Mostrando las entradas con la etiqueta Nicolás Caputo. Mostrar todas las entradas
Mostrando las entradas con la etiqueta Nicolás Caputo. Mostrar todas las entradas

domingo, 2 de mayo de 2021

Chacarita Juniors cumple 115 Años... @dealgunamaneraok...

Chacarita Juniors cumple 115 años | La historia de sus 5 (o 6) camisetas y un homenaje. 


Chacarita Juniors con su camiseta tradicional, roja, blanca y negra, el día que goleó a River Plate 4 a 1 y salió campeón Metropolitano 1969.

Este 1º de mayo el club afincado en San Martín celebra su aniversario. Contrariamente a lo que se cree, tuvo más de una camiseta. De la blanca a la tricolor y un mito que se cae. 

© Escrito por Carlos Piro el sábado 01/05/2021 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, República de los Argentinos.

Chacarita Juniors cumple este 1 de mayo 115 años. Fundado por un grupo de muchachos que formaban parte del “Club Atlético Defensores de Chacarita”, luego desaparecido.

 

Mucho se habla de las camisetas, de defender los colores que identifican al club y de los significados ocultos, de partidos que se ganan con la camiseta, de mufas y de suertes varias. Pero la camiseta y sus colores es quizá el último refugio de identidad de los hinchas.

 

En tiempos donde el marketing y las cábalas parecen más importantes que el talento y los entrenamientos, bien vale un repaso por la historia de la camiseta más linda y original del fútbol argentino, al menos, como la definía Roberto Fontanarrosa, que en su libro “No te vayas campeón”, escribió “Qué linda es la camiseta de Chacarita. Es más, si algún día me hacen uno de esos tontos reportajes llamados “ping-pong”, cuando me pregunten por “una camiseta”, diré: “La de Chacarita”. Es la que más me gusta (…) la de Chacarita tiene, si se quiere, un toque de sofisticación, de ingenio. Y yo creo que ese toque reside en esa línea finita, blanca, que se ha colado entre las rojas y las negras, más anchas y prepotentes. Esa línea delgada y blanca aporta un trazo de distinción, brinda luz, relieve, cierto brillo. Tiene algo de capricho, además, al ser más finita que las otras y marca la diferencia, por otra parte, con las miles de vulgares camisetas a franjas verticales de sólo dos colores.

 

Y lo hace, puntualicemos, en la medida justa, sin complicar la imagen de la divisa funebrera al punto de convertirla en una señal de ajuste televisiva o en un simple código de barras. Y es, por sobre todas las cosas —y a esto quiero llegar, mis amigos—, una camiseta de fútbol, una pura y elocuente camiseta de fútbol

 

 

Pero, ¿de dónde surge la camiseta de “Chaca”? ¿Es cierto eso de que el rojo es por su origen socialista, el blanco por la pureza de los ideales y el negro por un “toque de humor” por el cementerio? No, es un mito, lindo, bien contado, pero falso. No existe ningún documento ni testimonio histórico que lo certifique.

 

Es más, muchas veces se dice que Chacarita Juniors nació “tricolor” en aquel 1 de mayo, pero tampoco es cierto. Según el relato de José Manuel Lema, el alma de la fundación en aquel 1906 en una nota publicada por una revista partidaria del club, “la vestimenta del primer equipo que lució el cuadro estaba formado por una casaca blanca con un escudito con iniciales como bolsillo y fue obsequiado por la hermana del socio Palacios”.


Chacarita Juniors en 1984, con camiseta blanca.

 

Un año después, el 18 de abril de 1907, el diario “La Argentina publicaba, entre otras informaciones, que “El uniforme del club Chacarita Juniors será el siguiente: blusa colorada y blanca a mitades y pantalón blanco”.

 

Más tarde, en el 2 de mayo de 1908, en el diario “El mundo”, se informaba que el club cambiaba su indumentaria. “Los colores que usará el club Chacarita Juniors son los siguientes: camiseta a rayas verdes y blancas y pantalones azul marino. Ruega a sus socios se presenten al field el domingo con el uniforme mencionado”.

 

 

En los diarios de la época no se vuelve a mencionar la camiseta ni los colores del club hasta 1922. Tampoco hay documentos oficiales de aquellos años, y el primero que se conserva, el Acta de Refundación del club, de 1919, no se habla de los colores ni de las camisetas.

 

En el mencionado 1922, ya no se trata de un anuncio oficial, sino de una mención, casi al pasar, el 9 de agosto, en el diario La república. Por el “Campeonato metropolitano”, se enfrentaron Chacarita Juniors y Vida y Acción. “Llevóse a cabo el domingo último este encuentro por el campeonato metropolitano, en el parque Chacabuco, cancha del segundo de los nombrados. El partido fue intersante y pródigo en combinaciones lucidas por ambas partes, pero los blanco y celeste (Vida y acción), se impusieron a los azules (Chacarita Juniors) por el elevado score de 9 a 0”, dice la publicación. 

 

Chacarita Juniors en 1931 con camiseta celeste.

Finalmente, la camiseta que hoy se considera “camiseta tradicional”, la tricolor, la roja y negra, separada por una línea finita blanca, surge en 1924. Según una publicación del sábado 12 de abril, en el diario Última hora, se anucia que “Chacarita cambia de colores. 

 

El club Chacarita Juniors ha comprado en una casa europea once camisetas color negro con rayas delgadas rojas y blancas. Entienden los dirigentes de la popular institución del Norte, que hay varios clubs que usan camisetas color celeste y es por ello que resolvieron cambiar de casaca”.

 

Así, se descartaba la camiseta celeste por considerársela muy común, y se eligió una camiseta distintiva, que fue ejemplo para otros clubes, y que a casi cien años de su creación, mantiene su originalidad y su belleza. Fue a partir de una camiseta que usaba Nicodemo Perticone, uno de los refundadores de club, que se eligieron los colores.

 

 

Cuenta su hijo Miguel, que se trató de una tela que le había regalado a su abuela una señora de origen árabe, con quien habían llegado a la Argentina en el mismo barco. Como se trataba de una tela con demasiados colores como para la moda femenina de aquellos años, doña María Antonia Buzzi decidió hacerle una camiseta a su hijo, para que vaya a jugar con sus amigos. De ahí, se tomaron los colores que le dieron identidad a Chacarita Juniors, ya que a la hora de pensar en un diseño original, Nicolás Caputo, otro de los próceres de la refundación de Chaca, le dijo a su amigo Perticone que tenían que hacer las camisetas con esos colores. Esa camiseta original, estuvo por años en la familia de aquel pionero chacaritense.


Por estos difíciles días de 2021, Chaca volvió a la “celeste”, que había usado en aquellos primeros años de la década del 20, y también en los comienzos del profesionalismo, allá por 1931. Hoy es una “camiseta alternativa, diseñada completamente en celeste y con los tres colores distintivos en línea a uno de los costados. Su uso fue considerado “cábala” por muchos, ya que después de varios años de triunfos escasos, se enhebró una serie de tres victorias con la “celeste”, a la que le atribuyen un extraño poder, que se disolvió completamente al caer por 4 a 0 en la canchita del Deportivo Riestra, en uno de los resultados deportivos más humillantes de su historia. Hasta su director técnico, Cristian Aldirico, que también es hincha de Chacarita, defendió la camiseta tradicional en una conferencia de prensa y desdeñó las "cabalas".

 

 

Los tradicionalistas, los más fanáticos, los que dicen respetar la historia más que las alternativas del marketing y del pensamiento mágico defienden a ultranza la camiseta tricolor. “Con esa le ganamos la final del Campeonato Metropolitano de 1969 a River Plate por 4 a 1 y con esa, bailamos al Bayern Munich en la Copa Joan Gamper”, repiten en la platea o en las redes sociales. No es para menos. Si hasta fue la tricolor la que los hinchas le “prestaron” a los jugadores aquella tarde de 1994 en que nació el “Día del hincha de Chacarita”.

 

El día que Chacarita Juniors se vistió de rosa 


 

Chacarita Juniors en 2020 con camiseta rosa en homenaje al día de la mujer.
 

Una rareza fue ver a Chacarita con la camiseta rosa. Se trató de un homenaje por el día de la mujer. Fue en el partido que le ganó 1 a 0 a San Martín de Tucumán en el norte argentino el 8 de marzo de 2020. Se trató de una camiseta con igual diseño que la tricolor tradicional, pero en tres tonos diferentes de rosa. Si bien se ganó el partido, no se le atribuyó ningún poder mágico y hasta el momento no fue vuelta a utilizar.





sábado, 10 de noviembre de 2018

Hugo Alconada Mon... Cambiemos y los aportes truchos... @dealgunamanera...

La explosiva declaración de Alconada Mon en la causa por los aportes truchos de Cambiemos…


El periodista declaró ante el juez Ernesto Kreplak. Detalles sobre dinero negro, pago de encuestas, aviones, empanadas y el rol de Nicolás Caputo y las fundaciones del PRO. La declaración completa, acá. 

© Publicado el miércoles 07/11/2018 por la Revista Noticias de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

El periodista Hugo Alconada Mon, recientemente galardonado por la institución FOPEA por su trabajo de investigación en el libro “La raíz de todos los males”, fue llamado a declarar por el juez Ernesto Kreplak para que aporte más detalles sobre lo publicado en su libro. Las preguntas del juez fueron en línea con conocer detalles sobre los aportes de campaña de la coalición Cambiemos, ya que su investigación apunta a  la denuncia por los aportantes truchos que utilizó el Gobierno en la última elección.

Lo primero que le preguntó el juez sobre una anécdota que contó en su libro que tuvo mucha repercusión en círculos empresariales y políticos: “¿Ratifica lo manifestado en las páginas 37 y 42 de su libro ‘La raíz de todos los males’, en relación a las reuniones en el marco de las cuales Mauricio Macri pidió a diversos empresarios el 1% de sus respectivos patrimonios, en negro, para financiar su campaña electoral?”. A esta pregunta, Alconada Mon respondió: “Sí, lo ratifico”.

               

Luego el juez pidió si podía aportar más detalles. “Esos eventos ocurrieron desde mediados del 2014, y a lo largo de todo el 2015, una vez que el entonces Jefe de Gobierno porteño, Mauricio Macri, anunció su candidatura a Presiente de la Nación. A partir de ese momento, montó un equipo de campaña con varios referentes para el eje político, marketing y financiamiento electoral, quedando este último eje bajo el liderazgo de Nicolás Caputo y Edgardo Cenzón. Estos dos referentes coordinaron un equipo abocado a recaudar fondos que terminaron superando los mil setecientos sesenta millones de pesos, apoyado en la recaudación que obtuvieron de medianos y grandes empresarios, aportes de funcionarios y militantes, y en un determinado momento, un adelanto financiero del propio Nicolás Caputo, cuando las encuestas mostraban tercero a Macri. Entre los empresarios que aportaron fondos aparecen empresas constructoras, empresas de seguridad privada con contratos vigentes o ya vencidos con el gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, como así también algunos de los empresarios que figuran hoy en la causa cuadernos de la corrupción al igual que cámaras sectoriales, como CILFA (Cámara Industrial de Laboratorios Farmacéuticos Argentinos)”.

Luego el periodista explicó como se habrían hecho los pagos. “Con respecto a los aportes en efectivo, recuerdo que uno de los mayores problemas que tuvieron todos los equipos de campaña es que las donaciones se entregaban en dólares, y siendo aportes clandestinos, debían recurrir a cuevas financieras, lo cual llevaba a otra dificultas, porque no en todas las provincias contaban con cuevas financieras de confianza y liquidez suficiente para cambiar los montos requeridos, lo cual llevó a su vez a los equipos de campaña a la necesidad de transportar fortunas en efectivo, en avión o en camionetas por todo el país”, relató.



Además especificó qué otro tipos de pagos se hacían, como por ejemplos: en especie: “Recuerdo también, con respecto a los pagos en especies, que los equipos de campaña de Macri, Massa Y Scioli, me contaron cómo algunos empresarios les aportaban gaseosas, teléfonos celulares, automóviles, aviones y hasta empanadas para sus actos de campaña. Como así también cubrían sus estadías en hoteles, y financiaban las encuestas de campañas y sondeos de opinión, que insertaban en sus balances como estudios de opinión pública sobre sus propias empresas. Por último, en cuanto a simular la bancarización, significa un truco por el cual los equipos de campaña repartían fondos entre militantes y voluntarios, para que se presentaran en los bancos, los depositaran como propios, en ciertos casos a cambio de una comisión, y transfirieran esos fondos a la campaña”.


El juez quiso saber más y preguntó sobre los beneficios que pudieron haber recibido esas empresas tras los suculentos aportes. “Logré reconstruir que Macri, repetidas veces, afirmó que ese aporte del 1% quedaría más que compensado por las políticas pro mercado que como presidente impulsaría, como así también políticas sectoriales, que permitirían revitalizar áreas de la economía que redundarían en beneficios generales para las empresas, pero en ningún momento logré verificar si durante ese intercambio de promesas por aportes se habló o prometió beneficios específicos para empresas particulares”, explicó.


Luego, el magistrado se interesó por el rol de Nicolás Caputo, el hermano de la vida del presidente Macri, a lo que Alconada Mon respondió: “Se encargó de supervisar a todo el equipo para el financiamiento electoral. Esto es, coordinar encuentros con empresarios, coordinar las formas de pago, repasar las listas de empresarios que debían contactar, tanto con Mauricio Macri, como con otras figuras del Pro, para luego girar esos ingresos a otra área del equipo de campaña que se abocaba a los gastos de campaña. En este sentido, su principal colaborador era el entonces ministro porteño, Edgardo Cenzón, quien se encargaba de los detalles operativos”.

Ya en la última parte de la declaración, el periodista dio detalles sobre el rol de las fundaciones vinculadas al PRO en el financiamiento de la campaña. “En el 2015 (las fundaciones) fueron un canal para la recepción de fondos, con menos controles, y su posterior gasto en la campaña. 

Recuerdo, en ese sentido, que en un momento emprendimos una investigación con un colega con el objetivo de acceder a los ingresos o donaciones recibidos por múltiples fundaciones creadas o controladas por políticos, para lo cual hurgamos en varios organismos públicos, incluida la I.G.J., y nos encontramos con que esas fundaciones se beneficiaban por los muy magros controles y auditorias, al punto que nos resultó imposible acceder a sus registros de donantes. 

Recuerdo en particular el caso de la Fundación SUMA, en la cual figura la actual vicepresidenta Gabriela Michetti, que dijo haber sufrido un robo que no denunció durante semanas, y que incluía entre sus donantes a algunas de las empresas más importantes de la Argentina, como Techint y Panamerican Energy, y algunas de las empresas con mejor relación con el gobierno porteño, como la constructora CRIBA”.




lunes, 7 de mayo de 2018

Temblor Político – Financiero… @dealgunamanera…

Es la política (y no es estúpido)

Dujovne-Caputo. Sería riesgoso dejar en manos de economistas el destino económico del país. Dibujo: Pablo Temes.

Si una Nación se manejara como una empresa todo sería más sencillo. Lo que se gasta nunca podría ser más de lo que ingresa, no al menos por mucho tiempo.

© Escrito por Gustavo González el domingo 06/05/2018 y publicado por el Diario Perfíl de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

La célebre “the economy, stupid” fue una jugada perfecta que el Duran Barba de Clinton (James Carville) le propuso para vencer a Bush padre. El republicano venía con una alta imagen positiva producto de su política exterior y parecía invencible si el demócrata no conseguía correr de allí el foco de la opinión pública. Lo logró con aquella frase contundente e instalando la dicotomía entre “el cambio vs. lo viejo”, otra de las patas estratégicas de la campaña de Carville.

Los estadounidenses lo interpretaron como la promesa de mejorar sus condiciones económicas cotidianas, más allá de los grandes relatos políticos, y le dieron su voto.

Para los economistas, la frase remite a que, detrás de todo, se esconde el interés, la lógica y la necesidad económica. Entienden, con razón, que la economía es la estructura de una sociedad sobre la que se montan luego superestructuras legales, jurídicas y hasta culturales y religiosas.

Eso es cierto, solo que los que mueven las teclas de la economía son los dedos de la política. Esa misma ductilidad que usaron Clinton y Carville para llegar a la presidencia de la primera potencia mundial. La economía es la estructura, pero la política es la que determina qué estructura se elige.

La economía. Esta semana la Argentina terminó conmovida por lo que más la suele conmover: la disparada del dólar. Se la asocia de inmediato a tres problemas serios:

1) Corrida financiera.
2) Inflación.
3) Recesión.

Como si le faltara alguna dosis de dramatismo a un dólar de 23,30; el jueves pasado se cerraba con Carrió transmitiendo en vivo desde la Casa Rosada para “llevarle tranquilidad” a los argentinos.

En el Gobierno sostienen que ninguno de esos tres fantasmas existe. Creen que sobre hechos reales, otros debatibles y muchos falsos, la oposición y cierto establishment “juegan con fuego”.

Explican en privado lo mismo que en público: hay un reacomodamiento de la divisa tras la suba de tasas en los Estados Unidos y cambios de cartera en el mercado local, y que el Central tiene el poder de fuego para controlarlo: “Corrida es otra cosa y, más allá de la incertidumbre que se genera, el mercado financiero está tranquilo”.

El problema incuestionable es el de la inflación y el temor a que el nuevo aumento del dólar vaya a los precios. Algo que, pese a lo que digan los funcionarios, va a suceder. Y no solo por la porción de productos total o parcialmente importados que se consumen aquí y que ahora habrá que pagar más al convertirlos en pesos. O por los bienes dolarizados, como las propiedades y el combustible. También por las empresas extranjeras cuyas casas centrales seguirán pidiendo los mismos resultados en dólares que tenían previsto, más allá de la cotización en pesos de la divisa.

En cualquier caso, será inevitable que el incremento del dólar se traslade, en mayor o menor porcentaje, a los precios.

Abril rondaría 2,5% de inflación y, con el nuevo dólar, mayo difícilmente baje del 2%.

Las mismas cifras que los Kirchner escondían y subestimaban, son un grave problema para un Presidente que llegó prometiendo que no solo bajaría la inflación sino que hacerlo sería fácil. No es fácil, pero sí imprescindible para cualquier gobierno que pretenda ordenar cuentas y darle previsibilidad a la sociedad.

El otro desafío que Macri se autoimpuso es el de terminar con el déficit fiscal. El viernes Dujovne y Caputo celebraron que este año incluso se superará la meta prevista, bajándolo del 3,2 al 2,7% del PBI.

Es el resultado de un ajuste en la administración pública y de la quita de subsidios. Y la reducción de subsidios es el origen del incremento de las tarifas de luz (560% en promedio), agua (416%) y gas (290%) aplicado desde la asunción de Macri. Solo en este primer semestre, las subas en el transporte le agregarán un 62% a los boletos de tren y otro 67% a los de colectivo y subte. 

Estos aumentos achican el déficit, pero retroalimentan mes a mes el proceso inflacionario y dejan en manos del Banco Central la difícil responsabilidad de, aun así, frenar la espiral. Lo intenta, acotando la flotación libre del dólar y sin mucha suerte. Debió vender US$ 7.500 millones de reservas en dos meses y llevar las tasas al 40%, con el consiguiente enfriamiento de la economía. El primer trimestre terminó con una caída del consumo del 1% con respecto al mismo trimestre de 2017, que ya había sido frío.

El déficit y la inflación son dos problemas que los gobiernos deben afrontar. La diferencia es que el primero afecta a casi todos los países y el segundo a casi ninguno.

De 186 estados, hay 147 que están en rojo con sus cuentas fiscales. Casi el 80% del total. De ellos, algo más de un tercio está igual o peor que la Argentina.

Con la inflación, el ranking es distinto. Hay solo seis países con más inflación que el nuestro: Venezuela, Sudán del Sur, Congo, Siria, Libia y Sudán. Naciones cruzadas por miserias y guerras internas.

La política. 

La definición de que la política es el arte de lo posible, indica como contrapartida que el arte de alcanzar objetivos imposibles no se llama política. Puede ser magia u otra ciencia social, pero política no es.

El objetivo de Cambiemos de ordenar la economía es meritorio. La cuestión es cómo hacerlo. ¿Será posible reducir el déficit con shock de incrementos en tarifas y servicios, bajar la inflación a pesar de eso y aplicando tasas del 40% y lograr, con todo, que ni la economía ni la sociedad se enfríen?  

Si una Nación se manejara como una empresa todo sería más sencillo.

Lo que se gasta nunca podría ser más de lo que ingresa, no al menos por mucho tiempo. No habría más empleados que los necesarios ni obligación de donar dinero para que el vecino viva mejor. Manejar un Estado es tan distinto que, por ejemplo, para salir de las crisis recurrentes del capitalismo (y solo para eso) Keynes recomendaba profundizar el endeudamiento y la impresión de billetes. Imagínense si un CEO tuviera esa posibilidad.

Sería un error decir que Macri no entiende de política, por algo llegó donde llegó, pero su especialidad es la administración privada, la elaboración de estrategias electorales y la voluntad para estar preparado cuando la historia lo necesitó.

Los economistas tienen que saber sumar, restar y alguna otra operación compleja. Pero los políticos son los filósofos de la economía, los que estudian las causas y efectos de esas sumas y restas.

Que Macri sea un ingeniero no significa que no pueda desarrollar una mayor sensibilidad para entender que en la conducción de un país no hay física sin metafísica ni matemática sin cierta épica. Y que no habrá eficiencia económica sin eficiencia política.

Un poeta español, Antonio Machado, decía que en política solo triunfa quien pone la vela donde sopla el aire, no quien pretende que sople el aire donde pone la vela. Macri ganó porque supo representar a una mayoría social que soplaba en esa dirección. Su desafío ahora es tener la sensibilidad suficiente para hacer de la política el arte de obtener los resultados económicos que pretende a través de un camino posible y en los tiempos posibles.

No es algo que puedan resolver sus múltiples ministros de Economía. Es algo que solo pueden resolver los políticos.



domingo, 31 de diciembre de 2017

Errores de comunicación… @dealgunamanera...

Errores de comunicación…

‘Fortaleza’: Jones Huala, Congreso y economía. Foto: Cedoc Perfil

La conferencia de prensa del jefe de Gabinete con el presidente del Banco Central y los ministros de Hacienda y Finanzas fue un error de comunicación que agrandó el problema que pretendía aplacar.

© Escrito por Jorge Fontevecchia el sa´bado 30/12/2017 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

“Por momentos uno piensa que son inútiles... –dijo Cristina Kirchner por la devaluación– pero en realidad saben lo que están haciendo: esto es lo que quieren hacer porque piensan que los pobres deben ser más pobres y los ricos más ricos”. Y por momentos, quienes no creen que Macri quiera a los pobres más pobres tuvieron que coincidir con la ex presidenta en que a veces parecen inútiles.

La conferencia de prensa del jefe de Gabinete con el presidente del Banco Central y los ministros de Hacienda y Finanzas fue un error de comunicación que agrandó el problema que pretendía aplacar. Nadie creía en la meta de 10% de inflación para 2018 del Banco Central, no era necesaria una puesta en escena que obligara a Sturzenegger (la gestión no puede sacarle canas pero lo engorda) a lucir disminuido.

Esto ya pasó en julio-como en este diciembre-el dólar aumento 10% en un mes

El timing del Día de los Inocentes pareció elegido por el enemigo, porque el momento cambia el efecto de la comunicación. En medio de una escalada del dólar y un día después de aprobado el presupuesto, generaría todo tipo de sospechas. Innecesariamente se hirió hacia el exterior la imagen de la independencia del Banco Central (aunque no sea real comunicarla como real ayuda). Se generó gratuitamente un crecimiento de expectativa inflacionaria para 2018, aumentando la conflictividad paritaria. Produjo una irreal sensación de engaño que fuera el día posterior a la aprobación del presupuesto, cuando en él ya constaba la meta de inflación corregida.

Asustó a la mayoría de la población, a la que le puede costar calibrar las consecuencias de una mayor proporción del déficit fiscal financiado con deuda que con transferencias del Banco Central, pero entiende el lenguaje gestual e imagina que se debe tratar de algo importante si por primera vez se junta públicamente todo el equipo económico, creando una percepción de cambio cuando, en realidad, no cambiaba nada más que la comunicación.

Puede que sea un error creer que la comunicación es el fuerte del Gobierno, cuando el fuerte de Cambiemos tal vez sea la comunicación electoral. O que la comunicación del Gobierno comenzó a cambiar últimamente, a partir de que Macri se sintió más fuerte o más irritado. Repasemos los tres ejemplos recientes.

Caso 1. Hace dos semanas, en el reportaje a Gerardo Morales, como Jujuy tiene la mayor población descendiente de pueblos originarios –se acerca al 40% del total de sus 750 mil habitantes, en su mayoría collas–, le pregunté si con los mapuches se estaba haciendo una tormenta en un vaso de agua. Respondió: “Sí”.

Si no fuera porque Macri es quien promueve la política de mano dura en las fuerzas de seguridad, se podría especular con que la ministra de Seguridad agranda la peligrosidad del ex flogger líder de Resistencia Ancestral Mapuche, Jones Huala, como los militares agigantan enemigos para tener más presupuesto y protagonismo. En lugar de conducir el conflicto por la desaparición y luego la muerte de Santiago Maldonado, situación que le puede pasar a cualquier gobierno, reduciendo daños, salió a promover que la soberanía territorial de Argentina estaba amenazada por una organización temible, colaborando así con quienes buscaban mayor visibilidad para el caso Maldonado.

Caso 2. Nuevamente por el mismo tabú relacionado con cómo demostrar autoridad con las fuerzas de seguridad, se envió a la Gendarmería con uniforme de combate a garantizar la primera sesión en Diputados para aprobar la reforma previsional, frustrada en parte por la violencia que percibían los diputados que se estaba desatando afuera del Congreso. Eso le generó a Macri una doble derrota al dejar herida la relación personal con varios legisladores y a la opinión pública más enojada con el Gobierno que con los agresores por los hechos de violencia. Que afortunadamente corrigió el lunes siguiente con un operativo de seguridad que dejó a la Policía de la Ciudad, salvo excepciones, mucho mejor valorada. Pero el costo político de pérdida de imagen del Gobierno se mide en una caída de veinte puntos en la aprobación de Macri y de su gestión, acumulada desde su pico posterior al triunfo electoral de fines de octubre.

Caso 3. Ya pasó lo mismo que en este diciembre a mitad de año, cuando en el mes anterior a las elecciones PASO el dólar pasó de $ 16,90 a fin de junio a $ 18,60 a fin de julio, aumentando también 10% en un mes, alza atribuida entonces a las encuestas que mostraban a Cristina Kirchner ganando las elecciones en la provincia de Buenos Aires por un margen que luego no se dio.

Y eran María Eugenia Vidal y Horacio Rodríguez Larreta quienes tenían la responsabilidad de la campaña electoral sobre sus espaldas y llamaban al Ejecutivo nacional para que contuviera la escalada del dólar en medio de las elecciones primarias. No es casual que el sentido común de Vidal y Larreta se haya manifestado también en su actitud para resolver los conflictos derivados de la toma del espacio público: ayer la gobernadora, en lugar de apelar a la Policía Bonaerense, se bajó de su auto para increpar al piquete que cortaba el tránsito en Mar del Plata, y la semana previa se notó la intervención de Larreta en el operativo de protección del Congreso, más moderado.

Acaso Sturzenegger –y probablemente Macri– crea que para que “la sociedad piense en pesos” es natural y hasta sano que el precio del dólar suba y baje, como ya también sucedió en marzo de 2016 cuando, después de costar algo más de $ 14 en febrero, pasó a más de $ 16 para luego volver a los más de $ 14 en abril y mantenerse en ese valor hasta junio. Pero no es así; un ejemplo: el Gobierno correctamente incentiva los créditos hipotecarios en pesos, pero las propiedades están tasadas en dólares; que el dólar aumente y baje algunas veces en el año 10% en un mes genera una incertidumbre que produce que la gente piense más aún en dólares que en pesos.

La foto por primera vez del "gabinete económico" unido generó más miedo que tranquilidad

Sin duda, es complejo gobernar un país como la Argentina, donde ser presidente es insalubre, por eso mismo no hay que agregar problemas ni agrandar los existentes.