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domingo, 4 de marzo de 2018

¿Qué canción hay detrás de los insultos a Macri?... @dealgunamanera...

¿Qué canción hay detrás de los insultos a Macri?

Raúl Sheriko Fernández Guzmán. Fotografía: RCA Víctor

¿Sabés de dónde viene la melodía de "Mauricio Macri la p... que te parió"? Bueno, enterate.

Raúl Sheriko Fernández Guzmán. "Es tiempo de Alegrarnos"

(Video publicado por ZAXON-ARGENTINA Publicado el 27/02/2018)


© Escrito por Javier Hernán García el martes 27/02/2018 y publicado en ROCK and BALL de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

“Toquen trompetas y matracás al compás, suenen los pitos y las palmas sin cesar, cantemos todos la tristeza hay que olvidar, la visa pasa no te pongas a llorar”. ¿No dice nada, no? Bueno, eso es lo que dice la letra del hit del momento en las canchas y recitales de la Argentina.

Seguramente, Raúl Sheriko Fernández Guzmán, el autor de “Es tiempo de Alegrarnos”, como se llama el tema, no imaginó en 1975 que su tema tendría la trascendencia que hoy tiene.

Sheriko. Fotografía: RCA Víctor

Es la melodía de los insultos a Mauricio Macri que se replican en todos los estadios, fecha a fecha de la Superliga o de las categorías menores.

En este pasado fin de semana, hubo insultos en las canchas de Lanús, Huracán, Independiente, Chacarita y Gimnasia y Esgrima la Plata.

Más allá de la mezcla de fútbol y política, lo cierto es que la pegadiza melodía ya ha llegado a las canchas del fútbol argentino en más de un cántito popular.

Raúl Sheriko Fernández Guzmán. "Es tiempo de Alegrarnos" RCA Víctor 1975 ©



viernes, 3 de abril de 2015

Boca Juniors - Huracán... Aquel duelo de 1924... @dealgunamanera

Boca-Huracán y el recuerdo de la definición más larga de la historia...


Boca y Huracán se enfrentarán el domingo en Parque de los Patricios. En 1924, cuando disputaban el clásico de la Asociación Argentina, llegaron a jugar cuatro finales a lo largo de 43 días para determinar al campeón del año anterior.

Aquella impronta de clásico parece ahora desdibujada. Los tropiezos frecuentes de Huracán (con cuatro descensos en los últimos 29 años y 13 temporadas en el Nacional) y las impresionantes rachas de Boca en el duelo (el Globo de Newbery estuvo tres décadas sin ganarle en La Bombonera y lleva 21 años sin vencerlo en el Palacio Ducó) fueron deshaciendo aquella rivalidad que tuvo varios hitos relevantes en su recorrido, sobre todo en los años veinte, con la definición más larga de la historia como episodio más significativo.

En aquel tiempo Boca y Huracán, protagonistas centrales de la época, disputaban una suerte de superclásico. Luego de la escisión de 1919, en el fútbol argentino se formaron dos asociaciones: la Asociación Argentina (la oficial, afiliada a la FIFA) y la Asociación Amateur. En la primera competían como principales referentes Boca, Huracán y Estudiantes; en la segunda, Racing, River, Independiente y San Lorenzo. En esos días, cada partido entre los de la Ribera y los de Parque de los Patricios -vecinos del Sur de la Ciudad, en definitiva- tenía sensación de enfrentamiento trascendente, decisivo.

No era casual esa relevancia: allí participaban varios de los mejores exponentes del fútbol de ese tiempo y de la historia. Figuras paradigmáticas como Guillermo Stábile (Botín de Oro del primer Mundial), Domingo Tarasconi, Roberto Cherro (durante muchos años máximo anotador histórico de Boca), Cesáreo Onzari (fundador del gol olímpico) y Américo Tesoriere (uno de los grandes arqueros de todos los tiempos), Pablo Bartolucci (creador de La Palomita), entre otras figuras de Selección.

Se enfrentaron por primera vez en 1914, un año después que el River-Boca y un año antes que el San Lorenzo-Huracán. La cita inaugural sucedió en Parque de los Patricios, ahí en el límite con Pompeya: se jugó el 9 de agosto y Boca se impuso 2-1. Desde entonces, en el amateurismo, jugaron 22 veces: 11 victorias xeneizes, 7 empates y 4 triunfos de Huracán.

En esos años veinte, Boca y Huracán resultaron los más campeones de la década, con cuatro títulos de Liga cada uno. Boca festejó en 1920, 1923, 1924 y 1926; y Huracán se consagró en 1921, 1922, 1925 y 1928. La rivalidad se edificó, sobre todo, entre 1919 y 1926, tiempos de escisión. Entonces compartían todos los años la pelea por el título de la Asociación Argentina. No se trataba de un tiempo cualquiera: el fútbol del Río de la Plata era, claramente, el mejor del mundo. Así lo corroboraba cada contacto internacional que sucedió entonces: Juegos Olímpicos, Copas América, giras de clubes como la de Boca en 1925, amistosos.

El Mundial de 1930, con Uruguay y Argentina en la final, fue la consecuencia más notable y más visible. En aquel contexto, Boca y Huracán eran los más campeones de este lado de la Orilla. Del otro lado, la gloria se la repartían Nacional y Peñarol. Algo así como los cuatro reyes de ese fútbol que parecía inmejorable.

En ese recorrido hubo un episodio definitivo: la definición de 1923. Se trató de una temporada con irregularidades y con un desenlace que rozó el escándalo: Huracán tenía todo para ser tricampeón, ese privilegio que sólo Lomas, Alumni, Racing y River consiguieron en el fútbol argentino. El equipo había sumado 51 puntos en 29 partidos. Y Boca, el archirrival, también tenía 51, pero un partido más. El tercero, Sportivo Barracas (valioso protagonista de Primera en aquel tiempo), ya se había quedado sin chances. La Asociación Argentina tomó una decisión polémica: decidió que se jugara un desempate entre ambos equipos.

Entonces, entre marzo y abril, se disputaron cuatro finales. La primera serie de ida y vuelta, en la cancha de Sportivo Barracas (el principal escenario de la época), finalizó con un triunfo para cada uno (3-0 Boca; 2-0 Huracán). El tercer partido se disputó en GEBA, ahí en Palermo: hubo empate sin goles tras 120 minutos de juego. Por último, el 27 de abril, otra vez en Sportivo Barracas, Boca se impuso 2-0, con dos goles de Alfredo Garasini. Y fue campeón luego de 390 minutos y 43 días de la definición más extensa de la historia del fútbol argentino.

© Escrito por Waldemar Iglesias el viernes 03/04/20156 y publicado por el Diario Clarín de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.


sábado, 20 de diciembre de 2014

Fixture A.F.A. Torneo 2015... De Alguna Manera...

Fixture extra large...


La AFA presentó el cronograma del torneo de 30 equipos. En la primera fecha River jugará de visitante contra Sarmiento. Boca será local frente a Olimpo. Y el campeón Racing enfrentará a Central. El primer Súper, en la fecha 8.


Ya está listo el fixture del campeonato de 30 equipo. La AFA aprobó la manera en que se jugará este torneo, cuyo inicio será el fin de semana del 15 de febrero. En la primera fecha, River visitará a Sarmiento en Junín. Boca recibirá a Olimpo. Mientras que el campeón Racing jugará ante Central. 


Los superclásicos se disputarán el 3 de mayo en la Bombonera y el 13 de septiembre en el Monumental. Inédito, habrá una fecha en la que se jugarán todos los clásicos, la número 24. Y en la número 8 se viene el Boca-River, que tienen varios viajes en el torneo.











© Publicado el martes 16/12/2014 por el Diario Deportivo Olé de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.




sábado, 26 de julio de 2014

Copa Argentina... Boca y Huracán, aquel viejo duelo está de regreso... De Alguna Manera...


Boca y Huracán, aquel viejo duelo está de regreso...

 Huracán y Boca, en el Ducó, en 1954, con ambiente de clásico.

Boca y Huracán, que ya llevan un siglo de enfrentamientos, se volverán a ver las caras. Alguna vez resultó un gran clásico. Hoy se enfrentan a pesar de estar en distintas categorías.

La Copa Argentina ofrecerá este sábado (desde las 20.15, televisado por la TV Pública) una cita con historia. Boca y Huracán se enfrentarán en el estadio del Bicentenario, en San Juan. Se trata de un viejo duelo que tuvo en el escenario de las Copas Nacionales otro espacio para expresarse. Allí, se enfrentaron en diez oportunidades. Y los de la Ribera tienen ventaja: seis triunfos contra cuatro. Sin embargo, los de Parque de los Patricios ganaron la única final en la que se enfrentaron: 4-2 en la Copa Competencia Británica de 1944. Con un lujo añadido: el Globo de Newbery dio la vuelta olímpica en el Gasómetro.

Más allá de las Copas, hubo un tiempo en el que Boca y Huracán, grandes protagonistas también en tiempos del amateurismo, disputaron una suerte de superclásico de los tiempos fundacionales. Luego de la escisión de 1919, se formaron dos asociaciones: la Asociación Argentina (la oficial, homologada por la FIFA) y la Asociación Amateur. En la primera competían como principales referentes Boca y Huracán; en la segunda, Racing, River, Independiente y San Lorenzo. Entonces cada partido entre los de la Ribera y los de Parque de los Patricios tenía sensación de clásico grande, con nombres imborrables incluidos: Guillermo Stábile, Roberto Cherro, Cesáreo Onzari y Américo Tesoriere, entre otros.

En 1914 -un año después que el River-Boca y un año antes que el San Lorenzo-Huracán- se enfrentaron por primera vez. El 9 de agosto, Boca se impuso 2-1, en Parque de los Patricios. Desde entonces, en el amateurismo jugaron 22 veces: 11 victorias xeneizes, 7 empates y 4 triunfos de Huracán (entonces conocido como el club de los raneros).

El carácter de clásico tuvo lugar en los años 20, cuando ambos fueron los más campeones de esa década (con cuatro títulos de liga cada uno). Y sobre todo la rivalidad se forjó entre 1919 y 1926, cuando compartieron la Asociación Argentina. En ese lapso, jugaron 14 encuentros: ocho triunfos de Boca, cuatro empates y dos éxitos de Huracán. Boca fue campeón en 1919, 1920, 1923, 1924 y 1926; y Huracán se consagró en 1921, 1922 y 1925. Más tarde también festejaría en 1928.

Pero el episodio definitivo, que le dio espíritu de duelo de vecinos de los barrios del Sur, fue la definición de 1923. Se trató de una temporada con algunas irregularidades: Boca y Huracán tenían 51 puntos, pero los de Parque de los Patricios habían jugado un encuentro menos. Sin embargo, en un fallo cuanto menos polémico, la Asociación determinó que disputaran directamente un desempate con partidos de ida y vuelta en el emblemático escenario de Sportivo Barracas. En el primero, ganó 3-0 Boca; en el segundo se impuso 2-0 Huracán. 

Como no valía la diferencia de goles, debieron enfrentarse por tercera vez: luego de 120 minutos, en la cancha de GEBA, empataron 0-0. El 27 de abril de 1924, otra vez en Sportivo Barracas, Boca se impuso 2-0, con goles de Alfredo Garasini. Y fue campeón luego de 390 minutos y 43 días de la definición más extensa de la historia del fútbol argentino. Ahora, en San Juan, construirán un nuevo capítulo en el territorio de las Copas Nacionales.

© Publicado el Sábado 26/07/2014 por el Diario Clarín de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

sábado, 26 de abril de 2014

Fracasó. Fracasaron. Fracasamos... De Alguna Manera...


Fracasó. Fracasaron. Fracasamos...

Javier Cantero. Foto: Télam

Una lectura sobre la caótica situación institucional que vive el Rojo. “Salvo por el helicóptero, Independiente parece la Argentina de diciembre de 2001″, escribe el autor.


Fracaso es una palabra que los futboleros utilizamos mucho. Los periodistas la usan en las conferencias de prensa con entrenadores y jugadores, aunque entrenadores y jugadores se las apañan para dar a entender que ellos no, ellos nunca, ellos jamás, han fracasado. La utilizan los hinchas en la tribuna, convertida en adjetivo, para gritarle a un jugador al que se odia. La utilizan los hinchas entre sí, para impugnar lo que otro tenga para decir. La idea más o menos es “qué vas a hablar vos, si sos un fracasado”. Y bien, por más que esta palabra esté gastadísima, no encuentro otra mejor como punto de partida para pensar en Independiente hoy.

Fracaso. Fracasados. Fracasamos. La palabra cierra. La palabra sirve por donde se la mire. Salvo por el helicóptero, parecemos la Argentina de diciembre de 2001. Caos, frustración, violencia, quiebra económica, desorientación, rumores, renuncias. Fracaso.

En diciembre de 2011 fuimos muchos –me incluyo– los que nos entusiasmamos con la llegada de Javier Cantero a la presidencia de Independiente. Como pasa casi siempre, los socios votamos una imagen, un impulso, una intuición. Si a duras penas uno conoce los antecedentes de los políticos nacionales, ¿qué sabemos, en el fondo, de los candidatos de los clubes? No tenía aspecto de “empresario exitoso” como su antecesor Julio Comparada. 

Parecía un hombre moderado que se decía dispuesto a sanear las escuálidas finanzas del club, manejar los recursos con honradez, recortar los poderes de los criminales de la barra brava que venían gozando de privilegios casi principescos.

Cantero ganó las elecciones por un amplio margen. Decidió enfrentar a los violentos. Muchos socios e hinchas nos sumamos a esa iniciativa. La reacción virulenta del líder de la barra y de sus secuaces nos dio a entender que las decisiones dirigenciales los estaban –felizmente para el club– molestando.

Sin embargo, fracasó. Fracasaron. Fracasamos. Las deudas del club no sólo no menguaron, sino que siguieron agigantándose. La situación futbolística pasó de regular a mala, de mala a desesperante. En ese clima la ofensiva contra los violentos se detuvo. Según algunos, a mitad de camino. Según otros, reemplazando la amistad con unos barras por la amistad con otros.

En junio de 2013 Independiente descendió por primera vez en su historia. Para agregar un poco más de nafta al fuego, la política nacional empezó a cruzarse con la del club. Como Hugo Moyano es la cara más conocida de la oposición, se empezó a decir –y eso, en un club, lo convierte en verdad más o menos asumida– que Cantero contaba con apoyo del kirchnerismo. ¿Es así? ¿Es verdad? Los socios no tenemos ni idea. Lo único que hacemos es pagar nuestra cuota. Ir a la cancha. Tolerar los fracasos. Bancarnos con más o menos dignidad, con más o menos entereza, los desaguisados que se cometen a costa de nuestros clubes. Algunos pidieron la cabeza de Cantero desde la consumación del descenso. Otros –entre los que me cuento– preferimos suponer que en el Nacional B las cosas podían empezar lenta, penosamente, a enderezarse. Pues no. Fracasó. Fracasaron. Fracasamos. El club no puede pagar normalmente a los empleados, ni a los jugadores. Las instalaciones son una ruina. Y mientras tanto, ¿cómo anda el fútbol? Horrible, gracias.

Cantero se va. Fracasó. Los que creímos que él podía ser una esperanza, también fracasamos. Ahora se supone que habrá un acuerdo entre oficialistas y opositores. ¿Será cierto? ¿Será bueno? La mayoría no lo sabemos. Independiente, herido, sigue dando batalla. 

En medio de la borrasca, como hormiguitas crédulas, los hinchas se siguen haciendo socios. 

Pasamos la barrera de los cien mil. Como si lo único que quedase, en medio del polvo de los derrumbes, fuese la devoción por tu camiseta. El sólido, el inocente, el inútil amor por tu club.

© Escrito por Eduardo Sacheri el Sábado 26/04/2014 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.