domingo, 18 de junio de 2017

Malvinas: errores de la diplomacia a 35 años de la guerra… @dealgunamanera...

Malvinas: errores de la diplomacia a 35 años de la guerra… 


De poco y nada sirven las estrategias que adoptó la Argentina, propias del siglo pasado, para con las Malvinas. Pero hay espacio para redefinir la estrategia.

© Escrito por Claudio Negrete (*)  el miércoles 14/06/2017 y publicado por la Revista Noticias de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

Luego del 82, el Foreign Office llevó adelante una política de congelamiento del reclamo argentino hacia los países centrales y supo producir hechos de valor jurídico y diplomático que debilitó aún más nuestra posición.

El primero de ellos, y quizá más significativo, fue la inclusión de un nuevo y decisivo actor: los isleños. Y lo hizo al reconocerles su autonomía con la sanción de la Constitución del Territorio Británico de Ultramar de las Islas Malvinas aprobada el 5 de noviembre de 2008 por la reina Isabel II.

En el primer capítulo, de los 22 que tiene, se establecen los derechos y las libertades fundamentales de los isleños, poniendo énfasis en el derecho de la libre determinación. Y con este reconocimiento legal, la Unión Europea ratificó con el Tratado de Lisboa que las Malvinas son territorio británico de ultramar siendo incluido en los mapas oficiales de la comunidad.

Otro hecho jurídico-político a favor de Gran Bretaña fue el ocurrido en diciembre de 2012 cuando la diplomacia inglesa declaró que “el territorio antártico británico es parte importante y único de los 14 territorios que el Reino Unido tiene en ultramar”, entre los cuales para ellos se encuentran las Malvinas.

Lo hizo con motivo del anuncio de que 271.000 kilómetros cuadrados de territorio antártico fueron bautizados como la “Tierra de la Reina Isabel” como un regalo en honor a los 60 años de la soberana en el trono, área que también asumen como propias Chile y Argentina.

La zona en disputa, que hasta el momento no tenía nombre, aparece ahora como “Tierra de la Reina Isabel” en todas las cartografías británicas y de los países europeos. “Es un gran honor asociar de forma permanente a la Antártica con su Majestad y de esta forma reconocer el compromiso que el Reino Unido tiene con este territorio”, explicó el Foreign Office.

Fracaso

En más de un siglo y medio desde que Inglaterra usurpó las Malvinas, la Argentina sólo puede exhibir una serie de fracasos en su intento de retrotraer la situación a febrero de 1833, cuando ejercía la plena soberanía heredada de España.

A 35 años del fin de la guerra, es decir de una rotunda derrota argentina en todos los campos, la única salida que se presenta a la propia impotencia y a la encrucijada de la constante frustración pasa, ineludiblemente, por la construcción de un dialogo directo, firme, sin ambigüedades con británicos e isleños, al que pueden aportar otros actores internacionales.

Abordar una nueva relación que amalgame confianza abrirá caminos  hacia un futuro acuerdo que necesariamente contemple sesiones y satisfacciones mutuas. O como define el historiador Luis Alberto Romero: “no debemos conquistar su territorio sino a su pueblo, sus corazones y su razón”.

Es desbloquear la tensión con un diálogo franco y sin que ello implique debilidades identitarias. La intransigencia unilateral impuesta por el kirchnerismo por más de una década, que fue absolutamente funcional a los intereses de Gran Bretaña ya que congeló su posición favorable de fuerza por aquello de “ellos no quieren hablar”.

La actual iniciativa del gobierno argentino, que debería ser complementada con una generosa y amplia convocatoria interna para consensuar una política de largo plazo, saca al país de una actitud infantil defensiva y victimizante, instando ahora a Gran Bretaña a exponer su real interés ante la opinión pública mundial. Se empieza así a hablar de muchas nuevas cosas y reaparece, al menos en la formalidad simbólica, la palabra soberanía.

Sin embargo, el comienzo de un nuevo diálogo político entre los gobiernos no alcanza pero sí reconoce lo que venía sucediendo desde hace muchos años en la base social. Hoy los ex combatientes de ambos países se reconocen, se admiran, comparten recuerdos, duelos, experiencias y amistades.

Con la voluntad de las dos partes se acordó construir un cementerio con los restos de nuestros combatientes cuyos familiares viajan libremente a las islas para homenajearlos. La Cruz Roja garantiza el proceso de identificación de restos de soldados argentinos; y se avanza con información argentina en el retiro de las miles de minas diseminadas en todo el territorio. Competencias deportivas unen a isleños y argentinos.

Alumnos del continente viajan para conocer las islas; y contingentes de turistas son recibidos como un hecho natural. Investigadores y periodistas producen en los mismos lugares de la guerra toda clase de documentos testimoniales. Es decir, el diálogo está siendo cincelado por la gente y los mismos protagonistas del conflicto bélico. Un proceso humano que en el fondo tiende a cerrar un pasado doloroso para todos a partir de la convicción de que nadie quiere más una guerra.

Hay un elemento exógeno nuevo que inesperadamente beneficia a la Argentina. Gran parte del sustento de los derechos de los isleños era su condición de nacidos y criados en las islas y por varias generaciones. Pero ese argumento fue perdiendo fuerza con los años. Desde 1985, Gran Bretaña condujo una campaña para atraer y radicar inmigrantes en las islas.

Hoy una porción importante de sus mil habitantes son de otros lugares. Llegaron de países como IrlandaRepública Checa, Inglaterra, Alemania, África, Australia, y Nueva Zelanda, entre otros. Todos conservan su propia nacionalidad y logran sus residencias por ser europeos o integrantes de la Commonwealth británica. Además, hay que sumar la inmigración latinoamericana principalmente de Chile y Perú.

En las islas viven alrededor de 1.000 militares retirados que se jubilaron y que se quedan allí por los beneficios sociales que obtienen. Asimismo, existe una enorme base militar que es, de hecho, el principal empleador de los isleños y los residentes extranjeros. Todos los años, las islas atraen a 1.500 soldados que rotan, gastan sus ingresos en alquileres de casas, coches, comidas y turismo.

Junto a los parientes que los visitan constituyen el llamado turismo militar para el cual se usa la base como estructura logística. Entonces, ¿son los mismos derechos históricos que tenían los isleños de la época de la guerra que los actuales que no la vivieron y, además, provienen de otros países? En un futuro, ¿los actuales habitantes querrán ser argentinos y dejar de ser ciudadanos de sus naciones? Como se ve, el conflicto por las Malvinas también quedó impregnado por el problema de la inmigración mundial.

Fronteras

El mundo no es el mismo de antes. Como consecuencia del Brexit, Gran Bretaña dejará la comunidad europea en dos años y perderá apoyo político del bloque al aislarse de su continente. Cerca del 70% de la actividad económica de los isleños depende de los accesos al mercado europeo.

El nuevo poder de los Estados Unidos de Donald Trump está poniendo a prueba el statu quo de contención y seguridad internacional. Las instituciones surgidas al fin de la Segunda Guerra Mundial y sus burocracias viven en crisis y han sido superadas por la velocidad de los nuevos acontecimientos.

En política internacional nada es estático como tampoco permanente. El mundo está con una crisis sistémica y en un proceso de transición hacia una nueva organización con otros jugadores y, por lo tanto, una ampliación de espacios de decisión que renueva pujas y tensiones. Con este fenomenal escenario en movimiento, de poco y nada sirven las estrategias que adoptó la Argentina, propias del siglo pasado, para con las Malvinas. Hoy, las relaciones personales son determinantes.

El sujeto toma centralidad, un protagonismo quizá desmedido, en los acontecimientos locales y mundiales, y se instala como un factor decisorio de nuevos liderazgo que prescinden de visiones dogmáticas; son pragmáticos y por eso crecen por fuera de las viejas estructuras políticas conservadoras que los promueven e intentan contener. Un buen ejemplo de ello es la llegada al poder francés de Emmanuele Macron.

Este es el actual escenario internacional sobre el cual la Argentina debe repensar una nueva estrategia de su ubicación mundial y que contemple el tema Malvinas. Por fuera de los laberintos de la burocracia diplomática racionalista se desarrolla una diplomacia humana, de contacto directo, marcada más por vínculos de confianzas personales que por ideologías y prejuicios que ponen límites.

Y en esta dimensión ahora se igualan tanto la influencia del funcionario de un gobierno como la del isleño y de la multitud de individualidades que conforman los nuevos movimientos sociales y una opinión pública que elimina anonimatos y al mismo tiempo presiona a los poderes a escala planetaria con las redes sociales.

Son evidentes los límites de la lógica de la política tradicional para resolver conflictos irresueltos por década o centurias.

Se abre paso la construcción de acuerdos sociales locales y mundiales con los involucrados directamente en cada crisis. En definitiva, el camino hacia una solución al complejo problema de Malvinas es un montaje de conjunto, horizontal, desprovisto de manipulaciones políticas, que permita llegar a acuerdos duraderos en el tiempo basados en la aceptación del otro y también de concesiones mutuas.

Porque, en última instancia, las guerras suelen instigarse casi siempre por intereses inconfesables del poder, pero alcanzar una paz justa y permanente desde la verdad histórica sólo es posible de lograr con legitimidad cuando ese proceso lo protagonizan las víctimas.

(*) Periodista y escritor. Magíster en Relaciones Internacionales (FLACSO) y miembro del Club Político Argentino.



Aprontes de campaña… @deagunamanera...

Aprontes de campaña…

Nueva ‘V’ Peronista. Cristina Fernández. Foto: Pablo Temes

La incertidumbre que creó Cristina está latente. El Gobierno, escrachado, respira.

© Escrito por Nelson Castro el domingo 18/06/2017 por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

Miedo, personalismo y la destrucción del camino andado. Es ésta una buena introducción para definir la increíble situación que ha generado dentro del peronismo la actitud de Cristina Fernández de Kirchner. ¿Es ésta la misma persona que se la pasa hablando de la necesidad del Partido Justicialista como única forma de enfrentar a Mauricio Macri? ¿Es ésta la misma persona que en el reportaje concedido a C5N habló de lo imperioso de superar los personalismos? ¿Alguien diferente de sus acólitos fanáticos puede entrever en su actitud algo distinto al egoísmo?

Por eso todavía nadie puede explicarse de manera racional el tenor extremista de la maniobra que la ex presidenta ha urdido hasta aquí con el único objetivo de evitar una interna con su ex ministro de Interior y Transporte Florencio Randazzo.

Por un lado, se fue del justicialismo, y por el otro, le puso punto final al Frente para la Victoria, que, técnicamente, no existe más. Cómo habrán cambiado las cosas que, hace exactamente tres años, ella misma se había encargado de sostener y llevar adelante el operativo para quedarse con el PJ, sometiéndolo a un blindaje y colocando en cargos ejecutivos a los jóvenes de La Cámpora, tanto a nivel nacional como provincial.

Un poco de memoria. 

En el congreso partidario que se llevó a cabo en Parque Norte en mayo de 2014, Wado de Pedro fue nombrado vicepresidente del Partido Justicialista nacional. No sólo eso, sino que también fue elegido apoderado del PJ bonaerense. La Cámpora estaba exultante; y no era para menos: la secretaría general había quedado en manos del diputado provincial hoy denostado por sus propios compañeros José Ottavis.

En la anterior conducción, ese puesto había sido ocupado por 
Alberto Fernández. Ese cargo es de peso ya que la firma de quien lo desempeña es necesaria para avalar la formación de las listas. La Cámpora controlaba también la Secretaría de Derechos Humanos con Juan Cabandié, la de la Mujer con Mayra Mendoza, la de Juventud con María Luz Alonso y la de Educación mediante Martín Gil. Además, la agrupación kirchnerista ocupaba otras tres secretarías y más de veinte vocalías. Nada de eso importa hoy. Cristina Fernández de Kirchner juega por fuera del PJ y más temprano que tarde la renovación de sus autoridades echará por tierra lo por ella construido.

¿Unidos triunfaremos? 

Los intendentes peronistas de la provincia de Buenos Aires aún buscan una explicación a todo este sinsentido. Y esto es común para los que la siguen y para los que no. Cuentan fuentes cercanas a ese núcleo duro del kirchnerismo que, si bien parecería ilógico que la ex presidenta tuviera la capacidad de volver sobre sus pasos, “es alto el temor a quedar varados a mitad de camino. Si no juega, se termina nuestra supervivencia política”, dicen con indisimulada preocupación. Quizás el más explícito en sus palabras haya sido el intendente de Ensenada, Mario Secco, quien aseguró públicamente que “Cristina no quiere ser candidata, nosotros somos los que trabajamos para que ella nos salve”. Y agregó: “No le vamos a perdonar al Flaco lo que está haciendo, es un capricho que nos está jodiendo a todos”. A pesar de estos temores de los intendentes K, es impensable que CFK no presente su candidatura.

Por eso, desde el randazzismo impulsan un cambio de discurso: “Basta de hablar de las PASO y de la ex jefa. Ahora vamos a hablar de las elecciones y de los problemas que tiene el gobierno de Mauricio Macri”. Lo último que se ocuparon de dejar en claro es que el intendente de José C. Paz, 
Mario Ishii –una cuña que les puso la ex presidenta para molestar y embarrar la cancha–, no les preocupa. “Es un corrupto útil. Nosotros apostamos a la construcción de un nuevo peronismo sin contaminaciones, y ese objetivo puede ir más allá del resultado electoral. Trabajaremos a largo plazo”, se entusiasman los partidarios de Florencio Randazzo.

En el oficialismo, todo este embrollo ha generado una cierta euforia, a pesar de que los números de la gestión todavía no son los que esperan ni el Gobierno ni mucho menos la gente. “Nosotros enfrentamos al peronismo, y llegar a la contienda con el PJ dividido en tres casi que nos asegura un triunfo y el logro de dos bancas en el Senado”, aseguró un diputado que conoce el pensamiento que hoy en día predomina en la Rosada.

Además alguien fuera del oficialismo advirtió: “Ojo con la billetera de Vidal. Que cada uno juegue como quiera pero es mejor no dejar de ser dialoguistas, sabemos desde dónde baja la plata para obras; mejor no hacer locuras, a ver si se corta el chorro”, resumió esta voz del peronismo.

En medio de estos aprontes de campaña, ocurrieron en las últimas horas episodios que son inquietantes. Los escraches por parte de grupos kirchneristas al Presidente y al ministro de Justicia, Germán Garavano, la golpiza de la que fue víctima el abogado de la ex presidenta, Gregorio Dalbón, y la amenaza que recibió el escritor Federico Andahazi en la puerta de su casa son muestras de un clima de intolerancia y violencia que alarma. ¿Estará condenada la Argentina a la resignación de aceptar esta circunstancia como un sino fatal?

El presente de la economía sigue siendo duro. 

Las cifras del desempleo del primer trimestre del año que dio a conocer el Indec –9,2%– fueron una mala noticia que dejó mal parado al Gobierno, que desde hace meses habla de un crecimiento del empleo. La verdad es que, así como se han creado muchos nuevos puestos de trabajo, también se han destruido otros tantos. La economía no termina de arrancar. La inflación, especialmente en el rubro de los alimentos, sigue bien por arriba del 1,3% del Índice de Precios al Consumidor.

Es lo que le señaló en su carta a Macri el trabajador que le dijo: “Te creí pero creo que me fallaste”. El Presidente le dio la razón en todos y cada uno de sus reclamos, lo cual no es poco. Sin embargo, no es suficiente. Quienes lo votaron –y quienes no– esperan soluciones. Ese es su desafío.

Producción periodística: Santiago Serra.



sábado, 17 de junio de 2017

Huracán 1 vs. Unión de Santa Fe 0... @dealgunamanera...


Triunfo clave ante Unión en el Ducó…


Huracán venció esta noche a Unión de Santa Fé por uno a cero en el estadio Tomás Adolfo Ducó por la vigésimo octava fecha del Campeonato de Primera División.



© Publicado el sábado 17/06/2017 por el Departamento de Prensa del Club Atlético Huracán de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

Sólo ciento ochenta minutos nos separan del final del campeonato. Ese final agónico y emocionante pero que trae mucho sufrimiento, al igual que el epílogo del encuentro de hoy.

Esos últimos sesenta segundos parecieron durar los ciento ochenta minutos que le restan jugar al Globo no sólo por la lentitud y el dramatismo que adquirian con golpe de la aguja en el reloj sino también por la adrenalina con la que se vivieron. Los brazos en alto de Juan Manuel Pompei generaron el desahogo.

Ese que teníamos atado en la garganta desde Bahía, ese que se agudizó con la victoria previa de Temperley -quedó sin efecto- y ese que parecía ahorcarnos con el cabezazo de Rodrigo Erramuspe que pasaba apenas al lado del palo en la jugada final.

Un análisis técnico y táctico del partido no tendría lugar entre tantos sentimientos. Huracán no jugó su mejor partido pero si logró algo que a veces se hace esquivo a pesar de los merecimientos: ganó.

Desde el golazo de Alejandro Romero Gamarra hasta las atajadas de Marcos Díaz, los de Parque Patricios consumaron un triunfo clave, necesario y vital de cara a los próximos choques decisivos.

Huracán 1

Marcos Díaz; Carlos Araujo, Martín Nervo, Federico Mancinelli, Lucas Villalba; Alejandro Romero Gamarra, Mauro Bogado, Matías Fritzler, Ignacio Pussetto; Norberto Briasco y Diego Mendoza. DT: Juan Manuel Asconzábal.

Unión 0

Matías Fidel Castro; Brian Blasi, Rodrigo Erramuspe, Leonardo Sánchez, Nahuel Zárate; Diego Villar, Nelson Acevedo, Santiago Magallán, Guido Vadalá; Lucas Gamba y Franco Soldano. DT: Pablo Marini.

Gol en el primer tiempo: 29m Romero Gamarra (H).

Cambio en el primer tiempo: 42m Mauro Cejas por Vadalá (U).

Cambios en el segundo tiempo: Al inicio, Mauro Pittón por Sánchez (U); 12m Lucio Compagnucci por Bogado (H); 20m Daniel Montenegro por Mendoza (H); 34m Federico Anselmo por Magallán (U) y 42m Mariano González por Montenegro (H).

Estadio: Tomás Adolfo Ducó.

Árbitro: Juan Pablo Pompei.

Fotos: Daniel Mendez y Maximiliano Day








Hay momentos en lo que no importa nada. La opinión del hincha Huracán 1 vs. Unión 0. 


Hay momentos en lo que no importa nada.  Solo interesa el instante que se está viviendo y donde no se encuentran diferencias entre los seres humanos, pendientes de lo que se está sintiendo.

© Escrito por Carlos Biondi el viernes 16/06/2017 y publicado por Patria Quemera de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

Huracán no tenía opción, era ganar o irse al Nacional B.  Y estuvo a punto de irse.  Pero tenía que ganar y ganó.  No puedo hablar de futbol donde las sensaciones cubrían a todo el estadio.  No se puede juzgar futbolísticamente a un equipo, salvo a Marcos Díaz, donde reconozco no haber visto nada.  Por momentos no veía nada…

El primer tiempo el pequeño recuerdo que tengo son los primeros minutos de Huracán yendo con todo al frente hasta que medio que se emparejó.  Los nervios nos taparon a todos.  Hasta que el Kaku metió el zapatazo.  Grito grande, pero contenido, faltaba un montón.

Y vaya que faltaba, todo el segundo tiempo! Nervios, desesperación, que se gritaba, que no, que se podía respirar a veces y otras no.  Este segmento de 50 minutos no voy a poder olvidarlo fácilmente, quedará en mi memoria.  Vi caras deformadas mostrando un estado de no sé cómo definirlo.  Gente gritaba desaforadamente aun cuando la pelota estaba fuera del campo.  Otros duros, sin movimientos en instancias cumbre cuando Unión parecía que nos embocaba.  Admito que en la última jugada del partido me vi jugando el Nacional. 

La gente de Huracán es tan apasionada porque la vida de Huracán es así. 

Creo que con esta victoria solo resta un punto más y listo.  Pero esta victoria valió 10, 12 puntos.  Valió una categoría.  Los huevos (no hay otra forma de expresarlo, perdón) que pusieron nuestros jugadores, cuando los nervios no los dejaban mover los pies, fueron descomunales.  Todos los que alguna vez jugamos un partido de futbol donde se jugaba algo muy muy importante, sabemos que la pelota pesa 20 kilos, que los botines no van para el lado donde uno les ordena, donde la desesperación se apodera de todo, donde lo único que sirve es ganar.  Pero la figura de Marcos Díaz emerge del despelote y se convierte en héroe, como tantas otras veces.  Partido para el recuerdo.

Ahora vamos a  Lanús y terminamos en el Duco con Belgrano de Córdoba.  Los jugadores siguen siendo el Barcelona y los dirigentes Putin, o Trump, o el que se les ocurra.  Después veremos.  Pero de este partido no me voy a poder olvidar las cosas que sentimos los Quemeros.

¡Abrazo Quemero!