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domingo, 8 de mayo de 2022

CFK en Acción... @dealgunamaneraok...

¿Quién se quiere llevar el Gobierno a la mesita de luz?


"El" Cámpora. Dibujo: Pablo Temes.

Se acabó la discusión, si es que alguna vez hubo dudas sobre el tema: manda la vicepresidenta.

© Escrito por Nelson Castro el sábado 07/04/2022 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, República de los Argentinos.

La pregunta –que parece infantil– en verdad demuestra que la interna dentro del Frente de Todos Contra Todos está al rojo vivo. El Cuervo Andrés Larroque, referente de La Cámpora y uno de los alfiles de la vicepresidenta en funciones fue el encargado de escalar la discusión: “El Gobierno es nuestro (...) Alberto no se va a llevar el Gobierno a la mesita de luz”. Esa fue la frase que marcó una de las semanas más duras de la coalición bifronte.

“Alberto no va a delegar en nadie la toma de decisiones, ni lo sueñen. En un equipo normal las cosas se discuten y se buscan consensos. Este dejó de ser un equipo normal porque ellos lo rompieron y quieren todo el poder para hacer lo que se les antoje” –dijo un hombre cercano a la Rosada, 24 horas después de la reunión de Gabinete.

Los emisarios van y vienen, pero todavía no hay fumata blanca para las negociaciones de las que participan al menos, dos ministros y el presidente de la Cámara de Diputados Sergio Massa. El operativo interno de “desgaste” de la figura presidencial sigue en marcha. “Está claro que el problema dejó de ser el ministro de Economía Martín Guzmán, van por Alberto y el control absoluto del Gobierno, de eso no tenemos dudas” –espetó un diputado de JXC para sumar dramatismo a la situación.

La parálisis reinante no afecta solo a los funcionarios de primera y segunda línea de ambos bandos del FdT. El desgobierno ya puso en alerta a diferentes sectores de la política, la producción y el trabajo. “Hoy no es posible poner en marcha ninguna iniciativa que salga del cortísimo plazo. No hay interlocutores válidos en casi ningún sector del Gobierno. No podemos avanzar o negociar tranquilos con nadie, porque no sabemos si cuando se da vuelta le van a mover el piso del otro lado” –resumió con preocupación un hombre de negocios del sector Pyme.

La vicepresidenta viajó a Resistencia para recibir un título de Doctora Honoris Causa. Está claro que este tipo de distinciones que provienen de acólitos y militantes, están flojas de papeles. Un doctorado Honoris Causa se le entrega a una persona a la cual se la distingue por sus logros. Cada universidad tiene sus propios procedimientos para elegir a los candidatos al doctorado Honoris Causa. Dicho esto, lo habitual es que una vez que se presenta una candidatura, sea por decisión de una mayoría o por parte del rector –ella se adjunta con documentación sobre las razones y lo méritos que avalan la nominación– y ante el Comisionado de Doctorado, que se aboca entonces a analizar los fundamentos de tal reconocimiento.

¿Se habrá analizado también el cúmulo de causas judiciales por hechos de corrupción por los que la vicepresidenta está siendo juzgada?  

La larga perorata de CFK, que hizo acordar a sus Aló Presidente con los que semanalmente fatigó la Cadena Nacional de Radio y Televisión a lo largo de sus dos mandatos presidenciales, abundó en imprecisiones, definiciones falaces, contradicciones, narcisismo y falta de autocrítica. Pero, desde el punto de vista de lo que sucede hoy en día, el objetivo más importante fue uno: despreciar a Alberto Fernández, minimizar su figura política y personal y despegarse de un gobierno que no siente propio. Primero volvió a recordar por enésima vez que ella lo eligió para que sea Presidente; en el mismo pasaje del discurso aseguró que era una persona que “no representaba a ninguna fuerza política” y terminó de definir el conflicto interno de manera brutal diciendo que solo podría tener “una disputa de poder” con Sergio Massa, quien lidera el Frente Renovador; Héctor Daer, de la CGT; o Emilio Pérsico, del Movimiento Evita. Léase: el poder lo tengo yo; es mío; Alberto es un don nadie que me debe todo y encima no me hace caso.

A partir de este discurso se acabó la discusión, si es que alguna vez hubo dudas: quien manda es la vicepresidenta. Ella es la dadora de poder. Y, está claro, que está dispuesto a ejercerlo. Por eso, por medio de Sergio Massa, le hizo llegar al Presidente su propuesta –de tono imperativo– de cómo pretende que se organice el Gobierno de ahora en más. Esa propuesta habla de una comisión integrada por ella, su hijo Máximo, Massa, Axel Kicillof y AF que se haga cargo de la gestión gubernamental. Es decir, dicho sin disimulo, una intervención de facto del Poder Ejecutivo que, dejaría de ser unipersonal –como lo dispone la Constitución Nacional– para quedar a cargo de esta comisión de cinco miembros. La iniciativa – un verdadero disparate– fue rechazada por el Presidente y generó incomodidad en Kicillof, cuya relación con el hijo de CFK no pasa por un buen momento. Massa, cuya sintonía con el diputado Kirchner es cada vez mayor, se siente como ganador en medio de todas estas disputas. Su sueño presidencial está siempre ahí.

Todo esto tendrá consecuencias muy concretas y malas sobre la administración gubernamental. Hasta la semana pasada, el objetivo principal de toda la andanada de críticas y acciones de desgaste iban dirigidas al ministro de Economía, Martín Guzmán. Desde ahora en más el sujeto de todo este aquelarre es otro: Alberto Fernández.

Esto y buscar que el Presidente se vaya es exactamente lo mismo. Por muchísimo menos que esto, el kirchnerismo se la pasó calificando de destituyente a Julio Cobos y de traidor a Daniel Scioli durante el primer año del gobierno de Néstor Kirchner. Hasta le llegaron a prohibir la entrada a la Casa de Gobierno por haber sugerido una actualización de las tarifas de los servicios públicos. Escribió Nicolás Maquiavelo: “Si quien gobierna no reconoce los males hasta que los tiene encima, no es realmente sabio”. Alberto Fernández debería haber leído esta frase hace tiempo. Ahora es tarde: CFK va por él.




domingo, 18 de octubre de 2020

IDEA con pocas ideas… @dealgunamanera…

IDEA con pocas ideas… 

Ehhhhhhhh... Dibujo: Pablo Temes.

Alberto Fernández rompió con el legado miope de no asistir al coloquio empresarial. Pero su aporte fue pobre. 

© Escrito por Nelson Castro el sábado 17/10/82020 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. 

En el apogeo de su poder, Néstor Kirchner le hizo la cruz al coloquio de IDEA. La memoria nos trae el recuerdo que, en 2005, luego de haber participado de una de sus sesiones, Roberto Lavagna, entonces ministro de Economía, fue eyectado de su poltrona por el ex presidente a causa de esa presencia. Ese reproche fue la excusa que le vino como anillo al dedo al ex presidente, que quería sacarse de encima a Lavagna.

 

Alberto Fernández decidió romper con ese legado miope. Fue un buen gesto político al que lamentablemente le faltaron buenas ideas. En su mensaje, el Presidente puso especial énfasis en la ratificación del apoyo a los hombres de negocios y se esmeró con insistencia en dejar claro que no habrá devaluación ni confiscación de depósitos en dólares. La reacción de los empresarios, sin embargo, fue tibia. La credibilidad de la palabra del Presidente cae días tras día, señal de la crisis de confianza que genera un gobierno bifronte.

 

Un consultor que mantiene contacto fluido con distintos sectores de la economía lo explicó de manera irrefutable: “La devaluación ya se hizo. Los números no mienten”. Es esta una verdad inapelable: la Argentina tiene un dólar oficial a $ 83; un dólar solidario a $ 172; un dólar blue a $ 178; un dólar Agro a $ 51 y ahora un dólar gas –para la energía– a $ 42. “El Gobierno va a hacer lo que hizo siempre: negarlo. Es decir, no convalidar la devaluación en el discurso”, completó el consultor.

 

Los ejemplos son más claros aún: si una empresa tiene que importar un insumo o un repuesto, no puede esperar meses a que le aprueben la operación. Lo que está pasando es que prefieren llamar a su casa matriz en el exterior para que le envíen el repuesto de manera directa y se lo pagan por dólar contado con liquidación a $ 168. El caso de la energía es dramático, agregó otra fuente, que graficó así la situación: “Las energéticas deben invertir con un dólar a $ 150 y por el gas de transferencia a YPF le liquidan el dólar a $ 42. Hay un desdoblamiento de hecho”.  

 

Cristina Kirchner le dijo hace un tiempo a Axel Kicillof: “El que devalúa no gana”, señaló la misma fuente. Pero por más que se apele a la retórica, más temprano que tarde, este desorden y la multiplicidad de tipos de cambio se trasladará a los precios. La emisión sin control es otro de los problemas que enfrenta la actual administración.  El déficit fiscal no da tregua y el Estado se financia a sí mismo. Pero a un ritmo de emisión de 200 mil millones de pesos mensuales no hay economía que aguante.

 

Martín Guzmán tampoco logró generar entusiasmo en su exposición ante los empresarios. “No hubo enojo con el ministro. Lo que hubo fue desconcierto, porque si la única manera de paliar el déficit fiscal es con aumento de impuestos, vamos mal”, señaló Miguel Blanco, ex presidente del Coloquio.  

 

Marchas y contramarchas. A medida que pasan los días, y el dólar aumenta sin que ninguna de las medidas que toma el Gobierno den resultado, las disputas internas se agudizan. Hay algunos que están convencidos de que todo lo que se está haciendo está bien y que lo que hay es un problema con el relato. Otros, en cambio, reconocen una sostenida carencia tanto de la gestión como del relato.  

 

Los rumores de cambios de ministros siguen a la orden del día. Muchos son fogoneados desde el mismo oficialismo.   

 

La organización del acto por el 17 de Octubre mostró fisuras. La CGT –organizadora del acto oficial de manera virtual– viene haciendo lo imposible por mostrar unidad en el peronismo.

 

Lo dijo el propio Héctor Daer el jueves por la noche: “Queremos replicar el acto de La Pampa en forma unida con un volumen político que nos haga recuperar la esperanza”. Para la CGT ese movimiento incluye a CFK, aunque muchos peronistas no están tan seguros de eso. En otros sectores, en tanto, anida la necesidad de “recuperar la calle” luego del “banderazo” del pasado lunes 12 de octubre.

 

La lectura parcial que sobre esa manifestación hizo el Gobierno es inquietante. Apelar al remanido término de “destituyente” para  aplicarlo a los que se oponen al oficialismo habla de una falta de aprendizaje del pasado que no deja de sorprender. Escuchar decir cosas como “a esa gente la tenemos perdida; nunca estarán con nosotros” es lamentable.

 

“El kirchnerismo no tiene un problema con la clase media, lo tiene con todo aquel que piense distinto”, señala un analista que viene siguiendo con detalle la ponderación de la imagen del Presidente, cuya caída se confirma prácticamente en todas las encuestas.


La oposición también salió a la búsqueda de consensos. La unidad es la palabra más repetida en las últimas horas. Todo un indicador que habla a las claras de los problemas internos. La política vernácula es francamente paradojal. Se habla de unidad y lo que se hace, en verdad, es exactamente lo opuesto. Macri aportó lo suyo en la semana que pasó.

 

Fulminó a Rogelio Frigerio y a Emilio Monzó, dos de los integrantes de su gobierno que más hicieron por zanjar la grieta y encarar acciones en pos de lograr acuerdos sin los cuales esa gestión, que no tenía mayoría en la Cámara de Diputados ni en la Cámara de Senadores, no hubiera podido aprobar ni un solo proyecto de ley.

 

Mientras en el universo de la política la vida transcurre por los habituales carriles de la sinuosidad, la vida de la gente lo hace por andariveles más terrenales y dramáticos: se mezclan ahí el cierre de miles de pequeñas empresas y la falta de trabajo, la inflación con su incidencia sobre el precio de los alimentos que como siempre castiga a los más pobres, la inseguridad que cada día nos trae la historia de un asesinato que destruye familias y las deja sin sueños y sin proyectos, el submundo de la anomia que se vive en las tomas de terrenos donde se protege más a los intrusos que a su legales los propietarios, y un largo etcétera de un país que se ha transformado en un verdadero Reino del Revés “donde un ladrón es vigilante y otro es juez”.





domingo, 22 de septiembre de 2019

Octubre lejano. La cuenta regresiva… @dealgunamanera...

La cuenta regresiva… 

Caretas y caras. Mauricio Macri. Dibujo: Pablo Temes

Por más que la brigada optimista se empeñe, el Gobierno vive la transición como una carga pesada. 

© Escrito por Nelson Castro el domingo 22/09/2019 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.


La larga transición transcurre lentamente, escasa en alternativas de relevancia y abundante en incógnitas. La circunstancia parece asemejarse a "esa curiosa luz de tarde inmóvil que efunde el vago cielo desde el alba" (Jorge Luis Borges).

El Gobierno le ha puesto proa a un objetivo con visos de utopía: revertir parte de los números de las PASO para llegar. Esa meta se parece a una orilla cada vez más lejana. Es como si el oficialismo nadara contra la corriente. A cada paso, aparece un obstáculo. No hay buenas noticias en este presente de hastío y, lo que es más triste, no las habrá tampoco en el futuro. Entendámoslo bien: futuro para Mauricio Macri significa el 27 de octubre. Y, de no ocurrir un cisne negro, es un futuro que lo deja al Presidente sin porvenir político: ninguna encuesta vaticina hoy que siquiera el oficialismo pueda llegar al desesperadamente ansiado ballottage.

En camino. De cara a la elección, se perciben en el Gobierno dos actitudes: están los que forman parte de una especie de brigada del optimismo, que se muestran convencidos de que no solamente habrá segunda vuelta, sino también de que Macri será reelecto.

A la cabeza de este grupo está Marcos Peña. Recuérdese que fue el mismo Peña quien en la tarde noche del 11 de agosto dijo que Juntos por el Cambio estaba haciendo una muy buena elección y que algunos de los funcionarios dependientes del jefe de Gabinete el viernes 9 fatigaron los teléfonos de algunos periodistas y dirigentes para informarles que Macri estaba 3 puntos arriba de los Fernández y que María Eugenia Vidal lo pasaba por arriba a Axel Kicillof.

Frente a esa brigada del optimismo están quienes, con los dos pies sobre la tierra, no ven en el horizonte del oficialismo otra cosa que no sea la repetición de la derrota ocurrida en las PASO. Entre ellos están los intendentes de la provincia de Buenos Aires. Por eso, varios –en verdad, muchos– han tomado la decisión de favorecer el corte de boleta. “Cada vez que aparece o se lo menciona a Macri, perdemos votos”, se sincera uno de ellos, que estuvo con el Presidente la semana que pasó. Entre esos muchos hay varios que, además, unirán su boleta a la de Axel Kicillof y Alberto Fernández.

Esos intendentes se quejaron con firmeza ante Macri a causa de una situación que les genera azoramiento: que la ayuda social que baja desde la Nación hacia las barriadas pobres no sea distribuida por los municipios y sí por las organizaciones sociales aliadas al Frente de Todos. “No seamos boludos. Parece que estamos jugando para el adversario en lugar de hacerlo para retener nosotros los lugares que podemos ganar. Es el mayor sinsentido que se ha visto en la política vernácula”, le escuchó decir el Presidente a uno de esos intendentes.

Salvo en la primera elección que perdió Macri en la Ciudad de Buenos Aires en 2003, el PRO, que llevó la voz cantante dentro de Cambiemos, nunca experimentó el duro trance de una derrota. Y eso ha dejado shockeados a muchos de sus dirigentes. En gran parte del gobierno bonaerense se vive una desazón palpable a cada paso. “Muchos ministros, secretarios y funcionarios intermedios ya han bajado los brazos”, señala una voz que convive diariamente con esa realidad. De ahí que, más allá de las arengas y los anuncios, la gestión de Vidal está, en los hechos, paralizada. No hay ni estrategia de campaña ni estrategia de gestión. La reunión de “reconciliación” de la gobernadora con Peña aportó poco para revertir esa situación.  

En la mitología griega, Sísifo es conocido por haber sido condenado a empujar cuesta arriba por la ladera de una montaña una pesada piedra que, a poco de alcanzar la cima, volvía a caer, hecho que se repetía hasta la eternidad.

Algo así, y de forma absolutamente terrenal, le está ocurriendo al Gobierno en los atribulados días de esta larga transición. Cuando parece que está a punto de concretar un logro, aparece un imponderable que tira todo para atrás. Esta semana ocurrió con el precio de los combustibles. Luego de la batalla por su congelamiento, sucedió el aumento del barril de petróleo, consecuencia del atentado terrorista acaecido en Arabia Saudita contra sus refinerías de petróleo el martes pasado, lo que forzó al Gobierno a dar marcha atrás con la medida que había impuesto hace un par de semanas. Y, para hacer la cuesta más empinada aún, estuvo la difusión del índice de desempleo del segundo trimestre –10,6–, que será todavía mayor en el tercer trimestre.

Tira y afloja. En el Frente de Todos, lo que se vive es lo propio que deviene de las tribulaciones del poder. Uno de los tironeos del presente tiene que ver con la conformación del futuro gabinete del virtual presidente, Alberto Fernández. Como barrera para esas pujas internas, AF planea valerse de Sergio Massa, Felipe Solá, Héctor Daer y los gobernadores peronistas que, en su gran mayoría, le responden. El apoyo de los gobernadores le será caro.

La reunión –con posterior foto– que mantuvo Sergio Massa con Hugo y Pablo Moyano es otro indicio claro del rol activo que está teniendo y va a tener el ex intendente de Tigre que, de no mediar sorpresas, será el futuro presidente de la Cámara de Diputados. “Su objetivo es mediar para garantizar la gobernabilidad hasta el 10 de diciembre y, luego, trabajar para instrumentar buena parte del acuerdo sociopolítico que buscará AF”, sostiene una voz que trabaja intensamente al lado de Massa. Su presencia será un freno también para los sectores más radicales del kirchnerismo que no dejan de menear el delicadísimo tema de la reforma de la Constitución Nacional. La historia de fracasos de la Argentina incluye este tema. Cada vez que se intentó reformar la Constitución se lo hizo con un objetivo primordial, enmascarado en otros de mayor nobleza: otorgarle al presidente la posibilidad de mantenerse en el poder indefinidamente y de gobernar con la suma del poder público.

Massa está intercediendo en estas horas ante el cuestionado gobernador de Chubut, Mario Arcioni, de quien, en la intimidad, se muestra crítico. El mandatario provincial  fue compañero de estudios universitarios y se considera amigo personal del ex intendente de Tigre, que fue quien lo vinculó con Mario Das Neves, un férreo opositor del kirchnerismo que superpobló de empleados la administración pública provincial. El problema de base es que Arcioni hizo promesas en campaña que hoy no puede cumplir. Salvando algunas distancias, es lo mismo que le ha pasado a Macri con varias de las promesas que hizo en 2015. Ese fue, al fin y al cabo, el mensaje de las urnas el 11 de agosto.

Producción periodística: Lucía Di Carlo. 





domingo, 23 de abril de 2017

Factor Randazzo… @dealgunamanera…

Se lanza el ex ministro…
FLORECER. Florencio Randazzo. Dibujo: Pablo Temes.

Decidido a postularse, el ex funcionario K busca aprovechar la crisis del cristinismo y de Massa.

© Escrito por Nelson Castro el domingo 23/04/2017 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

Al margen de las definiciones de la situación de Elisa Carrió, habrá que aguardar hasta mayo para que la dinámica electoral se expanda sobre la totalidad del arco político. Ese será el momento elegido por Florencio Randazzo para oficializar su intención de competir dentro del PJ como candidato a senador por la provincia de Buenos Aires. De acuerdo a sus allegados, la bandera de largada está cada vez más cerca. 

La semana que viene, Randazzo y sus colaboradores comenzarán a hacer territorio. Esto es, el inicio de reuniones con dirigentes justicialistas importantes de la geografía bonaerense y del resto del país. “Se trata de figuras del peronismo que traccionan en sus respectivas provincias, como De la Sota en Córdoba, Bordet en Entre Ríos y, más adelante, Uñac en San Juan”, adelantaron en el entorno del ex ministro K. 

Randazzo sabe que, más allá de la construcción territorial en su provincia, apuntalada por intendentes del Grupo Esmeralda, necesita conseguir el apoyo de dirigentes justicialistas de peso nacional. La ecuación es simple: si Daniel Scioli, o cualquier otro delfín impulsado por el cristinismo, finalmente se alza con la candidatura, la elección quedaría circunscripta al nivel local. Pero si CFK decide presentarse, nacionalizaría los comicios en el distrito más importante del país.

“Es hora de ir delineando el armado más general para luego volver a afinar los detalles con los intendentes y los líderes locales que han demostrado su acompañamiento, más allá de algún problema de cartel. No hay fisuras en el Grupo Esmeralda, ocurre que en ocasiones los intendentes están con las urgencias de sus distritos”, aseguran desde el randazzismo para alejar los fantasmas de una posible salida de ese espacio del intendente de Lomas de Zamora, Martín Insaurralde. 

También están trabajando tras Randazzo algunos referentes del Movimiento Evita. Y nadie descarta el “rescate” de figuras del massismo desencantadas con el devenir del Frente Renovador. Es que la polarización que se ha venido produciendo entre Cambiemos y el cristinismo ha dejado poco lugar a los grises. Hay quienes se reprochan el haber fogoneado la hasta aquí inconducente alianza de Sergio Massa con Margarita Stolbizer, en lugar de haber encarado un juego más agresivo. Olvidan tal vez que esa iniciativa se instrumentó con la idea de que la líder del GEN le aportara un manto de transparencia a un Massa golpeado por su pasado kirchnerista.

Por el lado del oficialismo se vive un presente que, desde lo electoral, parece lucir augural. Los daños colaterales producidos por la proliferación de paros docentes (nueve nacionales, 16 que afectaron a los alumnos bonaerenses –por la sumatoria con los nacionales– y siete específicamente contra la administración Vidal) terminaron por abrir grietas dentro de los gremios, algo que tanto Cambiemos como Randazzo podrían capitalizar. El hombre de Chivilcoy trabaja para sumar a sus filas al Sindicato Argentino de Docentes Privados (Sadop), ya que muchos de sus dirigentes intentan alejarse del kirchnerismo y sus extremos.  

El resultado de los últimos sondeos ha dado una grata sorpresa para ambas vertientes. En la Provincia, la figura del ministro de Educación nacional, Esteban Bullrich, mide mejor que lo esperado, dato que se maneja tanto en el oficialismo como en la oposición. Esto indicaría que el desgaste producido por la medida de fuerza y el perjuicio para padres e hijos que no concurrieron a clases terminó cayendo sobre las espaldas del sindicalismo. El hecho de que aún en sectores del Conurbano no tan cercanos a la Capital se vea con buenos ojos a Bullrich beneficia a Cambiemos, golpea a CFK por asociación directa con la medida de fuerza y abre una oportunidad a Randazzo.

Hablando de CFK, en la semana dedicó esfuerzos a fogonear el conflicto en el Incaa. Además, fruto de su obsecación, quedó otra vez expuesta al ridículo cuando por Twitter le quiso atribuir al Gobierno una supuesta iniciativa para arancelar las visitas a los museos para niños y jubilados. Las conductas patológicas de la ex presidenta son incorregibles.

Tensión sindical. 

Donde las cosas están revueltas es en la CGT, cuya conducción navega por aguas procelosas. Existe una mezcla de asuntos personales que se entrelazan con lo político en una lucha que tiene, como trasfondo, el poder de los sindicatos. Esto ocurrió en la primera reunión posterior al paro nacional del 6 de abril, organizada por el consejo ejecutivo de la CGT. Uno de sus triunviros, Héctor Daer, le reprochó a Facundo Moyano su divismo en lo referente a las apariciones mediáticas con Susana Giménez y Mirtha Legrand.

Los dirigentes que responden al moyanismo aseguran que, a pesar de la tensión, no habrá ruptura. Sin embargo, hubo una frase clave entre los reproches de Daer que dibuja parte de la trama por el poder: “Vos traicionaste el modelo sindical”, le dijo el dirigente de la Sanidad y diputado del Frente Renovador a Moyano Jr., su par de bancada y de partido.

Los presentes en ese encuentro supieron de lo que hablaba Daer: el proyecto de democracia sindical presentado por Moyano que abrió grietas en el gremialismo. Apunta a la posibilidad de alcanzar una democracia verdadera con alternancia y renovación de dirigentes. En el entorno moyanista se hace referencia a la necesidad de contar en cada gremio con estatutos democráticos que permitan la elección de sus líderes por votación directa de parte de los trabajadores. En la mayoría de los grandes gremios se eligen congresales, que son los que terminan votando la conducción.

Es una elección indirecta en la que unas 200 o 300 personas terminan decidiendo la suerte de más de 200 mil afiliados. Es la fórmula consagrada para que un dirigente pueda perpetuarse. “¿Por qué si estamos en una república donde hasta el propio presidente es elegido de manera directa por los ciudadanos, en los sindicatos la mayoría no puede hacerlo de esa manera?”, se pregunta Moyano, quien abrió la discusión para democratizar los sindicatos “desde adentro”.

En el final, Santa Cruz. 

Lo sucedido allí en la noche del viernes fue muy grave. Las dificultades de esta hora imponen la responsabilidad y la grandeza de la política con mayúsculas. ¿Las habrá?

Producción periodística: Santiago Serra.


domingo, 5 de febrero de 2017

“Perdimos 400 mil puestos de trabajo”… @dealgunamanera...

“Perdimos 400 mil puestos de trabajo”…

Imagen: Leandro Teysseire

Schmid recomienda “no confundir prudencia con resignación”, responsabiliza al Gobierno por la caída económica y a los empresarios por incumplir el compromiso de frenar los despidos.

Secretario del gremio de Dragado y Balizamiento y cabeza de la poderosa Confederación Argentina Trabajadores del Transporte, Juan Carlos Schmid es uno de los secretarios generales de la Confederación del Trabajo junto con Carlos Acuña y Héctor Daer.

–El ministro de Hacienda Nicolás Dujovne opinó que el nivel de destrucción de empleos no es el que indica la CGT.
–El ministro puede decir lo que quiera. Pero lo que dice no surge de los datos que tenemos.

–¿De dónde surgen los datos y qué señalan?
–Son del propio Indec, difundidos a principios de año. Cayeron 127 mil empleos registrados.

–¿Y no registrados?
–Los economistas y los dirigentes sociales suelen explicar que cuando cae un empleo en blanco hay una onda expansiva en el empleo informal. No exageramos si hablamos de una pérdida de 400 mil puestos de trabajo. Es una locura.

–Cuando habló de los empleos caídos en la informática Bangho, el ministro de Producción Francisco Cabrera dijo que le dolían los trabajos perdidos. Dejó la idea de un costo inevitable.
–Hay una frase famosa: “Una muerte es una tragedia pero un millón es un dato estadístico”.

–El triunvirato de la CGT se retiró de las conversaciones con el Estado y los empresarios porque dijo que los despidos habían roto la confianza. Daniel Funes de Rioja, el directivo del sector alimentario y de la Unión Industrial Argentina, replicó que el compromiso era no efectuar despidos sin causa.
–Seamos prácticos. El problema  es la destrucción de trabajo. Hay despidos como consecuencia del derrumbe de la actividad económica y la caída del consumo.

–¿Y los empresarios?
–Su responsabilidad es la falta de cooperación. Lo que está intentando hacer la UIA es justificar su falta de colaboración. Y decir: “Si no hay venta ni consumo no puedo seguir manteniendo a la gente”. Pero ésa no era la idea del compromiso que tomamos todos. Para decirlo en lenguaje del fútbol, el espíritu era aguantar los trapos hasta marzo a ver si se ponía en marcha la economía. No lo hicieron. La ola de despidos se acentuó en diciembre y se puso peor en enero.

–Diciembre y enero son meses políticamente menos calientes que otros. ¿Ustedes creen que los despidos aumentaron en ese momento porque se enfrió todavía más la economía o por una programación para que se produjeran en un momento de menor conflictividad social?
–Es una combinación de ambas cosas. Las dos al mismo tiempo provocaron esta cantidad de despidos y suspensiones.

–¿O sea que los despidos son el producto de la caída económica pero no solamente?
–Tal cual. También hay una actitud especulativa y mezquina. El panorama es peor, incluso, si miramos otros fenómenos al margen de los despidos. Hay infinidad de lugares, entre ellos medios de comunicación, con pagos atrasados de sueldos y donde los trabajadores tampoco cobraron el aguinaldo. Son grandes dificultades en la relación laboral normal. Y al mismo tiempo hay hechos notorios de falta de colaboración y de falta de solidaridad con el momento económico que atraviesa el país. Pienso por ejemplo en los despidos en AGR, una de las plantas impresoras del Grupo Clarín.

–¿No puede ser que muchos empresarios incumplieron el compromiso porque vieron un movimiento obrero débil?
–No creo que haya sido así. En realidad nosotros hemos mantenido una actitud equilibrada y muy prudente. Pero ni el equilibrio ni la prudencia significan que abandonamos el reclamo y la firmeza. No hay que confundir prudencia con resignación. Observamos qué pasaba hasta el final de diciembre. Fuimos prudentes. Pero en enero claramente empezó otra historia. No solo cayó el empleo. También se dejó sin dinero en el bolsillo al pueblo trabajador. Eso se los dije a (uno de los vicejefes de Gabinete a cargo de la coordinación, Mario) Quintana y (al ministro de Trabajo, Jorge) Triaca.

–¿Qué les dijo exactamente?
–“No hay una moneda en el bolsillo de los trabajadores.”

–¿Qué contestaron?
–Que según los datos de ellos había un repunte en muchos sectores de la economía y que la inflación estaba declinando.

–¿No lo convencieron?
–No. Vamos a pensar por un momento que lo que dijeron refleja la realidad. Si es así, hay una demora en que el supuesto repunte traccione la economía. En el aquí y ahora la gente no tiene nada. Eso se ve en una temporada turística con menos veraneantes y menos consumo y en la reducción de gastos que hizo el gaucho de a pie. Bajó notablemente el poder de compra de los trabajadores. Y ni hablemos de los no registrados. Como lo denuncié  en la marcha al Congreso del 18 de noviembre, son cientos de miles los compatriotas que no saben si a la noche van a comer ni si tendrán algo que poner en la cena familiar.

–¿El triunvirato se arrepiente de haber ido a un brindis de fin de año con Mauricio Macri?
–Nosotros nunca dejamos de representar a los trabajadores. Hay que recordar qué le dijimos.

–¿Es secreto?
–No, no es un secreto. Puedo contar lo que le dije a Macri: “No se olvide, Presidente, de que cualquier medida que usted toma actúa sobre un país que ya es muy desigual y nosotros queremos que esa desigualdad se reduzca, no que aumente”. También le dijimos que la relación del movimiento obrero con el Gobierno es de respeto y de prudencia pero que actuamos desde lugares distintos. Nosotros representamos a los trabajadores. Le dijimos que a veces podíamos coincidir y a veces confrontar.

–Dujovne usó un tono condescendiente para criticar la movilización y el paro. Dijo que era lógico en un año electoral.
–Lo nuestro es político desde lo social, no desde lo partidario. No estamos discutiendo, como CGT, si en octubre hay que ir con Cristina, con Massa o con otras vertientes del peronismo. Carlos Acuña, del triunvirato, les contestó bien: “Si éste es un año electoral, que suspendan las elecciones”. ¿Sería ridículo, no? También sería ridículo suspender las protestas por la crisis económica porque estamos en un año de renovación legislativa. Siempre sufrimos el doble patrón de medida. Algunos personajes del establishment dicen: “Estamos frente a un sindicalismo desprestigiado, que no es el mismo de hace 12 o 15 años atrás, porque hoy los líderes son gente desconocida”. Después van a la cumbre de Davos y se asombran porque los empresarios extranjeros les preguntan cuál va a ser el comportamiento sindical en los próximos años. ¿Cómo es la historia? ¿Estamos desprestigiados y somos un peligro?

–¿Cómo resulta la experiencia del triunvirato?
–Está construyendo su liderazgo después de una etapa marcada por la presencia al frente de la CGT de una figura muy fuerte como la de Hugo Moyano. Creo que con manchones y todo, con todas las críticas que se nos puedan hacer desde dentro del movimiento obrero y desde afuera, vamos construyendo un lugar importante. Es una experiencia novedosa y muy desafiante. Tenemos que tratar de hablar más o menos el mismo lenguaje, usar el mismo enfoque, las mismas declaraciones, evitar que pueda haber lecturas equivocadas de lo que decimos, mantener el mismo nivel de información... A seis meses el triunvirato demostró madurez y se fue consolidando. Es importante porque no se trata de una conducción provisoria de la CGT. Fuimos elegidos por cuatro años.

–¿Qué le diría a un empresario de los que preguntan en Davos?
–Esto: “A nosotros nos preocupa el comportamiento de ustedes. Siete u ocho controlan la riqueza de todo el mundo. ¿Les parece que es una actitud equilibrada o que es un problema para el planeta?”.

–Usted estuvo el año pasado con el Papa. No hubo fotos.
–Tampoco quise hablar de la reunión. Yo no quise hacerlo porque sé que el Papa no quiere que se distorsione lo que se conversa con él. Solo le pedí que nos recibiera institucionalmente como CGT, cosa que como usted sabe parece que va a suceder. Es un hombre preocupado por lo que pasa en la Argentina. Si se atiende su postura pública sobre los temas del mundo, no creo que esté muy de acuerdo con lo que está sucediendo en materia social en nuestro país.

–También los movimientos sociales tienen una relación fluida con el Papa. 
–A mediados de enero, con poca gente en Buenos Aires, tuve una reunión con Emilio Pérsico y con otros dirigentes. Estuvo también Juan Grabois, de la Confederación de Trabajadores de la Economía Popular. Charlamos mucho. Vamos a profundizar el mantenimiento de los contactos profundos y el modo de conservar una metodología de participación entre los movimientos sociales y el movimiento obrero organizado. El objetivo es que todos los esfuerzos no queden como un fósforo que se enciende un segundo y se apaga con el viento.

–¿Qué dijeron?
–Que van a acompañar las medidas de fuerza y las protestas. Con la marcha del 7 de marzo a la Secretaría de Industria seguramente el resto de los sectores irá calentando los motores para desembocar en una protesta de mayor envergadura a finales de marzo.

–El paro general.
–Paro y movilización.
  
–¿Movilización adónde?
–El 29 de abril del año pasado protagonizamos una gran movilización en el Monumento al Trabajo, por el 1° de Mayo. Después nos concentramos en el Congreso junto con los movimientos sociales. El 7 iremos a Industria. Veremos cuál es el destino de la movilización el día del paro.

–¿Y si la economía mejora de aquí a un mes?
–Yo no veo que las cosas mejoren de aquí a finales de marzo. Más observo que hay una tendencia a agravarse. La inflación se vio incrementada por el aumento en la salud, en los peajes, en los impuestos municipales en todo el país, en las tarifas de luz y gas, en el agua, en la suba de los alimentos... Hay un combo que parece no responder a las intenciones que dice tener el Gobierno. Ojalá me equivoque.

–¿Por qué movilización a Industria dentro de un mes y un paro más tarde?
–Estamos en el medio de las vacaciones. Cualquier medida en medio de las vacaciones siempre es dificultosa. El riesgo es que la gente no responda igual hasta que todos terminen de volver y los que pudieron irse regresen y vean la realidad en su conjunto. En cuanto a la medida, hay que prepararla.

–¿Qué significa preparar un paro general?
–Hablar con los distintos sectores. Incluso con sectores no sindicales que se ven agredidos por esta situación.

–¿Con el Gobierno no hay más negociación?
–El Gobierno ha sido votado para cuatro años y como no estamos en una guerra habrá que seguir hablando. Si hay conversaciones en el más alto nivel uno no puede pegar un portazo. Pero sí puede establecer qué quiere y por qué desconfía de un compromiso que los empresarios no cumplieron, y protestar. Cada uno tiene una situación distinta y diferentes son también los niveles de organización. Los sectores industriales están sufriendo un impacto muy grande. Una parte de los de servicios también. Otros de servicios tienen una situación que merece preocupación o crítica pero no sufren los mismos efectos que los primeros. En el sector informal también hay diferentes. Nos encontramos con gente que tiene ganas de reaccionar pero carece del nivel de organización del sector registrado. Cuento esto para que se entienda la complejidad de cada medida. Acá se creen que uno se sube a un escenario, dice “Vamos al paro” y ya está. Pero hay que hablar con todos y ver cómo están. Con los estatales, con los trabajadores del sector privado, con cada rama industrial, con los informales, con las pymes... Y hay que discutir el empleo y la industria, y la necesidad de una administración inteligente del comercio exterior.
No es lo mismo la situación en el sector ceramista, en crisis profunda, que el debate en el sector automotriz, sobre el porcentaje de componentes nacionales. El dato común es el enfriamiento de la economía y la caída del consumo. El año pasado hubo solo dos medidas oficiales que tuvieron otra dirección: el cambio en ganancias y la emergencia social. En las dos estuvo la gestión de la CGT. Creo que merecemos un crédito. Hasta paralizamos el transporte e hicimos gestiones importantes en el Senado. Hubo otro hecho que quedó muy atrás pero en mi opinión fue importante: trabajamos fuerte para evitar los despidos. El Presidente vetó la ley que sancionaron las dos cámaras y por eso estamos de nuevo con el conflicto. El que pagó el costo político fue el Gobierno con el veto. Lo pagará de nuevo. No vamos a entregar ni los convenios ni los salarios. Miramos todo, no tenemos la cabeza en un balde.