sábado, 27 de agosto de 2016

El amor según Cortázar… @dealgunamanera...

El amor según Cortázar…

Foto: Life Magazine

Julio Cortázar es unos de los autores que más ha escrito sobre el amor. Rayuela es una de sus obras más conocidas, aunque no la única. Son pocos los que a lo largo de su vida no han leído algún fragmento de su exquisitez literaria.

© Escrito por Benito Guerrero el jueves 26/08/2016 y publicado por la Revista Cambio 16 de la Ciudad de Madrid, España.

Este viernes, el escritor argentino –que adquirió la nacionalidad francesa para protestar por el régimen militar de su país de origen– cumpliría 102 años. A lo largo de su vida tuvo tres parejas sentimentales que inspiraron sin duda la mayoría de su obra. Cortázar es, para muchos, el gran maestro del amor. Esta son algunas de sus frases más célebres:

“Lo que mucha gente llama amar consiste en elegir a una mujer y casarse con ella. La eligen, te lo juro, los he visto. Como si se pudiese elegir en el amor, como si no fuera un rayo que te parte los huesos y te deja estaqueado en la mitad del patio”.

“Siempre fuiste mi espejo, quiero decir que para verme tenía que mirarte”.

“Creo que no te quiero, que solamente quiero la imposibilidad tan obvia de quererte como la mano izquierda enamorada de ese guante que vive en la derecha”.

“Amor mío, no te quiero por vos ni por mí ni por los dos juntos, no te quiero porque la sangre me llame a quererte, te quiero porque no sos mía, porque estás del otro lado, ahí donde me invitas a saltar y no puedo dar el salto, porque en lo más profundo de la posesión no estás en mí, no te alcanzo, no paso de tu cuerpo, de tu risa”.

“Me basta mirarte para saber que con vos voy a empapar el alma”.

“Una boca elegida entre todas, con soberana libertad elegida por mí para dibujarla con mi mano por tu cara, y que por un azar que no busco comprender coincide exactamente con tu boca que sonríe por debajo de la que mi mano te dibuja”.

“Lo que me gusta de tu cuerpo es el sexo. Lo que me gusta de tu sexo es la boca. Lo que me gusta de tu boca es la lengua. Lo que me gusta de tu lengua es la palabra”.

“Vení a dormir conmigo: no haremos el amor, él nos hará a nosotros”.

“Busco tu suma, el borde de la copa donde el vino es también la luna y el espejo, busco esa línea que hace temblar a un hombre en una galería de museo. Además te quiero, y hace tiempo y frío”.

“Por eso no seremos nunca la pareja perfecta si no somos capaces de aceptar que solo en la aritmética el dos nace del uno más el uno.”




Tristeza y victimización… @dealgunamanera...

Tristeza y victimización…


Me encuentro con amigos por la calle, con médicos en los consultorios, y todos me manifiestan su “tristeza” por “todo lo que está pasando”.

© Escrito por Daniel Link el sábado 28/08/2016 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

Me encuentro con amigos por la calle, con médicos en los consultorios, y todos me manifiestan su “tristeza” por “todo lo que está pasando”. Como es difícil entender un estado de duelo tan generalizado y tan indeterminado (¿se refieren a la situación de los emigrantes sirios, a tal accidente aeronáutico, a la degradación de la atmósfera, a las amenazas de muerte contra funcionarios públicos?), pido precisiones y me contestan: “Todo lo que está haciendo Macri”.

Por fortuna, les contesto, Macri no está haciendo ni la décima parte de lo que temíamos, y eso por la relación de fuerzas entre los tres poderes y la debilidad parlamentaria que obliga a negociaciones constantes al gobierno nacional con las fuerzas de oposición y los gobiernos provinciales. Sin ir más lejos, ahí tienen el asunto tarifas, que para mí no fue sino una artimaña publicitaria del Gobierno para mostrarse republicano hasta el tuétano.

Las democracias burguesas se caracterizan por una alternancia entre un gobierno más hacia la derecha y un gobierno más hacia la izquierda (socialismo/Partido Popular en España, laboristas / conservadores en Reino Unido, demócratas/republicanos en los Estados Unidos, etc.).

Sabido es que cuando le llega el turno de gobernar a la derecha habrá que sacar chispas contra el asfalto hasta que el turno pase y evitar los mayores males. Y, mientras tanto, procurar construir alternativas de “izquierda verdadera” (o sea: aquella que produce cambios estructurales).

En Argentina, por el contrario, hemos tenido que resignarnos a una alternancia entre una derecha más bien populista y una derecha que ni siquiera llega a liberal y que habría que llamar pospopulista.

Así vistas las cosas, da para ponerse triste, pero no son los términos en los cuales la tristeza ilustrada se manifiesta y me interpela. Habrá que recordar a Nietzsche, para quien “la pena domestica al hombre, pero no lo hace mejor”.


Carta Abierta De Un Fiscal a Cristina Kirchner… @dealgunamanera…

Fue Ficción… 


© Escrito por Marcelo Carlos Romero, Fiscal del Ministerio Público, el miércoles 24/08/2016 y publicado por Tribuna de Periodistas de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

Sra. Cristina Fernández, de mi consideración:

Soy un simple Fiscal de Instrucción del Ministerio Público de la Provincia de Buenos Aires. No pertenezco al grupo de colegas que la investigan en múltiples causas penales. Tampoco integro el partido político “Justicia Legítima”, creado durante su último mandato constitucional, en un hecho inédito en la historia judicial argentina.

Utilizo esta forma de comunicación —carta abierta—, ya que desde su salida del Poder Ejecutivo, nos ha dedicado a los magistrados judiciales de este país, numerosas misivas a través de las redes sociales, en especial, Facebook.

Debo reconocer, Sra. Fernández, que prefiero la gráfica —su gráfica— y no la oratoria —su oratoria— desde los atriles oficiales, con dedos índices levantados, gestos adustos y personas aplaudiendo cada verbo o frase verbal.

En su última creación literaria, amén de enumerar —uno por uno— los logros de su gobierno y el de su difunto esposo, escribe nuevamente sobre el PJ (partido judicial), como si éste no se tratara de una facción de magistrados, funcionarios y empleados judiciales, afines a “sus” ideas políticas, abierta y orgullosamente reconocido por ellos.

También escribió sobre “ficciones”… Esta reflexión es, a mi juicio, la más interesante de su libelo.

Las “ficciones” fueron un capítulo cardinal durante sus mandatos.

Podemos recordar alguna de ellas:

* Fue ficción la inseguridad, el aumento de los índices delictivos y el incremento de la violencia en casi todas las formas de comisión criminal.

* Fue ficción la implementación —como catecismo laico obligatorio— del abolicionismo penal como condición sine qua non para acceder a los cargos judiciales por concurso, a las cátedras universitarias, a los institutos de posgrado, etc.

* Fue ficción que esta pseudo-doctrina haya perturbado severamente el juicio crítico de estudiantes de Derecho, abogados y magistrados judiciales de todas las instancias. Que se haya invertido en forma grotesca el paradigma milenario del Derecho Penal, donde la víctima resulta ser el victimario y el victimario la “víctima de un sistema capitalista neoliberal” que le quitó oportunidades y lo “empujó hacia el delito”, o mejor dicho, hacia el “conflicto”, según la terminología progre.

Que el delito es una creación político-capitalista que le quitó a los particulares la posibilidad de dirimir pacíficamente el conflicto, para que el Estado pueda mantener el negocio de la inseguridad, llenando las cárceles, o “jaulas de exterminio”, de pobres y oprimidos.

* Fue ficción que, durante la década pasada, no haya existido una política criminal seria y duradera y que, en su reemplazo, se haya instaurado un programa coyuntural, caracterizado por el pendulismo ideológico, espasmódico y esquizofrénico. Un vaivén de posturas y maquillajes que fueron desde la “mano dura” y la “tolerancia cero” hasta el actual y pretendido “minimalismo penal”. Siempre al compás de las encuestas de opinión, los sondeos de imagen y el calendario electoral.

* Fue ficción que la fuerza de seguridad federal de fronteras, Gendarmería Nacional Argentina, se haya dedicado a cuidar autopistas urbanas, que la fuerza de seguridad federal de vías navegables, Prefectura Naval Argentina, se haya dedicado a cuidar barrios chic, y que las policías locales hayan sido formadas en seis meses, otorgando en ese plazo a sus flamantes integrantes placa, pistola y autoridad.

* Fue ficción el incremento exponencial del narcotráfico y del consumo masivo de estupefacientes. Fue ficción también la directísima incidencia de estos factores en la inaudita ola de inseguridad que nos asola.

* Fue ficción la derogación explícita de la garantía del libre tránsito en la República Argentina (art. 14 de la CN), bajo la excusa de “no poder criminalizar la protesta social”.

Como verá, Sra. Fernández, no me he referido ni a bóvedas, propiedades suntuosas, bolsos ni cajas de seguridad. Son investigaciones judiciales en trámite que no conozco en profundidad y, además, respeto su derecho de Defensa.

Sólo quise arrimar a sus reflexiones vía Facebook otras “ficciones” de sus mandatos no enumeradas por Ud… Tal vez le sirvan para la elaboración de futuras misivas.

La saludo con mi consideración más distinguida.


Godoy Cruz de Mendoza 1 vs. Huracán 0... @dealgunamanera...


Derrota en el debut ante Godoy Cruz en Mendoza…


Huracán perdió esta noche por uno a cero frente a Godoy Cruz en el estadio Malvinas Argentinas por la primer fecha del Torneo de Primera División 2016.

©  Escrito por Rodrigo da Silva el sábado 27/08/2016 y publicado por el Departamento de Prensa del Club Atlético Huracán de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

Los dos tiempos fueron dos partidos totalmente diferentes. Huracán regaló cuarenta y cinco minutos para poder disputar la victoria y lo hizo cuando ya estaba en ventaja. Bajo una irregularidad generalizada, el Globo regaló tres puntos ante un rival mezquino que planteó un desarrollo del partido mediocre a partir del gol inesperado y con fortuna.

La segunda parte dejó de lado la falta de un 9 y puso sobre la mesa la falta de eficacia. Los de Parque Patricios desperdiciaron tres ocasiones de gol netas debajo del arco aunque demostraron carácter y actitud en los intentos reiterados de Julio Angulo e Ignacio Pussetto -erró un gol a los treinta y cinco minutos de la segunda parte-.

Pero lo hecho en la segunda parte se opaca, se nubla con un primer tiempo para el olvido. Esta vez, Carlos Araujo sufrió las embestidas rivales a lo largo de los noventa minutos y a sus compañeros de la última línea se les hizo difícil parar a un solo jugador: Maximiliano Sigales. El delantero uruguayo complicó a todos los Quemeros en soledad y sin piedad.

De todas maneras y sin pretender justificar, Huracán mereció empatar al menos. Sin embargo, el resultado adverso servirá para reveer algunos nombres propios y revisar esquemas.

Godoy Cruz 1

Roberto Ramírez; Ezequiel Bonacorso, Diego Viera, Pablo Alvarado, Marcelo Benítez; Guillermo Fernández, Juan Andrada, Fabián Henríquez, Facundo Silva; Juan Garro y Maximiliano Sigales. DT: Sebastián Méndez.

Huracán 0

Marcos Díaz; Carlos Araujo, Martín Nervo, Federico Mancinelli, Ezequiel Garré; Mauro Bogado, Matías Fritzler, Lucio Compagnucci, Alejandro Romero Gamarra, Julio Angulo y Daniel Montenegro. DT: Eduardo Domínguez.

Goles: 30′ M. Sigales (GC).

Cambios: Ingresaron Patricio Toranzo, Ignacio Pussetto y Norberto Briasco por Romero Gamarra, Compagnucci y Bogado.

Estadio: Malvinas Argentinas.

Árbitro: Federico Beligoy.







jueves, 25 de agosto de 2016

País poronga… @dealgunamanera...



En la última edición de la revista Crisis, le preguntaron a Hugo Moyano por el funcionamiento de las barras bravas en el fútbol. Moyano respondió con una frase de ejemplar sinceridad: "Nos quieren correr con la patota a nosotros, que somos los inventores de la patota". Unos días antes que la revista llegara a los kioscos, la Argentina se quedó sin nafta por un día entero. Aunque bien podría serlo, no se trata de una metáfora.

© Escrito por Ernesto Tenembaum el martes 14/06/2016 y publicado por el Diario El Cronista de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

El gremio de Camioneros, que conduce el hijo de Moyano en nombre del padre, decidió literalmente no distribuir combustible. Según el moyanismo se trataba de un conflicto gremial, pero el gobierno está convencido de que, en realidad, el clan Moyano paró el país porque Mauricio Macri negó a su jefe la presidencia de la Asociación de Fútbol Argentino. Unas semanas antes, Moyano había sostenido que "Macri sabe tanto de política como yo de capar monos" y había reaccionado con frases homofóbicas ante una crítica del periodista Gustavo Sylvestre. Quien lo superó en virulencia, en estas últimas horas, fue Juan Grabois, flamante asesor del papa Jorge Bergoglio, quien calificó a Mauricio Macri, sencillamente, como un "pelotudo".

Moyano y Bergoglio, en el orden que cada uno prefiera, se han transformado en los principales enemigos de Macri, mucho más capaces de dañarlo que el altisonante kirchnerismo.Desde hace tiempo, en el mundo del poder existe una expresión que tal vez ayude a entender lo que pasa, más allá de las circunstancias coyunturales: "Ser poronga" o "poronguear". Cuando alguien asume un rol importante, el resto de los actores del sistema de poder mide, se pregunta, precisamente, si es o no "un poronga". Es difícil de traducir literalmente una expresión tan colorida.

Pero refiere, en general, a la capacidad para atemorizar a los demás, para resistir presiones, para ser cruel cuando es necesario, para mostrar los dientes, para acelerar al mango en dirección a un auto que viene en sentido contrario, hasta que sea el otro el que da el volantazo, en estar dispuesto a que vuele todo por el aire porque es la única manera de ser respetado. En alguna medida, poronguear significa no abandonar nunca la clásica expresión de "a mí, justo vos, no me vas a pasar por encima".

No se trata precisamente del método más armónico para resolver las problemas de un país, pero es lo que hay. Desgastantes conflictos como los que enfrentaron a Carlos Menem con Eduardo Duhalde o con Domingo Cavallo a fines de los noventa, a Kirchner con el grupo Clarín o con el propio Bergoglio, a Cristina con Moyano, tienen en gran medida esa impronta. La debilidad es considerada un suicidio. Con lo cual, hay que acelerar. Y para acelerar, para ejercer el poder, hay que ser poronga.

Ese es uno de los dilemas de Macri, y de todo presidente, desde el día de su asunción. Macri llegó al poder como producto de una coalisión invertebrada, que tenía como principal punto de unión su aversión común al kirchnerismo. Moyano hizo clarísimos gestos de simpatía hacia su candidatura antes de las elecciones. Y el Vaticano aportó lo suyo, gracias a su rechazo hacia Aníbal Fernández, entre otras razones por el favoritismo de Bergoglio con el cursillista Julián Dominguez, quien le hizo llegar su versión sobre el fraude con que Fernández le habría arrebatado la candidatura del Frente para la Victoria.

Al día siguiente de la asunción, empezaron las presiones.

Moyano siempre es bastante claro en lo que quiere. Primero pidió para los sindicatos el control del dinero de las obras sociales, que le había concedido Néstor Kirchner y retirado Cristina. Macri se lo dio y, a cambio, exigió acompañamiento en los meses del ajuste. Moyano se lo concedió, aunque lo primereó con la ley antidespidos, y la masiva marcha para respaldarla. Macri entonces anunció el veto y Moyano aceptó no llamar a un paro general para repudiarlo. Entonces, fue por la Asociación de Fútbol Argentino. Cuando se enteró por una amenaza de Daniel Angelici que Macri pretendía frenarlo, incluso mediante procedimientos judiciales, Moyano decidió aplicar los mismos métodos que contribuyeron a desgastar a Carlos Menem, Fernando de la Rúa y Cristina Kirchner. En horas, el país se quedó sin nafta. Si a alguien le pareció un episodio dramático, solo debe esperar hasta donde escala ese conflicto, que tendrá picos y valles: todavía falta lo mejor.

La pelea con Moyano es por espacios de poder y dinero que se pueden pesar, contar y medir. Eso facilitará la negociación, que siempre será dura. Con Bergoglio las cosas son más complicadas.

Macri no termina de entender qué quiere ese personaje extraño al que algunas personas sin principio de realidad denominan Su Santidad. Su tirria parece personal, e ideológica. Esta semana, en un gesto tan poco característico de la diplomacia vaticana, Bergoglio hizo público su rechazo a un aporte económico del gobierno nacional. "El que cree que puede comprar la voluntad del Papa es un pelotudo", afirmó Juan Grabois, horas antes de ser designado asesor en el Vaticano.

El cheque era de $ 16 millones. En agosto de 2014, la Casa Rosada hizo púbico que había aportado 600 millones a la Iglesia para algo tan frívolo como la refacción de Catedrales. La plata entre el Estado y la Iglesia siempre fluyó, desde aquel hacia esta, y no precisamente para actividades sociales. Con estos antecedentes, es extraña la irritación papal. Algunos interpretan que hay diferencias ideológicas porque parece que el Papa rechaza el neoliberalismo, pero dado que también es un impulsor del acuerdo en Medio Oriente o entre Cuba y los Estados Unidos, no se entiende porque esa vocación de diálogo no incluya al Gobierno argentino.

Néstor Kirchner lo retrataba a Bergoglio como un conspirador y así lo denunció en 2006, cuando un cura enfrentó al kirchnerismo en Misiones. Bergoglio, en esos años, era tan duro con él como lo es ahora con Macri. Marcelo Larraquy en su reciente libro Código Francisco recuerda las homilías en las que Bergoglio denunciaba la pobreza, el clientelismo, la mentira y "al diablo que genera divisiones y rencor entre los argentinos". Kirchner respondía que la Iglesia había sido cómplice de la dictadura militar y advertía que el diablo también penetra ese era el verbo que usaba por debajo de las sotanas. 

Ese conflicto tan absurdo entre dos personas tan importantes terminó muchos años después, cuando Bergoglio fue designado Papa y el kirchnerismo se hincó de rodillas. Tal vez eso sea lo que el Papa quiere de Macri: que se someta. Su poder, finalmente, proviene de los votos de seres humanos, mientras que el de Bergoglio tiene origen divino.

Mientras Macri no cumpla esa expectativa difusa, deberá soportar que la Iglesia convoque a reuniones de diálogo político que serán leídas como movimientos de conspiración en su contra.

Antes que Francisco, Juan Pablo II logró demostrar cómo un Papa puede derrocar al Presidente de su país de origen. Son vanos los esfuerzos de los voceros papales en la Argentina por relativizar lo que es clarísimo.

En este juego de pinzas, Mauricio Macri no es una carmelita descalza. Conoce a Moyano y a Bergoglio desde hace años. Ha pulseado con uno y con otro. En esas negociaciones, utiliza el dinero estatal como si fuera propio. Pero tiene el punto débil de todo presidente: si estalla el país, el principal perjudicado entre los tres será él. Moyano seguirá en su club y su sindicato, Bergoglio permanecerá en el papado, y Macri se acercará al abismo. Un presidente tiene mucho poder, pero también está cercado por múltiples amenazas, por parte de figuras poderosas, crueles, y muy entrenadas: porongas. Néstor Kirchner y Cristina Fernández se apoyaban en esa lógica para explicar su agresividad. Era necesario ser más poronga que los demás.

El método de Macri no está claro aún. Con Moyano responde golpe por golpe, pero sin que se note en público, combina por ahora concesiones con límites. Con Bergoglio, aguanta, intenta conciliar, y dejar que toda la sociedad vea quién es el agresivo de los dos. ¿Hay punto intermedio entre ser Fernando de la Rúa y ser un Kirchner? La gestión de Macri parece destinada a buscar ese misterio.

En la Argentina se poronguea en todos lados. ¿Quien le enseña a un niño de cinco años a pechar en un recreo, a cachetear el diferente, a marcar territorio, a conseguir de ese modo a cuatro o cinco incondicionales? ¿Quién crea a ese predestinado, a ese matón, a ese resentido, a ese líder? Desde chicos, los porongas son respetados, adulados, temidos, se les festejan los chistes, se le aplauden las miserias y solo los pueden enfrentar quienes, a su vez, aprenden o llevan en la sangre los mismos métodos. Se poronguea en los recreos, en las cárceles, en las iglesias, en las rutas, en los boliches, en las canchas de fútbol. Y el peronismo es el reino de los porongas. Nadie que no lo sea, varón o mujer, puede ser jefe. Y si no se es jefe, no se sobrevive.

En el medio, hay un país.

Pero eso es lo de menos.



martes, 23 de agosto de 2016

La fornicación… @dealgunamanera...

La fornicación…


Encabezo deliberadamente esta nota con un título chocante; lo es porque la palabra empleada ha caído en desuso y puede causar extrañeza. No cito la definición del catecismo sino la del diccionario: “tener ayuntamiento o cópula carnal fuera del matrimonio”. Este vicio se ha convertido en algo trivial, común, insustancial. Lo llamo vicio porque el diccionario define “fornicario: que tiene el vicio de fornicar”. Él o ella en principio, aunque hoy día la “igualdad de género” permite otras combinaciones, antinaturales.

© Escrito por Héctor Aguer, Arzobispo de La Plata. Académico de Número de la Academia Nacional de Ciencias Morales y Políticas, el lunes 22/08/2016 y publicado por el Diario El Día de la Ciudad de la Plata, provincia de Buenos Aires.

Indico dos ejemplos de banalización. En la Sección Espectáculos de El Día se puede seguir una crónica diaria de la fornicación en el mundo de la farándula; hay records notables de señoritas (no estoy seguro de que sea ésta la identificación que corresponde) que cambian de “novio” cinco o seis veces al año; se supone que no se reúnen con ellos a leer la Biblia. Antes, a estos comportamientos y a las personas que los practicaban se les aplicaban otros nombres. Se puede pensar que son casos extremos, que se exhiben en un escaparate para suscitar envidia y la ilusión de llegar a imitarlos.

Escándalo, como se lo llamaba antaño: inducir a otro al mal, más intenso cuando la conducta desviada es promovida como una moda. La superficialidad de esos casos resulta irrisoria: escarceos, idas y vueltas, traiciones y arrepentimientos, cada tanto algún rumor de embarazo que no se confirma. La protagonista innombrada, por supuesto, es siempre la cama.

Felizmente, la mayor parte de la gente no tiene tiempo ni plata para gastar en esas placenteras ociosidades. Pero el mal ejemplo cunde, fascina, lo anormal se puede ir convirtiendo en deseable primero, luego en moralmente neutro y finalmente en normal. “Lo hacen todos”, ese es el lema.

SEXO EN LOS JUEGOS OLIMPICOS

El segundo ejemplo prometido procede de los Juegos Olímpicos. El Ministerio de Salud de Brasil envió a Río de Janeiro nueve millones de profilácticos, 450.000 destinados a la Villa de los Atletas, donde se hospedaban 10.500 deportistas de todo el mundo, más los técnicos. La prensa brasileña hizo un cálculo: 42 condones por cada atleta, teniendo en cuenta los 17 días de duración de las competencias. La preparación para las mismas impone, como es lógico, la abstinencia, pero después de cada competición; ¡a coger atléticamente! No se asuste el lector por el uso de este verbo, no incurro en una grosería impropia de un obispo.

El Diccionario de la Academia, en la acepción 24 del término señala que es un vulgarismo americano: “realizar el acto sexual”; pero en la acepción 19 define: “cubrir el macho a la hembra”; aquí entonces aparece en el significado de la palabra un matiz de animalidad. Quiero decir en consecuencia que la cultura fornicaria que se va extendiendo sin escrúpulo alguno es un signo de deshumanización, no es propia de mujeres y varones como deben ser según su condición personal. Algo de no humano, de animaloide aparecería en esa conducta.

La deshumanización del eros, que por su propia naturaleza es carnal y espiritual, comienza por el descarte del pudor, de la honestidad, de la modestia, del recato. En estos valores cifra la plena humanidad de la actuación sexual, que no se exhibe obscenamente, ni en sus preparaciones. Pienso en el “petting” descontrolado en lugares públicos. Valga una muestra del impudor hodierno: los “trajes” de baño femeninos que se reducen a tres trocitos simbólicos de tela; ¿no sería más sincero que en la playa o la pileta se presentasen desnudas?

No cargo la cuenta sobre el bello sexo; era tradicional que el varón tomara la iniciativa, y lo hace muchas veces abusando de su vigor, aunque las artes de la seducción no le sean ajenas, ahora desplegando instrumentos cosméticos, gimnásticos y hasta quirúrgicos. Por no hablar del cine, la televisión y las series de internet; a la pornografía la camuflan verbalmente hablando de “escenas fuertes”.

LIBERTAD LUCIDA

La banalización que he señalado implica asimismo una confusión fatal acerca del amor: no es éste una mera efusión sentimental, ni la sola atracción física, sino especial y esencialmente un acto electivo de la voluntad, en el que se ejercita en pleno la libertad, una libertad lúcida, consciente, una decisión de permanencia que aquieta para siempre en el bien amado.

La seducción de la belleza, por cierto, cumple su papel -Platón asociaba sabiamente belleza y eros- en el conjunto de la elección personal. Lo propiamente humano es que tal decisión electiva sea para siempre, como signo de madurez, preparada en una educación para el respeto mutuo, la amistad sin fingimiento, la disposición a afrontar juntos -él y ella- las dificultades de la vida tanto como las infaltables alegrías. Entonces cobra sentido la unión sexual de un varón y una mujer.

En el contexto de una recta antropología, de una idea completa del ser humano en la que se asume su realidad biológica y psicológica, es fácil comprender que el acto sexual tiene una doble finalidad: es unitivo y procreativo. El gesto de la unión corporal acompaña, ratifica e incentiva la unión de las almas. La fornicación lo convierte en una gimnasia superficial y provisoria, propia de parejas desparejas, sin el compromiso de por vida que integra la expresión sexual en el conjunto de la convivencia matrimonial, con la apertura a los hijos.

Una señal alarmante de deshumanización se manifiesta en el lenguaje: novio-novia, ex novio- ex novia, pareja-ex pareja, ya no marido y mujer, esposo y esposa; aquello debe llamarse, en realidad, concubinato. Las consecuencias personales y sociales se pueden percibir en la orfandad afectiva –e incluso efectiva- de tantos niños y adolescentes y la cantidad superior de abusos que se registra precisamente en el interior de esas formas de “rejunte”, que no son verdaderas familias.

Además la generalización de las relaciones sexuales entre adolescentes no permite augurar nada bueno. Comienza cada vez más temprano la banalización del sexo.

La finalidad procreativa del acto sexual es frecuentemente bloqueada, de modo expreso, intencional, en las fornicaciones ocasionales, pero también en la convivencia marital. El negocio de los anticonceptivos ha ocultado la sabia disposición de la naturaleza, que ordena en la mujer los ritmos de fertilidad.

Todo ha sido bien hecho por el Creador, y el capricho humano se niega a utilizarlo, lo burla a su placer. La misma etimología lo esclarece de manera indiscutible: “genital”, “generación”, “génesis” integran una familia de palabras; en griego, en latín y en castellano: los órganos genitales y su uso sirven para dar origen a un nuevo ser.

Existe además –no lo olvidemos- la fornicación “contra naturam”, ahora avalada por las leyes inicuas que han destruído la realidad natural del matrimonio y que se fundan en la negación del concepto mismo de naturaleza y de la noción de ley natural. La razón comprende que el cuerpo del varón y el de la mujer se ensamblan complementariamente porque están hechos el uno para el otro; y también sus almas.

La discriminación de los antidiscriminadores ha llegado a límites inconcebibles, como el de negar el derecho de los niños a ser criados y educados por un padre y una madre; así se ha visto en la entrega en adopción de niños a “matrimonios igualitarios”. Los enciclopedistas anticatólicos del siglo XVIII se horrorizarían de semejante atentado a la razón.

CULTURA DEL DESENFRENO

El laborioso remedio de una cultura fornicaria, del desenfreno, “akolasía” como lo llama Aristóteles, es la “sofrosyne”, la templanza, según el mismo Filósofo lo explicaba en el Libro III de su Ética a Nicómaco varios siglos antes de Cristo. Para nosotros, cristianos, a la destemplanza del incontinente la sana una especie concretísima de la templanza que se llama castidad. Aquel gran pensador observaba que hay algo de infantil, por la irreflexión, en el desenfreno, en la intemperancia; y añadía además que “se da en nosotros no en cuanto somos hombres, sino en cuanto animales”.

Lo propiamente humano es que la potencia sexual y su actuación se integren armoniosamente a la riqueza de la personalidad, y que ese ejercicio se desarrolle en el orden familiar. Es éste el logro de la virtud.

Tengo pleno respeto por las personas concernidas en todo lo que he dicho, y comprendo con cercanía y afecto sus conflictos, pero no puedo dejar de proclamar la verdad. Mal que le pese al INADI, si se entera.