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martes, 13 de noviembre de 2018

Inglaterra le cambió el nombre a la Antártida Argentina… @dealgunamanera...

Inglaterra le cambió el nombre a la Antártida Argentina… 


Mediante una nueva arremetida, el gobierno  inglés bautizó con el nombre de “Tierra de la Reina” a una porción de la Antártida que le disputa a la Argentina. La decisión fue un homenaje al aniversario de la coronación. En el acto, la reina Isabel escuchó atentamente al canciller William Hague cuando hizo el anuncio en Londres.

© Publicado el martes 25/09/2018 por Del Fuego Noticias de la Ciudad de Río Grande, Provincia de Tierra del Fuego, Antártida e Islas del Atlántico Sur.

Así como la guerra de Malvinas le ha dado la sensación al Reino Unido de que las victorias otorgan derechos, Londres oficializó otra maniobra bajo la idea de que nombrando un sitio de una manera refuerza su propiedad. Así, en un movimiento más que provocativo, el Foreign Office anunció la decisión de llamar Tierra de la Reina Isabel al territorio antártico que la Argentina autoproclama como propio, y también Chile.

Según el comunicado de la cancillería británica al que anticipó el portal Clarín.com, la decisión forma parte de los homenajes a la reina que este año festejó su Jubileo de Diamante, con sus 60 años en el trono. Y se produce sobre el final de los 30 años de la guerra por Malvinas, que elevó la tensión entre Londres y Buenos Aires por la disputa de soberanía a niveles no vistos en décadas.

El acto de presentación oficial de la “nueva toponimia” antártica británica fue el último acto del Jubileo de la reina, quien de hecho se hizo presente para ver la presentación de Hague, con mapa y todo.

La porción de Antártida que Londres disputa con Argentina suman 169.000 kilómetros cuadrados y representa un tercio de toda la masa antártica. Además, es dos veces el tamaño del Reino Unido. De hecho, como un acto de unilateral de soberanía a partir de ahora los mapas británicos llevarán el nombre de la reina en esa porción de territorio.

“El Territorio Antártico Británico es un miembro único e importante de la red de los catorce Territorios de Ultramar del Reino Unido. Reconocer el compromiso del Reino Unido con la Antártida, con una asociación permanente a Su Majestad, es un gran honor”, comentó el canciller William Hague, sin mencionar a la Argentina.

El polémico anuncio no deja de ser curioso, porque de acuerdo al Tratado Antártico, que entró en vigencia en 1961 –y del que son signatarios, entre otros, Argentina, Chile y el Reino Unido–, las naciones presentan sus pretensiones de soberanía, que el Tratado no desmiente ni confirma.

Pero hay compromisos muy claros, pero además se define claramente la cuestión de los recursos naturales, sobre las bases que se instalan y que sólo pueden ser científicas y las investigaciones deben darse a conocer. Los recursos no pueden ser explotados y los resultados de las investigaciones deben darse a conocer. Las armas, los desechos nucleares y experimentos radiactivos están prohibidos.

En el año 2009, y siendo canciller, Jorge Taiana presentó ante las Naciones Unidas un pedido de extensión de la plataforma continental nacional ante la Convención de las Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar, lo que aumentaría en un 35 por ciento el lecho del subsuelo marino, incluyendo a las islas Malvinas, las Georgias y las Sandwich del Sur y el informalmente conocido como Territorio Antártico Argentino o Antártida Argentina y que, de acuerdo a la toponimia local, es el “Macizo Armada Argentina” en nuestra toponimia.

Cabe destacar que este hecho ocurrió en el año 2012. Llamaran tierra de la reina Isabel a una parte de la Antártida Argentina

LONDRES (Reuters) - Gran Bretaña le puso a una vasta porción de su territorio antártico el nombre de la Reina Isabel, poniendo fin a un año de celebraciones por el Jubileo de Diamante de la monarca. 

© Escrito por Alessandra Prentice el martes 18/12/2012 y publicado por la Agencia Reuter.

Recientemente bautizada “Tierra de la Reina Isabel”, la porción de la Antártida de 169.000 millas cuadradas (437.000 km cuadrados) tiene casi el doble del tamaño de Gran Bretaña y está habitada casi exclusivamente por pingüinos, focas y varias especies de aves.

La presencia británica se mantiene a través de tres estaciones de investigación operadas por el Estudio Antártico Británico.

“El poder identificar el compromiso del Reino Unido para con la Antártida mediante una asociación permanente a Su Majestad constituye un gran honor”, dijo el ministro de Relaciones Exteriores, William Hague, en un comunicado.

En 1908 Gran Bretaña se convirtió en el primer país en reclamar territorio antártico y desde entonces, Nueva Zelanda, Francia, Noruega, Australia, Chile y Argentina han presentado reclamos oficiales si bien la mayoría de los países no lo reconocen.


Hague hizo el anuncio en momentos en que la reina recorría la Oficina de Exteriores de Londres en el último compromiso oficial de su Jubileo de Diamante, un año marcado por festividades en la vía pública en toda la nación, una espectacular flota en el Río Támesis y un concierto de repleto de estrellas frente al Palacio de Buckingham.



domingo, 18 de junio de 2017

Malvinas: errores de la diplomacia a 35 años de la guerra… @dealgunamanera...

Malvinas: errores de la diplomacia a 35 años de la guerra… 


De poco y nada sirven las estrategias que adoptó la Argentina, propias del siglo pasado, para con las Malvinas. Pero hay espacio para redefinir la estrategia.

© Escrito por Claudio Negrete (*)  el miércoles 14/06/2017 y publicado por la Revista Noticias de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

Luego del 82, el Foreign Office llevó adelante una política de congelamiento del reclamo argentino hacia los países centrales y supo producir hechos de valor jurídico y diplomático que debilitó aún más nuestra posición.

El primero de ellos, y quizá más significativo, fue la inclusión de un nuevo y decisivo actor: los isleños. Y lo hizo al reconocerles su autonomía con la sanción de la Constitución del Territorio Británico de Ultramar de las Islas Malvinas aprobada el 5 de noviembre de 2008 por la reina Isabel II.

En el primer capítulo, de los 22 que tiene, se establecen los derechos y las libertades fundamentales de los isleños, poniendo énfasis en el derecho de la libre determinación. Y con este reconocimiento legal, la Unión Europea ratificó con el Tratado de Lisboa que las Malvinas son territorio británico de ultramar siendo incluido en los mapas oficiales de la comunidad.

Otro hecho jurídico-político a favor de Gran Bretaña fue el ocurrido en diciembre de 2012 cuando la diplomacia inglesa declaró que “el territorio antártico británico es parte importante y único de los 14 territorios que el Reino Unido tiene en ultramar”, entre los cuales para ellos se encuentran las Malvinas.

Lo hizo con motivo del anuncio de que 271.000 kilómetros cuadrados de territorio antártico fueron bautizados como la “Tierra de la Reina Isabel” como un regalo en honor a los 60 años de la soberana en el trono, área que también asumen como propias Chile y Argentina.

La zona en disputa, que hasta el momento no tenía nombre, aparece ahora como “Tierra de la Reina Isabel” en todas las cartografías británicas y de los países europeos. “Es un gran honor asociar de forma permanente a la Antártica con su Majestad y de esta forma reconocer el compromiso que el Reino Unido tiene con este territorio”, explicó el Foreign Office.

Fracaso

En más de un siglo y medio desde que Inglaterra usurpó las Malvinas, la Argentina sólo puede exhibir una serie de fracasos en su intento de retrotraer la situación a febrero de 1833, cuando ejercía la plena soberanía heredada de España.

A 35 años del fin de la guerra, es decir de una rotunda derrota argentina en todos los campos, la única salida que se presenta a la propia impotencia y a la encrucijada de la constante frustración pasa, ineludiblemente, por la construcción de un dialogo directo, firme, sin ambigüedades con británicos e isleños, al que pueden aportar otros actores internacionales.

Abordar una nueva relación que amalgame confianza abrirá caminos  hacia un futuro acuerdo que necesariamente contemple sesiones y satisfacciones mutuas. O como define el historiador Luis Alberto Romero: “no debemos conquistar su territorio sino a su pueblo, sus corazones y su razón”.

Es desbloquear la tensión con un diálogo franco y sin que ello implique debilidades identitarias. La intransigencia unilateral impuesta por el kirchnerismo por más de una década, que fue absolutamente funcional a los intereses de Gran Bretaña ya que congeló su posición favorable de fuerza por aquello de “ellos no quieren hablar”.

La actual iniciativa del gobierno argentino, que debería ser complementada con una generosa y amplia convocatoria interna para consensuar una política de largo plazo, saca al país de una actitud infantil defensiva y victimizante, instando ahora a Gran Bretaña a exponer su real interés ante la opinión pública mundial. Se empieza así a hablar de muchas nuevas cosas y reaparece, al menos en la formalidad simbólica, la palabra soberanía.

Sin embargo, el comienzo de un nuevo diálogo político entre los gobiernos no alcanza pero sí reconoce lo que venía sucediendo desde hace muchos años en la base social. Hoy los ex combatientes de ambos países se reconocen, se admiran, comparten recuerdos, duelos, experiencias y amistades.

Con la voluntad de las dos partes se acordó construir un cementerio con los restos de nuestros combatientes cuyos familiares viajan libremente a las islas para homenajearlos. La Cruz Roja garantiza el proceso de identificación de restos de soldados argentinos; y se avanza con información argentina en el retiro de las miles de minas diseminadas en todo el territorio. Competencias deportivas unen a isleños y argentinos.

Alumnos del continente viajan para conocer las islas; y contingentes de turistas son recibidos como un hecho natural. Investigadores y periodistas producen en los mismos lugares de la guerra toda clase de documentos testimoniales. Es decir, el diálogo está siendo cincelado por la gente y los mismos protagonistas del conflicto bélico. Un proceso humano que en el fondo tiende a cerrar un pasado doloroso para todos a partir de la convicción de que nadie quiere más una guerra.

Hay un elemento exógeno nuevo que inesperadamente beneficia a la Argentina. Gran parte del sustento de los derechos de los isleños era su condición de nacidos y criados en las islas y por varias generaciones. Pero ese argumento fue perdiendo fuerza con los años. Desde 1985, Gran Bretaña condujo una campaña para atraer y radicar inmigrantes en las islas.

Hoy una porción importante de sus mil habitantes son de otros lugares. Llegaron de países como IrlandaRepública Checa, Inglaterra, Alemania, África, Australia, y Nueva Zelanda, entre otros. Todos conservan su propia nacionalidad y logran sus residencias por ser europeos o integrantes de la Commonwealth británica. Además, hay que sumar la inmigración latinoamericana principalmente de Chile y Perú.

En las islas viven alrededor de 1.000 militares retirados que se jubilaron y que se quedan allí por los beneficios sociales que obtienen. Asimismo, existe una enorme base militar que es, de hecho, el principal empleador de los isleños y los residentes extranjeros. Todos los años, las islas atraen a 1.500 soldados que rotan, gastan sus ingresos en alquileres de casas, coches, comidas y turismo.

Junto a los parientes que los visitan constituyen el llamado turismo militar para el cual se usa la base como estructura logística. Entonces, ¿son los mismos derechos históricos que tenían los isleños de la época de la guerra que los actuales que no la vivieron y, además, provienen de otros países? En un futuro, ¿los actuales habitantes querrán ser argentinos y dejar de ser ciudadanos de sus naciones? Como se ve, el conflicto por las Malvinas también quedó impregnado por el problema de la inmigración mundial.

Fronteras

El mundo no es el mismo de antes. Como consecuencia del Brexit, Gran Bretaña dejará la comunidad europea en dos años y perderá apoyo político del bloque al aislarse de su continente. Cerca del 70% de la actividad económica de los isleños depende de los accesos al mercado europeo.

El nuevo poder de los Estados Unidos de Donald Trump está poniendo a prueba el statu quo de contención y seguridad internacional. Las instituciones surgidas al fin de la Segunda Guerra Mundial y sus burocracias viven en crisis y han sido superadas por la velocidad de los nuevos acontecimientos.

En política internacional nada es estático como tampoco permanente. El mundo está con una crisis sistémica y en un proceso de transición hacia una nueva organización con otros jugadores y, por lo tanto, una ampliación de espacios de decisión que renueva pujas y tensiones. Con este fenomenal escenario en movimiento, de poco y nada sirven las estrategias que adoptó la Argentina, propias del siglo pasado, para con las Malvinas. Hoy, las relaciones personales son determinantes.

El sujeto toma centralidad, un protagonismo quizá desmedido, en los acontecimientos locales y mundiales, y se instala como un factor decisorio de nuevos liderazgo que prescinden de visiones dogmáticas; son pragmáticos y por eso crecen por fuera de las viejas estructuras políticas conservadoras que los promueven e intentan contener. Un buen ejemplo de ello es la llegada al poder francés de Emmanuele Macron.

Este es el actual escenario internacional sobre el cual la Argentina debe repensar una nueva estrategia de su ubicación mundial y que contemple el tema Malvinas. Por fuera de los laberintos de la burocracia diplomática racionalista se desarrolla una diplomacia humana, de contacto directo, marcada más por vínculos de confianzas personales que por ideologías y prejuicios que ponen límites.

Y en esta dimensión ahora se igualan tanto la influencia del funcionario de un gobierno como la del isleño y de la multitud de individualidades que conforman los nuevos movimientos sociales y una opinión pública que elimina anonimatos y al mismo tiempo presiona a los poderes a escala planetaria con las redes sociales.

Son evidentes los límites de la lógica de la política tradicional para resolver conflictos irresueltos por década o centurias.

Se abre paso la construcción de acuerdos sociales locales y mundiales con los involucrados directamente en cada crisis. En definitiva, el camino hacia una solución al complejo problema de Malvinas es un montaje de conjunto, horizontal, desprovisto de manipulaciones políticas, que permita llegar a acuerdos duraderos en el tiempo basados en la aceptación del otro y también de concesiones mutuas.

Porque, en última instancia, las guerras suelen instigarse casi siempre por intereses inconfesables del poder, pero alcanzar una paz justa y permanente desde la verdad histórica sólo es posible de lograr con legitimidad cuando ese proceso lo protagonizan las víctimas.

(*) Periodista y escritor. Magíster en Relaciones Internacionales (FLACSO) y miembro del Club Político Argentino.



lunes, 2 de enero de 2017

Islas Malvinas. Otra omisión y van... @dealgunamanera...

Desarrollo Social excluyó "por error de diseño" a las Islas Malvinas del mapa argentino…

Desarrollo excluyó "por error" a Malvinas del mapa argentino. Foto: Cedoc

La cartera de Stanley creó una tarjeta de salutación para Año Nuevo y generó el repudio del kirchnerismo y de los veteranos. El pedido de disculpas.


© Publicado el lunes 02/01/2017 por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

El Ministerio de Desarrollo Social excluyó del mapa argentino a las Islas Malvinas en una tarjeta de salutación por el Año Nuevo, y generó el repudio de veteranos de la guerra de 1982 y de dirigentes del kirchnerismo, que acusaron al Gobierno de "ponerse del lado del usurpador".

"Que el 2017 nos encuentre unidos y en paz. Feliz año nuevo", indicó una tarjeta que la cartera a cargo de Carolina Stanley difundió en las redes sociales el sábado pasado, con una imagen de la Argentina pero sin las Islas Malvinas en el Atlántico Sur.

Gustavo Pirich, de la Asociación de Combatientes de Malvinas, criticó al Gobierno en diálogo con radio 10: "Me parece terrible, pero no es el único tema que nos preocupa con respecto a la soberanía", sostuvo. 

"El martes a las 17.30 hacemos una movilización a la Plaza de Mayo, porque nos parece que están avanzando muy fuertemente para remover todos los obstáculos que dificultan el desarrollo de los kelpers", criticó el veterano de la guerra de 1982.

La polémica por el afiche de Desarrollo Social se conoce un día antes de cumplirse 184 años de la ocupación británica del territorio insular. Desde la cartera conducida por Carolina Stanley señalaron: "Nuestras disculpas por el error del departamento de diseño en el saludo de fin de año". 

Por su parte, la ex embajadora ante el Reino Unido de la administración kirchnerista Alicia Castro sostuvo ante radio 10 que quedó "consternada por ver un mapa mutilado, podado. Normalmente lo hacen los británicos, pero nunca he visto que un Gobierno publique un mapa sin las Malvinas".

"Tiene que ver con la política de desmalvinización del Gobierno y la política de entrega. El acuerdo que firmaron en septiembre del año pasado (la canciller Susana Malcorra y su para británico para la región, Alan Duncan) plasma la voluntad y la pretensión británica de remover todos los obstáculos para el desarrollo económico de las Islas en lo que hace a exploración y explotación de petróleo, pesca y navegación", denunció.

Según Castro, el Gobierno argentino "concedió en ese acuerdo" lo que le pedían "los británicos cuando iba al Foreign Office. Ese era su deseo y es lo que ha concedido el Gobierno en un acuerdo", insistió.


En las redes sociales, usuarios que respondieron a la publicación de la cartera de Desarrollo Social hicieron hincapié en el hecho de que Puerto Argentino se llama, para los británicos, Port Stanley, el apellido de la titular de la cartera, Carolina Stanley.

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