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martes, 15 de octubre de 2019

Proyectarán la primera película porno de la historia y es argentina… @dealgunamanera...

Proyectarán la primera película porno de la historia y es argentina…

"El Sartorio". La primera película porno de la historia fue filmada en Rosario. Fotografía: Captura

El primer film de sexo se pasará en una calle de Rosario, donde se habría filmado en 1907. Dura poco más de 4 minutos. Mirá el video.

© Publicado el martes 15/10/2019 por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.



La birome, el dulce de leche y el colectivo son algunos de los tantos inventos que nos adjudicamos los argentinos y nos enorgullecen. Ahora también se le puede sumar a esa lista la primera película porno de la historia. Este film será proyectado mañana en una calle de Rosario, donde se habría filmado en 1907.

"El Sartorio" (El Sátiro) es un corto mudo, en blanco y negro, que tiene una duración de 4 minutos y medio. Esta película, según varios investigadores, aunque algunos otros cuestionan esta información, es la primera película de sexo explícito de la historia y fue filmada en Rosario.

La trama de este histórico filme arranca con seis mujeres que juegan desnudas cerca de un río. Desde unos matorrales, una especie de demonio, con cuernos y barba, las espía. En un momento, el sátiro sale de su escondite y las corre, pero sólo llega a capturar a una de ellas. Después de la resistencia de la ninfa, el sátiro la somete a su voluntad. Luego, el sátiro se escapa cuando aparecen las otras mujeres a rescatar a su amiga.

En la ciudad santafesina se está llevando adelante un evento cultural llamado La Quincena del Arte que traslada el arte a situaciones y ámbitos urbanos no convencionales, con la intención de acercar estas expresiones a más ciudadanos. En ese marco, se proyectará mañana a las 20 sobre la fachada de lo que fue el Cine Imperial (Corrientes 425) la primera película porno filmada en la ciudad, consignó el diario La Capital.

"Después de muchas investigaciones, se confirmó que se filmó en Rosario. Sin dudas, es un antecedente inicial de este tipo de películas en el cine, que se estudia en las universidades", aseguró la investigadora, crítica y curadora, Clarisa Appendino.

En ese sentido, recordó que "en 1907 hacía poco que había comenzado el cine en el mundo, y ya se comenzaba a indagar sobre una diversidad de género a través del cine. Se trabajaba sobre la fantasía, la teatralidad, y El Sátiro tiene una estética muy relacionada con ese tipo de imágenes.

"Hoy es una película casi naif. Es un rescate de ese material histórico, que es material de estudio en las universidades. Además, se proyectará sobre la fachada de un cine que al mismo tiempo está abandonado. También habrá intervenciones artísticas que acompañarán la escena", agregó.

Este evento aparece dentro dentro de un ciclo que este año promueve un eje temático específico que tiene como objetivo situar lo "Queer". Este término refiere a acciones homofóbicas en Estados Unidos que se expandieron a otros sectores del mundo. En la Argentina se traducía como "rarito", "marica" o "puto". Y desde grupos de resistencia se apropiaron de ese concepto y lo transformaron en bandera de orgullo y batalla.

"Detrás de la idea de entender lo Queer, el concepto de lo raro, se trabajan las disidencias sexuales y también se abordan desde el arte. Allí aparecen ciertas rarezas en el término de lo estético, y se rescatan ciertas cuestiones artísticas dentro del término de las rarezas. Así, se seleccionaron cinco intervenciones de artistas, y una de esas es la proyección de esta película, que se filmó en 1907, y todo indica que es la primera película porno de la historia", comentó Appendino.

Los orígenes de la película. A comienzos del siglo pasado, el cine hacía su irrupción en Europa y el sexo en movimiento era ilegal en muchos países del viejo continente. Para evitar esas barreras que imponía la censura, y para saciar el interés y encargos directos de aristócratas y burgueses, la industria utilizaba locaciones en América, especialmente en Argentina y México. En ese marco, los historiadores llegaron a la conclusión de que la primera película de sexo explícito de la que se tiene registro fue filmada en Rosario.

Para no ser descubiertos, los créditos, el idioma de las placas, la producción y la mayoría de los datos eran falsos. Y en muchos filmes los actores aparecían disfrazados, con máscaras o trajes, para ocultar su identidad. Generalmente, los encubiertos eran los hombres.

Los investigadores destacan que El Satario (también conocida como El Sartorio), que fue una mala traducción de "El Sátiro", fue filmada en algún lugar de la ribera del  río Paraná en Rosario, en 1907.

ED EA.






viernes, 9 de junio de 2017

Sociedad porno… @dealgunamanera...

Sociedad porno…


¿Hay unos valores para la vida privada y otros para la pública? ¿Cuál es el límite entre ambas esferas? De la respuesta a estas preguntas podrá colegirse el clima moral en el que vive una sociedad.

© Escrito por Sergio Sinay, escritor y periodista, el domingo 14/05/2017 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

En la Argentina los dos ámbitos se han superpuesto hasta convertirse en uno solo, al menos en campos como la política, el deporte y la farándula. Pero no sólo ahí. Las redes sociales permitieron que también los ciudadanos de a pie se sumen al hábito de la transparencia en el peor sentido de la palabra. Lo que no se exhibe no existe, entonces hay que exhibirlo todo: intimidades, cuerpos, miserias de todo tipo, banalidades, traiciones. Famosos o no, todos se exhiben. El pudor es cosa perimida. Y con él, a poco de andar, también el respeto.

El divorcio de un futbolista y una modelo, las patéticas y sinuosas andanzas sexuales de un ex gobernador y candidato presidencial, la criminal e irresponsable picada de un supuesto piloto de carreras por las calles céntricas, más tantas otras escenas y testimonios de vacío existencial que famosos y anónimos desparraman y consumen sin límites certifican lo que el filósofo alemán de origen coreano Byung-Chul Han denomina sociedad de la exposición.

La vida no tiene existencia por sí misma, ni mucho menos. Se la vive para exhibirla al precio que sea, de lo contrario se duda de estar vivo. Cada sujeto, dice Han, es su propio objeto de publicidad. Tiene que mostrarse, aunque lo que exponga sea penoso. Como ocurre con las imágenes de sexo explícito. De ahí que la sociedad de la exposición sea, en definitiva, una sociedad pornográfica. No hay metáfora, no hay sugerencia, no hay misterio ni otro tiempo que el inmediato. Se pierde la capacidad de simbolizar. Y, por fin, no hay vergüenza (un ejemplo al paso, cada declaración o video de quien encabezó durante doce años un gobierno de inédita corrupción).

Para tener vergüenza es necesario registrarse a uno mismo, establecer una escala de prioridades y valores interna, cuidarse, protegerse. La vergüenza, por lo demás, no es algo que termina en lo personal. Quien la tiene puede acceder al pudor, respetar al otro, valorar la intimidad del prójimo, entender la presencia de un límite. 

Fotos, frases, escenas que la televisión e internet reproducen sin decoro y sin códigos éticos, la alegre exposición de personajes cuya profesión se limita a la generación de escándalos o a la exhibición de sí mismos en situaciones y posiciones de las quién sabe si se arrepentirán algún día, dicen hasta qué punto la vergüenza se esfumó. Y con ella el respeto, que es, como señalaba Kant, el reconocimiento de la propia dignidad y la del otro.

Pornografía en la política, pornografía en el deporte, pornografía en la farándula, pornografía en los medios. Una transparencia obscena que deja todo a la vista. Y eso que se ve asusta.

Basta con pensar quién pudo haber sido elegido presidente y con escucharlo decir que “respeta a las mujeres” (en un vaciamiento extremo de la palabra respeto).

Basta con pensar qué pudo haberle ocurrido a cualquier conductor o peatón que transitara por las calles que dos asesinos o suicidas potenciales tomaron como pistas para exhibirse.

Basta con pensar qué modelos reciben los hijos de quienes publicitan una y otra vez sus miserias e infidelidades conyugales. Todo expuesto, convertido en memes que se suponen graciosos, y viralizado masivamente hasta que se convierte en la anestesia que adormece a una sociedad que ya no se pregunta a quién vota, a quién idolatra, a quién escucha o qué modelos alienta, permite, toma y reproduce.

Lo público, escribe Byung-Chul Han en La sociedad de la transparencia, ya no es lo compartido (en el sentido cooperativo y empático de la palabra), sino lo publicitado. La pérdida de lo público abre el espacio en el que se derraman y vomitan intimidades. Sólo que nada de eso es ya privado. Y quien no respeta su propia intimidad no puede pedir que otros lo hagan. Sobre todo si esos otros tampoco tienen la suya y se alimentan de la ajena.

Así, la sociedad pornográfica es también caníbal. Es la sociedad del espectáculo, dice Han. Y el espectáculo debe continuar. 


 


martes, 3 de marzo de 2015

Más mujeres consumen porno por Internet... De Alguna Manera...

Nuevo porno: se inspira en el sexo real y más mujeres lo miran…

Más mujeres consumen porno por Internet. (Juan José Traverso)

Tendencia. Los hombres superdotados y las rubias voluptuosas ya fueron. Ahora las películas se miran por Web, muestran cuerpos normales y situaciones eróticas que puede vivir cualquiera.

Estás en los ‘90, fuiste al videoclub, estás mirando una película porno a escondidas y lo que ves es algo que no se parece en nada a tu vida sexual: hombres aceitados, hiperdotados y con erecciones majestuosas y rubias con siliconas enormes, depilación absoluta y uñas postizas. Ahora estás en 2015, estás viendo un video porno en Internet y te das cuenta de que aquel porno tradicional cambió: ves mujeres sin cirugías y hombres con penes estándar, ves cuerpos reales y ves, sobre todo, a mujeres que no sólo dan sino que también piden lo que les excita y tienen orgasmos en cámara. De todo eso se trata, en definitiva, el nuevo porno mundial.

“El rol de la mujer en el porno tradicional era de objeto: una muñeca siliconada que tenía la función de satisfacer. La mujer era un recipiente del placer del hombre: ésto es, el hombre eyaculaba encima de ella pero el orgasmo de la mujer no existía. Lo que empezó a pasar es que muchas mujeres que querían ver porno no se sentían representadas ni con ésto ni, por ejemplo, con los planos médicos”, explica Gino Gingolani, docente de la UBA e investigador de las nuevas representaciones digitales en la pornografía. Los planos médicos, se entiende, son los también llamados “ginecológicos”.

Así, hace unos años, la cineasta sueca Erika Lust recogió esa incomodidad, creó lo que llamó “Porno para mujeres” y se convirtió en gurú del cambio. Tanto que acaba de dar una charla TED en Viena bajo ese lema: #ChangePorn” (cambiar el porno). “En mis películas, tanto hombre como mujer son protagonistas, interactúan naturalmente, experimentando y divirtiéndose. Se trata de gente real en situaciones reales”, contó a Clarín.

Pero al principio este tipo de porno “rosa” fue cuestionado. “Es que eso de que las mujeres quieren que las acaricien y les cuenten un cuento antes de tener sexo no dejaba de ser otro estereotipo. Se pasaba de la puta a la novia”, dice Gingolani. Y lo que pasa con “Las 50 sombras de Grey” es un ejemplo: un porno light, donde el hombre ni siquiera se desnuda. 

Pero lo de Lust evolucionó y en su trilogía “Confessions”, filmó las fantasías eróticas  reales que la gente le fue enviando. Hay, por ejemplo, una chica en un taller literario que escribe sobre un surfista saliendo del mar y concreta su fantasía teniendo sexo con él en la terraza de un hotel. Hay una pareja teniendo sexo al aire libre –ella abrazada a un árbol–, hay dos en el cine que no pueden más y terminan teniendo sexo en la butaca. 

Es que, como el sexo en la vida real, el nuevo porno incluye cuerpos reales y situaciones posibles: tetas con alguna estría, penes que arrancan tímidos, depilaciones normales, sexo con preservativo. Para ver sus películas hay que pagar unos $50 y descargarlas de su web.

Lo cierto es que esa tendencia mundial ya se ve en nuestro país. “Hay tres cosas que se están dando –cuentan desde Poringa, un sitio donde se puede ver porno y compartir videos caseros, y que ya tiene 11 millones de usuarios–. Por un lado, ahora hay un porno más dirigido a las mujeres: el female friendly, donde se prioriza el orgasmo de la mujer. También un ‘porno romántico’, más erótico, con más narrativa. Y otra tendencia es el Pov (point of view), donde las parejas se filman y muestra la escena desde la mirada de uno de ellos”.

Lo que sigue en la era de cambios es el llamado “Postporno”, una forma de rebelión contra los estereotipos sexuales: un porno en el que se incluyen cuerpos que no estaban siendo representados, como de mujeres “chatas”, hombres muy flacos o lesbianas menos femeninas. 

Además, “frente al imaginario de lo que es el porno tradicional, el postporno incluye más lo afectivo y los vínculos y no sólo la genitalidad. Sin embargo, creo que levantar la bandera política acogota el placer”, opina César Jones, director de culto de cine porno nacional. El, a su manera, está explorando un camino: en “Visiones de un erotómano” (también se compra por Internet) “hay una mezcla entre el relato típico de Youporn (la potencia de la desnudez, lo breve) mezclada con personajes con cierto espesor psicológico y una trama cultivada”.

Dicho todo ésto, tenemos ya todos –los solos, los acompañados– material para un domingo diferente.

© Publicado el domingo 01/03/2015 por el Diario Clarín de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.


jueves, 3 de abril de 2014

Sexo, "Mi pareja mira porno"... De Alguna Manera…


"Mi pareja mira porno": una escena repetida...


¿Secretos masculinos?... A más de una nos pasó: encontrar en la computadora un historial recargado de páginas sexuales o encontrar a nuestro novio o marido muy entusiasmado mirando sitios de alto voltaje. Un especialista nos ayuda a pensar sobre el tema y a entender por dónde viene.

Y un día ella quiso saber por qué su marido se quedaba un rato frente a la computadora mientras ella leía cómoda en la cama. Supuso que era por su obsesión al trabajo, hasta que descubrió que el motivo eran las páginas porno...

Que los hombres se estimulen más con el porno que las mujeres no es novedad. Las películas "triple X" están pensadas para ser vistas por los varones: mucho coito, poca erótica, una o más mujeres exuberantes desafiando la prodigiosa potencia viril, algunos accesorios fetiches, todo musicalizado con gemidos y frases pidiendo más y más.

A la hora usar estímulos visuales las mujeres prefieren películas con más despliegue erótico que sexo explícito. Se aburren de ver siempre la misma secuencia de hechos aunque las 
historias de encuentros sexuales sean diferentes.

A puertas cerradas

Las primeras experiencias en relación al descubrimiento del cuerpo y la sexualidad son determinantes para el futuro. Muchos hombres que gustan de ver porno reproducen un hábito que se ha fijado en la adolescencia, cuando se encerraban en el baño o en el cuarto para masturbarse.

La vida en pareja no excluye necesariamente estas conductas tan arraigadas, ya que por medio de ellas se accede a un nivel de excitación que es exclusivamente personal. No olvidemos que la sexualidad se construye en la intimidad del mundo propio, quedando fijada a la subjetividad como un aspecto más de la singularidad.

También hay hombres que necesitan masturbarse para bajar la tensión o las preocupaciones y para tal fin se conectan con el porno. Cuando se les pregunta por qué no lo hacen con la pareja responden que el fin es la descarga y no el encuentro erótico, lo cual llevaría más tiempo y una disposición diferente.

En estos casos lo recomendable es no dar lugar a que la pareja cree conjeturas o se disparen conflictos que dañen la relación. En aquellos vínculos que suponen que todo se debe saber y compartir, la aceptación de una conducta íntima, personal, suele ser difícil. 

Comunicar las necesidades propias ayuda a terminar con los supuestos y, si están dadas las condiciones afectivas, a desarrollar una sexualidad con otras variantes.

Deseo hipersexual

En algunos hombres, el deseo sexual puede incrementarse (por lo menos en los últimos seis meses) llevando al sujeto a tener necesidad de masturbarse (más probable) o a encuentros sexuales (menos probable) y a tener como mínimo 7 orgasmos semanales. Esta condición de aumento del deseo sexual, que puede aparecer desde la adolescencia y persistir durante toda la vida, o puede ser transitoria, se denomina Hipersexualidad, y está mediada por el deseo alto y no por el impulso a la descarga de tensión sexual como ocurre en las Compulsiones Sexuales (o adicción al sexo).

No obstante se ha demostrado que la presencia de ansiedad así como la vivencia de frustración y vacío que aparecen en las depresiones podrían incrementar el deseo sexual como una forma de conseguir refuerzos placenteros o algún grado de gratificación. El incremento del deseo sexual de tipo hipersexual es más frecuente en hombres (aproximadamente un 10% de los varones encuestados). 

Las hipótesis causales apuntan a la testosterona y al circuito de recompensa mediado por el transmisor dopamina (circuitos de inhibición del control del deseo o de incremento de la excitación). Las mujeres han sido menos estudiadas aunque hay referencias de hipersexualidad femenina con trastornos de ansiedad, depresiones y trastorno bipolar.

Porno en la adicción al sexo

En el extremo patológico se encuentran aquellos hombres (y con menos frecuencia mujeres) que necesitan imperiosamente mirar porno, masturbarse y/o tener encuentros sexuales urgentes. La fuerza impulsiva orienta al sujeto a conseguir un estímulo sexual que le permita bajar los altos niveles de tensión psíquica. En las llamadas "adicciones sexuales" o "compulsiones sexuales", el sujeto no puede controlar las ganas, con los problemas que esto acarrea: de pareja, laborales, familiares, económicos, etc. 

La masturbación compulsiva, el "sexo express", la búsqueda imperiosa de material pornográfico, líneas calientes, sitios web, etc., son algunas de las conductas más frecuentes.

El conflicto entre el impulso y las reglas morales pasa a ser una preocupación que debilita la estima del sujeto provocando más culpa y frustración, realimentando el circuito de la ansiedad. En muchos casos hay Trastornos de la Personalidad subyacentes: Obsesivos, evitativos (sujetos miedosos), o depresiones encubiertas.

La adicción sexual "pura" o primaria debe diferenciarse de los estados de alta excitación sexual provocados por drogas como la cocaína (y derivados), anfetaminas u otros estimulantes, en estos casos el incremento del deseo erótico se debe a la acción de la sustancia. 

Según el National Council of Sexual Addiction de EEUU, un 40% de los pacientes compulsivos sexuales pierden su pareja, un 72% tienen ideas suicidas, un 17% ha intentado quitarse la vida, un 27% tiene problemas laborales, un 68% tiene probabilidades de contraer VIH, un 40% tiene embarazos no deseados y un 36% aborta.

© Escrito por Doctor Walter Ghedin, Médico psiquiatra y Sexólogo el Martes 1º/04/2014 y publicado por http://entremujeres.clarin.com