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domingo, 3 de febrero de 2019

Aguantadero… @dealgunamanera...

Aguantadero… 

Ejemplo riojano. El gobernador Sergio Casas, uno de los que hacen cualquier cosa para quedarse. Fotografía: Redes Sociales 

¿Por qué 16 gobernadores quieren seguir al frente de sus provincias? ¿Nunca les alcanza el tiempo?

© Escrito por Beatriz Sarlo el domingo 03/02/2019 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

Para esto no se pelearon centralistas y provincianos en el siglo XIX. Sus enfrentamientos no significaron solamente ambiciones personales; invocaban cuestiones institucionales, que no siempre eran pretextos para conservar el poder o alcanzarlo. Al reconocer los derechos de las provincias, los constituyentes de 1853 quisieron debilitar el localismo autoritario y feudal, que no ha perdido fuerza en el siglo XXI. En ocasiones, parece que esta larga historia hubiera transcurrido en vano. Las peleas políticas siguen impulsadas por una avidez revestida con “principios” y causas nobles. La semana pasada, 16 gobernadores vieron coronados sus esfuerzos reeleccionistas. Entre ellos, el fabuloso Gildo Insfrán, que va por el noveno período en Formosa.

En un acto escolar, una alumna de su provincia obsequió al gobernador con un poema que halagó su personalismo. No es para menos, porque Insfrán se vanagloria de que Formosa es la provincia que más habría invertido en educación. Los implacables controles de Chequeado.com muestran que, pese al poema recitado por la nenita de guardapolvo blanco, Formosa ocupa el lugar doce en inversión por alumno. Como curiosidad, el Cippec agrupa a Formosa, Buenos Aires y La Rioja en el medio de su cuadro de inversiones educativas, con datos del 2009.

Pero mejor no mirar mucho ese cuadro, porque Urtubey, que ahora tiene aspiraciones presidenciales (¿quién no las tiene?), fue tres veces gobernador de Salta y colocó a su provincia en el peor puesto de la tabla, allí donde menos inversiones se hicieron. Solo superan a Urtubey los Rodríguez Saá que, en amable o conflictiva alternancia, gobernaron décadas San Luis; y Alberto quiere seguir por cuarta vez.

Son 16. Vuelvo a Insfrán porque su caso es llamativo. Sin parar, es gobernador de Formosa desde 1995. En 2003, una Constituyente habilitó la reelección indefinida, un “permiso” que afecta el principio democrático de alternancia. También le sobró tiempo para otros menesteres: es socio de Boudou en Old Fund, que le facturó millones a Formosa por una asesoría; y, al parecer, la sociedad fue más activa que la recaudación de ese dinero, porque sobre ella planea la sombra del affaire Ciccone Calcográfica. En las elecciones de 2019, Insfrán corre de nuevo para batir su propio récord.

El domingo 27, el gobernador Sergio Casas de La Rioja celebró un plebiscito aprovechando el calor de enero. Se votaba para habilitar una reforma de la Constitución que permitiera al gobernador Casas un tercer mandato (poca cosa si se lo compara con el linaje Rodríguez Saá en San Luis o el amigo Insfrán).

Leo el diario y, aunque estoy acostumbrada a las noticias argentinas, me cuesta creerlo. ¿Por qué toda esta gente quiere seguir gobernando su provincia? ¿Por qué no ha habido la alternancia que cualquiera puede comprobar en la lista de los gobernadores norteamericanos del último siglo, para nombrar una nación profundamente federal? Hacer memoria: Dorrego y otros federalistas argentinos admiraron las instituciones norteamericanas. Eran unos soñadores que nunca entendieron el país que les había tocado.

Imagino respuestas a la pasión de los 16 gobernadores que van por la reelección: están orgullosos de lo que han hecho y no quieren dejar su obra a mitad de camino, una obra a la que, como a las catedrales y las pirámides, no le alcanzan quince años, ni veinte; o tal vez han delinquido demasiado y temen un sucesor adverso; quizá no alcanzaron a fortalecer su equipo, o se sienten irreemplazables y temen a sus sucesores no solo porque vayan a cortarles las piernas o mandarlos a la Justicia, sino porque se consideran a sí mismos los únicos capaces. ¿Y si son simplemente personalistas que no se conciben fuera del poder, al que necesitan como aguantadero?

¿Cambiemos? Los gobernadores de Cambiemos conversan hace meses con la Jefatura de Gabinete si conviene o no desdoblar las elecciones nacionales de las provinciales. Vidal quería desdoblarlas, persuadida de que ella podría salvar su ropa más fácilmente si no tenía que ayudar a salvar la de Macri. El Presidente, con toda la razón del mundo, la presionó para que las elecciones nacional y provincial sucedieran el mismo día. En primer lugar, él puso a Vidal en la provincia; y, en segundo, fue generoso con ella, como no lo había sido Cristina con Scioli: “Si Cristina me hubiera tratado como este ejecutivo nacional trató a su gobernadora, no estaría donde estoy ahora, de relleno en las revistas de chismes”, debe fantasear retrospectivamente Scioli.

Por su parte, Vidal quiere ser gobernadora y luego presidenta. Finalmente, el PRO acordó una sensata simultaneidad de ambas elecciones. Nadie pensó si los ciudadanos votarían más libremente si no se vieran obligados a elegir los dos cargos en el mismo día. Nadie creyó en este discurso que circuló por allí. Se discutió hasta que se convencieron de que, sin desdoblamiento, los dos resultaban favorecidos. Que se hayan equivocado o no, es otra cuestión que sabremos en las elecciones. Está claro que a nadie le importó cuál era la forma más libre y racional de plantear una elección. Todo lo que se haya dicho sobre la yuxtaposición o la separación de las fechas es doble discurso y retórica.

La “mesa chica” de Cambiemos quería prolongar hasta marzo el suspenso sobre elecciones conjuntas o desdobladas. Pero los consejeros de Vidal creyeron inconveniente que las vacilaciones se leyeran “como una especulación”. Es decir, no querían que se las interpretara como lo que eran: un cálculo político al que le faltó tiempo y apoyo. Pero, en vez de callarse la boca, siguieron hablando: “Hay que darles previsibilidad a los bonaerenses y decirles cuándo van a votar”. Esto es sencillamente una mentira, porque no se trata de la razón por la cual las elecciones finalmente no se desdoblaron. La razón es que Macri y su entorno creen que todo debe subordinarse a la elección de presidente y que, en consecuencia, no hay que perder los votos que podrían ir a Vidal y no a la reelección de Macri si cada uno jugara su destino por separado.

Juro que creo en mi mentira. El que miente a los otros necesita, por razones políticas, llegar a creer en lo que ha mentido. Gildo Insfrán no piensa que es una transgresión tan disparatada como descomunal ser gobernador de Formosa durante 25 años. Por un lado, conoce la profundidad de su afrenta a la democracia liberal. Por el otro, piensa que no es una simple transgresión, sino algo que está en la necesidad de las cosas, no solo en sus intereses mezquinos.

Por eso, hombres como Insfrán o como el riojano Casas, que será recordado por su plebiscito en plena canícula, no son simples mentirosos, sino algo mucho más dañino. Creen en lo que dicen, como si fuera verdad. Lo cual es mucho peor que la mentira. No son cínicos, como lo era Menem. María Eugenia Vidal y Macri repiten sus razones como si fueran las que más convienen a la gente. Hábiles gestores de una doble moral, creen en lo que dicen, aunque también sepan que son mentiras.

Los gobernadores que van por su reelección son responsables de la falta de sentido de la política argentina. Unen su suerte a su territorio. Son hombres de paja que no están en condiciones de enunciar claramente cuáles son sus motivos. En consecuencia, cualquier objeción y cualquier crítica cae desautorizada, porque no admite respuesta verdadera. Disfrazan la verdad de lo que saben y se justifican: no tengo ningún sucesor en quien confiar; necesito mantener el aguantadero de la casa de gobierno; los que vienen detrás de mí quieren destruirme; esta provincia no puede pasar a la oposición y soy yo el único en condiciones de impedirlo.

Las razones de Macri son diferentes. No puede decir: fracasé cuatro años y por eso necesito otros cuatro para demostrar que soy capaz de superar el fracaso. Tampoco  admite el razonamiento inverso: si fracasó cuatro años, no conviene darle otra oportunidad. La historia, además, muestra que los segundos períodos fueron siempre peores que los primeros. La reelección trae mala suerte.


(Fuente: www.perfil.com). El periodismo profesional es costoso y por eso debemos defender nuestra propiedad intelectual. Robar nuestro contenido es un delito, para compartir nuestras notas por favor utilizar los botones de "share" o directamente comparta la URL. Por cualquier duda por favor escribir a: perfilcom@perfil.com

domingo, 28 de febrero de 2016

Fantasmas y presidentes… @dealgunamanera...

Fantasmas y presidentes…


Cada vez que llega un presidente que inicia un cambio de ciclo, se pronostican catástrofes y dificultades sobrehumanas que luego en la práctica no se verifican.
© Escrito por Jorge Fontevecchia el domingo 28/02/2016 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

Como aquellos mapas previos al descubrimiento de América que indicaban la existencia de monstruos marinos que devoraban los barcos que se animaran a alejarse de la costa, cada vez que llega un presidente que inicia un cambio de ciclo (Alfonsín, Menem, Néstor Kirchner y Macri) se pronostican catástrofes y dificultades sobrehumanas que luego en la práctica no se verifican y el presidente entrante puede hacer, sin enorme dificultad, lo que se creía imposible.

Esta semana se anunciará el acuerdo con los holdouts, devolviendo a la Argentina la completa normalidad financiera internacional después de 15 años desde que Rodríguez Saá, como presidente interino, anunció el default el 24 de diciembre de 2001. Y no fue tan difícil lograrlo, ni predisponer al mediador Pollack y al juez Griesa a favor de Argentina, acorralando al temible Paul Singer. Lo mismo se podría decir de la salida del cepo, que se alcanzó con menos traumatismos de los esperados. Y de la consiguiente devaluación que agregó inflación y costos pero sin producir terremotos sociales ni enfrentamientos irreparables.

Esta semana Macri comienza una nueva etapa abriendo el Congreso y acordando con los holdouts

También se pronosticaban dificultades mucho mayores en materia de gobernabilidad para un presidente no peronista en minoría, tanto en Diputados como en Senadores, y llega a la apertura de las sesiones ordinarias de esta semana con un peronismo dividido y pronósticos de aprobación tanto de leyes como de nombramientos. Tan fácil resultó aislar al kirchnerismo, que la preocupación es por mantenerlo vivo para que el peronismo continúe dividido y no vuelva a ser una amenaza electoral imbatible, ni que la venganza a la que parte de la Justicia somete y someterá al kirchnerismo termine victimizando a Cristina.

Es probable que el viernes 18 de marzo, cuando se cumplan los primeros cien días de gobierno, el escenario político y económico de la Argentina sea totalmente diferente al que fue hasta el 10 de diciembre pasado.

Dividir al peronismo, insignificantizar al kirchnerismo, salir del cepo, devaluar y resolver el conflicto con los holdouts resultaba una tarea tan poco probable de realizar con éxito como para Alfonsín en 1983 juzgar y condenar a prisión a los ex comandantes de la juntas militares de la dictadura y los más emblemáticos exponentes de la violación de los derechos humanos. O para Menem en 1989 salir de la hiperinflación. O para Kirchner en 2003 incluir en el sistema a la enorme masa de excluidos que había dejado la crisis de 2002 y calmar el caos social.

Para sorpresa de todos, cada uno de estos presidentes fue cumpliendo esas tareas tan ciclópeas como imprescindibles para que el país pudiera continuar, lo que impulsa a preguntarnos si estamos frente a hombres superdotados o hay alguna lógica del sistema social que hace posible lo necesario, porque los países no se suicidan. Al llegar a la presidencia, tanto Alfonsín (que después cobró otra estatura pero hasta entonces era un ex diputado de Chascomús que “nunca había conducido ni una cancha de bochas”), como Menem (un frívolo irresponsable e impresentable), como Kirchner (alguien que generaba lástima por sus defectos físicos y miedo por sus defectos mentales), y como ahora Macri (la antipolítica), fueron subvaluados.

¿Eran más de lo que parecían o, como pasó con Bergoglio al convertirse en papa, la función cambia al individuo y el aura de la investidura termina transformando a la persona?

Otro fenómeno psicosocial es el correlato inverso: cuando dejan de ser presidentes y aquellas personas que habían alcanzado la estatura de héroes y casi semidioses se transforman en lo opuesto y, a los ojos de muchos, terminan pareciendo locos, necios o malvados (y en algunos casos, además, patéticos, como el Menem reciente). Podría ser efecto del síndrome de burnout (cabeza quemada por el desgaste ocupacional) que produce el haber estado expuesto a una tarea muy exigente y estresante durante bastante tiempo, y transforma al revolucionario vital del comienzo en un depresivo suspicaz y escéptico.

Pero quizás ese escepticismo del fin de ciclo sea la causa y la consecuencia de que su tiempo se agotó y hace falta que venga alguien cuya frescura sea precisamente que crea que puede.

Virgilio, en el Canto V de La Eneida, dijo: “Pueden porque creen que pueden” (Possunt quia posse videntur). Pero en el caso de los presidentes, pueden porque la sociedad cree que ellos (Alfonsín, Menem, Kirchner y Macri) pueden. Es la sociedad la que hace lo que en psicoterapia se denomina transferencia, le transfiere la condición de ser lo que se necesita que sea. Y termina siendo.

El juicio de Alfonsín a la junta de comandantes de la dictadura (salvando las distancias), la convertibilidad de Menem, el asistencialismo de Kirchner y el volver a insertar a la Argentina en la economía mundial de Macri eran imperativos de la realidad, y cuando algo es necesario las partes crean las condiciones de consenso suficientes.

Una semana antes de que llegue Obama, al cumplir Macri sus cien días de gobierno, habrá ya un país distinto 
Eso lo muestran las encuestas, que le dan a todo presidente al poco tiempo de asumir una popularidad y aprobación mucho mayores que los votos que obtuvieron en las elecciones que ganaron. Ese apoyo empoderante viene aluvionalmente y se va por goteo (en los casos exitosos), pero se va. Eso debe tener en cuenta Macri porque siempre fue más complejo ser ex presidente que presidente.


viernes, 11 de diciembre de 2015

Mauricio Macri juró como presidente de todos los argentinos... @dealgunamanera...

“Prometo siempre decirles la verdad"…

Macri desde el balcón de la Casa de Gobierno. Foto: Dyn

En una corta ceremonia, el presidente electo recibió los atributos presidenciables de manos de Federico Pinedo en la Casa Rosada.

© Publicado el jueves 10/12/2015 por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

Mauricio Macri juró como presidente de todos los argentinos. Luego de participar esta mañana en la asunción de María Eugenia Vidal en la provincia de Buenos Aires, el presidente electo se dirigió a su casa para prepararse para su propio acto.

Macri partió rumbo al Congreso de la Nación junto a su esposa, Juliana Awada, a las 11:00 hs. Una vez en el recinto, el acto de asunción inició a las 11:45. Luego de dar un discurso de 30 minutos en el que llamó a la unidad nacional, agradeciendo a sus contrincantes en la campaña: Sergio Massa, Daniel Scioli, Margarita Stolbizer, Adolfo Rodríguez Saá y Nicolás Del Caño.

Dado que la ex mandataria Cristina Fernández de Kirchner dio la orden al bloque del Frente Para la Victoria de no presentarse en la asunción, casi un tercio de los asientos del recinto estuvieron vacíos.

Luego de jurar ante la Asamblea Legislativa, el presidente electo partió rumbo a la Casa Rosada donde recibió los atributos de parte de Federico Pinedo, ya que la ex Presidenta no quiso asistir a la ceremonia.

Posteriormente se dirigió junto a su mujer Juliana Awada, su hija Antonia y la vicepresidenta de la Nación, Gabriela Michetti al balcón para hablar desde allí a la multitud congregada en la Plaza de Mayo.

“Parece que fue ayer cuando nos animamos a soñar que los argentinos merecíamos vivir mejor y hoy estamos acá a punto de empezar una etapa maravillosa de nuestro país” afirmó entre cantos de los presentes de ‘sí se puede’.

“Prometo siempre decirles la verdad, siempre ser sincero y mostrarles cuáles son los problemas porque sé que ustedes son suficientemente capaces e inteligentes para trabajarlo juntos y resolverlo. Gracias por acompañarnos pero más les quiero agradecer porque tenemos que seguir juntos, esta argentina la construimos todos juntos”, manifestó con euforia.

Macri se animó a bromear tras varios cantos de las personas congregadas en el lugar: “Estoy complicado para bailar con la banda, hasta que no empiece la música”. “Crean en ustedes mismos porque yo estoy hoy acá porque creo en ustedes”, dijo tras lo cual realizó un pequeño baile hula-hula.

“Un beso grande para todos, los amo, amo este país, los amo a todos ustedes. Gracias, gracias, gracias, gracias. gracias”, finalizó en tono futbolero. Al culminar su discursó, el jefe de Estado se sacó la banda presidencial para realizar unos pasos de baile ante la multitud.

Luego, a las 19 horas, dará jura a los futuros integrantes del Gabinete de la Nación, acto que durará hora y media.

Finalmente, el presidente de la Nación asistirá a una función especial en el Teatro Colón a las 21:30 y luego ofrecerá, junto a la Primera dama, una recepción a los los asistentes, concluyendo así su primer día en actividad.



domingo, 22 de noviembre de 2015

Épica K vs. "Revolución de la Alegría"... @dealgunamanera...

El primer acto opositor del PJ…

“País Barrio Parque”, metáfora de Scioli del modelo de Macri. Cedoc

Parecería que el discurso que Scioli asumió es porque considera irremediable que el FpV pase a la oposición mañana.

“En qué te has convertido Daniel” tiene múltiples significados. La puesta en palabras de la genuina sorpresa que muchos analistas sienten frente a un Scioli que abandonó su perfil conciliador y se fue transformando –cada vez más– en un agresivo atacante. La de un Macri que usa la frase para sobrarlo durante el debate colocándose en una posición de superioridad como lo haría un hermano mayor frente a un afecto descarriado. La de los paranoicos que piensan que el kirchnerismo –aprovechando que las encuestas perdieron credibilidad al errar en primera vuelta– prepara un sofisticado fraude electoral para que Scioli le gane a Macri por pequeña diferencia justificando lo que no sería previsible por ese cambio violento de estrategia con la campaña negativa. O, y quizás la más plausible de todas las interpretaciones, que Scioli asumió el discurso opositor porque considera irremediable que el Frente para la Victoria pase a la oposición a partir de mañana, y no está tratando de mejorar su performance electoral sino de posicionar mejor el sector que él representa para el día después.

No hay una lucha estética entre un grasa y un cheto: Macri era el hijo de un tano con plata para los ricos

Un Scioli que le hablaría al futuro diciendo de alguna forma: “yo les avisé” para cuando Macri tome medidas antipopulares pueda reaparecer, él mismo o alguien del Frente para la Victoria, con un discurso a lo Lilita Carrió, pero invertido. Como si Scioli se estuviera despidiendo del traje de candidato seductor para colocarse el de representante de la oposición a un gobierno nacional de Macri prácticamente ya electo.

La estrategia esperable de un candidato en el debate previo a las elecciones sería que tratara de seducir a quienes podrían también tener alguna simpatía con su contrincante. En un texto clásico del análisis del discurso titulado La palabra adversativa. Observaciones sobre la enunciación política, Eliseo Verón explicaba que en el campo discursivo de lo político durante un debate  se plantea una lucha entre  enunciadores donde “el desdoblamiento se sitúa en la destinación”: un destinatario positivo y otro negativo. El vínculo con el destinatario positivo reposa en creencia presupuesta de quien “participa de las mismas ideas, adhiere a los mismos valores y persigue los mismos objetivos que el enunciador”, denominado protodestinatario y a quien el enunciador podría llamar “nosotros”. El destinatario negativo sería el contradestinatario y es un inverso del anterior, a quien el enunciador llama “ellos”. Pero la parte más importante de la audiencia de un debate político es aquella que no entra en ninguna de estas dos categorías: el paradestinatario a quien el enunciador debe convencer apelando a un discurso del orden de la persuasión. Polemizar con el contradestinatario reforzará el vínculo con el protodestinatario, pero poco haría por convencer al paradestinatario.

Esa fue la estrategia de Scioli, y las encuestas –independientemente del resultado, donde todas coinciden en dar ganador a Macri, aunque ahora son menos creíbles– muestran que Scioli estaría perdiendo dos puntos en la tercera semana de noviembre  (tras el debate y el progresivo aumento de la virulencia discursiva de Scioli). Las encuestas también muestran  que salvo los votantes de Del Caño, los electores consultados de todos los otros candidatos presidenciales de la primera vuelta se vuelcan en mayor proporción a optar por Macri que por Scioli, incluso los votantes de Adolfo Rodríguez Saá.

Durante el debate la kinestesia de Scioli lució nerviosa, lo que los analistas del discurso llaman “un cuerpo no sincero”. Probablemente se sintiera más cómodo ejerciendo el papel que  representaba más genuinamente su condición, porque es cierto que el padre de Macri fue más rico que el de Scioli, pero sería desproporcionado calificar de pyme a la Casa Scioli de electrodomésticos que alcanzó para ser socia de Romay en  Canal 9, cuando siendo el único privado condensaba el rating que hoy suman El Trece más Telefe. Scioli contó que iba a buscar a su novia Carmen Barbieri al teatro, cuando ambos tenían 18 años, en una coupé Mercedes-Benz.

Es cierto que los gustos de Scioli siempre fueron más populares, pero tampoco se podría decir que estemos frente a una confrontación estética entre un grasa y un cheto porque Macri nunca fue considerado por las familias tradicionales de la Argentina como un representante de su grupo social, sino que siempre fue visto como el hijo de un inmigrante italiano que hizo plata.

Pero más allá de lo que sean de verdad cada uno, es probable que Scioli al calificar a Macri de un “creído de Barrio Parque” haya comenzado a bautizar la época que viene. Y así como el menemismo fue “pizza con champán”, y al ascenso económico de los kirchneristas lo sintetizó Puerto Madero, quizás Barrio Parque pueda terminar siendo el símbolo del macrismo.

Hay una lucha entre lo estoico y lo hedónico, entre la severa épica K y “la revolución de la alegría” de Macri

La confrontación de estilos entre Scioli y Macri pasa más porque Scioli asume el papel estoico del sufriente, el que se esfuerza, supera adversidades y todo le cuesta. Mientras que Macri, al que todo le fue saliendo bien en la vida, es hedónico y le gusta el clima de fiesta.

Exageradamente la confrontación que los antiguos griegos expresaban entre lo apolíneo (la moderación y la armonía) y lo dionisíaco (el exceso, Dioniso es Baco para los romanos) y que Nietzsche interpretó libremente como la lucha de la norma y lo racional (apolíneo) contra la embriaguez creadora (dionisíaco).

Ya hace tres domingos la tapa de Perfil publicó las conclusiones de neurocientíficos sobre la pulsiones reflexivas y emocionales que impulsaban a los votantes de Scioli y de Macri respectivamente (http://e.perfil.com/mente-votante).

Mañana veremos si los argentinos finalmente se cansaron de la severa épica K y prefieren la “revolución de la alegría”.

© Escrito por Jorge Fontevecchia el sábado 21/11/2015 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.




domingo, 8 de noviembre de 2015

Elecciones 2015. ¿Noticia u Operación de prensa?... @dealgunamanera...

Encuesta: a dos semanas del balotaje, Macri le saca ventaja a Scioli...


Elecciones 2015. El panorama de la elección presidencial. En la elección del 25 de octubre, el candidato de Cambiemos sacó casi 3 puntos menos que el del kirchnerismo. Hoy, Macri ganaría por 8,2 puntos.

Faltan dos semanas justas para el balotaje que determinará quién sucederá a Cristina Kirchner en la Presidencia y Mauricio Macri consiguió sacar ventaja sobre Daniel Scioli. El candidato de Cambiemos tiene una intención de voto de 51,8% y el del Frente para la Victoria de 43,6%, según una encuesta de la consultora Management & Fit exclusiva para Clarín, realizada en todo el país entre el 1° y el 5 de noviembre. 

A su vez, un 4,5% asegura que impugnará el sufragio o votará en blanco. En el estudio, que muestra una distancia de 8,2 puntos entre los dos adversarios, se realizó una proyección del voto del 10,9% de los encuestados que aún se muestra como indeciso respecto a lo que hará el 22 de noviembre.


La situación marca un quiebre con respecto a la elección del 25 de octubre, cuando, según los números difundidos por la Cámara Nacional Electoral, el candidato del FPV obtuvo 9.338.449 votos (un 37,08%), contra 8.601.063 de su rival de Cambiemos (un 34,15%). Como ninguno llegó a 45% ni a 40% con 10 puntos de diferencia sobre el segundo, la Asamblea Legislativa ratificó en la semana la convocatoria a la segunda vuelta.


Según el sondeo de M&F, Macri consiguió seducir –al menos hasta ahora– a una mayor proporción de los votantes que no se habían inclinado en la primera vuelta por ninguno de los dos candidatos que entraron en la segunda vuelta. La disputa por esos más de 7 millones de votos es el corazón de las dos campañas que desarrollaron Macri y Scioli en los últimos días. El botín mayor es el electorado de Sergio Massa, que representó el 21,39%.


La campaña de Scioli se basó en denunciar los presuntos planes de Macri en caso de que llegue a la Presidencia, mientras que el jefe de Gobierno porteño optó por no confrontar o confrontar poco.

Aunque no anunció en forma explícita su apoyo a Macri, Massa ya dijo que no votará a Scioli y lo mismo hizo Margarita Stolbizer, que en las generales obtuvo un 2,51% de los votos. Por el contrario, Adolfo Rodríguez Saá, que consiguió 1,64%, se mostró cerca del postulante del kirchnerismo.

El Frente de Izquierda, que llevó al frente de su boleta a Nicolás del Caño (3,23%), promueve el voto en blanco, que no tiene injerencia en el conteo final de los sufragios. Ayer, el candidato del FIT anunció que pedirá a la Justicia que le habilite espacios de TV y fiscales para defender el voto en blanco.


En los dos equipos de campaña señalan que los porcentajes de apoyo a Macri y Scioli podrían cambiar con el debate televisado del próximo domingo. Los ciudadanos no tendrán forma de conocer cómo impactará esa discusión pública –será la primera entre ambos candidatos, ya que el gobernador bonaerense se negó a participar del debate que hicieron los otros aspirante antes de las elecciones generales– en la intención de voto, ya que la ley electoral impide difundir encuestas electorales desde ocho días antes del comicio.

Los números del estudio de M&F marcan que Macri consigue su mejor resultado en el centro del país, la región que concentra al 66,1% del electorado. Allí, un 47,8% de los consultados dice que votará por el jefe del PRO, mientras que un 37,7% se inclina por Scioli. En Cuyo, donde vota el 7,1% de los argentinos, Macri también lleva la delantera: consigue un 54,6% de las proyecciones, mientras que Scioli obtiene 34%.

Por su peso electoral, la ventaja en esas dos zonas le permite a Macri contrarrestar los votos que lograría Scioli en las provincias del Norte y en las ubicadas más al Sur. El candidato del FPV tiene un 45,7% de votos en el Noroeste, donde vive el 12,1% del padrón, mientras que a Macri lo apoya allí un 42,9. 

Scioli logra su mejor desempeño en el Noreste –con un peso electoral del 9,2% del país– donde un 52,7% de los encuestados asegura que lo elegirá, en contraste con el 36,9% que dice optar por Macri. En el Sur, con 5,5% de los votantes argentinos, Scioli ganaría, pero por menos: obtiene un 45,8% de la intención de voto frente al 40,7% que adelanta que podrá la boleta de Macri. 

Todos los números de la intención de voto por regiones se tomaron sin proyectar los indecisos. 

© Publicado el domingo 08/11/2015 por el Diario Clarín de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

Nota del Redactor: Este artículo está publicado con la única intención de evaluar luego del 22 de Noviembre cuán de cierto y serio son estas encuestas.