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domingo, 22 de abril de 2018

Historias de Malvinas. El avión solitario de Owen Crippa… @dealgunamanera...

Historias de Malvinas. El avión solitario de Owen Crippa…

Owen Crippa, uno de los aviadores condecorado como héroe de Malvinas.

La proeza de Owen Crippa... Una de las misiones más arriesgadas en Malvinas.

Al caer la tarde del 20 de mayo de 1982 los Tenientes de Navío Guillermo Owen Crippa y Horacio Talarico se reúnen con el Capitán de Fragata Oscar Manuel Arce, quien les comunico que el día siguiente deberían cumplir una misión sobre San Carlos.

La orden consistía en realizar una navegación rasante a través del valle existente entre Puerto Argentino y San Carlos.

A las 10:04 Crippa recibió la autorización de la torre de control e inicio la corrida de despegue.

Poco antes de la llegada a la planicie ubicada entre Monte Kent y Cerro Rivadavia, observo cierta actividad de combate; dos columnas de humo gris oscuro que se elevaban de sendos helicópteros, posiblemente derribados por aviones Harrier mientras transportaban personal del Ejército para reforzar posiciones.

Cuando planifico la misión Crippa había tomado como punto de referencia el valle del río San Carlos, pero al acercarse allí se encontró con una espesa capa de niebla que, con el efecto de los rayos del sol, provocaba una series de reflejo que no le permitían una buena visión, por lo que decidió cambiar la dirección de ataque: en vez de entrar al puerto San Carlos por el sur, lo haría por el norte, con el sol lo más atrás posible. "De todos modos la flota británica estará en mar abierto, o en el peor de los casos en la boca del estrecho".

Al llegar a la Ensenada del Noreste miro en todas las direcciones pero se sorprendió al no encontrar ningún barco allí o en las proximidades.

Por un momento esa situación lo intranquilizo, le creo cierta incertidumbre.


Con esos interrogantes rondando por su mente, Crippa giro a la izquierda y se pegó a la costa, volando a 500 pies de altura y una velocidad de poco más de 300 nudos.

Así continuó sin novedad, pero cuando estaba próximo a Punta Correntada, de pronto, algo le provoco un estremecimiento: recostada inmóvil sobre la costa de Punta Roca Blanca, en la boca norte del Estrecho de San Carlos, estaba la silueta inequívoca de una fragata Clase 21.

Como el buque no dio señal de haberlo detectado continuo con su navegación siguiendo el contorno de la costa, la que, hacia el sur, se va elevando cada vez más, tomando la característica de los típicos "fiordos".

Instantes después vio, por segunda vez, unidades inglesas: eran dos fragatas recostadas en las proximidades del Monte Rosalía, al sur de la boca de la Bahía Roca Blanca, en la Gran Malvinas.

Aparentemente tampoco lo habían detectado.

Cuando desde atrás de un cerro salió al canal propiamente dicho del Estrecho de San Carlos, se encontró, de pronto, con un helicóptero Sea Lynx británico que, como colgado en el aire, a unos 1000 pies del agua, estaba, aparentemente, haciendo detección aérea temprana "de data", como se dice en la jerga.

Crippa, instintivamente, se preparó para atacar: acomodo el Aeromacchi ascendió un poco para no dispárale de abajo hacia arriba, selecto el armamento y en momentos en que se disponía a gatillar, vio un buque que estaba en las lenguas de agua que va hacia el puesto de la Estancia San Carlos.

En escasas décimas de segundo tuvo que decidirse: el helicóptero no lo había visto y era difícil que o atacara, no iba a tener tiempo. En cambio el buque además de ser una mucho mejor "presa", si lo atacaría. "Me tiro al buque. No es tu destino", pensó refiriéndose al piloto del helicóptero y giro bruscamente a la izquierda para entrar en picada final de ataque.

Nuevamente acomodo el avión, tomo puntería y apretó el gatillo, pero no salió ni un disparo. Apretó para tirar cohetes y tampoco. Una sensación de amargura e impotencia le hizo pensar: "¡Que bronca! ¡Llegar hasta aquí y no poder hacer nada!".

Siempre en picada de tiro, se dio cuenta, al observar el tablero, que había olvidado selectar el "master" de armamento cosa que hizo instantáneamente. Sabía que con cañones y cohetes no podría hundir ningún buque, pero estaba en condiciones de anular, en gran medida, los sistemas electrónicos con que cuentan las naves de guerra modernas. Eso y dejar fuera de combate al buque era lo mismo.

Ya estaba casi encima del barco. Trato de apuntar al puente de comando y a las antenas, hizo los disparos y levanto la trompa de su avión ante la proximidad de la nave, a lo que cruzo por la popa para volver a pegarse al agua y comenzar las maniobras bruscas de zigzagueo.

En ese momento comenzaron a tirarle con cañones desde un transporte de asalto tipo Fearless, que estaba a su izquierda. Al mirar hacia ese buque, vio el fogonazo y el humo característicos que se produce cuando se dispara un misil y de inmediato la estela brillante que iba dejando el proyectil a medida que se aproximaba al avión.

Para impedir que le tiraran, recurrió a un arriesgado procedimiento, que consistía en meterse entre medio de los buques, que de este modo dejarían de tirar ante el peligro de impactarse entre ellos.

En efecto, los ingleses cesaron el fuego momentáneamente, pero lo reincidieron una vez que su avión había pasado, tratando de impactarlo mientras se alejaba.

Se había metido en la boca del lobo.

Volando a plena potencia y esquivando como podía, tanto a los buque como a las esquirlas, que se iban formando a su alrededor, enfilo hacia Punta Federal, con la esperanza de alejarse de las unidades inglesas. Pero se equivocó: al "saltar" un cerro, en lugar de esconderse se encontró de golpe con más barcos, ubicados a su derecha, próximos a la Bahía Ruiz Puente.

Repuesto de la sorpresa giro bordeando un cerro, en momentos en que las naves comenzaron a tirarle con artillería. Al pasar el cerro se plancho sobre el piso de un amplio valle que está antes de llegar a Puerto Sussex.

En ese instante, un pensamiento se cursó por su mente: "Si voy a Puerto Argentino y digo que hay muchos buques, me van a decir que está bien, que habrá cuatro o cinco. Pero cuantos en realidad ¿cuántos había?

Trato de calmar sus nervios; estaba agitado y sentía el cuerpo empapado en transpiración. Se había salvado del fuego de los buques pero era posible que un PAC de Harrier ya estuviera dirigiéndose al lugar para interceptarlo.

"Me juego una vez mas" pensó en voz alta y elevándose un poco hizo un suave giro hacia la izquierda, regresando hacia el Río San Carlos. Su intención era contar, identificar y ubicar a cada una de las unidades británicas en la carta que llevaba en la rodilla derecha.

Así; lo hizo eran nada menos que catorce buques; una cifra que no estaba en sus cálculos y en los de nadie. Para cualquiera, era un disparate concebir la presencia de esa cantidad de naves en una zona tan restringida.

Como es estaba acercando demasiado, volvió a girar está vez hacia el sur, "Listo ahora a casa" dijo a sí mismo y puso rumbo hacia Puerto Argentino. Fue entonces cuando se presentó otro problema: en el prevuelo, había buscado referencias que le ayudaran en su navegación y le evitaran tener que diferenciarlas en el momento, desviando su atención. Pero al haber cambiado su navegación por la mala meteorología, perdió esos puntos geográficos de referencia que le permitirían guiarse para el regreso.

De acuerdo con la nueva ruta que debía seguir, se veía obligado a pasar por Puerto Darwin, donde había fuerzas propias que desconocían la existencia de la misión. Lo mas probable es que le tiraran y tal vez lo derribaran. El peligro existía y era consciente de ello.

Tenía solo una alternativa: pegarse todo lo más posible al piso, volar sobre el sector sur de las Alturas Rivadavia y rogar porque no lo derribaran.

Afortunadamente, sin mayores novedades llego a Bahía Agradable y salió al mar. Hasta ese momento había logrado sortear un escollo muy difícil: pasar sobre la artillería propia. Aun no se había comunicado con Puerto Argentino por dos motivos fundamentales: primero porque los británicos contaban con elementos como para detectar la emisión de su radio e ir en su búsqueda y, segundo, porque para emitir debía ascender bastante, pues volando tan bajo las ondas radioeléctricas de muy alta frecuencia (M.A.F. o V.H.F.) tenían muy poco alcance.


Cuando salió al mar, no tenía una idea clara de donde se encontraba. Según sus cálculos. Había dejado la tierra al sur de la Rada Agradable, pero no estaba nada seguro. Ascendió e intento entonces comunicarse con Puerto Argentino.

A las 10:45 Crippa aterrizo en Puerto Argentino. Cuando el Aeromacchi se estaciono en un costado de la pista, el Capitán Arce se acercó a la máquina. Crippa había comenzado a bajar por la escalerilla. En su cara se reflejaba toda la tensión del momento vivido.

-¿Así que están ahí? –le pregunto Arce antes de que Crippa llegara al piso.
-Sí señor, tienen todo tipo de barcos. Nunca pensé que los iba a encontrar en ese lugar y en esa cantidad. Alcancé a atacar a una fragata (*), vi el impacto de cañones pero desconozco qué efecto tuvieron los cohetes.

-Crippa, vamos a la Central de Operaciones así nos informa en detalle –dijo Arce mientras apuraban el paso, pues comenzaba a lloviznar con cierta intensidad.

La información aportada por el Teniente Crippa fue de fundamental importancia para las acciones futuras emprendidas contra las fuerzas británicas. Ese mismo día, horas después del vuelo sobre San Carlos, aviones de la 2da Escuadrilla Aeronaval de Caza y Ataque y de la Fuerza Aérea incursionaron exitosamente sobre los buques enemigos.

Owen Crippa se retiró con el grado de Tte. de Navío, aviador naval. Fue condecorado con la máxima distinción que otorga nuestro país: "La Nación Argentina al Heroico Valor en Combate".

(*) Gran Bretaña reconoció que el 21 de mayo, aproximadamente a las 10:30 hs un avión Aeromacchi, solitario provoco averías a una fragata clase 21. Según un artículo publicado en la sección Defence Attache de la revista The International Defence Review (n°3/1983, pág. 24), el buque atacado seria la fragata tipo 22 H.M.S. "Brilliant"


Aeromacchi MB 339 4-A-115 (Matricula 115 como se observa) en la foto se observa a su piloto Owen Crippa.

Buscan recuperar el Aeromacchi que Owen Crippa usó en Malvinas

Aeromacchi MB 339 4-A-115

Aeromacchi 339

ARGENTINIAN NAVY. AVIACIÓN NAVAL ARGENTINA 1ra Escuadrilla Aeronaval de Ataque Port Stanley, Malvinas. 21 de Mayo de 1982. Pilot Teniente de Navío Guillermo Owen Crippa

Ataque del Aeromacchi 339 al buque ingles

Owen Crippa, uno de los aviadores condecorado como héroe de Malvinas.



sábado, 9 de mayo de 2015

Operación Sheffield, el día que cambió la historia... @dealgunamanera...

Operación Sheffield, el día que cambió la historia...


Un 4 de mayo de 1982, hace 33 años, ocurría un hecho que cambiaría para siempre la historia de la guerra en el mar, un hecho que por su implicancia la Aviación Naval lo tomaría como "su" día, el Día de la Aviación Naval Argentina: el ataque y posterior hundimiento del destructor HMS “Sheffield” por aviones de la Armada Argentina y su brazo armado en el aire, su Aviación Naval.

Iniciadas las hostilidades, en un vuelo ordenado por el Comando de la Aviación Naval Argentina (COAN) para realizar una exploración antisuperficie que posibilitara el arribo de 3 aviones C-130 Hércules de la Fuerza Aérea Argentina a Puerto Argentino, el 4 de mayo a la madrugada despegó desde la Base Aeronaval Río Grande el Lockheed SP-2H Neptune 2-P-112 de la Escuadrilla Aeronaval de Exploración.

Se había trazado una derrota que circundaba las islas con despegue y aterrizaje en Río Grande y durante la misma se efectuaría búsqueda permanente con medidas pasivas e intermitentes con radar.

Cancelados los vuelos de los Hércules por ataque aéreo inglés a la pista de Puerto Argentino, el Neptune fue instruido para proseguir al Sur – Este.

A las 7.10 horas se obtuvo un contacto radar en latitud 53º 04’ Sur, longitud 58º 01’ Oeste. Se apagó el radar y proveniente de ese sector se detectó una señal de radar de alarma temprana de un destructor Clase 42. Comunicadas estas detecciones al COAN y después de evaluar la situación, se ordenó alistar una sección de aviones Super Etendard (SUE) en configuración antisuperficie, armados con un misil Exocet cada uno.

En Río Grande, el comandante de la Segunda Escuadrilla Aeronaval de Caza y Ataque, Capitán de Corbeta Jorge Colombo, ordenó preparar dos SUE. El 3-A-202 y 3-A-203 cuyos pilotos para la misión del día eran el Capitán de Corbeta Augusto Bedacarratz y el Teniente de Fragata Armando Mayora.

Mientras tanto, el Neptune mantenía el contacto con otra localización a las 8.14 horas en latitud 52º 47’ Sur, longitud 59º 37’ Oeste; a las 8.43 obtuvo 3 contactos radar en latitud 52º 47’ Sur, longitud 57º 40’ Oeste y a las 9.25 el radar quedó sin servicio originando una ardua labor para solucionar el problema.

Los dos SUE, con los datos transmitidos por el Neptune a las 8.43 despegaron de Río Grande a las 9.44 con un perfil de vuelo alto hasta reunirse con el KC-130 reabastecedor (TC-70 indicativo “Rata” al mando del Vicecomodoro Pessana, con la cobertura de una sección de aviones Dagger) y luego descender al aproximarse al área de contacto manteniendo estricto silencio de radio y radar para evitar ser detectados.

A las 10.30 el Neptune con la falla de radar parcialmente solucionada obtuvo dos contactos en latitud 52º 33’ Sur, longitud 57º 40’ 5” Oeste evaluándolos como dos buques medianos y uno grande.

Ya en enlace con los SUE, a las 10.35 les pasó la información. Los blancos se encontraban a 115 millas náuticas de los aviones, que en ese momento volaban rasantes en un área de chubascos con 1000 metros de visibilidad y 150 metros de plafond.

Los dos SUE continuaron su aproximación en vuelo rasante y a la distancia planificada, se elevaron a 300 metros, encendieron el radar y volvieron a descender.

A las 11.04 lanzaron simultáneamente sus dos misiles Exocet. En sus pantallas radar habían tenido los blancos, y efectuando el procedimiento practicado tantas veces antes, habían llegado a lanzar sin ser detectados por el blanco, en óptimas condiciones y a una distancia que aseguraba el impacto. No habían registrado ningún tipo de interferencia electrónica, lo que indicaba una sorpresa total.

Luego del lanzamiento invirtieron su rumbo y a la máxima velocidad y siempre en vuelo rasante, se alejaron. Aterrizaron sin novedad en Río Grande a las 12.10, el Neptune lo había hecho a las 12.04.

En apenas 12 segundos, uno de los misiles penetró por la banda de estribor hasta las entrañas del buque y explotó.

El destructor HMS “Sheffield”, una de las unidades más modernas de la Royal Navy y orgullo de la OTAN, había sido herido de muerte. Seis días después, cuando era remolcado en un intento por alejarlo del teatro de operaciones, se hundió en las frías aguas del Atlántico Sur. 

Aunque por las características del ataque no se pudieron comprobar los daños ocasionados en el momento, fue la propia BBC quien confirmaría desde Londres que en el curso de sus tareas dentro de la Zona de Exclusión Total en torno a las Islas Malvinas, el destructor Clase 42 HMS “Sheffield” había sido atacado y alcanzado por un misil argentino.

El ataque y posterior hundimiento del “Sheffield” causaron un tremendo shock a la flota británica, que acababa de perder su primera nave en 40 años, diseñada específicamente para la defensa antiaérea, precisamente a causa de un ataque aéreo.

Fue una operación eficiente, ejecutada en forma totalmente profesional por profesionales adecuadamente entrenados. El binomio avión explorador-avión de ataque demostraba así su contundencia, implicando un medio totalmente nuevo en la guerra en el mar.

El martes 4 de mayo de 1982 a las 11.04, luchando por una causa noble, en un rincón perdido del Atlántico Sur, la Aviación Naval Argentina abría a los ojos del mundo un nuevo capítulo en la doctrina de las operaciones aeronavales, se convertía en pionera de nuevas técnicas, nunca antes utilizada por país alguno, llevada adelante por una pequeña unidad de 4 aviones con eficientes pilotos y personal subalterno altamente capacitado y motivado. 

Fruto de un trabajo notable por lo arduo y minucioso, producto del ingenio desplegado por oficiales, suboficiales, conscriptos y personal civil, casi sin ayuda externa, en sólo 30 días permitió concretar el primer ataque de aviones con misiles antibuque a unidades de superficie enemigas.

Por tal motivo, a partir de ese magno acontecimiento se celebra el 4 de mayo el Día de la Aviación Naval Argentina; y el binomio SUE – Exocet ganó el apodo de ser “El terror del Atlántico Sur”.

Por esta operación los pilotos de los SUE recibieron la medalla “Honor Al Valor En Combate”.

Los aviones y tripulaciones que intervinieron en esta operación fueron:

Aviación Naval Argentina
Segunda Escuadrilla Aeronaval de Caza y Ataque: 
3-A-202: Capitán de Corbeta Augusto Bedacarratz
3-A-203: Teniente de Fragata Armando Mayora

Escuadrilla Aeronaval de Exploración

2-P-112: Piloto Capitán de Corbeta Ernesto Proni Leston, Copiloto Capitán de Corbeta Sergio Sepetich, Navegante Teniente de Fragata Juan Gatti, O.C.O. Teniente de Corbeta Guillermo Meneses, Radarista Teniente de Corbeta José María Pernuzzi, Mecánico Suboficial Primero Juan Heredia, Ayudante Mecánico Cabo Principal Hugo Saavedra, Radio Cabo Principal Daniel Yerba, Operador M.A.E. Suboficial Primero Aníbal Sosa, Armas Cabo Principal Luis del negro, Cabo principal Luis Núñez, Supervivencia Cabo Primero Cesar Fernández.

Sumado a las dotaciones de la Escuadrilla Aeronaval de Exploración y Segunda Escuadrilla Aeronaval de Caza y Ataque que en tierra con su anónimo trabajo permitieron que los aviones y sus tripulantes cumplieran con total éxito la misión ordenada.

Esta operación aérea, planificada y ejecutada por la Aviación Naval contó con el siguiente apoyo de la Fuerza Aérea Argentina:

Lear Jet LR-35, indicativo "Dardo”. Tripulación: 1er Teniente Eduardo Blanco, Teniente Luis Herrera y Cabo Principal Dardo Rocha; despegó de Río Grande a las 9.40 y arribó a la 1.00.

Hércules KC-130 (TC-70), indicativo "Rata", tripulación: Vicecomodoro Enrique Pessana, 1er Teniente Gerardo Vaccaro, Mayor Eduardo Gómez, Suboficial Auxiliar Oscar Ardizzoni, Suboficial Auxiliar Mario Amengual, Suboficial Auxiliar Manuel Lombino, Cabo Principal Mario Cemino y Cabo Principal Luis Martínez. Esperó en 50º 30' S / y 65º 30' O a nivel FL 100 y reabasteció, en su vuelo de ida, a los dos Super Etendard. Despegó de Río Gallegos a las 8.45 y arribó a Río Grande a las 13.45. 

Dos M-5 Dagger, indicativo "Pollo", misión: cobertura del Hércules KC-130 y los dos Super Etendard SUE; armamento: dos cañones y misiles Shaffrir. Tripulación: Capitán Amílcar Cimatti (C-437) y Capitán Higinio Robles (C-414). Despegaron de Río Grande a las 10.20 y arribaron a las 13.

El Lockheed SP-2H "Neptune" 2-P-112 permanece en custodia del Museo de la Aviación Naval Argentina luego de su restauración, la que dio origen al mismo y el Dassault Super Etendard 3-A-202 en custodia de la Segunda Escuadrilla Aeronaval de Caza y Ataque.

Fuentes consultadas

Archivo del Museo de la Aviación Naval Argentina
Archivo personal del Suboficial Principal Lorenzo Borri
Dassault Super Etendard – Serie Aeronaval Nº 22 – Jorge Félix Núñez Padín – 2006
Exocet – Suplemento Nº 10 de la revista Siete Días – Emilio Villarino – 1983
Fuerza Aérea Argentina
Historia de la Aviación Naval Argentina – Tomo III – 2ª edición – CA VGM Héctor A. Martini – 2007
Jamás serán olvidados – Claudio Meunier – 2012

Relatos de los Suboficiales Carlos Banegas, Alberto Carrizo, Marcelo Salvatierra, José Boldini, Miguel García, Sergio Silva, Daniel López Alfaro.


© Escrito por el Suboficial Principal Aeronáutico Lorenzo Borri del Museo de la Aviación Naval Argentina el 05/05/2015 y publicado el periódico Gaceta Marinera de la Base Naval Puerto Belgrano, Provincia de Buenos Aires.