Mostrando las entradas con la etiqueta Las Islas Malvinas son argentinas. Mostrar todas las entradas
Mostrando las entradas con la etiqueta Las Islas Malvinas son argentinas. Mostrar todas las entradas

sábado, 22 de diciembre de 2018

Theresa May le prometió a los kelpers que "nunca" negociará la soberanía de Malvinas… @dealgunamanera...

Theresa May le prometió a los kelpers que "nunca" negociará la soberanía de Malvinas…

Bilateral entre Mauricio Macri y Theresa May, G20 Argentina. Fotografía: Prensa G20 

La primera ministra británica afirmó que a partir de la gestión de Mauricio Macri su país mantiene "más cálidas" relaciones con la Argentina. Pero de Malvinas ni hablar.

© Publicado el viernes 21/12/2018 por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. (FeL)

La primera ministra británica, Theresa May, afirmó que a partir de la gestión de Mauricio Macri su país mantiene "más cálidas" relaciones con la Argentina, pero le prometió a los habitantes de las Islas Malvinas que "nunca" negociará la soberanía del archipiélago.

"Les puedo asegurar que una cosa nunca cambiará: nuestro absoluto compromiso con el pueblo y la soberanía de las Falkland Islands (Islas Malvinas)", afirmó May en su habitual mensaje de Navidad a los isleños.

May ratificó que la cuestión de la soberanía de Malvinas no está en "debate" y señaló: "mientras ustedes deseen el derecho de ser parte de la familia del Reino Unido, defenderemos ese derecho y una parte valiosa de nuestra familia es que ustedes la integren".


La mandataria sostuvo que a partir de la negociación de un vuelo adicional que conectará Malvinas con Córdoba, las islas estarán "más accesibles que nunca", lo que "impulsará el desarrollo económico".

"Casi 40 años después del conflicto (de 1982), el nuevo vínculo aéreo, los equipos de hockey sobre hielo conjuntos y el apoyo brindado a las familias de los argentinos caídos en la guerra, todo apunta hacia relaciones más cálidas con sus más cercanos vecinos", puntualizó.


May destacó que cuando mantuvo un encuentro con el presidente Macri, al convertirse en la primera jefa de gobierno británica en visitar Buenos Aires "fue un placer enfocarnos no sólo en lo que nos separa pero en lo que podemos lograr juntos", al tiempo que destacó que "la relación entre nuestros gobiernos está cambiando".

La mandataria conservadora adelantó que están en marcha conversaciones por la cuestión pesquera con la Argentina, lo que no tiene lugar hace 14 años.

Además, adelantó que en 2019 habrá "más discusiones con la Argentina" bajo los lineamientos del comunicado conjunto que ambos países firmaron en 2016.

También destacó que con el abandono de Gran Bretaña de la Unión Europea, Londres "fortalecerá" sus vínculos "alrededor del globo, trayendo más grandes oportunidades no sólo para el Reino Unido sino también para nuestros territorios de ultramar".



(Fuente: www.perfil.com). El periodismo profesional es costoso y por eso debemos defender nuestra propiedad intelectual. Robar nuestro contenido es un delito, para compartir nuestras notas por favor utilizar los botones de "share" o directamente comparta la URL. Por cualquier duda por favor escribir a: perfilcom@perfil.com 

martes, 20 de junio de 2017

Sin Chile, "hubiéramos perdido la guerra" de Malvinas… @dealgunamanera...

Militar británico: Sin Chile, "hubiéramos perdido la guerra" de Malvinas…

El oficial de la fuerza aérea británica (RAF) Sydney Edwards, autor del libro "My secret Falklands War" sobre la guerra de las Malvinas, en entrevista con la AFP en Letchworth, Inglaterra, el 10 de julio de 2014.

Sin ayuda de Chile "hubiéramos perdido la guerra" de las Malvinas, dice a la AFP, sin asomo de duda, Sidney Edwards, oficial de la fuerza aérea británica (RAF), que en 1982 viajó a Santiago con la misión de conseguir el apoyo del régimen de Augusto Pinochet.


© Escrito por Alfons Luna el viernes 11/07/2014 y publicado por la AgenceFrance-Presse de la Ciudad de París, Francia.

Edwards, vicecomodoro en la época, ha escrito un libro de memorias sobre su experiencia en Chile, "My Secret Falklands War", que se publicará, de momento sólo en inglés, a finales de julio.

"Hubiéramos perdido la guerra" porque "no hubiéramos podido responder a los ataques aéreos que lanzaban los argentinos si no hubiéramos sabido cuándo iban a producirse", explica Edwards, de 80 años, en un café de Lectchworth, el pueblo a media hora de Londres en el que reside.

La estación de radares de Punta Arenas, en el sur de Chile, se reveló como una herramienta preciosa para los británicos, "porque nos avisaban cuando los cazas argentinos dejaban sus bases en el sur de Argentina" y permitían enviar a los aparatos británicos a su encuentro lejos de la flota británica.

"La alternativa hubiera sido montar patrullas aéreas bien lejos de la flota. Eso es extremadamente costoso", no sólo financiéramente, sino en términos de desgaste para los pilotos, "y además no hubiéramos podido hacerlo con el pequeño número de aviones que teníamos en los portaaviones".

Edwards llegó el 14 de abril de 1982 a Santiago con una carta de presentación de la RAF y la misión de lograr, y coordinar luego, el apoyo del régimen chileno.

El 2 de abril, Argentina, gobernada también por una dictadura militar, había invadido las islas del Atlántico Sur, sobre las que reivindica su soberanía, dando inicio a un conflicto que duraría casi dos meses y medio y acabaría con su derrota.

Edwards, elegido entre otros motivos por su buen español -había estado destinado en la embajada en Madrid- tenía claro que para conseguir sus objetivos debía cortejar al general Fernando Matthei, comandante de la fuerza aérea, con supuestas simpatías anglófilas, y miembro de la junta militar que gobernó el país entre 1973 y 1990.

La misión era secreta, y ni siquiera en la embajada británica sabían qué motivo exactamente había traído a Edwards a Santiago.

"Nunca había estado en Sudamérica, mucho menos en Chile, y esperaba una especie de lugar polvoriento, mexicano, de cow-boys, como los que había visto en las películas del oeste cuando era un niño. Me asombró encontrar una ciudad próspera y moderna, con estándares europeos".

"Logré una entrevista (con Matthei) el mismo día de mi llegada, tras 20 horas de vuelo".

Los chilenos aceptaron ayudar en secreto -un secreto a voces que se confirmaría con la desclasificación en 2012 de los documentos británicos de la guerra- y a cambio se les daría para siempre el material militar que necesitaban.

"Nunca me reuní con Pinochet, fue deliberado. A menudo estuve en el mismo edificio que él, hablando con Matthei, salía al pasillo y ahí estaba Pinochet. Fue una estrategia deliberada, (el apoyo) no hubiera ocurrido sin su aprobación. Pero [Pinochet] quería una salida por si algo iba mal, poder decir 'no sabía qué estaba haciendo Matthei".

"Matthei asumió un gran riesgo, pero lo hizo por su país, porque sabía que si los argentinos ganaban aquella guerra, luego querrían las islas del canal de Beagle", objeto en ese entonces de fuertes fricciones entre los dos países sudamericanos, "y eso hubiera sido otra guerra".

"Lo que hizo Chile no sólo nos ayudó a nosotros, sino que evitó otra guerra en Sudamérica", asegura Edwards.

- El enemigo de mi enemigo es mi amigo –

Apoyarse en un régimen brutal como el chileno no le supuso ningún conflicto al oficial británico. "El enemigo de mi enemigo es mi amigo. Tengo mi propia opinión sobre las dictaduras y los derechos humanos, pero me las guardo. Uno lucha en una guerra con todo lo que tiene a mano. Ellos empezaron la guerra, pero nosotros teníamos que ganarla", afirma.

Años después, en 1998, Pinochet fue detenido en Londres a demanda de la justicia española y Margaret Thatcher, la primera ministra en la época de la guerra, salió encendidamente en su defensa.

Thatcher "sabía lo que los chilenos habían hecho por nosotros pero no podía decirlo, porque la información estaba clasificada. Yo pensaba, 'si la gente supiera...'. El motivo por el que ella" defendió a Pinochet con uñas y dientes "era saldar una deuda de honor, porque les debíamos mucho a los chilenos".

Edwards fue condecorado con la Orden del Imperio Británico pero no en la lista de honores de la guerra de las Malvinas, para preservar el secreto.

Del final de la guerra, recuerda la fiesta en el club nocturno Las Brujas, en Santiago. "Era un lugar muy popular, quedamos ahí y nos lo pasamos muy bien. Los chilenos estaban muy contentos, era casi como si hubieran ganado ellos la guerra. En realidad la ganaron, supongo".



domingo, 18 de junio de 2017

Malvinas: errores de la diplomacia a 35 años de la guerra… @dealgunamanera...

Malvinas: errores de la diplomacia a 35 años de la guerra… 


De poco y nada sirven las estrategias que adoptó la Argentina, propias del siglo pasado, para con las Malvinas. Pero hay espacio para redefinir la estrategia.

© Escrito por Claudio Negrete (*)  el miércoles 14/06/2017 y publicado por la Revista Noticias de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

Luego del 82, el Foreign Office llevó adelante una política de congelamiento del reclamo argentino hacia los países centrales y supo producir hechos de valor jurídico y diplomático que debilitó aún más nuestra posición.

El primero de ellos, y quizá más significativo, fue la inclusión de un nuevo y decisivo actor: los isleños. Y lo hizo al reconocerles su autonomía con la sanción de la Constitución del Territorio Británico de Ultramar de las Islas Malvinas aprobada el 5 de noviembre de 2008 por la reina Isabel II.

En el primer capítulo, de los 22 que tiene, se establecen los derechos y las libertades fundamentales de los isleños, poniendo énfasis en el derecho de la libre determinación. Y con este reconocimiento legal, la Unión Europea ratificó con el Tratado de Lisboa que las Malvinas son territorio británico de ultramar siendo incluido en los mapas oficiales de la comunidad.

Otro hecho jurídico-político a favor de Gran Bretaña fue el ocurrido en diciembre de 2012 cuando la diplomacia inglesa declaró que “el territorio antártico británico es parte importante y único de los 14 territorios que el Reino Unido tiene en ultramar”, entre los cuales para ellos se encuentran las Malvinas.

Lo hizo con motivo del anuncio de que 271.000 kilómetros cuadrados de territorio antártico fueron bautizados como la “Tierra de la Reina Isabel” como un regalo en honor a los 60 años de la soberana en el trono, área que también asumen como propias Chile y Argentina.

La zona en disputa, que hasta el momento no tenía nombre, aparece ahora como “Tierra de la Reina Isabel” en todas las cartografías británicas y de los países europeos. “Es un gran honor asociar de forma permanente a la Antártica con su Majestad y de esta forma reconocer el compromiso que el Reino Unido tiene con este territorio”, explicó el Foreign Office.

Fracaso

En más de un siglo y medio desde que Inglaterra usurpó las Malvinas, la Argentina sólo puede exhibir una serie de fracasos en su intento de retrotraer la situación a febrero de 1833, cuando ejercía la plena soberanía heredada de España.

A 35 años del fin de la guerra, es decir de una rotunda derrota argentina en todos los campos, la única salida que se presenta a la propia impotencia y a la encrucijada de la constante frustración pasa, ineludiblemente, por la construcción de un dialogo directo, firme, sin ambigüedades con británicos e isleños, al que pueden aportar otros actores internacionales.

Abordar una nueva relación que amalgame confianza abrirá caminos  hacia un futuro acuerdo que necesariamente contemple sesiones y satisfacciones mutuas. O como define el historiador Luis Alberto Romero: “no debemos conquistar su territorio sino a su pueblo, sus corazones y su razón”.

Es desbloquear la tensión con un diálogo franco y sin que ello implique debilidades identitarias. La intransigencia unilateral impuesta por el kirchnerismo por más de una década, que fue absolutamente funcional a los intereses de Gran Bretaña ya que congeló su posición favorable de fuerza por aquello de “ellos no quieren hablar”.

La actual iniciativa del gobierno argentino, que debería ser complementada con una generosa y amplia convocatoria interna para consensuar una política de largo plazo, saca al país de una actitud infantil defensiva y victimizante, instando ahora a Gran Bretaña a exponer su real interés ante la opinión pública mundial. Se empieza así a hablar de muchas nuevas cosas y reaparece, al menos en la formalidad simbólica, la palabra soberanía.

Sin embargo, el comienzo de un nuevo diálogo político entre los gobiernos no alcanza pero sí reconoce lo que venía sucediendo desde hace muchos años en la base social. Hoy los ex combatientes de ambos países se reconocen, se admiran, comparten recuerdos, duelos, experiencias y amistades.

Con la voluntad de las dos partes se acordó construir un cementerio con los restos de nuestros combatientes cuyos familiares viajan libremente a las islas para homenajearlos. La Cruz Roja garantiza el proceso de identificación de restos de soldados argentinos; y se avanza con información argentina en el retiro de las miles de minas diseminadas en todo el territorio. Competencias deportivas unen a isleños y argentinos.

Alumnos del continente viajan para conocer las islas; y contingentes de turistas son recibidos como un hecho natural. Investigadores y periodistas producen en los mismos lugares de la guerra toda clase de documentos testimoniales. Es decir, el diálogo está siendo cincelado por la gente y los mismos protagonistas del conflicto bélico. Un proceso humano que en el fondo tiende a cerrar un pasado doloroso para todos a partir de la convicción de que nadie quiere más una guerra.

Hay un elemento exógeno nuevo que inesperadamente beneficia a la Argentina. Gran parte del sustento de los derechos de los isleños era su condición de nacidos y criados en las islas y por varias generaciones. Pero ese argumento fue perdiendo fuerza con los años. Desde 1985, Gran Bretaña condujo una campaña para atraer y radicar inmigrantes en las islas.

Hoy una porción importante de sus mil habitantes son de otros lugares. Llegaron de países como IrlandaRepública Checa, Inglaterra, Alemania, África, Australia, y Nueva Zelanda, entre otros. Todos conservan su propia nacionalidad y logran sus residencias por ser europeos o integrantes de la Commonwealth británica. Además, hay que sumar la inmigración latinoamericana principalmente de Chile y Perú.

En las islas viven alrededor de 1.000 militares retirados que se jubilaron y que se quedan allí por los beneficios sociales que obtienen. Asimismo, existe una enorme base militar que es, de hecho, el principal empleador de los isleños y los residentes extranjeros. Todos los años, las islas atraen a 1.500 soldados que rotan, gastan sus ingresos en alquileres de casas, coches, comidas y turismo.

Junto a los parientes que los visitan constituyen el llamado turismo militar para el cual se usa la base como estructura logística. Entonces, ¿son los mismos derechos históricos que tenían los isleños de la época de la guerra que los actuales que no la vivieron y, además, provienen de otros países? En un futuro, ¿los actuales habitantes querrán ser argentinos y dejar de ser ciudadanos de sus naciones? Como se ve, el conflicto por las Malvinas también quedó impregnado por el problema de la inmigración mundial.

Fronteras

El mundo no es el mismo de antes. Como consecuencia del Brexit, Gran Bretaña dejará la comunidad europea en dos años y perderá apoyo político del bloque al aislarse de su continente. Cerca del 70% de la actividad económica de los isleños depende de los accesos al mercado europeo.

El nuevo poder de los Estados Unidos de Donald Trump está poniendo a prueba el statu quo de contención y seguridad internacional. Las instituciones surgidas al fin de la Segunda Guerra Mundial y sus burocracias viven en crisis y han sido superadas por la velocidad de los nuevos acontecimientos.

En política internacional nada es estático como tampoco permanente. El mundo está con una crisis sistémica y en un proceso de transición hacia una nueva organización con otros jugadores y, por lo tanto, una ampliación de espacios de decisión que renueva pujas y tensiones. Con este fenomenal escenario en movimiento, de poco y nada sirven las estrategias que adoptó la Argentina, propias del siglo pasado, para con las Malvinas. Hoy, las relaciones personales son determinantes.

El sujeto toma centralidad, un protagonismo quizá desmedido, en los acontecimientos locales y mundiales, y se instala como un factor decisorio de nuevos liderazgo que prescinden de visiones dogmáticas; son pragmáticos y por eso crecen por fuera de las viejas estructuras políticas conservadoras que los promueven e intentan contener. Un buen ejemplo de ello es la llegada al poder francés de Emmanuele Macron.

Este es el actual escenario internacional sobre el cual la Argentina debe repensar una nueva estrategia de su ubicación mundial y que contemple el tema Malvinas. Por fuera de los laberintos de la burocracia diplomática racionalista se desarrolla una diplomacia humana, de contacto directo, marcada más por vínculos de confianzas personales que por ideologías y prejuicios que ponen límites.

Y en esta dimensión ahora se igualan tanto la influencia del funcionario de un gobierno como la del isleño y de la multitud de individualidades que conforman los nuevos movimientos sociales y una opinión pública que elimina anonimatos y al mismo tiempo presiona a los poderes a escala planetaria con las redes sociales.

Son evidentes los límites de la lógica de la política tradicional para resolver conflictos irresueltos por década o centurias.

Se abre paso la construcción de acuerdos sociales locales y mundiales con los involucrados directamente en cada crisis. En definitiva, el camino hacia una solución al complejo problema de Malvinas es un montaje de conjunto, horizontal, desprovisto de manipulaciones políticas, que permita llegar a acuerdos duraderos en el tiempo basados en la aceptación del otro y también de concesiones mutuas.

Porque, en última instancia, las guerras suelen instigarse casi siempre por intereses inconfesables del poder, pero alcanzar una paz justa y permanente desde la verdad histórica sólo es posible de lograr con legitimidad cuando ese proceso lo protagonizan las víctimas.

(*) Periodista y escritor. Magíster en Relaciones Internacionales (FLACSO) y miembro del Club Político Argentino.



viernes, 3 de abril de 2015

Vos me espías... Yo te hackeo... @dealgunamanera...

Anonymous hackeó sitios de Malvinas y puso el himno argentino…

Libero, activista de Anonymous, hackeó sitios oficiales de Malvinas. Foto: Cedoc

La página oficial de las islas quedó con la pantalla en negro y la bandera celeste y blanco.

Al conmemorarse 33 años del inicio de la guerra de las Islas Malvinas, el conocido grupo de hackers Anonymous intervino distintos sitios webs de los isleños para colocar el himno nacional argentino e inscribir la leyenda “Las Malvinas son argentinas”.

Se trata de una de las páginas oficiales del gobierno kelper, http://www.falklands2014.org.fk/, que durante la madrugada fue hackeado por un informático que se apoda Libero. “Viva Argentina carajo”, se lee desde la madrugada en la web, que tiene URL oficial de Falkland Islands, denominación británica a Islas Malvinas.


Lo mismo hizo en el activista de Anonymous en el sitio web de la principal radio de las islas: First. Allí, ahora, en lugar de las noticias en inglés, se escucha el himno nacional. La canción patria se ilustra con fotos de militares argentinos durante la guerra de Malvinas en pleno combate.

Contenido relacionado


© Publicado el viernes 03/04/2015 por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

sábado, 2 de junio de 2012

Canción de Malvinas, Luna Sujatovich... De Alguna Manera...

 Canción de Malvinas...



Luna Sujatovich, su encanto y su voz... 

La Marcha de las Malvinas es una canción oficial de la República Argentina compuesta en 1940 y dedicada a la reivindicación Argentina de soberanía sobre las Islas Malvinas.

Es entonada en las escuelas y en todos los actos oficiales de reivindicación de soberanía.

Estos actos se producen, de forma estable, el día 10 de junio de cada año, cuando se conmemora la designación de Luis Vernet como primer gobernador Argentino en las islas en 1829. La otra fecha es el 2 de Abril, cuando se conmemora el Día del Veterano y de los Caídos en la Guerra de Malvinas. Ese día de 1982 se inició la Guerra de las Malvinas.

Historia

El 9 de julio de 1939, durante la presidencia de Roberto M. Ortiz, se creó la «Junta de Recuperación de las Malvinas» con el objetivo de contribuir a la difusión y conocimiento del tema entre la población; entre otras actividades organizó un concurso poético-musical. El 3 de enero de 1941 se dio a conocer la composición ganadora en un acto público en el Salón Augusteo de Buenos Aires: Marcha de las Malvinas, por José Tieri y Carlos Obligado.

Tuvo especial difusión por los medios de comunicación durante la guerra contra Gran Bretaña en 1982 por la posesión de las islas.

Desde la presencia argentina en Puerto Argentino, capital de las islas en 1982, y hasta la actualidad en modo de reclamación de soberanía, se canta: «Brille, ¡oh patria!, en tu diadema la Argentina perla austral»
 

Marcha de las Malvinas 

Tras su manto de neblinas,
  
no las hemos de olvidar.
"¡Las Malvinas, Argentinas!",
clama el viento y ruge el mar. 

Ni de aquellos horizontes 
nuestra enseña han de arrancar,
pues su blanco está en los montes
y en su azul se tiñe el mar. 

¡Por ausente, por vencido
bajo extraño pabellón,
ningún suelo más querido;
de la patria en la extensión! 

¿Quién nos habla aquí de olvido,
de renuncia, de perdón? ...
¡Ningún suelo más querido,
de la patria en la extensión.

¡Rompa el manto de neblinas,
como un sol, nuestro ideal:
"Las Malvinas, Argentinas
en dominio ya inmortal"! 

Y ante el sol de nuestro emblema,
pura, nítida y triunfal,
brille ¡oh Patria!, en tu diadema
la perdida perla austral. 

Coro

¡Para honor de nuestro emblema
para orgullo nacional,
brille ¡oh Patria!, en tu diadema
la perdida perla austral. 

© Leo Sujatovich