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martes, 29 de mayo de 2018

María Dolores ya no volverá a cantar las mañanitas… @dealgunamanera...

María Dolores ya no volverá a cantar las mañanitas…

María Dolores Pradera, en una actuación en 1983. Fotografía: Gustavo Cuevas

La artista llevó las canciones españolas a América latina y aquellas las trajo de vuelta.

© Escrito por Rosa León el martes 29/05/2018 y publicado por el Diario El País de la Ciudad de Madrid, España.

Hace unas horas María Dolores ha dejado de cantar. Nunca una frase ha sido más exacta. Cantaba en medio de una conversación, cantaba cuando te llamaba por teléfono… cantaba en cualquier situación y en cualquier momento. Ya no volverá a cantarle las mañanitas a los amigos en sus cumpleaños. Despedir a María Dolores es despedir a una de las intérpretes más geniales que ha dado este país.

Tuve la suerte, el honor, el placer, de producirle cuatro discos para su compañía discográfica y creo que son los discos donde no solo he disfrutado escuchándola cantar, son los discos donde mejor me lo he pasado y más me he reído, porque María Dolores no era solamente una genial intérprete, tenía un fino y agudo sentido del humor.


Ir a cenar con ella era la confirmación de tener una cena donde las risas estaban aseguradas.

Pertenece a una generación, la de Fernán Gómez, Tono, Azcona, que tuvieron que vivir y sobrevivir en la dura posguerra y lo hicieron desde el humor y ese humor ha acompañado a María Dolores hasta hoy.

Cenando con ella en un restaurante al lado de su casa, le pidió al camarero salsa tártara, el camarero preguntó en la cocina y le dijo que lo sentía enormemente, pero que no tenían salsa tártara y totalmente seria le dijo al camarero: “Pues vaya usted a Tartaria, que seguro que tienen”.

Estábamos celebrando la salida del primer disco que hicimos juntas con un montón de amigos y tuvo un pequeño accidente: se rompió una muñeca. Al día siguiente en el hospital donde estuvo ingresada me decía: "Imagínate que en vez de romperme la muñeca me hubiera dado un golpe en la cabeza y al otro barrio. Me hubieran puesto sobre las mesas del restaurante y al pasar todo el mundo a verme diría 'qué cutis”.

Para mí esta mujer ha sido un ejemplo de lo que debe o debería ser la música y lo que deberían ser los cantantes. Se acercó a la canción desde la cultura y con enorme respeto por la palabra. Veneraba a los autores que escribían bien.

Llevó nuestras canciones a América latina y trajo las canciones americanas a España, pero todas las canciones, las de aquí y las de allí, parecían hechas a la medida para ella. Eso solo ocurre con los grandes.

Nunca quiso ir a la moda, ni hacer los discos según las leyes del mercado, la moda era ella, por eso sus canciones y sus discos se podrán escuchar siempre.

Se ha muerto en primavera y seguro que lo ha decidido así para no llegar al verano.

Siempre decía que el verano era muy hortera. Genio y figura.

Te quiero mucho María Dolores.






sábado, 12 de diciembre de 2015

La era del ciclamato político. Macri y un discurso Zero… @dealgunamanera...

Macri y un discurso Zero…


Lo primero que viene a la mente al escuchar el mensaje del nuevo presidente, es que, otra vez, tenemos un gobernante que muestra terribles problemas para poder expresarse con mediana fluidez y elocuencia, y que exhibe una alarmante carencia de conceptos políticos puntuales, aunque esté leyendo un discurso pre redactado, y ensayado hasta el cansancio.

© Escrito el por Fabián Ferrante el viernes 11/12/2015 y publicado por Tribuna de Periodistas de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

Esto puede parecerle trivial a algunos, pero políticamente no es un dato menor. Trasunta la esencia cultural y la formación del disertante, y lo que sus interlocutores (especialmente cuando se habla de dignatarios internacionales), fácilmente advierten. Tal como en su momento lo advirtiera la ex embajadora de USA en Argentina Vilma Martínez, cuando lo calificó de grosero y maniqueísta.

Macri fue curioso. Se lo pasó hablando de los equipos, y en contra del individualismo, pero, simultáneamente, se cansó de repetir la palabra "yo", y de auto referenciarse. Esta hubiera sido una situación inmejorable para utilizar, antes que el "yo" y el "me",  el "nosotros" y el "nos". No lo aprovechó.

Dijo que el país no está dividido, pero también dijo que llamaba a peronistas y "antiperonistas". Lo considero un error no forzado. No hacía falta caer en ese desatino. ¿Sabés por qué? Porque, justamente, divide más.

Globalmente fue un discurso sumamente light, tan edulcorado como se esperaba. Repleto de obviedades como la unidad nacional, el trabajo común, el amor, la gente, etc, etc.

Poca política, y demasiado ciclamato. Claudio María Domínguez.

No hubo mensajes a sectores puntuales, no hizo referencias a sus promesas económicas de campaña que tanto temor generaron y que hasta precios dispararon. Pareciera que estos temas no merecían explicación alguna por parte del nuevo presidente.

Básicamente, Macri repitió su discurso intendentista de siempre, y trató de proyectarlo a la nación, con éxito más bien módico.

No obstante, tocó un tema muy importante cuando habló de la corrupción, declarándose implacable para con aquellos que no cumplan lo que dice la ley.

Lo que no dijo es que la ley, tal como está, presenta innumerables vericuetos para poder robar dinero legalmente, tal como lo hizo él mismo con el decreto 556/10 en la Ciudad de Buenos Aires, que sirvió para enriquecer a gente como Fernando Niembro o Eduardo Amadeo, y para falsear pauta publicitaria que nunca cobraron sus presuntos destinatarios, a lo largo y a lo ancho del país.

Ese decreto es legal; es "la ley", pero sirve para robar. Y Macri roba mediante la ley. Toda su vida robó mediante la ley. Ya sea que las dictara Domingo Cavallo, o él mismo.

El discurso aperturista de Macri podría reemplazarse con aquellas notables estrofas de Joan Manuel Serrat:

"Pero, eso sí, los sicarios no pierden ocasión de declarar públicamente su empeño en propiciar un diálogo de franca distensión que les permita hallar un marco previo, que garantice unas premisas mínimas que faciliten crear los resortes que impulsen un punto de partida sólido y capaz, de este a oeste y de sur a norte, donde establecer las bases de un tratado de amistad que contribuya a poner los cimientos de una plataforma donde edificar un hermoso futuro de amor y paz".

Fidel, pero no Castro: Pintos.

Finalmente, un detalle para nada menor, que debiera hacer reflexionar un poco a todos aquellos que traen años de lucha en defensa de la república y de las instituciones.

A lo largo de los 27 minutos de su discurso, el presidente Macri mencionó apenas en una ocasión la palabra "instituciones", pero no mencionó jamás la palabra "república".

Dios proveerá.




miércoles, 7 de agosto de 2013

Contraprogresismo… De Alguna Manera...



Contraprogresismo...
Sergio Massa. Dibujo: Pablo Temes.

Lo que deja CFK. La derrota cultural de la década se anticipa con el auge de los candidatos light. Mala praxis política.

Si las elecciones presidenciales fueran el próximo domingo, los tres candidatos con mayores posibilidades de ganar serían Daniel Scioli, Sergio Massa y Mauricio Macri. Ese es el dato de mayor provocación intelectual que aportó la última encuesta de Enrique Zuleta Puceiro. Es la confirmación de la derrota cultural del cristinismo. Esos tres dirigentes de matriz similar, casi la contracara del concepto dogmático de “progresismo”, fueron paridos por la “ideologitis” de Cristina, es decir por la inflamación de su ideología. Ella y sus intelectuales son los responsables de que el péndulo de las preferencias haya iniciado su periplo hacia el otro lado.  Es que a toda acción corresponde una reacción en igual magnitud y dirección pero de sentido opuesto. Es la ley de la dinámica de Isaac Newton que el materialismo dialéctico supo frecuentar.

Cuando Cristina abandone el poder en 2015 habrá destruido muchas cosas. Las más graves, desde el punto de vista simbólico, son la convivencia pacífica y el concepto de “progresismo”. El resto es economía, se puede arreglar con racionalidad, soja y profesionalismo. La plata va y viene, pero lo importante es la salud democrática y republicana. El gran desafío para el que venga será suturar las heridas para rehabilitar la cohesión social y extirpar el odio que transformó en enemigo a todo el que piensa distinto. Pero así como Carlos Menem invalidó por su mala praxis corrupta el término “liberalismo”, Cristina dejará herido de muerte el contenido de la palabra “progresismo”, también por su mala praxis corrupta. En este último caso hay que hacer un agregado generacional que se repite como comedia y, ojalá, no como tragedia.

En los 70, una minoría intensa utilizó la lucha armada y el tiro en la nuca como instrumento político (definición de Joan Manuel Serrat sobre la ETA) y se autotituló “vanguardia revolucionaria”. Con una asombrosa mezcla de coraje, ingenuidad e irresponsabilidad, finalmente, guió a parte de esa generación a la muerte y no a la victoria socialista. Fue tan blindado el microcosmos en el que desarrollaron sus acciones, que se convirtieron en una patrulla perdida lejos de las demandas del pueblo y de su nivel de conciencia, como se decía entonces. La guerrilla hablaba en nombre de un pueblo que no la escuchaba.

Sin embargo, la permanente extorsión ideológica sobreactuada a la que hoy someten al ciudadano común es patética. Es de un sectarismo recargado pero, por suerte, menos peligroso porque se hace sin armas en la mano.

Pero esa “ideologitis” que te obliga todo el tiempo a fijar posición sobre todo es la misma. Ese falso relato que se quiere imponer a los amigos para estigmatizar a los enemigos hoy es ridículo. Por eso surgen nuevos liderazgos más descafeinados que apuestan al discurso de “la gestión para resolver los problemas de la gente” en lugar de “el combate contra las corporaciones oligárquicas”. Hasta Cristina tuvo que recurrir a un candidato no beligerante y apto para la clase media ligth como Martín Insaurralde para subirse a ese viento de cola. La fría caja registradora de votos manejada por Cristina le robó una foto al Papa y no a Evo Morales o a Fidel Castro. Más claro: Carlos Kunkel o Diana Conti fueron sepultados debajo de la sábana del Frente para la Victoria. Pero resucitaron a Scioli. Por eso quien más posibilidades tiene de derrotarlos es Sergio Massa.

De esta manera, una porción importante de la sociedad independiente denuncia su hartazgo frente a esa obsesión cristinista de teñir todo de falsa batalla épica. Todo es liberación o dependencia. Que a esta altura le pongan al torneo de fútbol Nietos Recuperados y a la copa  Miguel Sánchez, tiene una doble lectura. Por un lado, el ejercicio de la memoria sobre el horror del genocidio nunca será suficiente. Pero la repetición serial de más de lo mismo como dogma y fanatismo provoca cierto vaciamiento de los contenidos y el reclamo desde la izquierda para combatir otras impunidades más cercanas en el tiempo que son responsabilidad del actual gobierno. ¿Se imaginan un campeonato de fútbol llamado Tragedia de Once? ¿O un trofeo con el nombre de Julio López o Juana Gómez, la chiquita qom de 15 años violada y asesinada en Chaco?

Ese repliegue del kirchnerismo sobre sí mismo, igual que en los 70, lo aísla de las grandes mayorías y lo deja atado a los más verticalistas. Su intolerancia ya no es contra viejos enemigos oligárquicos como La Nación o nuevos enemigos monopólicos como Clarín. Ahora van contra los propios, atacan a los que integran “el campo popular y progresista”, que empieza a astillarse. Jamás nadie podría acusar al director de teatro Carlos Rivas de golpista o simpatizante de la derecha. Todo lo contrario. Sin embargo fue atacado como si fuera un criminal de lesa humanidad sólo porque se atrevió a poner en palabras lo que piensan muchos argentinos democráticos, republicanos, progresistas, honestos y defensores de todos los derechos humanos.

En las discusiones en el trabajo, con amigos o la familia, los niveles de ceguera verticalista son peligrosos. El veneno que los Kirchner diseminaron sobre las venas abiertas de Argentina logra que hasta los hechos más cotidianos sean considerados de vida o muerte.

¿Te gustó Metegol?, te preguntan desafiantes. Si decís que sí, te convertís en un antikirchnerista sólo porque Juan José Campanella no permitió que lo domestiquen. La única salvación del escrache es si decís que la voz del Negro Fontova hace un mejor trabajo que la de Fabián Gianola. Y cuidadito con caracterizar de genio a Charly García. Serás fusilado por el paraperiodismo estatal y acusado de macrista. Sólo el asco de Fito por los porteños es nacional y popular. Son discusiones de secta endogámica, “fecundación entre individuos de la misma especie”, como dice el diccionario. Por suerte, la inmensa mayoría de los argentinos no participa de este infantilismo de asamblea universitaria.

El laburante que viaja mal en los trenes de mierda y que gana poco y no le alcanza y que tiene miedo por su vida y la de sus hijos quiere que se dejen de hinchar las pelotas con tanta sanata presuntamente progre y trabajen en serio para construir un país mas justo y más libre. En 1764, Cesare Beccaria, un luchador por la emancipación y contra el despotismo, abogó por “la máxima felicidad para el mayor número de personas posible”. Algo así es la democracia realmente popular.

© Escrito por Alfredo Leuco el 04/08/2013 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

 

domingo, 23 de octubre de 2011

Crisis de Valores... Joan Manuel Serrat... De Alguna Manera...

La crisis es más de valores que económica y es mundial...

Relaciones. Con Sabina se comunican por Skipe "para mirarnos las caras", pero las decisiones más importantes se deciden "cara a cara".

El cantante español cuenta los preparativos de su nueva apuesta musical junto a Joaquín Sabina, Dos pájaros contraatacan, prevista para marzo de 2012. Recuerda sus primeros viajes a la Argentina por los años 70, la dictadura y la democracia. También, analiza la crisis española y mundial.

Tal como lo imaginamos en la vida diaria, Serrat es simpático, muy rápido, absolutamente consciente del encanto que ejerce a su alrededor, inteligente y, lo que es fundamental, un ser humano.


Pero no por ser músico y poeta deja de ser práctico. Muy puntual, en los salones de la enorme mansión Hyatt (¡parece increíble que esa casa haya sido alguna vez “la casa” cotidiana de alguien!) Serrat está pendiente de las cenizas que no lo dejan volar a Chile y con buena voluntad accede a que conversemos pese al cambio de planes que exige la naturaleza de un volcán.

El recital en el estadio de Banfield es también un anticipo de lo que traerá en marzo con Sabina cuando, a lo largo de 12 fechas, se instalará en el Luna Park con una nueva edición de Dos pájaros… de un tiro que ahora será Dos pájaros contraatacan.

—¿Cómo es el tema con Sabina? Contame…
—Bueno, mira… hace más o menos un año nos propusieron volver a levantar el espectáculo de Dos pájaros..., pero la verdad es que, aun cuando me hace mucha ilusión trabajar con él porque es una persona con la que estoy muy a gusto y con el que me gusta caminar por la vida, pensé también que si no hay un proyecto distinto, algo más allá de dónde habíamos ido, no tenía ningún sentido. Entonces, pensamos que podíamos hacer un disco a cuatro manos…
O sea, hacer un disco no sólo de canciones nuevas sino de canciones nuevas hechas por los dos. ¡Nuevas e interferidas por los dos! Manipuladas por los dos.

—Qué divertido.
—(Se ríe) Claro, es una idea muy divertida… nos gustó a los dos pero exige también ser muy riguroso.

—¿Exactamente por qué?
—Riguroso para aceptar y para rechazar. Y sobre todo también muy generoso para ser rechazado. Lo hemos hecho así y ahora estamos terminándolo.

—Bueno, pero explicame algo más. Entendí lo de la generosidad en aceptar un rechazo pero también creo que ustedes usan mucho Skype, ¿no? (risas) y esto también es complicado.
—Oye, el Skype lo hacemos más que nada para mirarnos las caras cuando, por ejemplo, ayer Joaco (Sabina) estaba en Nueva York y yo en Buenos Aires. Lo usamos para mirarnos las caras. Pero que no se crea que Joaquín es un hombre de grandes tecnologías de avanzada. Tiene, menos mal, una persona a su lado, Jimena su compañera, que es quien ¡por suerte! (y se ríe francamente) conoce las conexiones apropiadas.
Entonces, el Skype lo usamos más que nada, pues, para vernos. Y para reconocernos. Para comentar pequeñas cosas y, sobre todo, en lo de ungir cosas. Luego, también, la comunicación tanto en lo musical como en los textos, funciona mucho vía Internet, mp3, etc. Ahí vamos mandándolos. Pero lo que decide y descubre, lo que resume, lo que provoca la toma de decisiones pues se decide cara a cara. En mi casa, en la suya o en un estudio. Donde sea.

—Pero ¿cómo es el mecanismo? Vos agarrás la guitarra, él se sienta al piano...
—¡Ah! el mecanismo es muy confuso. Y, a veces, muy sucio (se ríe). Y, casi siempre también, muy poco prolijo. Lo que sí ocurre siempre es que está lleno de sorpresas. No hay un ritual. Seguramente si uno de los dos fuera pianista o compositor… pues trabajaría en el piano y el otro traería los textos. O bien el pianista elaboraría un texto y el otro… No, no, nosotros trabajamos de otra manera. Nos cruzamos. Vamos tirando ideas. Tomando parte de esas ideas. Ajustándolas a la historia que tenemos preconcebida. La atamos. ¡La desatamos! Mira, no hacemos alta costura. ¡Hacemos pret-à-porter!

—Buena metáfora. Es notable que puedan hacerlo así…
—No sé si habrá otra circunstancia parecida y no porque haya, por mi parte, ningún resabio, pero creo que esto sólo se puede hacer con un determinado tipo de artista con el que haya una confianza muy grande y saber que lo que el otro dice, lo que el otro siente y decide, es suficientemente importante como para que tú te lo plantees con mucha generosidad.

—No sé si te acuerdas, hace ya muchos años, cantaste en el Luna Park a beneficio del Secretariado de las Cárceles que dirigía el padre Aspiazu. Creo que era tu primer viaje.
—Me acuerdo muy bien. También cantaba otra gente.

—Yo sólo te recuerdo a vos.
—Ah, bueno, muy bien, gracias. –Y mientras se ríe, rememora–: No, mira, no era la primera vez pero igualmente hace ya bastantes años de todo esto. Recuerdo, sobre todo, que pude regresarme al hotel caminando desde el Luna Park. Era más fácil caminando que en auto porque era tal la gente que había.

—Sí, claro, una multitud.
—Y entonces vi que tenía muy difícil la salida. ¡Mira lo que son esas cosas! Ante la sorpresa de todo el mundo, decidí irme caminando y fue fantástico. Me fui escapando y tip, tip, tip…llegué caminando al hotel.

—¿Ya habías cantado Machado, no?
—Sí, sí. Esto debía ser en el año ’70...

—Todos cantábamos “Penélope”. Me parece que fue el primer disco tuyo que llegó aquí…
—Puede ser porque los primeros discos no se lanzaron por orden de aparición sino de conocimiento. Yo realmente no sé cuál puede haber sido el primero de todos que eligió Capitol.

—¿Cómo fue para alguien que ya se vislumbraba una figura mundial venir a un país que estaba en grandes dificultades políticas, concretamente en una dictadura?
—Sí, yo llegué en pleno gobierno de Onganía. Esos fueron mis primeros años aquí. Luego, Lanusse, Perón y sobrevino “eso” que tan curiosamente se denominaba Proceso de Reorganización Nacional. Para mí el primer viaje a Argentina fue algo iniciático. Un viaje de descubrimiento. El país pasaba por una situación de dictadura “suavizada” (por decirlo de alguna forma cuando se hablaba de Onganía) en la cual había todo un mundo de fantasías que yo había cultivado en la otra orilla ¿no? Fantasías musicales, fantasías vitales. Para mí, un mundo asombroso. Muy sorprendente al principio.

—¿Por qué?
—Pues, porque como decía mi buen amigo Miguel Gila: “Joan, te vas a tener que acostumbrar a comerte los turrones con melón. Pero no te preocupes. ¡Vas a querer mucho a esta tierra!”. Y Gila lo sabía perfectamente porque a él ya le había pasado algunos años antes. El fue una de las personas que me llevaron a esta introducción y luego, también, a una difusión más rápida de mis trabajos gracias a los programas de televisión de los sábados y los domingos. Era un momento muy fuerte de la televisión. La gente, más que cualquier otra cosa, recuerda siempre los Sábados de la bondad de Romay, los Circulares de Mancera. La fuerza que tenían aquellos programas era extraordinaria.
¡Y luego también esta cosa, muy curiosa, de tremenda difusión y acercamiento como eran los carnavales! Mira, ¡en los carnavales te mandaban a hacer seis o siete actuaciones por día! Y te pasabas yirando por la ciudad, por el país. De lugar en lugar. Y esto provocaba en la gente que la presencia se extendiera con gran rapidez. Y también mis relaciones… cosas… y tuve la suerte de encontrar extraordinarios amigos que me brindaron información de primera mano. Que me enseñaron a conocer el país dentro de lo que se podía… (se ríe). Y esto en aquel tiempo era muy complicado. Me enseñaron a conocer las reglas del juego. Ya te digo: tanto personales como artísticas.
Tuve suerte. Conocí a Piazzolla, a Troilo, a Soldán… Conocí todo ese mundo. Conviví con aquel ambiente extraordinario de talento musical. Por lo tanto, como yo me implico mucho, a partir de los 70 también políticamente conocí a mucha gente que estaba militando políticamente. Comprometida. Incluso algunos más allá de políticamente… y esto hace que se cree en ti una relación que se va profundizando en el lugar y en las cosas. Por eso donde estás cantando se convierte en algo más que en un sitio donde estás trabajando. Es un sitio donde estás viviendo en el sentido real de la palabra vivir.

—Me acuerdo que después de Malvinas, al final de la dictadura, viniste y todos llorábamos con pañuelo cuando cantabas “Para la libertad”, que se había convertido en una canción-símbolo de que aquellos años horribles se terminaban.
—Claro. Fue el regreso. En el ’76 ya decidí no volver y estuve fuera todos esos años. Si uno piensa que sólo fueron seis años a mí se me hicieron terriblemente largos ¿no? Regresé pues en el ’82 en el Gran Rex. Desde que volví siempre canté allí o en la cancha de Velez o en la cancha de Boca… Todavía estaba Galtieri dando las últimas bocanadas y con el desastre de Malvinas arrastrando el país. Un poco más tarde, bueno, las elecciones y el momento inolvidable que se vivió con el triunfo de Alfonsín.

—Son años que marcan la vida de un país. Y, a propósito, ahora, ¿cómo ves a España? Desde aquí la situación europea es bastante desconcertante.
—España está muy preocupada en general. El país vive una crisis que no es exclusiva de España sino que es una crisis por un lado económica pero que, por otro, es también una crisis de valores. Una crisis de valores que impide que haya una regeneración económica y financiera que ayude a salir hacia delante.

—Por favor, explicame lo de la crisis de valores. ¿En qué sentido?
—Mira, yo creo que esta crisis no es española. Ni siquiera europea. Es mundial. Y es más una crisis de valores que una crisis económica. Y te lo digo porque es la codicia lo que ha hecho que llegáramos a esto. Y la codicia no es un valor económico. Es un valor moral. Un valor ético. La codicia es la que ha llevado a la ruina todo el sistema financiero… El desmoronamiento del sistema financiero. Y, por tanto, al desmoronamiento de unas estructuras que habían funcionado tapadas de alguna manera por esta falacia que montó el mundo financiero y que una vez desmontado… ¡pues ha dejado esta ruina que tenemos delante!
Ruina de ciudadanos, de países, de sociedades, y una situación en la que se ve que va a ser difícil modificar las cosas. Si no se modifican las causas de todo esto va a ser muy difícil salir de las consecuencias que nos han conducido hasta aquí. Parecería que se estuviera esperando que suceda algo… de mano de no sé quién… para que se pueda solucionar algo de lo que han provocado otros que siguen haciendo exactamente lo mismo.

—Algunos dicen que los países del Mediterráneo tienen una cierta dosis de culpabilidad por haber vivido más allá de sus posibilidades.
—¡Esto se lo podemos decir exactamente a todos los ciudadanos! Pero, por otra parte, también resultaría una falacia porque sería como perdonar a todos los que son realmente responsables y quedarían como líderes o disueltos en el magma. Mira, los que tienen responsabilidad directa son los que generaron este sistema, esta euforia que hizo que los menos favorecidos (a los que siempre se les hace pagar el pato) creyeran que aquello era jauja y que podían entrar en lo que otros podrían llamar un despilfarro.
Pero, fíjate, ¿quién generó el despilfarro?, ¿quién dijo que la casa estaba en buen estado de salud?, ¿quién dijo que todos compraran, que todo estaba bien? La gente no. Le dijeron “compre” ¡y compró! Porque les dijeron que todo estaba muy bien y que había un sistema financiero que lo tenía controlado. Y no había un sistema financiero que controlara nada pero sí agencias de calificación que se autocalificaron como triple A, las mejores de la lista, el día antes de declararse bancos en ruina. Y te digo algo más: por ejemplo, con la mitad del dinero que los griegos tienen en Suiza (pero no el pueblo griego, ¡te estoy hablando de los ricos!) se podría salvar la situación de ese país. Esto es lo que deberíamos tener bien claro.

—Ay, Joan Manuel, ¡lo que decís suena como a discurso de profeta! ¿Te acordás de la anécdota bíblica de la adoración del becerro de oro? Toda una sociedad hincada frente a él...
—Vamos, ¡no hace falta ser profeta! El mundo corría (y corre) tras el becerro de oro. Esto sigue pasando igual. Y con todo el drama encima… Antes, quizá corrían. Hoy nos arrastramos, pero la dirección parece ser la misma.

—Tendrías que cantar todo eso.
—¡Pero lo estoy cantando desde toda mi vida! Ahora, subo, lo compongo y te lo canto esta misma tarde.
Y Serrat se ríe a carcajadas y también se alegra porque le avisan que las cenizas se están disipando y, de paso, también recuerda que cantar en el club Banfield fue mágico.
—Sí, sí, mágico, porque uno puede destrozar los conciertos pero lo que no puede es estropear la magia de un espacio como el que la otra noche se generó, porque la gente, en una cancha de fútbol que no es precisamente el mejor lugar para la música, tenía una actitud de verdadera comunión como si fuera en la iglesia. La gente, te repito, tenía una tensión increíble. Y esto llega al escenario y te inyecta energías por si alguna vez te faltaran. Después de volar (¡espero!) a Chile, me voy a Madrid y me interno en el estudio y paso el día grabando a esperas de que regrese Joaquín de los Estados Unidos. Pienso que para fin de año el disco estará terminado y en enero y febrero estaremos ensayando los conciertos de Dos pájaros contraatacan.
Joan Manuel sabe que cuenta con una enorme gracia no exenta de poesía, y la administra muy bien. Es un don.

—En otros tiempos –deliramos– hubieras sido uno de esos trovadores que iban de castillo en castillo, de pueblo en pueblo, cantando la historia, ¿no?
—Lo que pasa es que hoy en día ¡podemos ser más independientes! –ironiza–. ¡Pobres trovadores que estaban a merced, no del pueblo sino del señor de la comarca! Como ves, ¡era un tiempo más jodido!

—¿Hiciste todo lo que querías hacer en tu vida?
Larga pausa y, finalmente: —Mira, yo he hecho lo que he podido en la vida. Jamás hice una lista de cosas que quería cumplir. Ni la pienso hacer. Yo vivo el día a día. Vivo lo que el día me ofrece y con las posibilidades que el cuerpo me da y el apoyo de los que tengo alrededor. Y así me enfrento con lo que me enfrento y descubro lo que descubro. Estoy muy a gusto con proyectos a corto plazo y no tengo ningún interés en planear alguno de futuro. No hay absolutamente ninguno que me pueda entusiasmar más que el saber, de aquí a un rato, que me sentaré a una mesa con mis amigos, tomaré una botella de vino y me comeré un pedazo de carne maravilloso. A mí me gustaría creer en el más allá, pero me temo mucho que más vale hacer las cosas en el más aquí.

© Escrito por Magdalena Ruíz Guiñazú y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos AIres el domingo 23 de Octubre de 2011