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martes, 22 de enero de 2019

¿Sos de Piñeyro, fuiste a la ENPA y saliste así, Iglesias? ¡Que papelón! @dealgunamanera...

¿Sos de Piñeyro, fuiste a la ENPA y saliste así, Iglesias? ¡Que papelón!

Diputado Nacional por PRO Fernando Iglesias.

© Escrito por Hugo Asch el jueves 10/01/2019 y publicado por el Sitio Infobae de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

Piñeyro, la zona de Avellaneda donde crecí y también, acabo de enterarme, lugar del hoy, digamos, diputado Fernando Iglesias, era en los años '60, una zona amable, con casitas bajas, comercios, talleres y fábricas en crecimiento.

Allí aprendí yo, no sé élel arte de pisar la Pulpo contra el asfalto, esa pelota de goma con rebote musical que, además, adentro tenía un juguito que parecía sangre cada vez que la rueda de un auto la pisaba o el cuchillo de alguna vecina mala la partía en dos. Con ella aprendí a superar rivales haciendo 'la paré con la paré'. Qué jugador.

Eso era Piñeyro, mi barrio y el de Iglesias, aparentemente, aunque no recuerdo haberlo visto nunca por ahí, pese a ser contemporáneos. Ni en las pacíficas calles de Castellino, ni en los bravos potreros de Los Siete Puentes.

Allí fuimos, con una de pelota de cuero ganada en un concurso de figuritas, a desafiar al duro equipo de Carantigua lo llamaban así porque tenía una rara enfermedad: cuerpo de 10 años, rostro de 50, pibes muy pesados de verdad. Ganamos 3 a 2, pero se enojaron, nos quitaron la pelota y nos corrieron con palos y piedras. ¡Todos re peronistas, Fernando!

La Escuela Normal Próspero Alemandri (ENPA), el colegio que nombra con tanto orgullo, también fue el mío durante la primaria, con las hermanas Otero, la señorita Granata con quien gané un concurso de redacción; y antes de ellas, el jardín de infantes, con la señora Alcira, que nos limpiaba en el baño si cierta emoción inmanejable terminaba en pipí o popó, fuera de lugar. Ella nos quitaba la vergüenza, nos limpiaba las lágrimas y nos devolvía limpitos y secos a casa. Otra peronista.

El barrio estaba lleno de comercios, pymes e industrias grandes, como la Siam. Hacia el fondo de mi calle, Entre Ríos, había filas de obreros, mamelucos, el Crónica matutino bajo el brazo, el bolso con la vianda. Intuyo que peronistas también. Una plaga, ¿no, Fer?

En 1945, la Siam pasó a llamarse Siam Di Tella y ya fabricaba de todo. Heladeras(la clásica, hoy vintage, pintada con colores vivos), lavarropas, cocinas, televisores y las motonetas Siambretta, las que usaba Perón, con su gorro pochito.

En ese contexto, la fábrica hizo una de sus mayores apuestas, fabricar autos con tecnología inglesa. Era la época en que todos los taxis eran Siam Di Tella. La empresa tuvo 13 fábricas con casi 10 mil trabajadores y 250 productos diferentes. La creciente industria argentina se veía a simple vista desde el colectivo, cruzando el puente Victorino de la Plaza, espiando el acero en rojo de la acería Gurmendi. Altri tempi.

Solo un necio, un extranjero, un extraterrestre, un ciego de nacimiento o un ensimismado en su propio odio podría dudar de dónde salía esa pax barrial, ese crecimiento, esa cantidad de trabajo y sueldos que alcanzaban hasta para mejorar las casas, o hacerlas nuevas. Fue la política de desarrollo industrial peronista o los marcianos. Una de dos.

Crecí escuchando discos de pasta en una antigua victrola. Gardel, Smith y sus pelirrojos y la Marcha de la Libertadora, con la Glosa a la Marcha, recitaba por el actor Arturo García Bohr en el lado B. ¿Era la mía una familia gorila? No del estilo del, digamos, diputado Iglesias, sin duda. ¡Diómelibreymeguarde!

Eran socialistas. No les gustaba Perón, porque les había 'robado' las ideas. Así pensaban mis viejos. Ellos se conocieron en la 'Biblioteca Popular Veladas de estudio después del Trabajo', donde daba clases de educación sexual Escardó y venían a hablar Palacios, Ghioldi y otros personajes 'progres'.

Lo desconfiaban a Perón, y veían a Evita como una fanática, es verdad. Les preocupaba que, junto a las ideas socialistas, también se había colado algo del corporativismo mussoliniano y su culto a la personalidad. Todavía la izquierda no era peronista.

Pero nadie en su sano juicio se atrevía a discutir el enorme impulso que la industria nacional tuvo gracias a la política económica de Perón. Mis padres, que no eran peronistas, no lo hacían.

Negarlo sería ser un necio. Casualmente el, digamos, diputado Iglesias, lo niega. Y es más, redobla la apuesta y afirma que fue el peronismo el que arruinó la ciudad de Avellaneda y la dejó en estado marginal. Mirá vos. No soy afecto a la ciencia ficción o al cine catástrofe de Clase B, pero trataré de refutar con historias primero, y algunos datos después, su, digamos, razonamiento.

Alguna vez, cansado de jugar con la Pulpo, pedí permiso para descansar en la cabina de un camión semirremolque que el papá de un amigo tenía estacionado en la cuadra. El techo estaba lleno de fotos. Perón, mujeres semidesnudas, Evita, más mujeres, el escudo peronista, mujeres, el general sobre el caballo pinto con sonrisa gardeliana, más mujeres, Evita, una virgen, una cruz, y así. Era algo absolutamente excitante para mí.

Una orgía de cosas prohibidas. Mujeres desnudas y el que, por esos tiempos, todavía era nombrado como 'el tirano prófugo'. Yo estaba fascinado con mi contacto con el Mal. No le pregunté a mi amigo por las mujeres, pero sí por Perón.

"¿Por qué tu papá tiene a Perón en la cabina?". Mi amigo me miró sorprendido y dijo: "Porque todo lo que tiene lo tuvo por Perón, boludo. ¿A quién querés que ponga?". Ahí empecé a comprender algunas cosillas que no me habían contado antes.

En aquellos tiempos la ciudad tenía a dos grandes en el fútbol. Racing e Independiente fueron los primeros en ganar internacionalmente, mucho antes que River, Boca o San Lorenzo. Eran mejores, con títulos, copas y grandes jugadores que podían retener.

Cuando Racing jugó con el Celtic en 1967, los dirigentes escoceses visitaron el estadio y no podían creer lo que se veía desde la segunda bandeja. Ahí nomás, a dos cuadras, ¡había otro estadio para más de 50.000 personas! Insólito. ¡Ellos no tenían uno así en Glasgow! Esos argentinos estaban locos. Locos, y con capital. Capital nacional, don Iglesias, no sé si tiene el gusto.

El 2 de abril de 1976 José Martínez de Hoz anunciaba su plan económico que abría la importación, abarataba el dólar, privilegiaba al capital financiero sobre el productivo, fomentaba la bicicleta especulativa y la compra, sí o sí, de los pequeños establecimientos por parte de las grandes empresas. Ése fue el puntapié inicial para el fin de la orgullosa ciudad industrial de Avellaneda.

Tal vez el, digamos, diputado Iglesias crea que Martínez de Hoz era un poco peronista. Pero no, no lo creo.

Fernandito se fue del barrio en 1987, diez años después que yo, que ya era periodista de Siete Días a los 18. Igual, pude ver el cierre masivo de fábricas, la destrucción del aparato productivo, la quiebra de las pymes gracias a la competencia importada, el dólar barato del 'deme dos', la apertura indiscriminada, en fin. Bajar costos, es decir los salarios. Igualito que ahora. No parece otra maligna idea peronista.

Alfonsín, el más peronista de todos los radicales, enjuició a los militares genocidas; enojado, le cambió el discurso a Reagan en Washington y también discutió desde el púlpito con monseñor Medina. Pero la economía no fue su fuerte. Tuvo que dejarle el sillón a Menem, el menos peronista de la historia, por su política económica. Un calco de la de Martínez de Hoz. Fue una fiesta fatal.

Si el, digamos, diputado Iglesias quiere contar como "peronista" este gobierno neoliberal de Menem, con el infalible Cavallo como padre de la criatura, sería todo un atrevimiento. Pero todo puede pasar, en tiempos de posverdad. El, digamos, Diputado solo ve el color de la camiseta. El contenido te lo debe.

La película sigue con este, digamos, gobierno de Macri, que Iglesias defiende con fervor místico. Siempre a la espera de capitales en lluvia poética, una cosecha récord, el segundo semestre y sus brotes verdes, los préstamos salvadores de la tía Christine o a Godot. ¡Tal vez esperan a que venga Godot, santo Beckett!

Durante los 12 años de kirchnerismo, el sueldo promedio se recuperó un 19%. En solo tres años de, digamos, administración macrista, el mismo salario promedio se hundió un 20%. ¿Y Avellaneda? ¿Seguirá siendo parte de la Argentina o formará parte del imaginario del niño Iglesias?
¿Será que ese aumento no era legítimo? ¿Será que esa recuperación fue diseñada por el Eje del Mal? No olvidemos que, el trabajo, para los amigos del niño Iglesias, es como cuenta con su habitual claridad la vice Michetti, 'chiquitito así'.

La idea de un trabajo "chiquitito así", no parece una muy peronista. Digo yo, bah.

Veamos qué dice alguien que sabe de economía bastante más que Iglesias y Asch, claro.

"La alternancia entre el modelo keynesiano y el neoliberal refleja la dificultad para construir un desarrollo hegemónico, viable y a largo plazo. Pero si comparamos los resultados, son muy favorables al modelo nacional. En 22 años de gobiernos 'populares' (Primer peronismo 1946-1955 y los tres períodos kirchneristas 2003-2015) el PBI ha registrado un aumento promedio del 5%, contra un magro 2% de los 17 años del modelo neoliberal: la dictadura 1976-1983 y el menemismo, 1989-1999", escribió Aldo Ferrer (1927-2016) en su 'Economía Argentina el siglo XXI' (2015).

Ferrer, un economista honesto que, sí, fue fugaz funcionario de Marcelo Levingston en 1970-71, como para que Iglesias no tenga que googlearlo, intuyó pero no pudo ver, por suerte para él, la extraordinaria performance de tres años con el 'Mejor equipo de los últimos 50' años, rompiendo récords de recesión, industricidido, tarifazos, cadena de pagos destrozada, destrucción del empleo, gente al borde de la desesperación, caída del PBI del 2,6% en 2018 y pronósticos que van desde el -0,5 al -2% para 2019.

¿Creerá todavía el, digamos, diputado Iglesias que todo esto es por culpa del peronismo? No lo dudo. La principal característica del necio es redoblar la apuesta frente a cualquier evidencia. Da lo mismo, como con Nisman. Confío ciegamente en él, un simpático exponente de los necios de alta gama de estas pampas de crisis. La calle está dura y hay que cuidar el trabajo.

Eso garpa, por ahora. Más difícil fue para mí, un ex gorila devenido en keynesiano neo peronista. Se me complica.

Por cierto, algunas cositas más, Fer. Para ir cerrando:

a)Nisman no lo mató un peronista. Nisman no era peronista y se disparó con esa vieja pistola que anduvo de milagro. Quería conservar su lindo trabajo y no toleró el despido de Stiuso y su posterior ninguneo. No tenía nada. Lagomarsino es de los tuyos, muy anti-K. No es peronista, ni siquiera de ésos con voz finita o sacos de marca, tan elegantes.

b) Las inundaciones del primer año, la brutal sequía del año pasado y las inundaciones últimas en el norte de Santa fe no sucedieron por orden del Comando Superior Peronista. Juro que no.

c) Que Racing salga campeón cada vez que se hunde el país, desagradable costumbre que se inició en 2001, en medio de la semana de los cinco presidentes no sucede por orden del fantasma de Cereijo, el ministro de Perón. Chequeálo con Lilita.

d) Que Holan se pelee con todos los jugadores no es por orden de CFK, que además es de Gimnasia, un equipo que no jode a nadie. Si creés que Comparada, Ducatenzeiler y Cantero (y la siempre atacada por una feroz excitación psicomotriz de Florencia Arietto, hoy asesora de Vidal) son el peronismo rojo, pues… sería todo un exotismo político de tu parte.

e) La ineficacia de la CIA, que en cinco años no pudo encontrar ni un miserable calefón relleno con dólares K, no es por orden peronista. Por más peronista que te parezca Trump. ¿No te parece medio peronista Trump? ¿En serio, no? Tampoco Ronald Noble, el de las Alertas Rojas, pertenece al FBI peronista. De verdad, no.

f) El iceberg que hundió al Titanic no fue colocado por un comando peronista, según consta en crónicas de la época. Tampoco el capitán, Edward John Smith era peronista, y no está probado que haya sido pariente directo secreto de John William Cooke. Son fake news. Vos sabés.

Bueh. Una pena no haberte encontrado en el barrio o la escuela, Fernandito, antes de que fueras, digamos, Diputado. Quizá hubiésemos podido jugar a algo divertido, juntos.

Al 'tinenti' con las piedritas, a las figus con espejito lleva todo, un picado a 5 al mejor de tres, o al boxeo, donde siempre, maldición, terminaban ganando los pibes de familia peronista. No te lo hubiese aconsejado, la verdad. Ni entonces ni ahora.



domingo, 15 de enero de 2017

Diego Armando, dialéctica a martillazos…@dealgunamanera...

Diego Armando, dialéctica a martillazos…

Alta sociedad. La que están entablando el presidente de la FIFA y el ex crack. Foto: afp

Vestido de negro y con guantes por la nieve, Maradona tiene las piernas redondas como tubos, menos cintura que un pollo y los hombros duros como un mueble.

—Ustedes no han comprendido todavía –observó Rambert alzando los brazos.
—¿Qué?
—La peste.
—¡Ah! –dijo Roux.
—No, ustedes no han comprendido que su mecanismo es recomenzar.

Albert Camus (1913-1960); de su novela ‘La peste’ (1947)

Vestido de negro y con guantes por la nieve, Maradona tiene las piernas redondas como tubos, menos cintura que un pollo y los hombros duros como un mueble. Sin embargo, no aconsejaría a ningún habitante de este planeta chocar con él en busca de la pelota. Antes que nada, porque Maradona es tan fuerte como aquel Scania que alguna vez manejó por Barrio Parque. Y además, porque no está acostumbrado a perder, no le gusta, se enfurece.

Cuando pierde, en todo caso, gana un enemigo para la causa. ¿Cómo es eso? Ganar después, para dedicarle el triunfo. Así funciona, y por eso tiene la colección de ex amigos más grande de este planeta. Un mundo binario donde sólo existe el aquí nosotros y allá, ustedes. El enemigo lo alimenta. Esa es su furia.

Pocos recuerdan al príncipe jordano Ali Bin Al Hussein, el que quería ser presidente de FIFA y era pollo de Maradona. Perdió, claro. Y cuando en febrero del 2016 asumía Infantino, lo acusó: “Traidor”. Para qué. Su aliado fue más allá: “Infantino es el más traidor de todos. ¡Tiene a su jefe Platini con la soga al cuello y sigue trabajando como si nada. ¡No podés pasar de remover las pelotitas de los sorteos a presidente”. Es obvio que entre pelotita y pelotita, algo habrá pasado durante estos meses porque hoy se aman como hermanitos gemelos.  

Gianni Infantino, abogado de 46 años, suizo-italiano, cuatro hijos, puede hablar seis idiomas, calvo. Desde el año 2000 se especializó en el Centro Internacional de Estudios Deportivos de la Universidad  de Neuchâtel. Sólo jugó al fútbol en los campitos. Se le nota en las piernas, vacilantes como juncos. Otro detalle: jamás presidió ningún club, ni fue vice o miembro de una comisión.

Maradona, el mejor futbolista de todos los tiempos, capitán de sus equipos, campeón del Mundo, pésimo entrenador y embajador de no sé qué de Dubai, vive de su gloria, bien ganada. Pero tampoco fue dirigente. Nunca. Qué curioso.

Maradona está feliz porque siente que, por primera vez, le están dando la importancia que su figura merece. También está feliz el astuto Gianni. Por más que haya juntado a Batistuta, Cafú, Trezeguet, Aimar, Puyol, Toldo o Dessailly entre otros ex cracks de elite para jugar junto a él y celebrar el premio FIFA the best, todo el evento era Maradona.  

Sólo cuando Gianni se enteró de que Messi y los capitanes del Barça no irían, se le borró su sonrisa dibujada. Fue un instante, pero lo sintió. Lo dicho: clima distendido, chistes, camaradería entre el presidente de la Conmebol, el paraguayo Alejandro Domínguez y el de la Concacaf, el canadiense Víctor Montagliani, champagne, exquisiteces, hermosas mujeres. Gran fiesta, ¡gran noticia!

En 2026 habrá un Mundial de 48 equipos. ¡48!. Nuestros mellizos GI y DAM lo explicaron con candor: la intención es darle una oportunidad a los equipos que nunca podrían ir a un Mundial. Gesto transparente, generoso, altruista. Ninguna sospecha, ningún interés.

Otros se preguntan. ¿No será para asegurarse votos para la próxima reelección? –Ups, ¡48 es il morto que parla! Este era el sistema de Don Julio para hacerlo ganar a Blatter. Un equipito, un votito. ¡Fue él, les habló!–; ¿No será porque es más rentable repartir sedes en diferentes países? ¿Y acumular más derechos de televisión? ¿Y multiplicar los ingresos por turismo, marketing, ventas de todo tipo y por mucho más tiempo? Este cambio podría dejarle a la FIFA más de 650 millones de euros sobre los cálculos hechos para Rusia 2018. Wow.

Aunque en España, Alemania, Italia, hacen cola para destrozar la idea, Maradona, incondicional, comprendió enseguida las ventajas de contar con 48 participantes. Raro. Porque todos lo oímos, mil veces con la misma canción: “Este engendro de aumentar a treinta equipos que nos dejó Grondona es el último desastre que dejó en esa cueva de corruptos”. Es bizarro. Pero ambas ideas, salvando las enormes distancias de todo tipo, nacen de la misma argumentación.

Mientras en la FIFA todo era la felicidad en la nieve, acá en Argentina los clubes se funden, y no por el calor. Maradona y su calvo favorito no parecen haber pasado de la crítica de pasillo, si hablaron sobre Argentina. Qué extraño. Maradona fue a La Candela a tomar unos mates y charlar con Chiqui Tapia, operador incansable y hoy, con la mayoría en su bolsillo. Sin información, no viajó.  

Maradona, la Ira de Dios, brama: “Llegué a FIFA para limpiar la AFA. Lo voy a hacer. Si tengo que pisar cabezas, lo haré. No voy a perdonar a nadie. Le dije a Infantino que los de la Comisión Normalizadora se van. ¡Infantino quiere que yo dé el último martillazo!”.

Al mismo tiempo, en la calurosa Buenos Aires, el player de Defensores de Macri Javier Medín y la bella Carolina Cristinziano –Armando Pérez sigue recuperándose y Pablo Tovoggino es un disidente–, eludían el martillazo maradoniano y llamaron a una asamblea que reforme el estatuto el 14 de marzo. ¡Ops! ¿Quién habrá dado el OK?

Si los clubes paran con su guerra interna y se ponen de acuerdo para que el reparto de los derechos televisivos sean razonables y dejan una puerta entreabierta para la llegada de las SAD –viejo fracaso de Macri que hoy quiere poner en marcha sí o sí–, después de mil roscas habrá presidente el viernes 28 de abril en el predio Jc en Ezeiza. ¡Chan!

La mayoría la tiene el Ascenso. La Asamblea tiene la facultad de rechazar hasta dos veces el estatuto. Pero si esto sucede, no habrá manera de evitar una sanción. Mmm… Nadie come vidrio. Eso es tan poco probable como que Donald Trump y Putin sean amiguísimos.

¿Qué? ¿Qué se caen bárbaro? Wow. La vida es rara, compatriotas.



domingo, 28 de diciembre de 2014

Corazón, pases cortos y una gotita de sangre… De Alguna Manera...

Corazón, pases cortos y una gotita de sangre…


Un pacto secreto y diabólico y éxitos asegurados para el Racing de Diego Cocca, el River de Marcelo Gallardo, Huracán y hasta Juan Román Riquelme.

“Así pues, si es tu deseo gozar de todo un poco y aprovechar tu rápida carrera, podrás tener cuantos tesoros apetezcas, con tal que te unas a mí”. Johann Wolfgang von Goethe (1749-1832): “Mefistófeles pacta con el doctor Fausto”; de “Fausto”, Primera parte (1807).

Los aeropuertos son un no-lugar, y mucho más cuando se quedan sin gente. Allí todo es fugaz, inexistente, neutro, sin alma. Una redacción vacía, por el contrario, es energía en suspenso: escritorios-trincheras, papeles, sillas como dados recién tirados. Una vigilia que advierte sobre inminentes tempestades, historias, histerias, tensiones del músculo y la mente. Un templo pagano a la espera de más.

Me gustan las redacciones vacías. Por eso estoy acá, solo en Perfil, en pleno feriado de Navidad. Cómodo, pero sin saber qué diablos escribir, maldito sea. ¿Qué diablos pasó en el mundo? Nada, como siempre en estas fechas. ¿Y qué diablos voy a…?

—Por tres veces fui llamado y aquí me tienes, para servirte.

Primero fue la voz, y ese aroma horrible a azufre o a huevo podrido. Al hombre lo vi después. Apareció de la nada: una bruma, luego una luz intensa y por fin él, sentado frente a mí, clavándome la mirada mientras mordisqueaba un huevo duro. Robusto, elegante traje oscuro, un bastón con empuñadura de plata, melena peinada con gel, barba candado, uñas largas y pintadas con esmalte. Impresionaba. Sobre todo por su enorme parecido con el maléfico Louis Cyphre de De Niro en Angel heart (1987), dirigida por Alan Parker. Aunque, a verrr… sí, sí: no hay duda. ¡Es el mismísimo Robert, en persona! Wow. Sabía que había llegado a Buenos Aires pero… ¿qué hacía allí, conmigo?

—Por poco me mata del susto, De Niro…

—Louis Cyphre, si no le molesta. Repita el nombre y verá que suena…

—Lu-saifer: Lucifer. El diablo. Vi la película mil veces. Y usted está fantástico, por cierto.

—Gracias. Pero sigo en personaje, así que entérese. Tres veces fui convocado. Diablo. Diablo. Diablo. Ahora banqueselá, viejo. Así son las reglas. Vamos, firmemos algo. Pactar es mi trabajo, desde Goethe. ¿Le pincho el dedo?

—¡Eh, no! ¿Qué le pasa?

—Vamos, Asch. Firme con sangre, resigne algo para triunfar. Por ejemplo, esta delirante columna suya. ¡Déjela y le daré fama, gloria y riquezas! ¿Le gustaría ser panelista de la tele? Ah… ¡Una silla, una cámara, una pelea con cualquier pelagatos y en un minuto será más conocido que en décadas de periodismo gráfico!

—Le agradezco, pero…

—No me joda. ¡Ganará más! Le ofrezco lo máximo. Ser campeón, como Cocca.

—No me diga que…

—Sí, claro, pacté con él. ¿Qué tiene? Sólo tuvo que resignar el clásico. Y a Milito, que se lo lesioné después de su gol para que no arruinara todo. Un detalle menor si lo comparamos con la infinita gloria de la vuelta olímpica. Nosotros veníamos de la B y necesitábamos ganar. Compréndame. Tan eufórico estaba Cocca que hasta lo adelantó en público: “Prefiero perder con Independiente y pelear el campeonato”, dijo. ¡Satisfacción garantizada, Asch! Bou también firmó, chocho: me lo mandó Bragarnik. Lo de Gallardo sí fue muy difícil. La tuve que remar. ¡No quería saber nada!

—¿Gallardo? ¡Si tenía un equipazo!

—Por eso: ¡convencerlo de que perdiera un torneo que tenía casi ganado fue un parto! Lo conseguí con el anzuelo de Boca. “Te los doy en semis, ustedes los dejan afuera y eso vale por diez títulos locales. ¿Agarrás?”, le propuse. No lo pensó más y firmó.

—¿Y la Copa Argentina que perdieron contra Central?

—Bueno, los penales son fáciles para mí: un centímetro más, uno menos… En ese caso tenía que allanarle el camino al título a Huracán con quien tenía otro compromiso anterior.

—¡No me diga que los ayudó a ganar la Copa y a ascender!

—¡Más bien, Asch! ¿O de verdad cree en los milagros? Firmamos en junio, antes del desempate con Independiente por el ascenso. Una negociación muy compleja. Les tuve que asegurar el ascenso en seis meses y, además, un título. ¡Un título para Huracán! Pero aceptaron y el Rojo les ganó 2 a 0, en La Plata. ¡Teníamos que volver a Primera, sí o sí…! Después los hice sufrir un poquito, de jodido que soy. Pero siempre cumplo.

—Ya veo. ¿Y con Riquelme, nada?

—Román es cliente de toda la vida. Pero nos peleamos mucho también, eh. Muchacho difícil. ¡La de internas que me armó allá abajo, con mi gente! Usaba los fuegos eternos para los asados y para calentar el agua del mate. Quería entrenar sin entrenar, y se lo concedí. Cualquier capricho con tal de verlo jugar. Un crack, el tipo.

—¿Y este último pacto cómo fue?

—Ascenso asegurado, mala campaña de Boca sin él y La 12 reventando las canchas cuando jugaba Argentinos. Pero algo falló. Los barras pidieron plata, él exigió sangre blue, sus compañeros no daban pie con bola y no me quedó otra que apretarlo. Sacrifiqué a Borghi y trabé la llegada de Clemente –nadie ceba como él– para que cumpliera. Lo hizo, y se fue. Pronto nos veremos.

—Galíndez le dijo de todo.

—¿Di Lorenzo, el masajista; el del bidón a Branco? Nah, ¡es un amigazo! Algo bocón, pero buen hombre. Nadie le da mucha bola, ni siquiera cuando dice la verdad. En el Mundial del 90 firmaron todos, con tal de llegar en muletas a la final. ¿Quiere saber sobre mis pactos con Maradona?

—Mmm… Demasiada información para hoy.

—Usted se lo pierde. Ahora debo irme. Tengo cita con un político cuyo nombre no puedo revelar.

—¿Uno solo?

—¡Uno por vez, je! Mi agenda está a full, Asch. A la que no veré es a Carrió; ella trabaja por su cuenta y trato de mantenerme alejado: ¡a ver si todavía me divide el Averno! Oiga: ¿no está feliz con su Racing campeón?

Balbuceé una obviedad –sí claro, grande la Acadé, algo así–, mientras De Niro se ponía de pie envuelto en la misma luz que lo trajo antes de la bruma y el silencio… y desaparecía. Suspiré resignado y volví a mi página en blanco. No sé qué diablos escribir, susurré una sola vez, por las dudas. Creo que necesito vacaciones.

© Escrito por Hugo Asch el domingo 28/12/2014 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.