Mostrando las entradas con la etiqueta Horacio Verbitsky. Mostrar todas las entradas
Mostrando las entradas con la etiqueta Horacio Verbitsky. Mostrar todas las entradas

domingo, 26 de septiembre de 2021

La desigual batalla de Cristina Kirchner contra la suma, la resta y la multiplicación… @dealgunamaneraok...

 La desigual batalla de Cristina Kirchner contra la suma, la resta y la multiplicación… 

Cristina Kirchner en Lomas de Zamora 

La Vicepresidenta acusó a Martín Guzmán de haber implementado un plan de ajuste. Pero la respuesta del ministro invalida el principal argumento de la carta que puso en crisis al Gobierno. 

© Escrito por Ernesto Tenembaum el domingo 26/09/2021 y publicado por el Diario Digital Infobae de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, República de los Argentinos. 

En diciembre del año pasado, Cristina Kirchner humilló a los ministros de Alberto Fernández. “Búsquense otro laburo”, les gritó, durante un acto en la ciudad de La Plata. En ese momento, todos los asistentes la aplaudieron menos uno: Juan Pablo Biondi, vocero y hombre de confianza del Presidente. Alguien fotografió la imagen televisiva donde se veía a Biondi de brazos cruzados. Inmediatamente Alicia Castro, la ex embajadora de CFK ante el régimen venezolano, marcó con un fibrón rojo al desobediente, difundió la foto marcada en sus redes y reclamó escarmiento. Meses después, como se sabe, Kirchner pidió la renuncia de Biondi: era a ella, en realidad, a quien le había parecido una insolencia que no la aplaudiera. Biondi, en estos días, se está buscando otro laburo. 

Esta semana dio comienzo otra historia similar. El jueves 16, la poderosa vicepresidenta emitió una carta donde acusaba al gobierno de Alberto Fernández de haber implementado un programa de ajuste. El ministro de Economía, Martín Guzmán explicó que estaba equivocada. Un ajuste implica que el Estado gaste menos que un año antes. Eso no ocurrió en la Argentina. La política fiscal ha sido muy expansiva. En agosto de 2021, por ejemplo, se gastó 66 por ciento más que el mismo mes del año anterior, una diferencia que supera con creces a la inflación. Al mismo tiempo, se redujo el déficit pero no por un ajuste del gasto sino por el crecimiento de los ingresos fiscales. Eso mismo hacía Néstor Kirchner en los buenos años de su mandato presidencial: achicaba el déficit por medio de la suba de ingresos. 

Dos días después de la aclaración de Guzmán, la cuenta de Twitter de Alicia Castro volvió a vibrar. “Estimado Martín Guzmán. Durante los 8 años que Cristina Kirchner gobernó exitosamente la Argentina, los que acompañó a Néstor Kirchner, los que fue diputada de la Nación y senadora; calculo que usted habrá estado haciendo el secundario y su master en EEUU. Si ella dice ajuste, ajústese”. Hay muchas evidencias de que el mecanismo de desgaste y castigo se ha puesto en marcha, desde hace mucho tiempo, contra Guzmán. Horacio Verbitsky empezó con ese proceso unos días antes de que conmoviera al país con el relato de su vacunación: lo acusaba de haber estudiado en la misma universidad que Ricardo López Murphy (sic). Esta semana, Andrés Larroque le reclamó a Guzmán que no sea amarrete. Larroque fue el mismo que pidió cambios de Gabinete pocas horas después de la derrota electoral. Máximo Kirchner justificó que no aprobaría el presupuesto de Guzmán con otra reflexión fascinante: “Una cosa son los números y otra el bolsillo de la gente”.

 

Martín Guzmán y Cristina Kirchner (Franco Fafasuli) 

El atrevimiento de Guzmán es muy contracultural. Nunca nadie, en un gobierno donde estuviera Cristina, se animó a sostener que la vicepresidenta estuviera equivocada en algo, aunque fuera tan evidente que estaba equivocada. Castro se ocupó de recordarle cómo son las cosas. “Si ella dice ajuste, ajústese”, escribió. En este esquema, todo lo que dice Cristina es correcto, por la mera razón de que lo dice ella, aun cuando diga que dos más dos es cinco, que es más o menos lo que dijo en este caso. Un militante -o un ministro- no está autorizado para tener ideas propias: sus ideas deben ser, siempre, las de la Jefa. Una semana atrás, la diputada cristinista Fernanda Vallejos lo dijo de otra manera: “Por la boca de Cristina se escucha la voz del pueblo”. Hay una leve reminiscencia a Jim Jones en algunas culturas políticas. 

El debate entre CFK y Guzmán generó, sin embargo, muchas reacciones dentro del esquema kirchnerista. El ministro no es el único preocupado por semejantes imprecisiones. El mismo día de la carta, el ex viceministro de Economía de Axel Kicillof, Emmanuel Álvarez Agis, emitió un informe donde explicaba que el gasto creció fuertemente en la Argentina durante el último año. Cristina en su carta había dicho que este Gobierno tiene más reservas que el suyo para enfrentar la presión cambiaria. Álvarez Agis explicó que en 2009 Cristina disponía de 45 mil millones de dólares de reservas que podía gastar para enfrentar la demanda creciente de dólares. Ahora, hay solo 9 mil millones. ¡Cinco veces menos! De esa magnitud son los errores de la Vicepresidenta. En el año 2016 CFK había elogiado a Álvarez Agis por sus informes críticos de distintas medidas del macrismo. Alfredo Zaiat, jefe de Economía de Página 12, tal vez el periodista más citado por Cristina, fue categórico: “Tiene razón Guzmán. No hubo ajuste”, declaró. No fueron los únicos. 

La relación de Cristina Kirchner con los números siempre fue complicada. Esa fue su principal diferencia con la gestión del fallecido Néstor Kirchner y, tal vez, explica por qué recibió una Argentina con indicadores pujantes en 2007 y la entregó exhausta en 2015. El ejemplo que mejor permite entender este problema es lo que ocurrió con la resolución 125. Esa medida reestructuró el esquema de relaciones políticas y humanas en la Argentina. Muchas familias y amistades se rompieron en ese momento. El peronismo se dividió. Cristina aplicó la terquedad que, hace pocos días, les reclamó a todos los funcionarios. 

En el año 2015, siete años después, durante la campaña electoral por la jefatura de Gobierno porteño, Cristina admitió que la resolución 125 tenía un problema de cálculos. En esa campaña, Martín Lousteau encabezaba una lista opositora. “Ahí está el que nos hacía mal los números de la 125, dijo Cristina. Durante sus ocho años de mandato, además, el gobierno manipuló las estadísticas oficiales, otro desprecio por los números, y por la realidad, que la Vicepresidenta nunca ha aclarado. 

Los problemas de Cristina con las matemáticas podrían ser un tema personal. Se trata, al fin y al cabo, de una limitación habitual en muchas personas. Pero resulta que la Vicepresidenta es la personalidad con mayor poder político dentro del Gobierno. Ni Fernández, ni Guzmán, ni nadie puede imponer su voluntad, en ningún sentido, si ella se opone. Entonces, esos errores se transforman en un problema para el país. Guzmán suma, resta y multiplica según los criterios tradicionales y, en base a eso, propone un plan. Cristina hace sus propios cálculos y le quiere imponer otro. La economía argentina se desplaza en un angosto desfiladero rodeado de abismos. ¿Qué le sucede a un auto que anda en zigzag, y por momentos a ciegas? En ese auto van subidos millones de argentinos. 

La situación de Guzmán, luego de su insolencia, es muy delicada. En parte, porque fue muy certero. Si no hubo ajuste, los argumentos de Cristina en su carta se desmoronan y pierde todo sentido el ataque más tremendo que sufrió un presidente democrático, desde 1983, por parte de su propio vicepresidente y del sector más poderoso del Gobierno, estaba mal fundamentado.

Hasta ahora, todas las peleas que dio Cristina desde el 10 de diciembre de 2019, terminaron igual: tarde o temprano impuso su voluntad. Si ella dice ajuste, al final, todos se ajustan. 

Cuando alguien poderoso se equivoca, es mejor no tener razón. 

E pur si muove.



  

domingo, 16 de mayo de 2021

El teorema de Zannini, la vacuna de Macri y la muerte de Lifschitz. @dealgunamaneraok...

El teorema de Zannini, la vacuna de Macri y la muerte de Lifschitz

 


El procurador del tesoro dijo, sin esconder nada, que en este país y para este gobierno, hay un tipo de sujeto que tiene la calidad de ‘personalidades protegidas’, mientras todos los demás no. Los sujetos, según su teorema, aquellos que integran o coinciden con las ideas del gobierno, y en el ejemplo citado- el de Horacio Verbitsky- quienes se encargan de propagandizar las mismas, lo son. Los demás, no.

© Escrito por Coni Cherep el domingo 16/05/2021 y publicado por CONICHEREP.COM, de la Ciudad de Rosario, Provincia de Santa Fe de la Vera Cruz.

 

Zannini es ejemplar. Tiene el descaro que sólo da la impunidad y la convicción de sentirse diferente. No voy a entrar en su formación ideológica, porque no hay ninguna ideología vigente que ampare al inmoral. Ningún libro que pretenda imponer ideas, contempla la idea de que un grupo de ciudadanos tiene derecho a lo urgente, y otros no, por la mera pertenencia a un sector, partido o cosa por el estilo.

 

Mauricio Macri es un ejemplo también. No se concibe como un dirigente político, no se asimila con el resto de los mortales. Se va a Miami y se vacuna. No viola ninguna ley, claro. No se anticipa a nadie en las colas públicas de la lenta e interminable vacunación nacional. Pero se va a otro país, asumiendo que es diferente a los hombres comunes. Que él es rico y puede, sin preocuparse por lo que les ocurre a los demás. Si Macri hubiera sido el capitán del Titanic, se subía primero a los botes. Lo compraba, quizás. Porque al fin y al cabo se desnuda: tiene una formación clasista y un mirada ultra liberal. Si podés, te vacunás, sino lo siento. Las cartas se barajan así, se trata de la suerte que tuvimos al nacer o sino, de la viveza de haber hecho negocios sucios con el Estado durante décadas, sin importar con quienes.


A Macri, no le caben las generales de los ricos que agotaron los vuelos a Miami. No, él es un dirigente que aspira, de nuevo, a conducir los destinos de un pueblo y un Estado. Su ética es contraria al principio elemental de la igualdad frente a la ley y su conducta lo delata.

 

Entre Zannini y Mauricio Macri no hay muchas diferencias. Uno cree formar parte de una casta iluminada que tiene más derechos que el resto de los normales. Se enorgullece de pasar por encima a los jubilados de Pami en la cola de las vacunas. Se jacta de pertenecer. Macri no, pero a la hora de valorarse frente a los demás, se concibe a sí mismo como un hombre con más derecho que los otros, porque tiene dinero.

 

Los hombres y las mujeres que no ocupan cargos públicos, pueden hacer lo que quieran. Los hombres públicos, los que tienen o pretenden tener responsabilidades sobre nuestro destino, no.

 

Simultáneamente a las dos confesiones, en la ciudad de Rosario, luchaba contra el Covid el ex gobernador de la Provincia de Santa Fe, Miguel Lifschitz. El ingeniero pudo hacer ambas cosas: su economía le permitía costearse un viaje a Miami y vacunarse con anticipación como lo hicieron los que podían y querían. Tampoco eligió el privilegio- que le fue ofrecido- de adelantar su turno en la vacunación pública.

 

El lunes pasado, mientras Zanini se jactaba de haberse vacunado y Macri confirmaba su vacunación en Miami, los santafesinos despedían a su ex gobernador. Lifschitz murió como consecuencia del Covid.

 

El contraste es tan fuerte y tan poderoso, que prácticamente no admite análisis. En esa batalla imaginaria por la vida, un populista y un neoliberal siguen vivos, porque obtuvieron beneficios. De los tres, el que respetó la ley y se condujo bajo la ética del deber, murió. Y esa parece ser la lógica que gobierna al país.

 

Es abrumador que el único de los tres que cumplió con sus obligaciones y respondió a los valores que demanda una sociedad sana, se haya muerto. Es indignante que quienes no lo hicieron, celebren no hacerlo.

 

Si los argentinos no emprendemos una urgente revolución ética, estaremos condenados a sobrevivir por debajo de quienes tienen privilegios. Queda claro que si no formamos parte de una grupa de autodenominados «personalidades protegidas» o no tenemos dinero, seremos un asunto de undécima prioridad para ellos.

 

Es increíble, también. Que las dos opciones mayoritarias de la política argentina, sigan siendo representadas por sujetos como estos.

 



A Zannini ni le pidieron la renuncia, ni pidió disculpas. Tampoco produjo una ola de repudio generalizado. Porque al final, por impotencia o resignación, nos fuimos acostumbrando a los inmorales como un factor inevitable para ejercer el poder. Los argentinos estamos convencidos de que la corrupción es un asunto menor, y al final, tanto lo asumimos que terminamos escuchando justificaciones que la admiten como una especie de mal necesario.

 

Pero no es así, no debe ser así, y no deberíamos asumir que deba seguir siendo así. ¿Cómo se soluciona? Eligiendo gobiernos que no tengan en sus filas a personas que tengan procesamientos en las espaldas, ni condenas por delitos que anticipen su flojedad de valores. Eludiendo a los responsables de corrupciones anteriores, ya sea en funciones protagónicas o como actores secundarios.

 

Cada peso que se escapa por la vía de la corrupción, perjudica a otro. Cada vacuna que se inyectó en aquellos a los que no les correspondía, dejó a otro sin vacunar. Y probablemente lo haya expuesto a la enfermedad y por qué no, claro, como en caso de Lifschitz y miles más, a la muerte.

 

Necesitamos con urgencia una Revolución ética, parece un reclamo desatinado. La sociedad debe demandar una dirigencia más parecida a los Lifschitz que a los Macri o los Zanninis. Esa es una responsabilidad absoluta de quienes formamos parte de la vida pública, ya sea en la acción pública o en la comunicación. Seguir relativizando la centralidad de la ética, está demostrado, relativiza los derechos y relativiza el valor de la vida humana.

 

Pero no hay país posible con estos contrastes, no hay cambio posible si no ponemos a la decencia por encima de otros valores que hoy conducen la escena nacional.

 

De más está decir, que entre ambos bandos- uno gobernando 4 años y los otros 14- han puesto a más del 50 % de la población por debajo de la línea de pobreza. Que cada día tenemos a sectores más hundidos en la miseria y en la ignorancia.

 

Eso los fortalece. Mientras la ética se muere.

 




domingo, 28 de febrero de 2021

Que pase el que sigue… @dealgunamaneraok...

 Que pase el que sigue… 

Mondo cane, Horacio Verbitsky. 

El peor legado del episodio de las vacunas: no se puede vivir en una sociedad enferma de desconfianza. 

“Ahora les agarró el apuro y les piden por favor a los médicos que vayan a vacunarse. Los trabajadores del Posadas no se sienten cómodos”. Hay desconcierto y enojo pero sobre todo desilusión con un agravante: todos saben que la declaración del director Alberto Maceira –que admitió en la Justicia haber vacunado pacientes vip en el Ministerio de Salud– golpea hacia arriba pero acota las responsabilidades dentro del hospital. 

© Escrito por Nelson Castro el  domingo 28/02/2021 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, República de Los Argentinos. 

“Como mínimo, junto a él debería presentar la renuncia la directora general de Asistencia Médica, Lucrecia Raffo, de fuertes vínculos con el kirchnerismo, conocedora de todo lo que sucede en el Posadas y que tiene bajo su órbita el vacunatorio”, asegura un hombre de la institución, que pidió reserva de su nombre. 

En el Hospital Posadas, la ruta de los amigos del poder estaba perfectamente delimitada. El nuevo vacunatorio está separado del edificio central. Coincide con la entrada de la bajada de la autopista y su colectora; ideal para el arribo de las combis que se estacionaban allí. Los vacunados vip de bajo perfil o poco conocidos se mezclaban entre la gente del vacunatorio. 

Nadie podría sospechar. Pero para evitar problemas, aquellas personas que pudieran ser reconocidas como figuras políticas, amigos o familiares de las autoridades, pasaban directamente al tercer piso, donde están las oficinas de la dirección con custodia policial y seguridad privada mediante. 

Ese acceso estaba reservado para algunos pocos. Un dato más: el estacionamiento tiene un enorme domo con cámaras de seguridad. También hay cámaras dentro del nuevo vacunatorio y en los pasillos que conducen a la dirección. 

La épica del Hospital El Cruce de Florencio Varela: kirchnerismo explícito. 

Para introducir el capítulo de lo que ocurrió en el Hospital El Cruce Néstor Carlos Kirchner vale la pena hacer algo de memoria. 

El Ministerio de Salud de la Nación autorizó el uso de la Sputnik V para mayores de 60 años el 20 de enero de este año. A solo dos días del anuncio y con llamativa celeridad –el 22 de enero– el intendente de Berazategui, Juan José Mussi, de 80 años, recibió la primera dosis de la Sputnik en el Hospital El Cruce. Luego de 21 días le aplicaron la segunda dosis en el mismo centro de salud. Sin embargo, la provincia de Buenos Aires habilitó la vacunación a mayores de 70 años el miércoles 17 de febrero. El jefe comunal tuvo la “suerte” de vacunarse casi un mes antes del turno que le correspondía. 

Pero eso no es todo. Su hija, la doctora Mariel Mussi, fue puesta en funciones como presidenta del Consejo de Administración del Hospital El Cruce por Daniel Gollán y Ginés González Garcia el 17 de enero de 2020. Es en los papeles y en la práctica la autoridad máxima del Hospital donde se vacunó su papá. Recordemos que este hospital de alta complejidad es de administración mixta entre la Nación y la Provincia, y el proyecto original para su construcción data de más de treinta años a pesar de que su inauguración fue recién en el año 2007. 

Tras vacunarse, en declaraciones a los medios locales, Mussi contó su experiencia; agradeció y felicitó al entonces ministro de Salud González García por “estar haciendo las cosas bien”.

 

En el Hospital
 Posadas, la ruta
de los amigos del
poder estaba bien
delimitada

La lista de los vacunados vip en El Cruce incluye a dos miembros de la Corte Suprema de Justicia de la provincia de Buenos Aires: su presidente, Luis Esteban Genoud, y la ministra Hilda Kogan. Ambos se hicieron pasar como integrantes del “personal de salud”. Semejante adulteración sería suficiente causal de pedido de renuncia o juicio político. 

El gobernador bonaerense Axel Kicillof abrió el paraguas:

“Desde que comenzó la campaña de vacunación, junto a muchos intendentes e intendentas de distintos sectores políticos nos vacunamos para llevar tranquilidad a la gente”, avisó en un tuit publicado el 23 de este mes.

Mucho antes ya les había pedido a los líderes territoriales que se vacunen para dar el ejemplo. Su razonamiento es absolutamente controvertible: la vacuna Sputnik V generó confianza cuando la documentación auditable de su investigación fue publicada en la prestigiosa revista médica The Lancet. 

Un hecho lamentable nos ayudará a entender un poco más la idiosincrasia interna que –apropiándose de lo público– manejan las autoridades del establecimiento. El 19 de noviembre del año pasado y en el marco del decimotercer aniversario del Hospital, se realizó un “homenaje al personal de salud” con el descubrimiento del “primer mural de salud pintado en pandemia”. 

Tal como describe la institución en su página web, el evento tuvo lugar en el auditorio del Hospital y contó con la presencia del rector de la Universidad Nacional Arturo Jauretche (UNAJ), Ernesto Villanueva; el diputado provincial del Frente de Todos y ex intendente local, Julio Pereyra; el secretario de Calidad en Salud del Ministerio de Salud de la Nación, Arnaldo Medina (que también fue director de la institución); y como frutilla del postre la participación virtual de la gobernadora de Santa Cruz, Alicia Kirchner; y el ministro de Salud de la Nación, Ginés González García. 

Al margen de la convocatoria con marcada tendencia ideológica, cabe preguntarse si el mural ofrecido como reconocimiento a los propios trabajadores de la salud los tenía a ellos –el plantel del Hospital– en primer plano como protagonistas.

 

Entre los
 vacunados vip
hay dos jueces de
la Corte Suprema
bonaerense

La respuesta es no.  

“El mural se realizó en una de las paredes de la rampa de acceso al primer piso. Entrás y te chocás con eso. Lo indignante es que más allá de algunas referencias al personal, lo que resalta en primer plano son las figuras de Néstor Kirchner, Cristina Fernández, Julio César Pereyra y el Dr. Arnaldo Medina. Se apropiaron del Hospital, cosa que genera mucha bronca”, relata visiblemente molesto un destacado miembro del equipo médico. “Nos movemos con mucho cuidado. A los que no somos afines ideológicamente nos tienen en la mira. No importa la calidad médica o el profesionalismo que tengamos”. 

¿Es este un homenaje a los trabajadores de la salud del HEC o un intento burdo y nauseabundo de eternizarse mediante un autorretrato teñido de egocentrismo? 

Cuestión de desconfianza. Con Carla Vizzotti como flamante ministra de Salud a la cabeza, y en un intento por mostrar transparencia, el Gobierno presentó el pasado miércoles 24 de febrero el Monitor Público de Vacunación. Un registro al que se podrá acceder online con información en tiempo real sobre el operativo nacional de inmunización. 

Los datos son del Registro Federal de Vacunación Nominalizado (Nomivac). Es un programa que gestiona desde el SISA (Sistema Integrado de Información Sanitaria) las coberturas de vacunación de todo el país.

La operación del módulo permite registrar a cada persona que recibe una vacuna, detallando la fecha, el tipo de dosis y el establecimiento que las aplicó, entre otros datos de importancia. Para utilizar el Nomivac hay que tener una cuenta de usuario y los permisos correspondientes. 

El Nomivac no puede ser alterado por los médicos que ingresan los datos al sistema, de hecho cuando se produce un error en la carga, es bastante engorroso modificarlo.

Pero fue creado y diseñado por el Ministerio de Salud de la Nación con la supervisión de Carla Vizzotti. Por lo tanto, los aspectos técnicos y el soporte técnico del Nomivac están manejados por gente del Ministerio. A ese nivel, los datos son fácilmente modificables. 

No se puede vivir en una sociedad enferma de desconfianza. Cuando sus dirigentes no dan el ejemplo, el daño que provocan es muy difícil de reparar. Como dijo el filósofo inglés Thomas Hobbes, “homo homini lupus”. El hombre es un lobo para el hombre. 

Producción periodística: Santiago Serra.








domingo, 21 de febrero de 2021

Vacunados… @dealgunamaneraok...

 Vacunados…

Mi vacunación en el Ministerio de Salud fue un error grave, del que me arrepiento, y por el que pido disculpas.



Gines y Alberto
 

© Escrito por Horacio Verbitsky el  domingo 21/02/2021 y publicado en El Cohete a la Luna de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, República de los Argentinos.

 

Debo explicaciones a todos los lectores del Cohete y a quienes siguen mi trabajo y mi militancia desde hace mucho tiempo. Mi vacunación en el Ministerio de Salud fue un error grave, del que me arrepiento, y por el que pido disculpas. Asumo sin excusas la parte que me toca y acepto todas las críticas recibidas, así como agradezco las tan numerosas comunicaciones de solidaridad y afecto. Si lo hice y, sobre todo, si luego lo conté sin que nadie me lo preguntara, es porque no advertí que fuera algo incorrecto, el ejercicio de un privilegio. 

Habrá quienes duden, porque a lo largo de tantos años se fue estructurando un estereotipo sobre mí que excluye actos ingenuos o simplemente estúpidos. Se presume que siempre actúo en forma racional y se buscan motivaciones ocultas, que en este caso han llegado a extremos delirantes, como que fue un regalo de cumpleaños a Cristina, para que el gobierno se desembarazara de Ginés. 

Entiendo el pedido de renuncia que le formuló Alberto, deploro su salida del gobierno y recomiendo leer su carta de despedida. Allí, además de trazar un balance de su gestión, luego del desastre de los cuatro años del neoliberalismo, el ex ministro dice que las personas vacunadas en el Ministerio “pertenecen a los grupos incluidos dentro de la población objetivo de la campaña vigente”. Es lo mismo que me dijo cuándo, alarmado ante el noveno contagio en mi familia, que abarcó desde septuagenarios hasta bebés de un año, y con una víctima fatal luego de semanas de sufrimiento, lo consulté sobre si me correspondía. Me dijo que sí y que debía hacerlo en el Hospital Posadas, uno de los tres nacionales, que depende del Ministerio. Días después obtuve el turno. 

Pero horas antes, desde la secretaría privada del ministro me indicaron que un equipo ambulante del hospital lo haría en el propio Ministerio. No debí haberlo consentido. 

Amigos bien intencionados me sugieren respuestas polémicas sobre los privilegiados que denuncian privilegios, la pésima gestión de la Ciudad Autónoma frente a la pandemia y la vacunación, donde no hay un cronograma y se abren las escuelas sin las condiciones mínimas. También me envían memes simpáticos y frases certeras de Arturo Jauretche.

 


Todo eso es cierto y mi ex, que tiene más de 70 y es médica, nunca consiguió registrarse ni en los teléfonos ni en la web de la CABA. 

Pero nada de eso me justifica. Por el contrario, debilita mi reclamo de un trato igualitario y de cuidado especial a los más vulnerables. Lo más decente que se me ocurre es reconocerlo y pedir perdón. 

El único consuelo es constatar cuánta gente digna y pura nos rodea y no nos habíamos dado cuenta.





sábado, 20 de febrero de 2021

El Centro de Estudios Legales y Sociales es una empresa… @dealgunamaneraok...

 El Centro de Estudios Legales y Sociales es una empresa…

 


Magnífica ocasión para romper la inercia del lenguaje y dejar de considerar "organismo de derechos humanos" al CELS. 

El CELS es una empresa, cuyo presidente es el señor Horacio Verbitsky, declarado heredero del fundador, Emilio Fermín Mignone. 

© Escrito por Enrique Vázquez el sábado 20/02/2021 y publicado en Facebook, en la Ciudad de Ingeniero  Maschwitz, Provincia de Buenos Aires, República de los Argentinos. 

Mignone nació en 1922 y desde muy joven integró los “grupos de choque” de la iglesia católica, particularmente activos contra los simpatizantes de la República durante la guerra civil española (1936-1939). Como es lógico, fue seducido por el peronismo: en 1948 asumió como Director General de Escuelas (ministro de Educación) de la provincia de Buenos Aires, designado por el gobernador, coronel Domingo Mercante, y más tarde ocupó la dirección del Educación Superior del Consejo Nacional de Desarrollo. 

Caído Perón, aprovechó sus contactos con funcionarios norteamericanos para poner distancia de la “Libertadora”. 

A principios de los ’60 consiguió un contrato de la Organización de Estados Americanos como especialista en política educacional. Su desempeño en Washington DC coincidió con la expulsión de Cuba del seno de la OEA y el aval de esta entidad a la invasión de la República Dominicana. 

Su cargo político más alto llegó con la dictadura de Juan Carlos Onganía, la edad de oro de los católicos ultramontanos y del cursillismo: en 1966, apenas derrocado el presidente Illia, Mignone asumió como viceministro de Educación de la Nación, cargo en el que se mantuvo hasta 1970. 

Con el auspicio del nuevo gobierno constitucional peronista, inaugurado el 25 de mayo de 1973, Mignone fue nombrado rector de la Universidad Nacional de Luján, que había sido creada en diciembre de 1972. Tras el golpe del 24 de marzo de 1976, la universidad fue intervenida, como todas las otras. Y en un par de meses la vida del rector depuesto sufrió un vuelco dramático. 

Mignone tuvo 5 hijos: Isabel, Mónica, Mercedes, Fernando y Javier; uno de los varones se hizo cura católico y vive en el Canadá. Mónica era catequista y asistente social en la villa del Bajo Flores cuando fue detenida por un comando de la Armada el 14 de mayo de 1976. Mignone y su mujer, Angélica “Chela” Sosa, recurrieron a todos sus contactos para encontrarla; un marino les dijo que se quedaran tranquilos, que Mónica estaba en la Escuela de Mecánica de la Armada y que con toda seguridad al día siguiente la restituirían a su domicilio habitual. Nunca más supieron nada de ella. 

Mignone encontró refugio y contención en la Asamblea Permanente por los Derechos Humanos y “Chela” en la Asociación de Madres de Plaza de Mayo, cuya disidente Línea Fundadora la encontró como una de sus integrantes desde el primer momento. 

Cuando llegó a Buenos Aires la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, el 6 de septiembre de 1979, sus integrantes recogieron todos los testimonios posibles sobre el terrorismo de Estado, y al regresar a los EE.UU. editaron un libro en inglés y castellano con una síntesis de lo obtenido. Mignone viajó a Washington junto al obispo metodista Aldo Etchegoyen y ambos trajeron a la Argentina los primeros ejemplares de aquella denuncia, cuya difusión, por supuesto, estaba prohibida por los milicos. Pero Mignone no sólo trajo libros: trajo también una propuesta de la Fundación Ford para subvencionar a la APDH con una donación inicial de 2 millones de dólares, que se renovaría anualmente. 

La APDH se mantenía a duras penas gracias a las donaciones de los fieles de las iglesias protestantes europeas, particularmente las alemanas y las neerlandesas. La donación le venía de perlas, pero la compañía Ford había transformado su planta automotriz de General Pacheco en un verdadero campo de concentración, del que desaparecieron no menos de 12 trabajadores, entre ellos 6 que integraban la comisión interna de delegados. La APDH no podía combatir el terrorismo de Estado con dinero de uno de sus cómplices. La comisión directiva decidió rechazar la propuesta de la Ford, y Emilio Fermín Mignone, junto a otros dos padres de desaparecidos -Augusto Conte McDonnell y Boris Pasik- decidió emplear ese dinero en la creación de un ente que estuviera en condiciones de pagar abogados profesionales e investigadores sociales dedicados al tema de la represión ilegal. 

Así nació el CELS. 

Apenas restablecida la democracia, Horacio Verbistky buscó reinsertarse en su profesión y lo consiguió en 1984 a través del semanario El Periodista, editado por Andrés Cascioli con la guita que le dejaba la revista Humor® por aquella época. Simultáneamente Verbitsky solicitó su incorporación a la APDH, cuya comisión directiva, por unanimidad, rechazó el pedido. Integraban aquella mesa el docente Alfredo Bravo, el obispo Federico Pagura, el abogado Alberto Pedroncini, el rabino Marshall Meyer, el diputado intransigente Miguel Monserrat, la dirigente comunista Rosa Pantaleón y Graciela Fernández Meijide.

Con ese camino cerrado pero dispuesto a mostrarse como un defensor de los DD.HH., Verbitsky se acercó a Mignone y Conte, quienes le dieron cabida en el CELS. 

“El Periodista” fue un fracaso editorial y dejó de aparecer a principios de 1987, casi en simultáneo con otros dos medios de la época: “La Razón” matutina, editada por Jacobo Timerman, y “El Porteño”. Todos los desocupados confluyeron en “Pagina 12”; entre ellos, Verbitsky, cuya función primordial en el diario dirigido por Lanata consistió en reivindicar a Rodolfo Walsh -su jefe en la organización Montoneros- y Emilio Mignone. Si uno lee las notas de Verbitsky, Walsh nunca fue miembro de la Alianza Libertadora Nacionalista, y Mignone durante toda su vida fue un activista por los derechos humanos.

No por casualidad, tras el fallecimiento de los socios fundadores del CELS y por decisión de las viudas, Verbitsky pasó a desempeñar la presidencia de la entidad, que tiene como director ejecutivo, por contrato y al cabo de un proceso de selección, al abogado Gastón Chillier. 


Horacio Verbitsky

Vale decir, el CELS es una organización de tipo empresarial, dedicada al patrocinio de causas judiciales vinculadas con los derechos humanos y a la investigación sobre el tema, pero no se lo puede llamar “organismo de derechos humanos” porque no hay militancia ni vida participativa en su interior.