a preguntarnos si estamos frente a hombres superdotados o hay alguna lógica del sistema social que hace posible lo necesario, porque los países no se suicidan. Al llegar a la presidencia, tanto Alfonsín (que después cobró otra estatura pero hasta entonces era un ex diputado de Chascomús que “nunca había conducido ni una cancha de bochas”), como Menem (un frívolo irresponsable e impresentable), como Kirchner (alguien que generaba lástima por sus defectos físicos y miedo por sus defectos mentales), y como ahora Macri (la antipolítica), fueron subvaluados.

¿Eran más de lo que parecían o, como pasó con Bergoglio al convertirse en papa, la función cambia al individuo y el aura de la investidura termina transformando a la persona?

Otro fenómeno psicosocial es el correlato inverso: cuando dejan de ser presidentes y aquellas personas que habían alcanzado la estatura de héroes y casi semidioses se transforman en lo opuesto y, a los ojos de muchos, terminan pareciendo locos, necios o malvados (y en algunos casos, además, patéticos, como el Menem reciente). Podría ser efecto del síndrome de burnout (cabeza quemada por el desgaste ocupacional) que produce el haber estado expuesto a una tarea muy exigente y estresante durante bastante tiempo, y transforma al revolucionario vital del comienzo en un depresivo suspicaz y escéptico.

Pero quizás ese escepticismo del fin de ciclo sea la causa y la consecuencia de que su tiempo se agotó y hace falta que venga alguien cuya frescura sea precisamente que crea que puede.

Virgilio, en el Canto V de La Eneida, dijo: “Pueden porque creen que pueden” (Possunt quia posse videntur). Pero en el caso de los presidentes, pueden porque la sociedad cree que ellos (Alfonsín, Menem, Kirchner y Macri) pueden. Es la sociedad la que hace lo que en psicoterapia se denomina transferencia, le transfiere la condición de ser lo que se necesita que sea. Y termina siendo.

El juicio de Alfonsín a la junta de comandantes de la dictadura (salvando las distancias), la convertibilidad de Menem, el asistencialismo de Kirchner y el volver a insertar a la Argentina en la economía mundial de Macri eran imperativos de la realidad, y cuando algo es necesario las partes crean las condiciones de consenso suficientes.

Una semana antes de que llegue Obama, al cumplir Macri sus cien días de gobierno, habrá ya un país distinto 
Eso lo muestran las encuestas, que le dan a todo presidente al poco tiempo de asumir una popularidad y aprobación mucho mayores que los votos que obtuvieron en las elecciones que ganaron. Ese apoyo empoderante viene aluvionalmente y se va por goteo (en los casos exitosos), pero se va. Eso debe tener en cuenta Macri porque siempre fue más complejo ser ex presidente que presidente.


domingo, 4 de mayo de 2014

Tener el coraje... De Alguna Manera...


Tener el coraje...


Los exabruptos de Pablo Moyano exigían un repudio inmediato de los candidatos opositores.

Aun cuando Hugo Moyano haya relativizado y restado importancia a las gravísimas declaraciones de Pablo Moyano, la situación que se ha creado en Quilmes supera largamente la geografía de ese municipio del Gran Buenos Aires y alude e interpela a una de las cuestiones claves de la Argentina, hoy, mañana y pasado mañana. ¿Qué vamos a hacer con las instituciones? ¿Qué vamos a hacer con el estado de derecho? ¿En dónde va a quedar la noción del gobierno de la ley? Es una cuestión y un conflicto que, otra vez, supera y trasciende el marco de un gobierno. No se vincula estrictamente solo a lo hecho y dicho en estos once años por el kirchnerismo.

La problemática del deterioro de las instituciones y el irrespeto a la ley que acaba de dramatizar Pablo Moyano revela e indica que la cuestión es mucho más grave y más extensa.

Se planteó un problema en el municipio de Quilmes, donde la empresa recolectora de residuos se llama Covelia y su contrato vencía el 5 de mayo. A punto de terminar el contrato, el municipio, conducido por Francisco Gutiérrez, un hombre del kirchnerismo, le anticipó a Covelia –estrechamente asociada al Sindicato de Camioneros – que no le renovaría el contrato. En esta empresa de recolección de residuos de Quilmes prestan servicio 430 trabajadores. Pablo Moyano congregó a los camioneros frente al Municipio de Quilmes y declaró al periodismo de la zona: “Si tiene que haber muertos, va a haber uno, dos o tres”. “Muertos”, dijo, supuestamente en defensa de la fuente de trabajo.

El intendente de Quilmes ha dicho que su idea no es echar a nadie, sino que, sencillamente, como ha determinado que la gestión de Covelia es deficiente, va a mantener la mano de obra contratada, pero la empresa quedará en manos del Municipio, que hasta ahora pagaba 8 millones de pesos por mes por esa tarea concesionada.

¿Por qué asocio esto con cuestiones que trascienden largamente la geografía de Quilmes e inclusive la temática de los camioneros? Porque las declaraciones de Pablo Moyano, más allá de la relativización que su padre, Hugo, haya querido hacer (no es la primera vez que Pablo Moyano descarrila) revelan un fenómeno global del país: el desprecio por la ley. 

Este incidente interpela básicamente a quienes enfrentados actualmente con el Gobierno, tal vez no hayan tenido el coraje o la decisión de condenar este tipo de manifestaciones y proclamas violentas.

Creo que sería de un enorme valor para el país que hombres que aspiran a ser presidentes de la nación como Julio Cobos, Hermes Binner o Ernesto Sanz, por mencionar algunos, se pronunciaran claramente, sin ninguna especulación oportunista, sin prescindir de una condena a los dichos de Moyano.

No hay que olvidarse, por otro lado, de que Hugo Moyano y el gremio camionero estuvieron hasta hace apenas pocos años muy cerca del gobierno kirchnerista y compartieron más de un acto público junto con Néstor y Cristina Kirchner. No es una novedad, en consecuencia, lo que esta gente opina y hace: la técnica de los bloqueos y los piquetes, impedir la circulación de personas y mercancías, ha sido puesta en vigencia, con lenguaje belicoso y virulento, por los camioneros en más de una oportunidad. En algún momento fue Hugo Moyano, y ahora le toca el turno a su heredero Pablo, como si se tratara de una dinastía sindical, el hombre que dirige el día a día de la actividad del sindicato camionero.

Quiero asociar esto con un luminoso ensayo que publicó el 30 de abril en La Nación Luis Alberto Romero. (“Mas allá de izquierdas y derechashttp://www.lanacion.com.ar/1686389-mas-alla-de-izquierdas-y-derechas) un texto de lectura obligatoria, sobre todo para las fuerzas políticas que se han coaligado en el Frente Amplio UNEN y para hombres como Ricardo Alfonsín, Binner, Pino Solanas y tantos otros. Romero, con enorme lucidez, menciona el problema del autoritarismo dictatorial y la facciosidad que caracterizaron al gobierno de Juan Perón en la década del 50. Pero a continuación dice, y por favor prestar atención a este párrafo, maravilloso por lo preciso, de Romero: “En estas dos décadas largas, el Estado no sólo desertó de sus funciones básicas, sino que perdió la capacidad para limitar a sus gobernantes, limitar el saqueo o corregir los gruesos errores de gestión. Un Estado destruido y una máquina política gigantesca aferrada a un cuerpo exangüe es lo que dejan a quien tome la apuesta en 2015”.

La perspectiva de Romero es, en el mejor sentido de la palabra, provocadora, porque estimula el debate. Este episodio de Pablo Moyano anunciando muertes por la negociación de un convenio en un municipio del Gran Buenos Aires, ratifica la vigencia de los interrogantes de Romero. ¿Moyano y sus seguidores, son de izquierda o de derecha? En más de una oportunidad, dirigentes del radicalismo sostenían que Mauricio Macri era “el límite”, la frontera: hasta ahí no podían llegar, porque era de “derecha”. Sin embargo, en las elecciones de 2011 la UCR hizo arreglos y trapicheos con fuerzas de la derecha peronista, con hombres que provenían del menemismo, como Francisco de Narváez. En el caso que ahora preocupa, ¿qué decir de la acción directa? ¿qué de la práctica permanente, sistemática y deliberada de episodios de acción directa que, como en el caso de Quilmes, ponen en tela de juicio todo el estado de derecho?

La opción política principal –dice Romero, en otro párrafo que subrayo – pasa por la continuidad de este estado de cosas o su reversión, continuidad o reversión, que consiste en primer lugar en reconstruir el orden y las reglas, y también los partidos”.

Nadie le puede negar al profesor Romero su clara identificación con lo más progresista y transformador del pensamiento social. Nadie podría alegar que patrocine represión y  mano dura. Habla de reglas porque no hay posibilidad de cambio social alguno sin orden y sin reglas. Si dirigente social amenaza con muertes porque no se resuelve un problema sindical, no hay derecha o izquierda que valga. Hay un desafío al orden establecido.

Por eso, Romero subraya la importancia de considerar como valiosa y prioritaria la reconstrucción de las instituciones. Sin embargo, aparentemente, esto en la Argentina no se entiende cabalmente.

El episodio de Quilmes tiene el enorme valor de iluminar como gigantesco foco el escenario argentino. Si la Argentina quiere que, a partir de 2015, se inicie un proceso de reconstrucción del estado de derecho tan vulnerado en los últimos quince años y un proceso de recuperación, revalorización y puesta en valor del estado de derecho a través de las normas y el cumplimiento efectivo de la ley, no se puede andar con disquisiciones entre ilusorias “izquierda” y “derecha”, como si se condenara a algunos porque son “de derecha”, pero no a otros porque se cree que son “progresistas” y eso puede interpretarse como gesto de amistad para con “la derecha”.

El episodio de Quilmes es profundamente autoritario y conlleva el huevo de la serpiente. Hablar de muerte en la Argentina y propiciar enfrentamientos violentos, aun cuando se haga supuestamente en defensa de intereses de trabajadores, es valerse del peor, más reaccionario y retardatario de los lenguajes.

Nada sería más importante que el autodenominado progresismo argentino comprendiera que lo que está de por medio ahora no es una puja entre Estado y mercado. La Argentina tiene que tener Estado y tiene que tener mercado, las dos cosas. 

Pero, sobre todo, hay que reconstruir el plexo legal de la vida cotidiana.

El silencio en torno del episodio de Quilmes y la patoteada de Pablo Moyano es una manera, por omisión, de decir que, en ciertos casos, para algunos, violar la ley es “progresista”, algo negativo y pernicioso para el presente y para el futuro.


© Escrito por Pepe Eliaschev el Viernes 02/05/2014 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.


domingo, 29 de diciembre de 2013

Cuarenta... De Alguna Manera...


Cuarenta…

 

Al agotarse el año, es legítimo detenerse y pensar. Entre sofocados y exhaustos, marchamos hacia la noche del 31 con un interrogante perfectamente razonable. ¿Lo peor acaso está por suceder? No lo creo, o al menos no lo patrocino. Pero tengo los años que tengo y no voy a ahorrarle al lector algunas evocaciones imprescindibles.

Este 2014 que sobreviene marca cuarenta años de un auténtico annus horribilis, el tétrico 1974. La expresión latina parece haber sido acuñada en 1985 por el Oxford English Dictionary y la reina Isabel II se valió de ella en un discurso de noviembre de 1992, a cuarenta años de su coronación, cuando sostuvo que terminaba un annus horribilis. Dijo: “1992 no es un año al que recordaré con puro placer. (…) Terminó siendo un annus horribilis”. Un poema de John Dryden en 1666, “Annus Mirabilis”, describía hechos maravillosos de la época. Esta vez era al revés. En la Argentina, hace cuarenta años se desencadenaron doce meses catastróficos. Gobernaba el peronismo y Juan Perón fue el presidente la mitad exacta de ese año. Sirve recopilar la catarata de esos horrores.

El 19 de enero el ERP ataca el Regimiento 10 de Azul, asesinando al coronel Arturo Gay, jefe del regimiento 10 de Caballería, y secuestrando al teniente coronel Jorge R. Ibarzábal, jefe del Grupo de Artillería Blindado. Será asesinado por la guerrilla el 19 de noviembre de ese mismo año.

El 21 de enero Perón convoca a los diputados de la Juventud Peronista de Montoneros (Carlos Kunkel entre ellos), y los hace renunciar ante una nueva legislación contra el terrorismo. El 27 de enero, Perón echa al gobernador de la provincia de Buenos Aires, Oscar Bidegain, reemplazándolo por Victorio Calabró, un pesado del sindicato metalúrgico. El 29 de enero, Perón convoca a servicio activo a los comisarios Alberto Villar y Luis Margaride, como —respectivamente— subjefe de la Policía Federal y superintendente de Seguridad Federal.

El 27 de febrero se concreta el “Navarrazo”, golpe de estado de extrema derecha avalado por Perón que se lleva puestos al gobernador de Córdoba, Ricardo Obregón Cano, y a su vice Atilio López. El jefe de la policía provincial, coronel Antonio Navarro, asume el poder el 2 de marzo como interventor federal.

El 26 de marzo, Perón clausura Respuesta Popular, diario del PRT que había reemplazado a El Mundo, también clausurado. El 8 de abril, la Policía Federal secuestra una edición del semanario El Descamisado, de Montoneros. Dos días más tarde, el 10 de abril, Perón prohíbe por decreto la impresión de El Descamisado y Militancia. El 14 de abril en Resistencia arrestan al ex diputado montonero Kunkel, al que luego liberan.

Se cierne la noche: el 1º de mayo, Perón echa a los Montoneros de Plaza de Mayo, por imberbes y estúpidos. El 11 de mayo es asesinado el padre Carlos Mugica en la puerta de la iglesia de San Francisco Solano, Villa Luro, donde acababa de celebrar misa. El 12 de junio, Juan Perón da su discurso postrero en la Plaza de Mayo, protegido por un vidrio antibalas. Muere el 1º de julio y asume María Estela (Isabel) Martínez de Perón. No hay tregua: el 15 de julio, la guerrilla asesina al político radical Arturo Mor Roig. Esbirros del Gobierno ametrallan el 31 de julio al diputado Rodolfo Ortega Peña. El 6 de septiembre, Montoneros anuncia su paso a la clandestinidad. El 7 de septiembre, en un intento por asesinar al rector de la Universidad de Buenos Aires, Raúl Laguzzi, la Triple A mata a su bebé Pablo, de cinco meses.

El 11 de agosto, el ERP ataca la Fábrica Militar de Pólvora y Explosivos de Villa María, donde secuestra al coronel Argentino del Valle Larrabure (al que asesinan el 19 de agosto de 1975), y al Regimiento 17 de Infantería Aerotransportada de Catamarca. En Villa María, el ERP roba centenares de poderosas armas de fuego y mucha munición. Fracasa en Catamarca, donde numerosos guerrilleros son masacrados.

El 19 de septiembre, Montoneros secuestra a los hermanos Juan y Jorge Born, a quienes liberará meses más tarde, tras cobrar un rescate colosal. Ojo por ojo, diente por diente. Los pistoleros del Gobierno siguen matando sin pausa: el 20 de septiembre asesinan a un mito viviente de la resistencia peronista, el entonces subjefe de la policía bonaerense, Julio Troxler. De inmediato, la Triple A secuestra y asesina el 27 de septiembre al profesor Silvio Frondizi, una luminaria del marxismo argentino. En la balacera, también matan a su joven yerno, Luis A. Mendiburu. No hay respiro: el 1º de noviembre, Montoneros asesina a Villar, el jefe de la Policía Federal convocado por Perón para la guerra contra la guerrilla. No podría haber sido un año peor. Un océano de sangre prologa el florecimiento pleno de la tragedia nacional en los meses y años posteriores.

No hay crónica periodística sin subjetividad. Tenía 29 años a fines de 1974 cuando nace en Buenos Aires mi primer hijo. Pocas semanas después, salimos a Venezuela “hasta que se vaya López Rega del Gobierno”. El regreso del exilio será recién en 1984, en democracia y con Alfonsín presidente. Aniversario espeso, determinado por aquel 1974 desesperante, estos cuarenta años pueden admitir el sabor de una tenue esperanza. Nosotros, que vivimos aquellos horrores, ¿seremos tan canallas de repetirlos antes de morir? ¿Podremos llamar “annus mirabilis” a 2014? Me reencuentro con el lector el domingo 2 de febrero.

© Escrito por Pepe Eliaschev el domingo 29/12/2013 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.


sábado, 5 de enero de 2013

CFK y Siete Pecados Sociales de Gandhi... De Alguna Manera...


El agotamiento…

Regalo irónico. CFK exhibe los Siete pecados sociales de Gandhi, de contradictorio cumplimiento.

“Los grandes hombres son útiles a la ciencia en la primera mitad de su vida, nocivos en la segunda mitad (...) Pero al final el instinto formativo acaba por ceder frente al instinto conservativo. Llega un momento en que el espíritu prefiere lo que confirma su saber a lo que lo contradice, en el que prefiere las respuestas a las preguntas. Entonces el espíritu conservativo domina, y el crecimiento espiritual se detiene.” Esto fue escrito en 1948 por el epistemólogo francés Gaston Bachelard, quien también dijo: “Se conoce en contra de un conocimiento anterior”.

¿Se podría decir lo mismo de los presidentes? ¿Alfonsín dio lo que tenía para dar en los primeros años de su gobierno con los juicios a la dictadura y la institucionalización de la democracia? ¿Menem lo mismo en su primera presidencia con la resolución del problema inflacionario y el regreso de la inversión? ¿Y también el kirchnerismo con la recuperación del crecimiento y del Estado? El problema de todos los presidentes es que, una vez alcanzado el éxito rutilante en un campo primordial, no pueden cambiar de técnica cuando se agotó o los problemas son otros.

Por el contrario, cuando aparecen las primeras señales de agotamiento, cada uno en su estilo profundiza el modelo, siendo no sólo ya neutro y dejando de ser útil a la sociedad, sino que pasa directamente a ser nocivo y a consumir parte del capital que acumuló en el campo en el que obtuvo logros.

Esto no sucede sólo en la política. Thomas Kuhn, en su célebre La estructura de las revoluciones científicas, escribió que “los científicos, cuando se enfrentan a anomalías incluso graves y prolongadas, por más que empiecen a perder la fe y a tomar en cuenta las alternativas, no renuncian al paradigma que los ha llevado a la crisis”. Y agregó, citando a Harvey Lehman en Age and Achievement: “Las personas que han logrado inventos fundamentales de un paradigma nuevo, o bien han sido muy jóvenes o bien han llegado muy recientemente al campo cuyo paradigma transforman”.

Se puede ser muy joven en el campo a los 60 años cuando por primera vez se es presidente después de haber estado alejado del gran poder, por ser gobernador de una pequeña y distante provincia (Menem y Kirchner) o sólo legislador (Alfonsín o Cristina). También se puede ser viejo a la misma edad, como De la Rúa, después de llevar varias décadas compitiendo como precandidato a presidente.

No es casual que las sociedades que más se han desarrollado hayan evolucionado hacia sistemas políticos que ponen un límite a sus líderes en el gobierno. Hasta el Partido Comunista Chino, después de las experiencias de genios como Mao o Deng Xiaoping, colocó un límite de diez años en cargos máximos.

El problema no es sólo de los líderes que quedan cristalizados en su momento de mayor éxito e inevitablemente el paso del tiempo los vuelve obsoletos, sino que estos grandes líderes –con su enorme influencia– seducen a sus simpatizantes, quienes los siguen como a las viejas estrellas de rock, envejeciendo a la sociedad con ellos. Y también dividiéndola como consecuencia de esa elevación de lo pagano a lo mítico y de lo político a lo religioso.

En la foto que ilustra esta columna, Cristina Kirchner recibe de regalo un pergamino con los Siete pecados sociales de Gandhi, que son:

1) Política sin principios;
2) Riqueza sin trabajo;
3) Placer sin conciencia;
4) Educación sin carácter;
5) Comercio sin moral;
6) Ciencia sin humanidad;
7) Religión sin sacrificio.


Para sus críticos, ella lo exhibe sonriente sólo porque no sabe bien inglés, e imaginan que por eso Prensa de la Presidencia nunca difundió esta foto. Para sus simpatizantes, ella es el mejor ejemplo de quien no comete esos pecados.

En la columna de mañana continuaré con el tema a partir del programa de radio Mitre de balance político del año que me tocó compartir con Lanata, Fernández Díaz, Nelson Castro, Leuco, Van der Kooy e Ismael Bermúdez, en el que se reflejó cómo estos sentimientos y su influencia sobre los pensamientos producen diálogos de sordos.

Thomas Kuhn decía que “Cuando los paradigmas entran en debate acerca de la elección del paradigma, su función es necesariamente circular. Cada grupo utiliza su propio paradigma para argumentar en defensa de dicho paradigma”.

Hay que reconocer que ciertas técnicas periodísticas están tan agotadas como el modelo económico kirchnerista, y precisan modernizarse.

© Escrito por Jorge Fontevecchia, el viernes 04/01/2013 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.