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lunes, 29 de enero de 2024

El humor presidencial. Enojarse es de necios... @dealgunamaneraok...

Enojarse es de necios...

Simpatía por el demonio, Luis Caputo. Dibujo: Pablo Temes

El malestar de Milei en la reunión de Gabinete, quedó en evidencia, fue resultado del límite que tienen las reformas.

© Escrito por Nelson Castro el sábado 27/01/2024 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, República Argentina.

Tal como se preveía, el paro y movilización organizado por la cúpula de la Confederación General del Trabajo el miércoles pasado, terminó haciéndole un enorme favor al Gobierno. La breve duración de la manifestación fue un indicio de la dificultad que hoy encuentra la cúpula sindical para movilizar a la gente. No fue casual que la medida de fuerza comenzara al mediodía. 


Así se aseguraron que la gente estuviera en sus lugares de trabajo y no hiciera falta transportarla en micros, lo cual no significa que no hubo aprietes. Por eso el paro del transporte –que fue dispar–, comenzó recién a las 19. El escaso involucramiento de los intendentes peronistas del Gran Buenos Aires debilitó la capacidad del vetusto aparato de un verdadero rejunte en el que confluyeron estructuras enfrentadas: la Central de Trabajadores Argentinos (CTA) siempre fue crítica de la CGT y lo mismo ocurrió con las organizaciones piqueteras. 


“Hemos escuchado a los que gritan”, dijo Caputo. ¿Recién el viernes?

Las alrededor de 100 mil personas que llegaron hasta el Congreso fueron parte de un acto desangelado y desprestigiado. Si algo más hacía falta para agregarle más desprestigio a esa dirigencia, fue el discurso de Pablo Moyano –malísimo– amenazando al ministro de Economía, Luis Caputo, con tirarlo al Riachuelo. Nada que sorprenda: es lo único que sabe hacer.  Creen que con el apriete y la prepotencia todo lo pueden. No comprenden que hay cosas que están cambiando. Subestiman a quienes votaron por Milei, sin advertir que mucha gente pobre lo hizo, harta de sentirse condenada a la pobreza perenne por estos dirigentes ricos. La metodología de la amenaza y del apriete tiene que ver con las ambiciones y necesidades de poder de los caudillos sindicales. Es una metodología que usan cuando no gobierna el peronismo. Las pocas explicaciones que dan acerca de por qué no le hicieron ningún paro al kirchnerismo que se fue dejando un 150% de inflación, tiene la endeblez de una hoja al viento. “Teníamos paritarias y había empleo” –dijo Hugo Yasky para justificarse. Es la cantilena que usan ahora estos dirigentes para intentar explicar lo injustificable. La verdad es que las paritarias estuvieron fuertemente condicionadas –recuérdese que Sergio Massa hablaba de un acuerdo paritario que no superara el 60%– y que el empleo que se creó fue mayoritariamente estatal. La cantidad de nombramientos en el Estado que se produjeron en el último tramo del gobierno de Alberto Fernández, Cristina Fernández de Kirchner y Sergio Massa fue bochornosa. 

Envalentonado por lo favorecido que salió el Gobierno de esta primera contienda contra el peronismo, Milei decidió apretar aún más el acelerador con el proyecto de ley ómnibus pomposamente llamado “Bases y puntos de partida para la libertad de los argentinos”. Estaba claro que esta actitud no era la más conducente a los fines de evaluar el poderío real con el que cuenta el oficialismo en el Congreso. Pasado el mediodía del viernes, en medio del anticipo que el mismo Milei había hecho respecto de reformas que podían quedar para más adelante en el reportaje con Patricia Janiot, se tomó nota de que el proyecto de ley no tenía ninguna chance de ser aprobado. 

El tema fiscal era un asunto sobre cuyo rechazo la oposición dialoguista se había puesto firme. Los gobernadores representados por esos bloques  –el PRO, la UCR y Hacemos Cambio Federal que encabeza Miguel Ángel Pichetto– se habían puesto absolutamente intransigentes en su rechazo. El capítulo fiscal incluía un blanqueo de capitales, una moratoria impositiva, el adelanto de Bienes Personales, el impuesto a las Ganancias, el cambio de la fórmula de movilidad jubilatoria y las retenciones. 

Estado y señores feudales 


En las febriles horas del viernes, el presidente de la Cámara de Diputados, Martín Menem –quien venía monitoreando el posible resultado de la votación en la sesión plenaria anunciada para el martes, tuvo la certeza de que al oficialismo le aguardaba una derrota apabullante. Tal circunstancia hubiese significado para el Gobierno un duro golpe de consecuencias políticas y económicas imprevisibles. “Le hubiéramos regalado al kirchnerismo la victoria que no obtuvo en la urnas”, señaló con alivio una voz de La Libertad Avanza luego de la conferencia de prensa de Caputo.     

No queda clara cuál ha sido la estrategia que se planteó para llegar a este punto. Hay quienes piensan que, desde el principio, el oficialismo desplegó esta intransigencia extrema para negociar el apoyo opositor afín. No parece una decisión inteligente. Como tampoco fue una decisión inteligente enviar semejante mamotreto para ser aprobado en su totalidad. El Presidente insistía en hacer saber que ese capítulo de la ley era innegociable. Se podría haber acordado en las conversaciones durante el tratamiento en las comisiones, lo cual le habría evitado al Gobierno el estrépito. “Hemos escuchado a los que gritan”, dijo Caputo. ¿Recién los escuchó el viernes a la tarde?  

El enojo del Presidente en la reunión de Gabinete del jueves, en la que dijo que si no se aprobaba la ley, “a los gobernadores no le voy a mandar un peso”, fue producto de la dificultad que encuentra en el Congreso. Javier Milei debería saber que enojarse es de necios. La necedad obnubila y quita serenidad para el análisis. Es, además, una muestra de debilidad: quien se siente fuerte no necesita enojarse.   

El enojo del Presidente se dirige no sólo a los opositores y a los periodistas que lo critican sino también a los propios. Malquistado con el ministro de Infraestructura, Guillermo Ferraro, por haber filtrado la frase antes mencionada, lo echó. El episodio fue la gota que rebalsó el vaso. Las cosas no venían bien con Ferraro a quien consideraban un inoperante, porque no había podido poner en marcha su ministerio: faltaban cubrir cargos y había desavenencias con el jefe de Gabinete, Nicolás Posse, y con Caputo.

La salida de Ferraro y la disolución de Infraestructura como ministerio para distribuir sus secretarías en el ámbito de Economía, son la confirmación de la consolidación del poder de Caputo. El Ministerio de Infraestructura derivaba del original Ministerio de Planificación Federal, Inversión Pública y Servicios que entre 2003 y 2015 comandó Julio De Vido, mano derecha de los Kirchner. Ese ministerio fue la base de la maquinaria de corrupción puesta en marcha durante los años del kirchnerato. 

Al superintendente de Salud y Servicios Sociales, Enrique Rodríguez Chiantore, lo echaron sin darle ningún motivo con un mensaje enviado por WhatsApp, una muestra de maltrato innecesario. El maltrato y el enojo son parte de la ira, que es uno de los siete pecados capitales. Resulta contradictorio que Milei, tan imbuido de conceptos religiosos, reincida en un comportamiento que, hasta aquí, le ha traído más problemas que soluciones. “La ira es una locura de corta duración.” (Horacio).


   

viernes, 1 de diciembre de 2023

Prueba de Fuego. Ni pizza ni champagne… @dealgunamaneraok...

Prueba de Fuego. Ni pizza ni champagne…


Mentiras, ¿verdaderas?, Javier Milei. Dibujo: Pablo Temes

Las reales intenciones de Milei estarán en el paquete de leyes que enviará al Congreso.


© Escrito por Carlos Fara, Consultor Político, el viernes 01/12/2023 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, República Argentina.

Todo es nuevo. Los protagonistas, su rutina laboral, la fuerza política en sí, el equipo de gobierno, la coalición social electoral, la profundidad de la crisis, el shock sobre el statu quo político, la fragmentación del sistema. Por lo tanto, no se podía esperar otra cosa que muchas idas y venidas que suenen a improvisación. Todos están en el aula aprendiendo un idioma nuevo. Van a tardar en aprenderlo, porque además no hay docentes que conozcan esa lengua. Paciencia. Esto recién empieza. 


Carlos Salvador Milei pasó de ser una persona con ciertas rutinas personales y aislamiento a no poder dar un paso sin la cápsula de seguridad de un presidente en funciones, sumado al vendaval de intereses que se desataron por influir en sus decisiones. Lógicamente, recién se está acostumbrando. También lo está su entorno preelectoral y muchos de los convocados al proyecto. Recién ahora vamos a ver de qué madera está hecho el Rey León.  

No es la primera vez que sucede, ni será la última. Alfonsín tenía un círculo íntimo y un partido centenario, pero era nuevo en las lides ejecutivas y además heredaba a la dictadura. Menem tuvo que improvisar mucho por el tamaño de la crisis. Macri porque estaban aprendiendo y eran un partido siglo XXI con aliados. Alberto porque se tenía que cuidar de Cristina. Milei tampoco tiene manual de instrucciones y la transición es muy corta. Pues, muchas de las cosas que hemos visto en estas dos semanas posbalotaje se explican por la dinámica de lo incógnito. Eso no debería llamar tanto la atención, sino el maravilloso laboratorio de ansiedades, torpezas y miserias que se está exponiendo en el marco de un show inédito, cuando la conducción política está en proceso de aprendizaje. 

Para entender cabalmente un proceso político hay que saber leer la matriz de origen. Alberto –que no era líder– fue ungido por Cristina, y ella debía ser la comisaria política. Él no fue hábil política y gerencialmente, y ella tampoco lo pudo conducir. El resultado es conocido. Acá se da un proyecto muy personalizado, sin una construcción partidaria acorde y con reglas de juego que se van escribiendo por el camino. Así, la contención y el ordenamiento se dificultan. 

Un líder no tiene por qué saber hacer todo: nadie hace todo bien. Los más lúcidos se especializan en un aspecto y delegan el resto. Menem era carisma, conducción y contención, la economía fue de sus sucesivos ministros. Néstor no tenía carisma, pero sin duda conducía, y era un auditor cotidiano y obsesivo de las cuentas. En ambos casos, el ordenamiento político estaba garantizado. Lo que no tenían de antemano lo construyeron y/o lo consiguieron. El Turco, la falta de equipos acordes; Lupín, los apoyos que tuvo el día de la elección. En este caso, se están constituyendo al mismo tiempo los equipos, el poder y la conducción política. Estamos viendo en tiempo real la génesis del proceso.  

Pero Milei no es el único que tiene problemas en esta obra de teatro. Un tanto inesperadamente, el Emir de Cumelén tiene más bronca con su propia interna que con algunas desatenciones por parte del nuevo presidente. Dicen que no hay peor astilla que la del propio palo, y esa astilla es Patricia (que ya no reina). ¿Por qué? Porque todos los actores se toman revancha cuando pueden. Ella debe estar pensando en las zancadillas que le hizo Macri a Horacio. Quizá tarde comprende que quien hace travesuras con otro también las puede sufrir en carne propia. Ahora tenemos tres PRO distintos: el macrista, el bullrichista y el horacista/vidalista. Por si el Rey León tenía pocos problemas, ahora además se dividen los aliados.  

Como todo es muy nuevo, como dijimos al principio, también es un interrogante la lealtad de los personajes. ¿En qué circunstancias alguien deja de ser leal?, ¿la culpa la tiene el desleal o el que no supo contenerlo/a? El Emir a veces se tienta con demasiadas travesuras. ¿Acaso habló con alguien muy cercano al flamante electo y esa persona no solo “se olvidó” de avisar sino que además esa conversación fue previa al encuentro de los líderes máximos? ¿Por qué esa premura? Milei será loco, pero no come vidrio. Un famoso tema de Litto Nebbia reza: “Siempre hay alguien que se olvida de avisar, cuando el tiempo del cariño terminó…”.  


El mandatario electo, aun con todas sus desprolijidades de procedimiento, parece más astuto de lo que lo imaginó el exalumno del Newman. No quiere depender de un solo socio, porque ¿qué pasa si el socio se manca y se manda a mudar? Y además, ¿el socio le garantiza el cielo? No, solo una escalera alta, pero que no alcanza: hoy lograr el quórum en Diputados es una quimera. Por eso, Schiaretti y compañía surgen como una minoría estratégica… aunque tampoco alcance.  

Milei está jugando a: 1) ganar tiempo, y 2) sacarse la presión de encima prometiendo desierto por cuarenta años (recuerden su admiración por Moisés). Por eso se arriesga a los peores pronósticos de corto plazo: estanflación. Tiene razón Cristina cuando dice que eso es una catástrofe social, pero la pregunta que se hizo la mayoría social es cómo llegamos a esta situación. El nuevo presidente acierta al bajar las expectativas casi a cero, abriendo el paraguas. Si las cosas salen muy mal, habrá sido “yo les avisé que la mano venía complicada”. Si mejoran antes de lo previsto, será “gracias a las medidas que implementamos, nos estamos recuperando antes”.   

Más allá del discurso que dé el 10 de diciembre y de algunos nombramientos que faltan, la verdadera prueba de fuego va a ser el paquete de leyes que envíe al Congreso. Un avezado hombre del medio calculaba que, si mañana asumen los nuevos diputados, habría 25 bloques. Un verdadero dolor de cabeza para cualquier futuro presidente de esa cámara. Por eso el nombre de Pichetto suena cada vez más fuerte. Varios de LLA quieren ungir a Martín Menem. ¿Vuelven los 90? Da la impresión de que la motosierra esta vez no dejará lugar para la pizza, ni para el champagne.



   

martes, 10 de octubre de 2023

Un nuevo tablero político… dealgunamaneraok...

Un nuevo tablero político…


Tocar fondo. Martín Iturralde. Dibujo: Pablo Temes.

Nada será igual después de los comicios. Se viene un cambio brutal y despiadado de sistema.

© Escrito por Nelson Castro el sábado 07/10/2023 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

Cuando en la tarde-noche del sábado 1º de octubre comenzaron a circular las fotos subidas a sus redes por Sofía Clerici, mostrando a Martín Insaurralde a bordo del yate Bandido en las aguas del mar Mediterráneo en las cercanías de Marbella, se abrió una caja de Pandora de contenido explosivo por el cual nadie de los que conocen bien, al que hasta hace una semana era el jefe de Gabinete de Axel Kicillof, se sorprendió. Como bien lo dijo Daniel Bilotta, un conocedor al dedillo de la geografía política del Gran Buenos Aires, “lo único sorprendente es que las conductas ‘desordenadas’ de Insaurralde se hayan mantenido en secreto durante tanto tiempo”. Evidentemente, alguien o algunos lo protegieron. Eso dejó de ocurrir en la fatídica tarde-noche del primer día de octubre.  

Desde entonces, la situación dentro de No Tanta Unión por la Patria, es crecientemente complicada. Insaurralde fue elevado al rango de jefe de Gabinete por decisión directa de Cristina Fernández de Kirchner. Fue ella quien lo hizo viajar a Axel Kicillof a El Calafate, para imponérselo luego de la debacle en las urnas de noviembre de 2021.

Escándalos y despilfarros  

Esta decisión terminó por disparar las peleas entre el gobernador y Máximo Kirchner quien, por su parte, tiene un manejo directo de la campaña electoral, junto con Sergio Massa y el ex intendente de Lomas de Zamora. Para quien puede no llegar a comprender lo que abarca las decisiones de la campaña electoral, hay que decir que eso incluye el manejo de la plata, nada menos. 

El presente político del hijo de la vicepresidenta es muy complicado y aún peor pinta su futuro. Máximo es el presidente del PJ bonaerense. El único “mérito” que tuvo para alcanzar ese sitial de conducción fue ser hijo de CFK. El affaire Insaurralde le ha puesto fin a su gestión. Son muchos los que quieren liberarse de él, empezando por el mismísimo Kicillof. CFK, su hijo y el exintendente de Lomas, formaban un tándem cuya cercanía es indiscutible. La situación electoral en el Conurbano está directamente afectada por este hecho. “Esto le pega a los intendentes nuestros, justo en el momento en que habían decidido militar la candidatura de Sergio”, cuenta con preocupación una voz del riñón del peronismo bonaerense. Nadie que tenga dos dedos de frente puede creer que las fotos de la discordia fueron un descuido.

Insaurralde no se percató del riesgo que implicaban esas imágenes, al momento de ser tomadas por una sencilla razón: su manejo del poder y la seguridad que le produce saberse impune. Todo vale. Todo es “manejable” y, en última instancia, siempre se podrá hacer control de daños. El cimbronazo obligó, además, a poner las barbas en remojo a la mayoría de los líderes territoriales que han venido haciendo del despilfarro en sus gastos personales un modo de vida. El dinero mal habido de la política y las cajas interminables son la contracara de la pobreza que hoy llega al 40% y que roza el 10% de indigencia. Al dejar de lado la frialdad de las mediciones la tragedia se comprende mejor: se trata de 18,6 millones de personas y 2,7 millones respectivamente. 
 

Claro que no es sólo el “Yategate” el que complica las chances electorales del oficialismo: la irrefrenable disparada del dólar “blue” y sus efectos sobre los precios es un agregado letal para Massa y compañía. “En un contexto de crisis como el actual, las semanas previas a las elecciones siempre han sido traumáticas con correcciones permanentes del tipo de cambio libre. Lo mismo ocurrirá el día después de la votación dependiendo de quién se quede con el triunfo. En el pasado reciente los ejemplos sobran” –aseguró una voz de la city porteña. De forma sostenida en el último año, el problema sigue siendo la ausencia de billetes de la moneda estadounidense. El Banco Central no tiene poder de fuego para afrontar una eventual corrida de aquí hasta las elecciones. Quienes conocen sus números sostienen que tendría solo US$ 2 mil millones libres para salir a intervenir en el mercado. La nada misma. 

El otro condimento letal para la población es la interminable remarcación de precios. “No nos queda otra opción; se vienen dos semanas clave y es muy difícil sostener los precios actuales ante tanta incertidumbre” –se defienden en sectores del retail. Para colmo de males Javier Milei, el candidato con mayores chances de llegar al ballottage y quedarse con el triunfo no para de echar leña al fuego. En su reunión con empresarios en Mar del Plata, una especie de contra-Coloquio de IDEA de poco vuelo, agitó las aguas y volvió a repetir ante quienes lo escuchaban que la actual “podría ser la crisis más profunda de la historia de la Argentina”.  

Una pobreza de ideas 


Mientras tanto, en No tan Juntos por el Cambio las internas siguen creciendo. Luego de la débil performance de Patricia Bullrich en el primer debate presidencial continuaron los pases de factura. Sorprendieron las declaraciones de Horacio Rodríguez Larreta, quien le confesó en una entrevista a Luis Novaresio que no vio venir el triunfo de su competidora y aseguró que en los primeros días luego de la contienda “estaba hecho mierda”. Una verdadera lección para todo el séquito que rodea a los candidatos en una constante adulación sin ninguna visión política. El PRO debería reconocer que sus recorridas “pautadas” por barrios, intendencias, y provincias –lo que se conoce como bajadas a territorio– no son más que un baño ficticio de elogios de gente que ya está avisada de la visita del candidato. Pescar en una pecera resulta más emocionante.   

Para variar, el radical de Evolución Emiliano Yacobitti, salió a criticar a Mauricio Macri alegando que traiciona a Juntos por el Cambio haciéndole guiños a Milei. Hay mucho de cola de paja en sus afirmaciones, luego de ser señalado por votar los proyectos del kirchnerismo en el Congreso a cambio de la creación de nuevas universidades. La caja siempre tira. Lo cierto es que, por estas horas, la unidad de JxC pende de un hilo. En sólo dos semanas el resultado electoral redefinirá el tablero político de forma brutal y sin retorno.



   

sábado, 20 de mayo de 2023

La unidad y el programa… @dealgunamaneraok...

 La unidad y el programa… 


Mensaje. La vicepresidenta plantea con claridad los desafíos políticos y económicos del presente. Fotografía: NA.

La reciente intervención de la vicepresidenta de la Nación, Cristina Fernández, en un programa televisivo, volvió a fijar con claridad los desafíos económicos y políticos de la hora. Ya no solo con el objetivo de resolver problemas urgentes, o mejorar las chances electorales del Frente de Todos (FdT).


© Escrito por Carlos Heller el 19/05/2023 y publicado por la Revista Acción de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires., República Argentina.    


Principalmente, para poner a salvo la democracia y evitar el retorno de personajes y propuestas similares a las que en el pasado agravaron la situación de los sectores populares y comprometieron el futuro del país, al favorecer a grupos oligopólicos concentrados y asumir un endeudamiento impagable, entre otras medidas regresivas. 

Apenas horas antes de la entrevista concedida por la expresidenta, tuvimos la oportunidad junto al ministro de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva, Daniel Filmus, de encabezar un acto junto a referentes del FdT de la Ciudad de Buenos Aires, en el que sostuvimos similares posiciones en defensa de la unidad del movimiento nacional y popular. Del mismo modo que coincidimos en la necesidad de debatir un programa de gobierno que garantice el voto mayoritario y permita avanzar hacia una Argentina con más desarrollo, más justa y soberana. 

La edificación de esa esperanza está ligada a la posibilidad de que, superadas las actuales dificultades, el país recupere la posibilidad de que sus gentes, sus trabajadores, sus pequeños empresarios, sus intelectuales, tengan una mayor participación en las decisiones y una mayor participación en la distribución de la riqueza que ellos ayudan a crear, como dije en ese encuentro. 

Eso solo será posible si se consolida el modelo que permita superar definitivamente las propuestas de ajuste de gastos (en educación, salud, jubilaciones, etcétera), déficit cero, súper devaluación de la moneda o dolarización, como proponen desde las distintas variantes neoliberales. 

Podemos recordar, junto con Cristina Fernández, que el debate actual es recurrente en el país, y viene al caso recordar lo expresado por Néstor Kirchner en junio de 2009, durante el cierre de campaña del Frente Justicialista para la Victoria de la Ciudad de Buenos Aires en el Luna Park, donde me postulaba como primer candidato a diputado nacional. 

«¿Cómo puede ser –se preguntaba entonces Kirchner– que otra vez los sectores retrógrados de la patria vuelvan a aliarse, tanto aquellos concentrados mediáticamente como económicamente? (…) No podemos volver ni por asomo a reconstruir las políticas que nacieron en 1976 y se consolidaron en la década del 90».

Hoy podemos sumar a aquellas experiencias antipopulares la que el país sufrió durante el período 2015-2019, con dramáticas consecuencias de cierre de empresas, desempleo, deuda que solo sirvió para fugar capitales y dar señal de largada a la inflación, calamidades que no pueden atribuirse a ninguna pandemia, sequía o guerra europea. 

Contra esa «Argentina circular, en la que el pasado aparece otra vez y busca instalarse para frustrar el futuro», según la definición de la vicepresidenta, el mismo expresidente planteaba la salida en aquel acto del Luna Park. «Los dirigentes –propuso– dejemos de jugar un papel tan vedettista, jugar tanto al individualismo, jugar tanto a ver quién es el mejor, jugar tanto a ver quién es el más pícaro, jugar tanto a ver quién saca un voto más y démosle una herramienta al pueblo argentino para consolidar definitivamente un proyecto transformador en la patria». 

El acto del 25 de mayo, con la inmensa mayoría del pueblo movilizado en apoyo de un programa progresista y para demostrar su cariñosa solidaridad con Cristina Fernández, será un paso más hacia la construcción de ese modelo verdaderamente democrático e inclusivo.


  

domingo, 19 de marzo de 2023

Un salto de calidad… @dealgunamaneraok...

 Un salto de calidad… 


Mano derecha con fondo amarillo. Pablo Temes.

La Argentina debe ser capaz de salir del ambiente tóxico que generan los personalismos opuestos.

© Escrito por Nelson Castro el sábado 28/03/2023 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, República Argentina.


Con una inflación del 6% no se puede pensar en ganar una elección”, dijo el diputado ultra kirchnerista Rodolfo Tailhade en un reportaje que le hicieron en Radio Nacional el miércoles último. En verdad, el drama es otro: con un 6% de inflación mensual no se puede vivir. La pérdida de noción respecto del valor de las cosas se pierde totalmente. Nadie sabe cuál es el precio justo de un producto o un servicio, y ya es cosa de todos los días ver a los repositores de los supermercados y autoservicios haciendo tareas de remarcación de uno u otro producto.

 

En el kirchnerismo, el 6,6% cayó como una bomba. Increíblemente, algunos conspicuos referentes de ese espacio se sorprendieron por el número, lo cual representa una demostración más de lo absolutamente disociados que están de la realidad. Viven en un mundo gaseoso que, de alguna manera, es tóxico. Si se tomaran la molestia de hablar con el verdulero, el carnicero, el panadero del barrio en donde viven cada uno de los integrantes del oficialismo, se enterarían de lo desastroso de este presente incierto y angustiante para la mayoría de la población.

 

Las promesas de Sergio Massa se han hecho añicos, a pesar de lo cual el ministro y sus adláteres siguen expresándose y actuando como si nada pasara y toda su gestión hubiese sido un éxito. El plan K para intentar ocultar la realidad hace a su esencia que, como bien se sabe, es la mentira. Tal como era previsible, todos estos mamarrachos de Precios Cuidados y Precios Justos fracasó. La épica de la militancia K recorriendo supermercados y sancionando a los que no respetaran esos “acuerdos” duró lo que dura la nada misma.

Las culpas por esta inflación imparable vienen recayendo sobre el exministro de Economía, Martín Guzmán, el presidente del Banco Central, Miguel Pesce, y el secretario de Comercio, Matías Tombolini y, por supuesto, el Fondo Monetario Internacional y Mauricio Macri.

 

Mientras esto ocurre, en los gremios ya se encendió la alarma. El objetivo de Massa de hacer que en las negociaciones paritarias no se supere el 60% de aumento anual va quedando desfasado por las proyecciones inflacionarias para este año. El otrora superministro tuvo que rendirse ante una realidad que es evidente para todos. Sus planes presidenciales deberán esperar.

 

Es cierto que siempre dijo que este no era su momento, pero anidan allí dos especulaciones ocultas: la primera tiene que ver con sus propios deseos de poder y la fantasía de que una buena gestión al frente del Ministerio de Economía lo catapultaría al sillón de Rivadavia apuntalado por un operativo clamor. La segunda, que con un dólar e inflación controlados tendría el peso suficiente para elegir el cuándo y el cómo materializar su llegada a la Rosada. Todo esto quedó pulverizado y archivado al menos por un buen tiempo.

 

Asimismo, asistimos por estos días a una especie de película de ciencia ficción donde los personajes que son parte de los problemas centrales de la Argentina, se desligan de los mismos y critican la gestión buscando responsables. No es casual que el multifacético Aníbal Fernández haya salido a negar la proscripción de CFK –en primer lugar– y luego se haya tomado el tiempo de ocuparse públicamente de su hijo Máximo, alegando que nunca supo de qué trabajaba y poniendo de manifiesto que no tiene la talla ni la experiencia para tomar decisiones electorales. Casi a la par, el ex todopoderoso Guillermo Moreno cuyo fracaso como secretario de Comercio Interior quedará en algún libro de anécdotas del Far West, aseguró que “Cristina Fernández no es más la jefa del peronismo”.

 

Hay un claro intento de dar vuelta la página y despegarse de CFK y y los acólitos de La Cámpora. A no confundirse, ni Moreno ni Aníbal Fernández son aliados o simpatizantes del Presidente. Son la voz del peronismo más clásico encarnado en un nutrido grupo de intendentes y ex barones del Conurbano como Fernando Gray (Esteban Echeverría), Julio Pereyra (actual diputado nacional y ex jefe comunal de Florencio Varela), Juan José Mussi (Berazategui), Julio Zamora (Tigre), Fernando Espinoza (La Matanza) entre otros; y de un puñado de gobernadores con peso territorial como Sergio Uñac (San Juan) y Juan Schiaretti (Córdoba).

 

Algo similar se vive dentro del sindicalismo peronista. Saben que con el cuento de la proscripción no alcanza y no se resignan a tener a Axel Kicillof, Máximo Kirchner y a La Cámpora respirándoles en la nuca. “No hay forma de convencer a Sergio –por Massa– y no nos vamos a resignar a la idea de que no tenemos candidato para competir. Nosotros nos jugamos nuestro distrito y no nos vamos a suicidar con ellos”, sentenció una poderosa voz del Conurbano.

 

El único plan del Gobierno es seguir emitiendo para pagar las cuentas y ganar tiempo a riesgo de caer en una híper. Octubre es todavía una fecha muy lejana. “Alberto no está tranquilo, pero disfruta de los pocos placeres domésticos que le dan las internas políticas. Desde hace un tiempo él agita la idea de un peronismo sin Cristina y que ahora ese boceto esté empezando a tomar forma no es poca cosa. Además, sabe que la señora no tolera pensar que su elegido, a quien siempre destrató y humilló, se esté atribuyendo los planes para  intentar sepultarla políticamente”, dice una voz que conoce el pulso que se vive en ambos lados de la coalición de gobierno.

 

En el equipo amarillo están muy lejos del destete táctico y político del expresidente Mauricio Macri. Su regreso de Europa es esperado por propios y ajenos. Todavía creen que su definición acerca de una posible candidatura servirá para terminar de ordenar la interna. Un mal síntoma si lo que desean demostrar es la templanza y capacidad de mando para conducir un país. Macri hace su juego y condiciona su decisión a la esfera “personal”, el único aspecto lo suficientemente blindado que no permite cálculos ni aproximaciones.

 

La Argentina debe ser capaz de salir de una vez por todas del ambiente tóxico que generan los personalismos opuestos. Para eso, muchos dirigentes deben animarse a dar un salto de calidad, capaz de despertar el interés de una sociedad angustiada y adormecida por su propia incapacidad de mando.




   

domingo, 11 de diciembre de 2022

Sin sorpresas… 


Resorte. Dibujo: Pablo Temes 

Como se preveía, la justicia falló contra la vice. Efectos políticos. 

© Escrito por Nelson Castro el sábado 10/12/2022 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, República Argentina.



No hubo sorpresas. No había ninguna razón para que las hubiera. Cuando Jorge Gorini, flanqueado por Andrés Basso y Rodrigo Giménez Uriburu, comenzó puntualmente a las cinco y media de la tarde del martes 6 de diciembre el veredicto de la causa Vialidad, llegó, al fin, un largo proceso judicial al que Cristina Fernández de Kirchner trató de frenar desesperadamente.

Ella sabía que iba a ser condenada. Y lo sabía porque, más allá de su relato, ella sabe que todo lo que en el juicio se comprobó es verdad. Por eso fue tan mala su defensa, tanto la que encaró ella misma en su calidad de “exitosa abogada”, como la de su abogado, Carlos Beraldi. “El problema que tienen Cristina y sus abogados es la contundencia de las pruebas. No hay quien pueda ayudarla a rebatirlas”, coinciden en señalar voces de Comodoro Py conocedoras de lo que allí sucede.

Por eso su discurso inmediatamente posterior a la lectura del fallo fue tan deslucido y desenfocado. La única parrafada más o menos jurídica que desarrolló, en la que se refirió al artículo 173 del Código Penal, fue muy mala.

En ella, lejos de negar la existencia del delito allí descripto, lo que hizo fue intentar tirarles la responsabilidad tanto a los legisladores que aprobaron los presupuestos en los que se incluían las cuestionadas obras adjudicadas a Lázaro Báez a valores exorbitantes, como a sus ex jefes de Gabinete que dispusieron las correspondientes ejecuciones de las partidas asignadas. Nada que sorprenda.

El resto de su perorata fue para referirse al viaje a Lago Escondido de un grupo de jueces, fiscales, ex agentes de inteligencia y empresarios, hecho bochornoso que debe investigarse, pero que nada tiene que ver con la causa por la que la Vicepresidenta ha sido juzgada ni con los jueces que la condenaron.

Más temprano que tarde se conocerán en detalle los aprietes contra el TOF 2 de parte del kirchnerismo

Más temprano que tarde se conocerán con todo detalle los aprietes contra los integrantes del Tribunal Oral Federal 2 –todos nombrados por CFK– que se pergeñaron desde el kirchnerismo. Lo intentaron todo.

Las reacciones que desde el martes hasta la fecha se han producido en el ámbito del peronismo no ha hecho más que desnudar la imposibilidad de poner en práctica medidas concretas que permitieran modificar lo que a la expresidenta en funciones más la afecta y desequilibra: su situación de condenada.

Ello quedó expuesto en la cena realizada en la misma noche del martes 6 en Ensenada, en la que acompañaron a CFK los integrantes de su círculo cerrado. “Tenemos diputados, senadores, gobernadores, intendentes, concejales; usémoslos”, se dijo allí.

El problema es que ninguno de ellos tiene poder sobre los jueces. Y esto es, en verdad, un problemón. Para intentar tener injerencia y presionar a jueces y fiscales, el oficialismo debería tener mayoría en las dos cámaras del Congreso. Esa mayoría, hoy no la tiene.

Presión. El otro inconveniente que tiene CFK para llevar adelante una tarea de apriete político, es que hoy ella y el peronismo son gobierno.

Para que se entienda mejor el significado de esto, vale una extrapolación: si hoy gobernara No tan Juntos por el Cambio, el kirchnerismo le pararía el país y le causaría un daño político severo a su posibilidad de gobernar. Pero, ha querido el destino que hoy en día el peronismo sea oficialismo.


Hoy, CFK es el Gobierno. Por lo tanto, si se parara el país indefinidamente, el gobierno de CFK quedaría paralizado. ¡Qué paradoja del destino!  Quien mejor maneja la calle se encuentra atado de pies y manos para hacerlo.

Entre tanto, la agenda del presidente Alberto Fernández siguió navegando en la intrascendencia si no fuera por la reunión del Mercosur realizada en Montevideo, donde asumió la presidencia pro-témpore del bloque regional.

Una perla para destacar por su cinismo. Fernández intentó darle cátedra a Lacalle Pou y arremetió sin ponerse colorado: “Cuando en una sociedad las reglas se incumplen, alguien las está rompiendo”.

Sus palabras hicieron referencia a la intención de Uruguay de firmar tratados por fuera del bloque común. El presidente uruguayo, en un acto de generosidad y respeto a la investidura, le hizo precio. Eligió callar respecto a las atrocidades que el propio Fernández comete día a día en nuestro país, degradando su figura y las reglas que deberían imperar en un país serio.

El kirchnerismo no sólo no tiene límites sino que pisotea las reglas, las leyes y los acuerdos a su antojo para acomodarlas a su relato de fábula, que sólo le sirve para contener a un grupo de fanáticos.

Más claro, agua.