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domingo, 8 de noviembre de 2020

Asumió Luis Arce la presidencia en Bolivia… @dealgunamanera...

 Asumió Luis Arce la presidencia en Bolivia… 

El presidente Luis Arce habla en su discurso ante la Asamblea Boliviana. Fotografía: Captura TV. 

El MAS regresó al poder luego de la destitución de Evo Morales hace un año. Asistió Alberto Fernández. 

©Publicado el domingo 09/11/2020 por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, República de los Argentinos.


Luis Arce 
asumió este domingo la presidencia de Bolivia en una ceremonia de traspaso de mando que se celebra a un año después del golpe de estado contra el ex presidente Evo Morales. La jornada de asunción del nuevo Gobierno del Movimiento Al Socialismo (MAS) comenzó este domingo 8 de noviembre con una ceremonia ancestral en la Plaza Murillo, en La Paz, de la que participaron el mandatario electo y el vice David Choquehuanca, en la que se recordó a los muertos en las masacres de Sacaba (Cochabamba) y Senkata (El Alto), tras la destitución de Evo Morales, en noviembre de 2019.

 

El mandatario juró "por los próceres de la independencia, por nuestra Madre Tierra, por los dioses de nuestros ancestros, por nuestras hermanas y hermanos que dieron la vida por la democracia y por la igualdad entre todos los seres, desempeñar las altas funciones como presidente del Estado Plurinacional de Bolivia, en estricto cumplimiento de la Constitución Política del Estado y las leyes del Estado Plurinacional de Bolivia". 


Recibió la insignia de la presidencia (banda y medalla) de manos de su vicepresidente, quien había jurado ante él en la Asamblea Legislativa Plurinacional de Bolivia. 

"Nuestro gobierno trabajará orientado en el presente y futuro, sirviendo al pueblo boliviano, a intereses colectivos y no a intereses mezquinos individuales", expresó Arce, y agregó: "Hoy estamos aquí, para enviar un mensaje de esperanza a todas las naciones que conforman Bolivia, a esas mujeres y hombres valientes que salen día a día a luchar para superar esta difícil situación". Minutos antes de comenzar su primer discurso, la oposición se retiró del recinto.  

Asunción 

El Consejo Nacional de Amautas y Guías Espirituales inició los actos protocolares de posesión de Arce y Choquehuanca pidiéndole a la Pachamama y al Tata Inti unidad, reconciliación entre los bolivianos y sabiduría a los nuevos gobernantes para sacar adelante al país y recuperarlo de la crisis que se encuentra sumido en la actualidad.

A las 11.30 comenzaron la transmisión oficial de los atributos del poder.  En cuanto al ex mandatario Evo Morales, volverá en los primeros días de esta semana, luego de una caravana que lo acompañará en un recorrido por varias ciudades del país. “Jamás será pisado el poncho, somos dueños legítimos de la Patria, los inquilinos nos quisieron engañar pero no somos vengativos, los perdonamos, pero debemos reconciliarnos y espero que reflexionen", manifestó el Abuelo Lucas, presidente vitalicio del Consejo de Amautas Ancestrales de Tiwanaku. 
 

A su vez, Mama Lupe pidió recordar a las personas fallecidas durante las intervenciones ordenadas por el Gobierno de Jeanine Áñez y afirmó que sus muertes no serán en vano ya que el país los recordará por siempre. Arce agradeció a las autoridades ancestrales por sus deseos y pedidos, según informó el equipo de prensa del nuevo Gobierno.

 

“Agradecemos a los Amautas y Mama T'allas que desde tempranas horas de la mañana, en Plaza Murillo, prepararon el ritual de ofrenda y agradecimiento a la Pachamama. Recibimos las bendiciones de la Madre Tierra en esta nueva etapa en #Bolivia. #VamosASalirAdelante”, afirmó mediante sus redes sociales.

“Ha llegado la esperanza, el tiempo del nuevo Jacha Uru, tiempo para recuperar la dignidad y la identidad de nuestro pueblo. ¡Jallalla #Bolivia!, manifestó por su parte el vicepresidente electo David Choquehuanca, por el mismo medio. Jallalla, en aimara, significa viva. Luego de los discursos de unidad, las autoridades ancestrales llevaron a cabo el ritual con la tradicional Wajta, que es el encendido de una hoguera que simboliza la ofrenda realizada a la Madre Tierra, para pedir permiso y que las nuevas autoridades tengan gobernabilidad y conduzcan a los bolivianos hacia la paz y la prosperidad.


 

TE/HB 

La oposición se retiró del recinto antes del discurso del nuevo presidente @LuchoXBolivia. La ultraderecha sólo acepta la democracia cuando ganan ellos. pic.twitter.com/1Sa3EUQkGK

Wado de Pedro 🇦🇷 (@wadodecorrido) November 8, 2020






viernes, 31 de enero de 2020

El mundo según Alberto… @dealgunamanera...

El mundo según Alberto…


La política exterior llevada adelante por Alberto Fernández es el resultado de un delicado equilibrio en un mundo convulsionado. Prudencia y pragmatismo parecen ser las líneas rectoras frente a este complejo escenario.

© Escrito por Christian Gebauer, Profesor de Filosofía y Analista Internacional, el miércoles 15/01/2020 y publicado por el Diario La Vanguardia de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, República Argentina.

Considerando el tema de las virtudes humanas, Aristóteles destacaba que residían en el punto medio entre dos extremos. Uno de los ejemplos que da es que la prudencia se opone tanto a la temeridad como a la cobardía. Ahora bien, el término medio es, justamente, aunque con alguna excepción, lo que define la política exterior que está llevando adelante el gobierno de Alberto Fernández.

En términos generales, hasta el momento la postura ante los conflictos globales busca equilibrar los gestos y las declaraciones. La muerte de Soleimani y el aumento de la tensión en Medio Oriente motivaron una mención a “violencia reciente”, aludiendo veladamente a la acción norteamericana, pero también un refuerzo de la protección de los activos de ese país en Argentina. Análogamente, la ministra de Seguridad se refirió relativizando a Hezbollah, mientras que el canciller lo hizo del modo contrario. ¿Fallo de comunicación interna o deseo de quedar bien con todas las partes? El cambio de actitud del propio Fernández acerca de la muerte de Nisman refleja la misma política, adscribiendo alternativamente a ambas teorías, suicidio y asesinato.

A su vez, la situación de Venezuela está directamente determinada por las superpotencias, y aquí también se verifica esta tendencia. En efecto, nuestro país se abstuvo durante la última votación de la Organización de Estados Americanos. Se trataba de reconocer a Guaidó, que obtuvo 20 votos, o a Maduro, que logró 5. Ocho países se abstuvieron, destacando Méjico y Argentina.

El término medio es, justamente, aunque con alguna excepción, lo que define la política exterior que está llevando adelante el gobierno de Alberto Fernández.

Esto representa un giro respecto a la política previa, de marcado alineamiento con Washington. Así es que la embajadora de Guaidó aceptada por Macri vio perder su status diplomático cuando Felipe Solá se hizo cargo de las relaciones exteriores. De hecho, para la asunción de Fernández ya había sido invitado un ministro de Maduro sancionado por USA. Pero ello no obsta que, para compensar, Argentina continúe en el Grupo de Lima y haya criticado la actuación del chavismo durante la última elección de autoridades parlamentarias. También se intercedió para la liberación de seis norteamericanos presos por Maduro. No sé si Aristóteles lo habrá advertido, pero el camino del medio es sinuoso.

En cierta medida, Fernández parece también seguir a otro griego, Tucídides. En el primer texto de geopolítica existente, este general ateniense se preguntaba acerca de la justicia y la fuerza, y concluía que la primera solo puede tener lugar en las relaciones internacionales cuando ambas partes se encuentran relativamente equiparadas en cuanto a la segunda. No hay posibilidad de justicia si hay un gran desbalance de fuerzas. La creación de instituciones como la ONU no ha atenuado mucho la verdad de esta afirmación, si bien la guerra puede ser hoy más económica que militar.


Es así que, en lo que hace a la política regional que no es decisiva para las potencias, Fernández ya se permite posturas más claras. Por ejemplo, cuando fue a visitar a Lula da Silva a la cárcel. El candidato peronista y Bolsonaro venían manteniendo un álgido intercambio de ataques verbales, pero este gesto fue una incursión concreta en territorio brasileño a favor de Lula. Un tiempo más tarde, horas después de que éste fuera liberado Bolsonaro autorizó una compra de trigo por fuera del arancel común del Mercosur, perjudicando a Argentina. Y a los pocos días el ministro de Economía, Guedes, se dijo favorable a un eventual tratado de libre comercio entre Brasil y la Unión Europea, lo que significaría la terminación del Mercosur.


La situación causó perplejidad, ya que es inédita, y cierta preocupación en algunos sectores. El presidente brasileño ha trazado una línea roja, significativa si el Mercosur es realmente importante para Argentina. Brasil no es hoy una potencia mundial, pero sigue siendo bastante más grande que nuestro país y su importancia para nosotros es mucho mayor que la nuestra para ellos.

Donde sí se permite Fernández tomar una postura fuerte es en relación a un país pequeño, Bolivia. Si bien las potencias tienen sus preferencias en la interna boliviana, no representa para ellas una apuesta importante. Evo Morales, por ejemplo, expulsó a la DEA y criticó muy fuertemente a Estados Unidos durante mucho tiempo, pero nunca fue sancionado por ello. Por otro lado, Rusia describe la salida de Morales como un golpe, pero no hizo nada para evitarlo. El cambio de gobierno se debe más a factores internos que externos. Es cierto que la OEA jugó un papel en ello, pero no fue decisivo. Morales había dicho que aceptaría el resultado de su peritaje, y lo hizo tras su publicación al convocar a nuevas elecciones. El principal candidato opositor, Mesa, estaba conforme con la medida, pero otros opositores tomaron las calles para presionar a Morales y capitalizar su eventual renuncia. Los mismos opositores que posteriormente pasaron a candidatearse por su cuenta.

Es así que el presidente argentino puede tomarse la libertad de cobijar al desterrado Evo y desconocer a Añez. La Casa Blanca puede mostrarse en desacuerdo, pero lo cierto es que lo de Añez es provisorio y por ahora el tiempo juega a favor de Fernández.

Argentina no tiene necesidad de alinearse en torno a los conflictos globales, solo debe atender a sus intereses. Sin embargo, también allí debe haber un equilibrio.

La constitución de un bloque político con Méjico era esperada. Por lo pronto, y como lo demuestra la votación mencionada, no tenemos simplemente una izquierda y una derecha latinoamericanas, también hay un espacio de identificación con el centro.


Descontando el episodio con Lula, el actual presidente argentino parece inspirarse en los clásicos. Una mejoría en comparación con la situación previa, si la relación con Brasil no se descarrila. Por más que el endeudamiento con el FMI requiere cierta colaboración con Washington, China es un socio comercial más importante. Argentina no tiene necesidad de alinearse en torno a los conflictos globales, solo debe atender a sus intereses. Sin embargo, también allí debe haber un equilibrio. La reciente limitación de licencias automáticas de importación podría desencadenar demandas ante la Organización Mundial de Comercio, como sucediera durante el último período de CFK. Un mundo complejo requiere una respuesta compleja, no adhesión instintiva ni egocentrismo desbocado.


Es posible que el eje con el Méjico de López Obrador, que este año presidirá la CELAC, pueda ampliarse a una suerte de internacional socialdemócrata. Esto podría suceder por intermedio de España, con cuyo líder actual, Pedro Sánchez, Fernández mantiene buenas relaciones. España está también, por ejemplo, en cierta medida enfrentada con el gobierno de Añez. El futuro dirá.



domingo, 17 de noviembre de 2019

Crisis Regional. Reapareció la miopía política… @dealgunamanra...

Crisis Regional. Reapareció la miopía política…

Sin eufemismos, Susana Malcorra. Dibujo: Pablo Temes.

Ni Mauricio Macri ni Alberto Fernández estuvieron a la altura del desafío que planteó el violento quiebre institucional en Bolivia.

© Escrito por Nelson Castro el domingo 17/11/2019 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.


En la transición institucional de la nada por la que atraviesa la Argentina, la agenda política ha estado en esta última semana dominada por la convulsionada realidad que se vive en Bolivia y en Chile.

En esa “discusión” ha emergido –una vez más– la miopía de gran parte de la dirigencia política vernácula para analizar los hechos en la totalidad de su verdadera dimensión.

A Mauricio Macri le faltó jerarquía de estadista para manejar el quiebre institucional sucedido en Bolivia. Debió haber sido el primero en ofrecerle asilo político a Evo Morales.

Habría sido un gesto de extraordinario valor que, superando el abismo ideológico que los separa, hubiese dado asilo político al depuesto presidente cuya vida corría peligro.

El tortuoso vuelo que llevó a Morales desde La Paz a la ciudad de México da la idea exacta de lo mucho que se habría simplificado su salida del país, donde su seguridad y su libertad corrían serios riesgos.

El argumento usado por el Presidente de que no le otorgó el asilo a causa de la transición, es absolutamente falaz. Lo que estaba en juego era la vida de Morales. La ex canciller Susana Malcorra, no se anduvo con vueltas y definió la situación con rigor adamantino: en Bolivia hubo un golpe de Estado, sentenció.

Alberto Fernández actuó como si hubiera sido el presidente en funciones. Fue él quien habló con el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, y con el del Paraguay, Mario Abdo Benítez, para negociar con el primero el asilo político al presidente derrocado y con el segundo, el permiso para reabastecimiento del avión de la Fuerza Aérea mexicana que lo transportó.

Pero, junto con la condena al golpe de Estado, Fernández debió haber hecho mención no solo al fraude electoral denunciado por la OEA en el comicio del 20 de octubre sino – y principalmente– al desconocimiento por parte de Morales del plebiscito de febrero de 2016, por el que la mayoría de ciudadanía boliviana rechazó la posibilidad de que se presentase a un cuarto mandato. ¿Puede ignorar tamaña irregularidad institucional que, en los hechos, implicó desconocer nada menos que la expresión de la voluntad popular?

Que lo haya sido ignorado por Cristina Kirchner, que condenó con un tuit la autoproclamación de Jeanine Añez, no sorprende. Ella ha hecho del relativismo moral un dogma. Pero del presidente electo se esperaba una visión más abarcadora y ajustada a la realidad de los hechos.

La conversación sobre el tema entre Macri y Fernández es otra oportunidad perdida por la dirigencia argentina para demostrar capacidad para acordar políticas de Estado, lo que habría prestigiado a nuestro país.

Transición. Alberto Fernández ha decidido llevar adelante la transición con una centralidad absoluta, lo que desconcierta a muchos de quienes trabajan a su lado, a los que les cuesta adaptarse al desorden reinante en las oficinas de Puerto Madero en las que atiende.

Los que dicen conocer su pensamiento sostienen que actúa así para preservarse de las presiones y las disputas entre los distintos sectores internos del Frente de Todos.

Por eso hay tantas versiones sobre la conformación del futuro gabinete. Muchos de los nombres mencionados no tienen aún ningún guiño por parte de Alberto Fernández.

Ante la incertidumbre, no faltan quienes hacen circular supuestos favoritos para posicionarlos en el escenario de los posibles nominados.

Lo que sí se sabe es la lista de los que están vetados por CFK, que hasta hoy integran: Mirta Tundis, Florencio Randazzo, Martín Redrado, Juan Manuel Abal Medina y Diego Bossio.

En ese tira y afloje por espacios de poder, La Cámpora busca un lugar donde refugiarse. Las magras performances electorales de sus dirigentes en municipios bonaerenses clave –Florencia Saintout en La Plata y Fernanda Raverta en Mar del Plata, donde cerró su campaña el FdT– complicaron a la agrupación insignia del kirchnerismo duro.

Hasta el momento el único nombre seguro es el de Eduardo “Wado” de Pedro, quien desplazó a Andrés Larroque de su posición de liderazgo.

De esos posibles “refugios”, hay que prestarle atención a la presidencia de la Cámara de Diputados bonaerense y al Banco Provincia.

Mientras tanto, Axel Kicillof ha decidido bajar precipitadamente su perfil. Aún resuena en los oídos de los líderes peronistas del Conurbano el horrible discurso que recién electo pronunció la noche de la victoria.

Definiciones. Las definiciones comenzarán a producirse una vez que CFK regrese de su viaje a La Habana, tras visitar a su hija Florencia, cuyo cuadro psiquiátrico es delicado.

El presidente electo dialogará con su vice sobre medidas de gobierno y nombramientos. Sergio Massa también aspira a tener voz en la selección de candidatos a ocupar cargos. Va a ser un presidente de la Cámara de Diputados con alto perfil. A no olvidarlo.

El nombre de Roberto Lavagna estuvo en estos días en circulación, potenciado por la larga charla que mantuvo hace un par de semanas en su casa del barrio de Saavedra con AF. “Roberto no le sugirió ningún nombre a Alberto; lo que él ofreció fueron propuestas”, señala con énfasis alguien de su cercanía extrema. Se sabe que el ex candidato presidencial sigue con preocupación y críticas el devenir de esta transición desvaída.   

La interna a futuro en Cambiemos va a ser dura. Alfredo Cornejo viene repitiendo sistemáticamente que se acabó la conducción unipersonal. Todo deberá consensuarse, algo que no ocurrió en estos cuatro años de gobierno.

Cambiemos. Macri estuvo el martes reunido con Emilio Monzó. El encuentro, que se realizó a pedido del Presidente, fue decididamente malo. El futuro del actual presidente de la Cámara de Diputados es, por ahora, una incógnita.

El Presidente va a vivir en una casa en Olivos. Su desembarco bonaerense no ha sido visto con buenos ojos por la gente de María Eugenia Vidal, quien vive ahora un período de desangelamiento. “Antes la querían todos; ahora, parece que no la quiere nadie”, reflexiona con amargura alguien de su entorno.

El lugar elegido por Macri para su nueva residencia no es casual. Gobierna en ese distrito su primo Jorge, quien está decidido a tallar fuerte en la interna partidaria en pos de una ambición: la gobernación de la Provincia. El Presidente –que no le va en saga– también tiene la suya: reconquistar el poder dentro de cuatro años.

“Una esperanza reaviva otra esperanza; una ambición, otra ambición” (Lucio Séneca).



lunes, 11 de noviembre de 2019

Salvo Bolsonaro y Macri, casi toda la región repudió el Golpe de Estado a Evo… @dealgunamanera...

Salvo Bolsonaro y Macri, casi toda la región repudió el Golpe de Estado a Evo…


Mandatarios y figuras de la región salieron este domingo a pronunciarse categóricamente sobre la renuncia de Morales, con un respaldo casi unánime de parte de los dirigentes afines y cercanos, que denunciaron un golpe, y la voz discordante del brasileño y un comunicado ambigüo de la Cancillería.

© Publicado el 11/11/2019 por el Periódico Digital El Ciudadano & la Región de la Ciudad de Rosario, Provincia de Santa Fe, República Argentina.


Mandatarios y figuras de la región salieron este domingo a pronunciarse categóricamente sobre la renuncia de Evo Morales a la presidencia de Bolivia, con un respaldo casi unánime de parte de los dirigentes afines y cercanos, que denunciaron un golpe de Estado, y la voz discordante del brasileño Jair Bolsonaro, en todos los casos con la red Twitter como canal de expresión.

Para Bolsonaro, la renuncia de Morales se debió a “las denuncias de fraudes”, por lo que queda la “lección” de que los comicios “deben ser auditados”. “La lección que queda para nosotros es la necesidad de que, en nombre de la democracia y la transparencia, se haga un recuento de los votos” y que “puedan ser auditados”, indicó.

Pero un rato después, según el diario O Globo, fue más allá e ironizó con que “la palabra golpe es usada cuando la izquierda pierde” y aseguró que él no entraría “en esa narrativa”.

Del otro lado, el ex presidente Luiz Inacio Lula da Silva, que el viernes recuperó su libertad, no dudó en calificar de “golpe de Estado” la salida de Morales del Ejecutivo.

“Acabo de saber que hubo un golpe de Estado en Bolivia” y que “el compañero” Morales “fue obligado a renunciar”, escribió Lula, que lamentó que “América Latina tenga una élite económica que no sepa convivir con la democracia y con la inclusión social de los más pobres”

De modo similar se manifestó la jefa del Partido de los Trabajadores (PT) brasileño, Gleisi Hoffmann, que condenó el “golpe” y advirtió que “la derecha no combina con la democracia”.

Por su parte, la Cancillería Argentina publicó un comunicado, luego de la renuncia de Evo Morales a la presidencia del Estado Plurinacional de Bolivia. En los cuatro párrafos del anuncio, la Cancillería no se manifestó acerca de la intervención de las Fuerzas Armadas en la decisión del ex mandatario boliviano. Asimismo, tampoco se refirió a los hechos de violencia sufridos por el Pueblo Boliviano en los últimos días.

En horas de la tarde, el Ministro de Relaciones Exteriores de la Nación, Jorge Faurie, explicó que, tras la renuncia del Presidente de Bolivia, Evo Morales, las autoridades argentinas no tienen “indicaciones” respecto a un pedido de asilo. Además, el funcionario Nacional confirmó que será un “Gobierno de transición” el responsable de convocar a elecciones.

En este sentido, Faurie expresó que “el líder opositor, Luis Fernando Camacho, está dialogando con otros sectores para ver cómo se instrumenta la transición”. En esta línea, el funcionario recordó que el “cese del conteo por casi 24 horas motivó la acción electoral”. Asimismo, “la OEA que fue clara al considerar que ha habido un proceso irregular y luego hubo reacción de los distintos sectores, las fuerzas que se acuartelaron pidiendo una salida política”, aseguró Jorge Faurie.

Mientras tanto, desde México, el secretario de RREE, Marcelo Ebrard, rechazó la “operación militar en curso”, a la que juzgó “similar a aquellos trágicos hechos que ensagrentaron nuestra América Latina el siglo pasado”, y fue tajante en afirmar que su país “mantendrá su posición de respeto a la democracia y las instituciones”. “Golpe no”, añadió.

El presidente de Cuba, Miguel Díaz-Canel, expresó a su turno su “enérgica” condena al “golpe de estado” en Bolivia y expresó su solidaridad con Morales. “La derecha con violento y cobarde golpe de Estado atenta contra la democracia en #Bolivia”, publicó el presidente isleño en Twitter.

A su “condena al golpe de Estado y solidaridad con el hermano presidente”, Díaz-Canel sumó que “el mundo se debe movilizar por la vida y la libertad de Evo”.

También el presidente y la vice electos en Argentina, Alberto Fernández y Cristina Fernández de Kirchner, salieron a respaldar a Morales y a advertir sobre el significado para la región de su salida del Palacio Quemado.

“Nosotros, defensores de la institucionalidad democrática, repudiamos la violencia desatada que impidió a @evoespueblo concluir su mandato presidencial y alteró el curso del proceso electoral. El quiebre institucional en Bolivia es inaceptable. El pueblo boliviano debe escoger cuanto antes, en elecciones libres e informadas, a su próximo gobierno”, escribió Alberto Fernández.

Cristina Fernández, por su parte, juzgó que “lo de Bolivia se llama golpe de Estado” y evaluó que “si queremos vivir en paz, es hora de que haya pronunciamientos y, sobre todo, acciones claras en defensa de la democracia, independientemente de cuál sea la orientación política de los gobiernos que surgen de la voluntad popular”.

El flamante Grupo de Puebla, que se reunió este fin de semana en Buenos Aires, emitió un pronunciamiento en el que denunció que “una vez más, la constitución y el Estado de derecho de Bolivia fueron violados interrumpiendo un mandato constitucional”, y culpó a la oposición por “llevar a cabo un golpe de Estado y forzar la renuncia del presidente Evo Morales y su vicepresidente Álvaro García-Linera, legal y democráticamente elegidos”.

El texto lleva las firmas de los brasileños Celso Amorim y Aloizio Mercadante; los chilenos Camilo Lagos, Karol Cariola y Marco Enríquez-Ominami, la paraguaya Esperanza Martínez, la ecuatoriana Gabriela Rivadeneira y la colombiana Clara López, entre otros.

El presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, condenó el “golpe de Estado” del que, según él, fue víctima Morales, y llamó a movilizarse para defender a los indígenas de ese país.

“Condenamos categóricamente el golpe de Estado consumado contra el hermano presidente. Los movimientos sociales y políticos del mundo nos declaramos en movilización para exigir la preservación de la vida de los pueblos originarios bolivianos víctimas del racismo”, remarcó Maduro.

Perú instó a que el proceso de “transición” tras la dimisión de Morales sea conforme a la Constitución y las leyes bolivianas, sin pronunciarse sobre la salida del mandatario del cargo.

“El gobierno del Perú hace votos para que el proceso de transición en ese hermano país se desarrolle en el marco de la Constitución y leyes bolivianas y envía sus mejores deseos para el pronto restablecimiento de la convivencia pacífica”, señaló Lima en un comunicado.



lunes, 28 de octubre de 2019

Bolivia. Décadas de Inestabilidad... @dealgunamanera...

Evo quiere quedarse veinte años en el poder…

Regalo. Los representantes de los pueblos originarios mandan un mensaje contundente: no aceptan otra cosa que no sea el triunfo del actual presidente. Los opositores acusan al mandatario de vulnerar las instituciones y querer perpetuarse en el poder. Fotografía: DPA

La historia boliviana muestra que no es la primera vez que en el país se vive una profunda división como la que enfrenta hoy en las calles a partidarios y opositores de Morales.

© Escrito por Nelson Castro el domingo 27/10/2019 desde la ciudad de La Paz, Bolivia y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.


Bolivia renació a la vida democrática en 1982, año en que abandona el poder la última junta militar. El primer presidente de esta vuelta a la institucionalidad fue Hernán Siles Suazo. Desde entonces atravesó momentos de inestabilidad política que forzaron renuncias de mandatarios en medio de una permanente crisis socioeconómica. Se llegó así al segundo gobierno de Gonzalo Sánchez de Lozada, quien asumió en 2002. La conflictividad social que lo envuelve, dio pie a un estado de rebelión generalizada que fue llevada adelante por los pueblos originarios, los sindicatos, los pequeños comerciantes, los cocaleros, los campesinos y los mineros. 

Esa situación de ingobernabilidad precipitó en 2003 la renuncia de Sánchez de Losada, a quien sucedió su vicepresidente, Carlos Mesa, quien carecía de apoyo en el Congreso y no pudo poner freno al estado de desasosiego ciudadano dominante en aquellos años, por lo que en 2005 dimitió, siendo reemplazado por Eduardo Rodríguez Veltzé, quien asumió en forma interina y convocó a elecciones generales en la que se impuso Evo Morales. 

Morales. Fuertemente inspirado e influido por Fidel Castro y Hugo Chávez, Morales llevó adelante una gestión de tendencia socialista, nacionalista e indigenista. Estatizó las empresas de electricidad, petróleo y telecomunicaciones.

Como Chávez en Venezuela, promovió una reforma de la Constitución y en 2006 se instaló una Asamblea Constituyente que redactó un nuevo texto que se denominó Constitución Plurinacional, y que fue aprobada por 164 de los 255 congresales constituyentes.

En 2009, Morales fue reelecto con una abrumadora mayoría. En su segundo gobierno, la economía comenzó a crecer en forma sostenida, hecho impulsado por el precio de las materias primas, sumado a los programas de subsidios y de la obra pública.

En 2014, fue reelegido nuevamente para un tercer mandato. Obtuvo en esa elección el 61% de los votos. Su tercer mandato se caracterizó por una desaceleración de la economía –debida a la caída de los precios de las materias primas y de la disminución de los niveles de exportación de gas al Brasil y a la Argentina. Sin embargo, continuó con su plan de obras públicas y con el estímulo al consumo interno. Eso dio como resultado una economía que mantuvo su crecimiento y una singular estabilidad.

Los números muestran que, durante sus gobiernos, el índice de pobreza disminuyó y el proceso de inclusión de los distintos pueblos originarios mejoró significativamente.

Las principales críticas a su gestión tienen que ver con el deterioro institucional que se ha producido a lo largo de sus tres períodos en la presidencia. Evo Morales gobierna casi con la suma del poder público. La independencia de poderes –especialmente la del Poder Judicial– es en la Bolivia de hoy en día algo casi inexistente. A eso, hay que sumarle las muchas denuncias por actos de corrupción.

Referéndum. El 21 de febrero de 2016 se realizó en Bolivia un referendum para aprobar la modificación del artículo 168 de la Constitución a los fines de permitir una nueva reelección de Morales. El “No” ganó por el 51% de los votos. Sin embargo, en un fallo que bien podría haber pertenecido a alguno de los relatos de La Tía Julia y El Escribidor, de Mario Vargas Llosa, el Tribunal Constitucional Plurinacional, integrado por miembros que responden absolutamente a Evo, dictaminó que ese resultado vulneraba los derechos políticos del actual presidente a quien, por ende, habilitó para competir en una nueva elección, que fue la del domingo pasado y sobre cuya transparencia lo que abunda es la sospecha.

Y son esas sospechas de fraude el asunto sobre lo que gira la crisis política que afecta a todo el país.

Crisis. Desde hace una semana, Bolivia está convulsionada. A las diez de la noche del último domingo, el actual presidente le llevaba a su principal opositor, Carlos Mesa Gisbert, una ventaja inferior a los 8 puntos. Con ese resultado, se iba a una segunda vuelta a la que, Morales, le teme. La razón para ello es muy simple: la suma de los votos de la oposición unida lo supera por cinco puntos.

Hacía 20 años que no visitaba La Paz. Es jueves por la mañana y camino por las angostas y empinadas callejuelas que rodean la Plaza Murillo –la analogía de la Plaza de Mayo– con el recuerdo de la última entrevista que le hice a Evo –porque acá no se lo llama ni Morales ni presidente, sino Evo– antes de asumir su primer mandato. “detesto a los que quieren perpetuarse en el poder” me dijo. Avanzo a  paso lento y con sigilo. Los casi 4 mil metros de altura y la circunstancia obligan a eso. La lentitud es clave para combatir el mal de las alturas. El sigilo, para no ser víctima de las reacciones violentas que se ve en muchos casos contra los periodistas. Lo mismo me pasó hace quince días en Quito.

El signo más relevante de la compleja realidad política del país es la división, que se advierte a cada metro. En la plaza hablan los representantes de los pueblos originarios, que se plantan frente al Congreso y mandan un mensaje contundente: no aceptan otra cosa que no sea el triunfo del actual presidente. Francisco, uno de sus líderes, me lo dice sin rodeos: “de ninguna manera vamos a aceptar la segunda vuelta y si es necesario, defenderemos la victoria de Evo con todas nuestras fuerzas. Y si hace falta luchar, lo haremos”. A Evo lo apoyan los pueblos originarios, los mineros, los cocaleros y los campesinos, es decir, los más pobres.

El punto de encuentro de los que rechazan el resultado de la elección es la Plaza Avaroa. Allí, cada tarde-noche desde el domingo, se juntan gran cantidad de manifestantes con un notable predominio de jóvenes. Una nutrida barrera policial les impide llegar a la sede del Tribunal Supremo Electoral. Los que protestan lo hacen con convicción y perseverancia. “No puede ser que el único presidente que he conocido desde que tengo uso de razón haya sido Morales” es una frase que repiten mucho los jóvenes que pasan largas horas en sentadas que se extienden por varias cuadras.

El viernes la ciudad fue un caos. Los bloqueos se extendieron por todos lados. Los que intentaron  atravesarlos, la pasaron mal. A las ambulancias, la revisaban. En uno de esos piquetes, presencio una situación de gran tensión cuando un móvil policial encara para pasar. La gente se agolpa a su alrededor y los detiene: “Ustedes no pasan; únanse a nosotros. No sigan trabajando por sueldos de miseria mientras sus jefes corruptos se llenan los bolsillos con plata que nos roban”, les dice a los atribulados agentes el líder del grupo. 

Finalmente, el auto policial retrocede y la gente comienza a aplaudir. Estos bloqueos constituyeron la primera acción de la resistencia a la que el jueves por la tarde llamó la Coordinadora de la Defensa de la Democracia. “Evo corrupto”; “Evo ladrón”; el Himno Nacional de Bolivia; el tango Cambalache, se escuchan por todos lados. Quienes participan de estos piquetes son personas de clase media. La clase media lo rechaza a Evo.

El objetivo del actual presidente –al igual que el que tuvieron en vida Hugo Chávez y Néstor Kirchner– es quedarse en el poder durante 20 años. Y sabe que si pierde, no vuelve más. Ese es su problema.

La oposición cometió un grosero error al no ir unida. De haberlo hecho pudo no solo alcanzar la segunda vuelta –por la que hoy desespera– sino también ganar la elección.

“Patria, patria es unidad, trabajo, paz” dice el poema “A Bolivia”. Hoy –como ayer– la unidad no existe, el trabajo le falta a muchos y la paz está en jaque.




sábado, 29 de septiembre de 2018

Biblia negra… @dealgunamanera...

Biblia negra…


Macri pidió a los argentinos que se enamoren de la presidenta del FMI y el Indec dice que con este gobierno de millonarios incompetentes hay menos pobres que antes. Es como decir que negro es blanco, pero es la Biblia para muchos, una especie de Biblia negra, la contracara de esta realidad donde los pobres se han multiplicado por la aplicación de las políticas del FMI, del cual hay que enamorarse. El macrismo sigue construyendo sentido común hegemónico con la ayuda de un Indec trucho, de las corporaciones mediáticas, sectores del poder judicial y la credulidad o la mezquindad del ser humano. Y genera estas criaturas simbólicas grotescas.

© Escrito por Luis Bruschtein el sábado 239/09/2018 y publicado por el Diario Página/12 de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

En medio de la hiperdevaluación y la remarcación serial, la causa por las fotocopias de cuadernos o el encantamiento del presidente con Christine Lagarde o la infamia del Indec macrista, tienden a pasar desapercibidos. Un público de mediano y alto poder adquisitivo quiere que la sociedad crea que el gobierno que votaron haya bajado la pobreza. Y ya están enamorados de Lagarde. Pero la mayoría de la sociedad tiene que preocuparse por las facturas de los servicios y el salario que, en la mayoría de los casos, ya está por debajo de la verdadera línea de pobreza. Sin embargo, cuando pasa la primera ola de impacto de la crisis, comienzan a reverberar estos engendros que han sido concebidos con una fuerte carga ideológica y difundidos por las corporaciones de medios oficialistas como se esparce el virus de la peste bubónica.

Las encuestadoras coinciden en que más del 70 por ciento del país critica el acuerdo con el Fondo. En ese país del 70 por ciento, el Presidente habla de enamorarse de Lagarde. Y en el marco de una dura negociación, Lagarde se da el lujo de hacer desplazar a Luis Caputo del Banco Central. Caputo no era su enemigo y, en cambio, era amigo personal de Mauricio Macri. Su cabeza fue entregada a Lagarde, como actuación del amor de Macri en un gesto simbólico de subordinación a un poder superior.

El FMI no quiere que el nuevo préstamo que otorga a la Argentina sea usado por el Central para frenar al dólar y subsidiar la fuga de capitales. Pero esa decisión se podría haber tomado con un Caputo que no se hubiera resistido. El desplazamiento del titular del Banco Central justo cuando el presidente Mauricio Macri negociaba el nuevo acuerdo con el FMI, no pudo ser una decisión personal de Caputo como dice el comunicado, y aparece claramente como un sacrificio en el altar del organismo financiero internacional. Fue la declaración del nuevo Virreynato del Río de la Plata.

Si el 70 por ciento rechaza el acuerdo con el FMI, se podría pensar que estas actuaciones de Macri acelerarían su suicidio político. Pero en realidad, forman parte de una estrategia donde este esfuerzo por enraizar un sentido común a favor del endeudamiento fenomenal y la consecuente pérdida de decisión soberana ante un poder extraño, se apoya en una contraparte. Puede decir y naturalizar estas barbaridades, porque al mismo tiempo se respalda en la actividad permanente que genera la causa de las fotocopias que seguirá produciendo titulares y comentarios periodísticos durante todo el próximo año electoral.

La estrategia de fondo busca instalar un sentido común que naturaliza la deuda externa y la pobreza y trata de destruir el sentido común que se le opone. Esa es la razón del caso de las fotocopias de los cuadernos del chófer y el romance descarado con el Fondo al mismo tiempo. No van por separado. Las dos cosas van juntas. Seguramente hubo hechos de corrupción como en todos los gobiernos durante el kirchnerismo. Pero al sistema no le interesa combatir la corrupción. Le interesa instalar que el populismo es corrupto, dígase peronismo o kirchnerismo. Le interesa naturalizar que la soberanía política no es importante y que los que piensan que sí, son corruptos. La discusión no es la corrupción sino la soberanía.

El tema de la dependencia, de unidos o dominados, se complementa con el de la pobreza. Porque son temas que van de la mano, la subordinación a otros intereses genera pobreza. Y en general, las estrategias de defensa de la soberanía implican distribución de la riqueza. La derecha se preocupó desde los primeros días del gobierno de Néstor Kirchner por insistir en que el discurso distributivo era una mentira, un “relato” del kirchnerismo.

Durante el gobierno neoliberal menemista ya habían incursionado en el tema buscando naturalizar la idea de que “siempre habrá pobres”. Durante el kirchnerismo, esa cortina de humo de la derecha fue más a fondo con diferentes estrategias: se midió la pobreza con canastas diferentes, se exageraron cifras y se mostraron situaciones de pobreza fuera de contexto. Por supuesto que existían esas situaciones, pero el sentido de las medidas de gobierno —creación de millones de puestos de trabajo, paritarias y programas sociales, índice de aumento y moratorias de las jubilaciones y otras— generaban como tendencia el descenso de la pobreza y de la indigencia.

Las cifras insultantes que dio a conocer el Indec dicen que en el primer semestre, la pobreza subió algo más que un punto, pero que igual se ubica muy por debajo de cómo estaba en el 2015. Esas cifras buscan generar la ilusión de que con políticas que producen una colosal transferencia de riqueza hacia los sectores más concentrados de la economía, la pobreza puede bajar. Para el Indec macrista de Jorge Todesca, los servicios suben  grotescamente y puede bajar la pobreza. Suben astronómicamente los precios de los alimentos y la pobreza baja. Hay cientos de miles de despedidos y bajan la pobreza y la indigencia. El salario promedio ha perdido casi el 13 por ciento de poder adquisitivo en estos años, pero baja la pobreza.

El informe del Indec es tan sesgado que plantea que en el segundo semestre del 2016 el macrismo había logrado bajar la pobreza del 32,2  al 25,7 por ciento.  Son cifras que se suman a la frase de Macri de que el kirchnerismo dejó a “la tercera parte de los argentinos por debajo de la línea de pobreza”. Es el discurso macrista y de alguna parte de la izquierda que no puede diferenciar las políticas distributivas de las políticas neoliberales. 

Porque no es la pobreza lo que está en discusión para el discurso del neoliberalismo, sino la necesidad de demostrar que el populismo la genera y el libre mercado la disminuye. Necesita demostrar que la Asignación Universal por Hijo y el índice de movilidad jubilatorio son parte de políticas de pobreza. Y que por el contrario, las políticas que favorecen a los ricos bajan la pobreza.

Ni la pobreza, ni la corrupción le interesan al neoliberalismo o al macrismo. Estas cifras, junto con la causa de las fotocopias de los cuadernos y el endiosamiento del FMI están explicadas en una cita que tiene unos cuantos años: “La hegemonía del neoliberalismo no se funda sólo en la coerción, sino en la creación de un sentido común frente a las formas de comportamiento. El neoliberalismo es, por encima de todo, un gobierno sobre la organización de los afectos y los deseos. Interviene sobre la cotidianeidad de las personas, sobre el modo en que se alimentan, se divierten, educan a sus hijos, llevan su vida sexual, desarrollan sus intereses espirituales. No hay gobierno sin la  creación de un habitus”.

Parece un texto de Durán Barba bajando línea al periodismo oficialista. No lo es, pero seguramente el publicista de la derecha sacó de allí mucho contenido. La cita es del curso “Nacimiento de la biopolítica”, de 1979, de Foucault.

El debate central, el que la derecha esconde y rehúye, no es una discusión técnica sobre la medición de la pobreza ni sobre las formas legales para perseguir a la corrupción. Es claro que eso no es lo que está en discusión. La polémica se da entre dos proyectos políticos o por lo menos entre dos campos, uno amplio y diverso que representa al campo popular y nacional con sus diferentes corrientes y modelos de país más o menos compatibles, frente al modelo de país que encarna Cambiemos como expresión política del capital concentrado y las transnacionales.

La economía que peor funcionó en América Latina fue la de la Argentina macrista. La economía que mejor funcionó fue en la Bolivia de Evo Morales. En su discurso en el Consejo de Seguridad, y a pocos metros de Donald Trump, el presidente boliviano desnudó la política de doble rasero: “Estados Unidos invade países, lanza misiles o financia cambio de regímenes y lo hace acompañado de una campaña de propaganda que reitera que es a nombre de la justicia, la libertad, la democracia, los derechos humanos, o por razones humanitarias”. “Quiero decirles —agregó— a Estados Unidos no le interesa la democracia. Si no, no habría financiado golpes de Estado y apoyado dictaduras, no amenazaría con intervenir militarmente a gobiernos democráticamente electos, como lo hace con Venezuela. No le interesan los derechos humanos ni la Justicia. Si así fuera firmaría los convenios internacionales de protección a los derechos humanos (...) no promovería el uso de la tortura, no abandonaría el Consejo de Derechos Humanos y no separaría a niños migrantes de sus familias ni los pondría en jaulas”.

Como demostró Morales, a Estados Unidos no le interesan demasiado la democracia ni los derechos humanos con que llenan sus discursos. Lo mismo sucede en la Argentina con Cambiemos: no le interesan la pobreza ni la corrupción con que llenan de titulares los medios del oficialismo. Y cuando hablan de esos dos temas, lo que están imponiendo de manera velada y embustera es un modelo de país para pocos.