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lunes, 4 de marzo de 2019

Confesión de la debilidad… @dealgunamanera...

Confesión de la debilidad…


Sirve comenzar por un contraste impresionante: la magnitud del ruidazo en Plaza de Mayo, el viernes a la noche, y la ignorancia de la mayoría mediática. Sirve porque hablaremos de debilidades, y esa ignorancia lo es. 

© Escrito por Eduardo Aliverti el lunes 04/03/2019 y publicado por el Diario Página/12 de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

De manera causal, el discurso de Macri empalmó con una de las peores semanas noticiosas de su gobierno.

La paralización de la planta de Peugeot, durante todo marzo para empezar, es un ejemplo reforzado de que prácticamente no va quedando nada en pie aunque la afirmación pueda parecer exagerada. Por algún motivo, la situación similar en Honda no tuvo el mismo rebote mediático y, por una parte, en lo cuantitativo son sólo ejemplos agregados. Pero marcas de ese tipo son simbólicamente muy fuertes respecto del tamaño de la crisis, como en la semana anterior lo fue la embotelladora de Coca Cola. Se suman ahora los tarifazos recargados en la vuelta de las vacaciones, con la canasta escolar a bote para unas clases que tampoco empiezan. A decenas de pymes cerradas por día en todo el país y con cerca de 200 mil empleos formales perdidos desde que llegó la revolución de la alegría, el Presidente divagó sobre una realidad paralela, de una dimensión desconocida.

A esta altura, si lo hizo porque le habla a su nosotros, que son ellos, o porque vive en una burbuja indescriptible, es una discusión ociosa.  

Por si faltaba ratificarlo, y esto no corre “riesgo” de considerarse como una evaluación subjetiva, Macri habló rodeado de una soledad callejera estremecedora. No había nadie afuera del Congreso en su apoyo. Nadie. Y fueron muy pocos, por no decir ninguno, quienes en la escena de papel, audiovisual, o digital, salieron a defender sus desvaríos.

Apenas, en el círculo rojo mediático, hubo una columna extravagante de Joaquín Morales Solá.

El colega, digamos, habló de un cierre del discurso macrista emparentable con la “épica” de las apelaciones públicas de Raúl Alfonsín.

Increíble. Comparar siquiera en ápices la labia de Macri con la del ex líder radical, uno de los más grandes oradores de nuestra historia política, es de un volumen resistente a adjetivos. Esa genuflexión integra el tronco de mostrar debilidad.

El Presidente sabe –cabría suponer- que el desierto de manifestaciones en su respaldo no puede ser contrapuesto a través de los micros choriplaneros de la gestión previa, como acusan trolls y globertos en la cloaca de las redes y en la de los medios adictos. Sabe que la pasión infantiloide que intentó transmitir no mueve un pelo, ni apenas entre fogosos que no tiene excepto por el fanatismo del odio gorila. Ese aborrecimiento es hereditario, mucho antes que de barra propia. Y de eso se habló quizá sin la remarcación merecida: ni en sus mejores momentos –cuando la arremetida rumbo al balotaje de 2015, en sus primeros meses de gobierno e incluso al ganar las elecciones de 2017- Macri fue capaz de enamorar a sus más fieles.

Desde el viernes hay alguna polémica, en los circuitos del análisis de discurso, sobre si esta vez  el coaching duranbarbista fue adecuado.

Se dice que sí porque no se trataba de intervención parlamentaria sino del lanzamiento de campaña, para mostrar a un verdadero jefe de Estado que se ratifica en sus convicciones.

Se dice que no (en la interpretación de quien firma es así) porque no se puede couchear la autenticidad con alguien completamente carente de carisma.

Se dice que habrá que ver, porque falta observar en la cancha la tozudez de un Macri “cristinizado”, agresivo, con gestos infrecuentes dispuestos al golpe por golpe.

Se dice que lo entrenaron bien para eso, pero sin prevenir que las burlas de la bancada opositora lo sacarían de quicio más de la cuenta. 

Para reiterar lo ya publicado personalmente en este diario, al cabo de ese disparate discursivo frente a la Asamblea Legislativa, no hay fonoaudióloga ni entrenamiento -visto ya cómo gobierna, de sobra- que pueda transformar en convincente a quien asegura que estamos viviendo en Disneylandia.

Sin embargo, esas apreciaciones, todas, son secundarias frente a un hecho determinante: cualquier fuere la opinión de cada quien sobre el efecto eficaz u horrible de un Macri sobreactuado, lo principal es que la única carta que parecería quedarle es técnica. Publicitaria, pero ya con tres años y pico de gestión encima.

Lo constatable es que el Gobierno no tiene más nada que ofrecer desde datos estadísticos y/o perceptibles como síntoma de mejora colectiva. Que el debate-núcleo pase a ser, como ocurre en estas horas, si Macri enojado es una táctica apta, inútil o más o menos, refleja una notable ausencia de cartuchos cambiemitas. Por ahora.

Simultáneamente, contra las obviedades del quejismo descriptivo, el vacío y la irrespetuosidad del discurso de Macri insisten con devolver la pelota a campo contrario. Cuál relato se le opone, superador de sufrir y denunciar.

Más aún, es válido re-admitir que la indignación despertada desde el viernes a la mañana pasa por los politizados del palo. Los intelectualmente inquietos. Afuera de eso hay un mundo de indiferentes y desencantados que no escucharon el discurso ni durante ni después, que a lo sumo miran y no ven los títulos periodísticos, que no se conmueven sino por otras cosas de la penetración mediática hegemónica y de salvaciones individualistas.

Esa noticia es mala o buena, según sea que los displicentes ya no se conmueven por nada o que algo sea capaz de renovarles algunas expectativas. Aun las más módicas son imprescindibles en tiempos de semejante frustración, estupor, incertidumbre.

Macri abrió el juego de que no tiene más cartas, excepto la de probar con desencajarse. Curiosamente, entre tantísimas omisiones, no habló del campo ni de la cosecha. Sólo de confianza en y del Fondo Monetario.

Es un signo de debilidad, que podrá ser tremenda si la oposición sabe mover.


sábado, 2 de mayo de 2015

Los candidatos. Daniel Scioli... @dealgunamanera...

Daniel Scioli: "La Argentina no necesita ningún shock"… 


Defendió al jefe del Ejército, César Milani, y a La Cámpora; apoyó la política económica del Gobierno, negó el cepo al dólar y se mostró de acuerdo con la negociación con los fondos buitre. En el ciclo Conversaciones en La Nación, el gobernador y precandidato a presidente por el Frente para la Victoria, Daniel Scioli, desplegó el repertorio del manual kirchnerista. "No soy cualquier candidato, pertenezco al espacio oficalista", avisó Scioli, en un mensaje dirigido más a la tropa propia que al votante independiente.

Tenso por momentos, eludió responder a ciertas preguntas y se molestó con algunas repreguntas. Así, durante 32 minutos, en el centro de la Redacción, Scioli también fue claro respecto de su eventual gobierno. "La Argentina no necesita ningún shock, ningún líder revolucionario", dijo.

-¿Conservará al general Milani como jefe del Ejército en caso de llegar a la Presidencia?
-En primer lugar, yo tengo una responsabilidad institucional que es gobernar la provincia de Buenos Aires, en el marco de un espacio político que conduce la Presidenta. Así que de mi parte esperen siempre la prudencia y la responsabilidad en no interferir en ninguna cuestión hasta que la gente democráticamente consagre a los candidatos.

-No ha contestado la pregunta. ¿Va a estar Milani o no?
-Le contesto conceptualmente. Mi visión es que hay un reencuentro del Ejército con la sociedad. Yo lo veo no solamente en las celebraciones que se llevan adelante en los aniversarios del Ejército, sino también en tareas comunitarias, de catástrofes naturales y de intervenciones en urbanizaciones que necesitaban de la capacidad y logística del Ejército, y que las coordinó el general Milani. Lo que veo es una rejerarquización y un avance. Se ha recuperado un espíritu de autoestima en el Ejército Argentino.

-Es probable que continúe, entonces...
-Yo lo que le acabo de decir es la respuesta a lo que yo siento... Sí hay que reconocer de qué manera incluso se han integrado espacios del Ejército Argentino a soluciones habitacionales. Le doy un ejemplo: en Tandil, 720 familias van a poder tener su vivienda a través del programa Procrear, en terrenos del Ejército que estaban inutilizados.

-Le quiero recordar, gobernador, que Milani está acusado de tener un servicio de inteligencia muy amplio en el país y además ha sido acusado de haber violado los derechos humanos durante la dictadura...
-En la Argentina rige, que yo sepa, todo lo que hace a las garantías constitucionales. En ese sentido, es el Poder Judicial el que debe dar las responsabilidades o aclarar cualquier otro tipo de cuestión. Mientras tanto, él está cumpliendo sus funciones.

-En un eventual gobierno suyo, ¿La Cámpora va a seguir ocupando el lugar que ocupa en ministerios, en empresas públicas y en empresas privadas con representación del Estado?
-En primer lugar, veo que se busca a veces demonizar a jóvenes que...

-No estoy demonizando a La Cámpora. Estoy diciendo que son la representación personal de la Presidenta....
-Son representación de jóvenes con afinidad por estas políticas, que le han dado a la mayoría del pueblo argentino avances significativos en materia laboral.

-Es decir, ¿usted va a mantener los cargos que tienen hoy los dirigentes de La Cámpora?
-Soy integrador, no discriminador. Siempre evalúo y busco sacar de cada persona lo mejor. No se puede generalizar y decir: "Tal agrupación, tal cosa, y tal agrupación, tal otra". Busco que cumplan las expectativas y las responsabilidades que uno les asigna. Y aliento a la juventud, de cualquier sector político, ya sea la juventud radical, la de Pro, la juventud peronista, La Cámpora, a que sean protagonistas de este momento de la Argentina. Ellos no son el futuro: son el presente y el futuro del país.

-Hablando de avanzar, ¿va a mantener el cepo al dólar?
-¿Sabe cuántos miles de millones de dólares se han vendido a ahorristas? 4500 millones.

-¿Me quiere decir que no hay cepo?
-Yo le quiero decir que se han vendido 4500 millones de dólares a ahorristas y se han girado utilidades de empresas al exterior por US$ 2000 millones. Como todo país, responsablemente, administra sus divisas.

-Cambio la pregunta, entonces. En un gobierno suyo, ¿el país va a volver a un sistema de mercado cambiario libre?
-Pero no es un gobierno mío. Esto es un desarrollo en etapas de una recuperación de la Argentina social, económica, productiva, con un pilar de desendeudamiento, un pilar de industrialización. Entonces, en la medida de las posibilidades, se van fijando prioridades. ¿Ahora qué viene? El momento de alentar mayor inversión para sostener este crecimiento, de la asociación público-privada, de trabajar cada vez más en la competitividad de cada sector. Evidentemente se han fijado prioridades. Y la prioridad ha sido el mercado interno. En buena hora, por primera vez en muchos años, hay una administración de un Banco Central integrado a los intereses y a los objetivos de un país.

-Lo que usted me está diciendo es que si lograra estos objetivos que se ha propuesto en materia de inversión, por ejemplo, ¿el mercado cambiario podría volver a ser libre?
-Vienen momentos extraordinarios para la economía argentina. A partir de lo que se está haciendo, y no por lo que quiere instalar quien emerge como el líder de la nueva alianza que se ha conformado. No subestimemos, no despreciemos el trabajo que se está haciendo y que es sólido en generar esas condiciones para que el país sea sujeto de inversiones.

-Hay un problema que es la inflación, que está alrededor del 30% anual. ¿Qué va a hacer usted para bajarla?
-Es menos.

-Es lo que dicen los sindicatos...
-Yo creo que, hacia el futuro, la Argentina no necesita ningún shock, ningún líder revolucionario. Lo que necesita es gradualidad, normalidad y mantener principios fundamentales de la organización económica, que la microeconomía termine resolviendo los problemas de la macroeconomía.

-¿Qué va a hacer con los bonistas, llamados fondos buitre, que han ganado el juicio ante el juez Thomas Griesa y que hoy no cobran, que están en default?
-Yo respaldo la estrategia que está llevando adelante la Presidenta junto al ministro de Economía en este tema. Hubo dirigentes políticos o economistas que habían hecho pronósticos de que si no se arreglaba inmediatamente este tema, iba a tener consecuencias devastadoras para el país, y vemos tranquilidad.

-¿Usted cree que el Gobierno no está negociando con los fondos buitre?
-Creo que el Gobierno tiene una posición clara, justa y objetiva.

-Si usted es presidente, va a heredar esta situación de default...
-Yo respaldo, en el contexto de la repuesta que le dije antes... Yo no soy cualquier candidato, yo pertenezco al espacio oficialista. Con mis opiniones no quiero interferir de ninguna manera en decisiones que está llevando adelante estratégicamente la Presidenta, que yo vengo respaldando y que están dando resultados que contrastan con lo que habían augurado muchos gurúes.

-¿Usted le cree al Indec?
-Ha evolucionado, porque ha sido supervisado por los técnicos del Fondo Monetario Internacional.

-Un poquito...
-Ha evolucionado. ¡Qué bueno! Mirá lo que logré en esta nota: que Joaquín Morales Solá reconozca que ha evolucionado el Indec. Yo le saqué un título a usted, no usted a mí.

-¿Va a reanudar la relación con el Fondo Monetario?
-De hecho, si están los técnicos del Fondo hablando temas puntuales con técnicos del Indec, evidentemente hay relación. Creo que hoy o ayer salieron críticas del Fondo a la economía argentina. Bueno, ¿qué significa? Que debemos estar haciendo las cosas bien.

-¿Usted no cree en el FMI?
-No. Creo que debemos estar haciendo las cosas bien, a partir de una opinión de ellos, que hemos visto acá y en el mundo cómo se han equivocado.

-Hablaba usted recién de la necesidad de debates. Sabe que acá nunca hubo debates entre candidatos a presidente. ¿Aceptaría un debate presidencial?
-Yo siempre debatí, desde el inicio de mi carrera política, usted lo debe recordar. Nunca eludí el debate.

-Vamos a tener el primer debate presidencial este año...
-Veremos de qué manera se puede organizar, de forma que sea equitativa, en forma ecuánime y despojada de todo tipo de cuestión. 


Backstage

Cuando desde La Nación se vio aterrizar el helicóptero de Daniel Scioli, en el set de la Redacción ya estaba todo listo para la entrevista que minutos después conduciría Joaquín Morales Solá. Scioli ingresó a toda velocidad junto con sus asesores Jorge Telerman, Gustavo Ferrari y Carlos Giralt. Hubo poco tiempo para los saludos, el maquillaje y la distensión. Raro en él, había llegado retrasado. Mientras le quitaban al gobernador el brillo de la cara, Telerman, vocero de la campaña, pidió ver cómo sería el enfoque de las cámaras. La imagen vale más que mil palabras.

Jorge Rosales. La Nación.

© Escrito por Joaquín Morales Solá el sábado 02/05/2015 y publicado por el Diario La Nación de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.


sábado, 26 de octubre de 2013

Palabras de libertad... De Alguna Manera...


Palabras de libertad...


Las denuncias por casos contra la expresión libre en el país llegan a la CIDH. Periodistas van a la OEA.

El viernes próximo a las 15.15, en la sede de la Organización de Estados Americanos, 1989 F Street NW, Washington DC, ocurrirá un hecho inédito en los treinta años de la democracia argentina. Siete periodistas expondrán ante la audiencia otorgada a tal efecto por la Comisión Interamericana de Derechos Humanos sobre “las distintas acciones adoptadas por el Estado argentino que, a nuestro juicio, implican serios retrocesos en la vigencia del derecho de libertad de expresión en la Argentina. Estimamos que sólo el diligente actuar de ese organismo podrá poner límite a las condiciones de creciente hostilidad impulsadas por las autoridades gubernamentales nacionales, que afectan seriamente el ejercicio del periodismo independiente”, según expresa textualmente el documento.

Me gusta decir que el principal insumo del periodismo no es la noticia. Es la libertad. Con libertad se puede hacer un periodismo bueno, malo o regular. Pero sin libertad sólo es posible hacer propaganda. Y eso es lo que buscan los gobiernos autoritarios: controlar todo y que nadie los controle a ellos. Domesticar a los periodistas para convertirlos en propagandistas. Eso es intolerable para una democracia plena y republicana. La libertad debe ser defendida con uñas y dientes frente a cualquier gobierno o cualquier poder. Hay que levantar la bandera de la libertad, y no importa si el gobierno que la quiera pisotear es de derecha o de izquierda, o si los censuradores son los dueños de los medios o los grandes empresarios. No hay periodismo sin libertad.

La década ganada por los Kirchner fue el momento de menor libertad de prensa en la Argentina desde 1983. Néstor y Cristina pusieron en marcha un plan sistemático para eliminar las críticas y utilizaron el aparato estatal para atacar a periodistas independientes. Y apelaron a todos los mecanismos posibles.

Una lista incompleta debe incluir la acción directa con agresiones físicas e insultos, la difamación y la estigmatización constante desde los medios estatales y paraestatales, las acusaciones falsas de los peores delitos, como “golpistas”, “sicarios” y “criminales”, la privación arbitraria de la pauta oficial, el cepo publicitario y las presiones hacia los anunciantes privados, el apriete a los dueños de los medios para que despidan o no renueven contratos, la mussoliniana pegatina de afiches con el rostro de periodistas que luego fueron sometidos a una parodia de juicio popular en la plaza pública, la incitación a niños y militantes a que escupieran esas fotos, la saturación de comentarios insultantes mediante una brigada de mercenarios por internet, la utilización de la ex SIDE y la AFIP, con escuchas ilegales y carpetazos como instrumentos para intimidar y castigar, la prohibición de publicar las cifras del verdadero costo de vida y la querella a las consultoras que se atrevieron a hacerlo, y la conformación de un oligopolio amigo del gobierno con subsidios millonarios que pagamos todos; éstos son sólo algunos de esos atropellos autoritarios.

Son acciones que podríamos agrupar bajo el rótulo de “patoterismo de Estado”.

Los siete periodistas de los más diversos medios, hartos de tanta persecución, que hicimos este reclamo en defensa propia, de muchos otros colegas y del derecho de los ciudadanos a ser informados con transparencia somos Magdalena Ruiz Guiñazú, Nelson Castro, Joaquín Morales Solá, Pepe Eliaschev, Luis Majul, Mariano Obarrio y quien esto escribe.

El próximo 1º de noviembre, en el Salón Rubén Darío, ubicado en el octavo piso de la sede de la OEA, durante veinte minutos se argumentará sobre todo lo denunciado. Habrá otros veinte minutos dedicados al descargo de un funcionario nacional designado por el gobierno de Cristina.

Hasta ahora no se sabe quién será ese representante. El único país que se negó a responder a una audiencia de estas características fue Cuba.

También participará Catalina Botero, la destacada relatora de libertad de expresión.

La CIDH tiene mucho prestigio y fue varias veces citada elogiosamente por la propia Cristina. En este 149º período de sesiones se tratarán denuncias sobre gobiernos de matriz ideológica antagónica, como las violaciones a los derechos humanos con los presos y las Damas de Blanco en Cuba, o la utilización de los drones, los aviones no tripulados, como armas de guerra por parte de Estados Unidos, o la situación de los detenidos en la base naval de Guantánamo. Esto demuestra que el trabajo de los comisionados no tiene un sesgo político particular y que su interés principal es preservar las libertades públicas.

Quienes padecimos la dictadura celebramos el histórico informe de la CIDH que vino a nuestro país entre el 6 y el 20 de septiembre de 1979. Para confeccionarlo entrevistaron a Jorge Rafael Videla, quien era el jefe del terrorismo de Estado, y a decenas de autoridades nacionales y provinciales, pero también a los organismos que con tanto coraje defendían los derechos humanos en las peores circunstancias y asimismo a políticos radicales como Ricardo Balbín y Raúl Alfonsín, peronistas como Deolindo Bittel y el comunista Fernando Nadra, entre otros.

Las conclusiones de la Comisión hicieron eje en el problema “de los desaparecidos”, por considerarlo entre los más graves, y exigieron que se informara el paradero de éstos, que cesara la acción represiva del Estado y que se restituyeran los niños apropiados de los detenidos políticos o los nacidos en cautiverio, entre otras denuncias que muchos argentinos no podían o no se atrevían a hacer.

Por supuesto que hay que salvar las distancias. Ni siquiera hay punto de comparación entre aquel 1979 horroroso en sus crímenes de lesa humanidad y este 2013 lamentable en su intento de instalar un discurso único y chupamedias.

Pero el valor de la libertad es indiscutible en todos los tiempos y bajo cualquier régimen.

Serrat nunca dudó al decir que “para la libertad, sangro, lucho y pervivo”, en la convicción de que si el autoritarismo resiste, hay que resistir, porque “retoñarán aladas de savia sin otoño, reliquias de mi cuerpo que pierdo en cada herida”.

Todo sea para la libertad

© Escrito por Alfredo Leuco el viernes 25/10/2013 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.


sábado, 23 de marzo de 2013

Francisco, ex argentino… De Alguna Manera...


Francisco, ex argentino…

Francisco. Ex Jorge, ex Ma­rio, ex Bergoglio, ex carde­nal. Ex argentino. Foto: Ansa. 

Francisco. Ex Jorge, ex Mario, ex Bergoglio, ex cardenal. Ex argentino. El Papa, al asumir, cambia el pasa­porte de su país de origen por el pasaporte número 1 del Vaticano, un Estado independiente. La misma sorpresa que nos produce ver a un argentino en una posición tan universalista nos impide comprender (y probablemente todavía también a él mismo) que progresivamente el actual obispo de Roma se tendrá que ir desargentinizando.

En cualquier caso, país difícil la Argentina hasta para ser papa. El sábado, PERFIL publicó una encuesta de Management & Fit, donde alrededor del 30% de la población tenía un opinión mala o regular de Bergoglio a pesar de la corriente de afecto que ya había comenzado a generar su elección como papa. No luce casual que ese 30% coincida con el porcentaje de gente que integra el núcleo duro de los votantes del kirchnerismo y se vieran influenciados por la prédica del Gobierno contra él, acusándolo de colaboracionismo con la dictadura. Probablemente, esa opinión negativa de Bergoglio descenderá en igual o mayor proporción en que también descienda ese 30% dispuesto a apoyar al Gobierno en cualquier circunstancia.

En la revista Noticias, Omar Bello, autor del último reportaje a quien hoy es papa y publicado en el diario PERFIL en diciembre de 2012, recuerda que una pareja de homosexuales que reconoció a Bergoglio en el subte le mostró insistentemente su anillo de casamiento mientras le decía: “¡No pudiste! Nos casamos igual”; junto a él estaba sentada una señora mayor a quien supuso solidaria por una cuestión generacional hasta que la mujer remató: “¿Vieron chicos? Estos curas son todos una porquería”. Recordó también que los manifestantes de los últimos 24 de marzo insultaban a Bergoglio.

Por mi propia experiencia personal, pude comprobar que aun habiendo sido víctima de la dictadura, si todo el aparato mediático del Gobierno lo desea, puede instalar públicamente la sospecha de lo opuesto. Y mucha gente lo cree, haciéndolo verosímil hasta para los propios dirigentes políticos que no vivieron aquella época (Victoria Donda, cuando era diputada aliada del kirchnerismo, me insultó para luego disculparse). Una vez que una versión se echa a rodar, cobra vida propia, independientemente de su verosimilitud. Se le agregan chistes –como los de la revista Barcelona (“Bergoglio promete: “Seré un papa colaboracionista y cómplice”. #CompromisoConLaIglesia”)–, y cada medio reproduce como cierto el error del anterior, perdiéndose en la cadena la fuente original. Ayer, el principal programa político del canal brasileño de noticias, Globo, daba por cierto que Bergoglio había sido afín a la dictadura, y el columnista del principal diario de ese país –Folha de Sao Paulo– criticó a Bergoglio por no haberse opuesto a la dictadura.

En su caso, eso tiene ahora progresiva solución, porque el interés periodístico generalizado que provoca un papa permite que aparezcan testimonios de todo tipo de perso­nas recordando que Bergoglio durante la dictadura había ayudado a muchos perseguidos y que no existen evidencias de colaboracionismo en su contra. Pero si no hubiera sido elegido papa, muchos argentinos se habrían quedado con una imagen opuesta.

El kirchnerismo duro, sabiendo que ninguno de quienes acusan tendrá la relevancia actual de Bergoglio y su posibilidad de defensa, usó como arma disuasoria la amenaza de arrojar ese balde de descrédito acusando a cualquiera que haya ejercido su profesión durante la dictadura con un recorte del pasado que dé la idea de colaboracionismo: una foto, un texto, un documento que, descontextualizado, dé la idea opuesta. Así, Magdalena Ruiz Guiñazú fue acusada de ser jefa de prensa de Martínez de Hoz, y Joaquín Morales Solá, de participar de la represión ilegal en Tucumán.

Esas mentiras no quitan que sea verdad que Bergoglio estuvo contra Montoneros y que ideológicamente no haya sido –y no sea– alguien de izquierda en los parámetros y categoría de la izquierda que tiene el kirchnerismo (como también podría valer para Magdalena o Morales Solá). Pero eso nada tiene que ver con haber apoyado la dictadura.

No todos los kirchneristas que repiten acusaciones falsas contra críticos del Gobierno lo hacen cínicamente sabiendo que son mentiras y que están frente a un típico sembrado de un servicio de inteligencia. Muchos caen en la credulidad por comodidad: les sirve que quienes se oponen a ellos en el presente hayan sido malos en el pasado para transitivamente creerlos también malos en el presente pudiendo así los kirchneristas sentirse más legitimados en el bando de los buenos.

Pero el público masivo va a poder tomar conciencia de esta técnica difamatoria al Bergoglio haber sido electo papa. Ahora se enfrentan a un adversario de otro peso. Dicen que Stalin, durante la Segunda Guerra Mundial, irónicamente preguntaba cuántas divisiones tenía el papa mientras éste le respondía que sus divisiones las encontrará en el cielo. Algo parecido podría haberle dicho Bergoglio a Néstor Kirchner.

Tiene razón el director de la Biblioteca Nacional, Horacio González, al preocuparse por la posibilidad de que el nombramiento de Bergoglio puede aparejar una pérdida de la batalla cultural. Por lo pronto, el arma de acusar a alguien de colaboracionista con la dictadura quedó obsoleta.

© Escrito por Jorge Fontevecchia el miércoles 22/03/2013 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.