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domingo, 22 de noviembre de 2020

Gente sin Alma… @ dealgunamanera...

Gente sin Alma… 


Por las redes sociales circulan fotos de un cadáver. En medio de la espera y la angustia por Santiago Maldonado, florecen las peores características de la condición humana.  

© Escrito por Roderick Mac Lean (*) el  miércoles 18/10/2017 y publicado por La Vanguardia de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, República de los Argentinos.  

Desalmados, eso somos. Eso pensé cuando me llegaron por primera vez las fotos del cadáver. Aún no sé de quién se trata ni de qué forma murió pero ya tengo mi WhatsApp inundado de imágenes que preferiría no haber visto nunca.  

Quizás fuiste a las marchas pidiendo por saber dónde estaba, debés tener una hipótesis sobre quién lo mató, te debés haber indignado por los días que pasaban, la inacción de los jueces, o la descontrolada verborragia periodística. 

O quizás no. Quizás todo lo contrario, pero no me importa.

 

Las redes sociales con solo un “click” te permiten sentirte protagonista. Pero no los sos.

 

Te propongo un juego. Uno con casi tanto morbo como el que te producen esas fotos.

 

Imaginate que sí sos el protagonista. Pensá por un momento que esa carne putrefacta, envuelta ropas deshilachadas por el agua, es la última imagen de tu hijo, de tu hermano, de tu amigo.

 

Desalmados, eso somos. Eso pensé cuando me llegaron por primera vez las fotos del cadáver. Aún no sé de quién se trata ni de qué forma murió pero ya tengo mi WhatsApp inundado de imágenes que preferiría no haber visto nunca.

 

O peor aún, pensá que sos vos, y que ese cuadro es el último que va a quedar grabado en la cabeza de tu madre, de tu padre, de tus hermanos o de tus amigos.

 

Espero que ya no estés tan seguro de volverlas a pasar, capaz que te arrepentís de haber sucumbido al “reenvío”. Te juro que lo espero. 

 

Si no es así, te hago un último pedido: Por favor a mí no me las reenvíes.

 

(*) RODERICK MAC LEAN. Periodista. Director Provincial de Medios Nacionales. Provincia de Santa Fe.





miércoles, 18 de julio de 2018

Estamos como queremos… @dealgunamanera...

Estamos como queremos…


El Presidente no se hizo cargo de ninguno de los problemas del país. Quedó claro que las papas queman para el Gobierno y que Mauricio Macri, como horas antes María Eugenia Vidal, dio la conferencia de prensa obligado por la caida de su imagen y no como una muestra de su convicción democrática.

© Escrito por Luis Bruschtein el miércoles 18/07/2018 y publicado por el Diario Página/12 de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

La conferencia de prensa fue muy democrática después de dos años y medio, con 350 periodistas de Télam despedidos en la puerta, que se suman a los tres mil que ha dejado este gobierno con sus políticas de ahogo a los medios críticos. Todo fue muy democrático pero el Presidente no se hizo cargo de ninguno de los problemas del país: o fueron culpa de la pesada herencia o de la tormenta exterior.

Todo fue muy democrático, pero es la primera vez que hace una conferencia de este tipo, que coincide además, con la que hizo María Eugenia Vidal. Las papas queman para el Gobierno y lo que podría haber sido una muestra de convicción democrática quedó claro que lo hicieron obligados por la caída de imagen de las dos principales candidatos de Cambiemos. 

Las respuestas Mauricio Macri conforman el compendio del malentendido. Por ejemplo, que el gobierno anterior se equivocó con las retenciones y que lo correcto es haberlas sacado. O sea: el gobierno anterior aplicó políticas incorrectas y el país estaba mejor; el gobierno actual aplica medidas correctas y el país está mucho peor. Hay que tener un tubo en la cabeza para no entenderlo.

Más de eso: "Bajar la inflación ha sido siempre nuestra preocupación principal". O sea: el gobierno anterior, tenía la mitad de inflación que este, pero era inflacionario. Este gobierno tiene el doble de inflación que el anterior, pero es antiinflacionario. Ver (o no ver) para creer.

Otra más: "No podemos meter los problemas bajo la alfombra, porque eso nos trajo hasta acá, tenemos casi un tercio de la población en la pobreza". La alfombra para Macri es la "pesada herencia". Y además está desactualizado, porque si había menos de un tercio cuando asumió, ahora más de la mitad de los argentinos son pobres, según esa medición. ¡Más de la mitad! No solamente no hubo ni un pobre menos, sino que con la devaluación y la inflación aumentaron más del 20 por ciento. Y Macri ni lo considera.

Son todas muy bonitas. Para eludir la pregunta sobre si bajaba el Impuesto a las Ganancias (una de sus principales promesas de campaña) empezó a decir que había hablado con gobernadores y legisladores "con todo el mundo" para la reforma tributaria. O sea; va a responsabilizar a los gobernadores y los opoficialistas porque el Impuesto a las Ganancias no va a bajar, ni siquiera lo que ya aumentó con Macri. Y además no habló con todos, dejó fuera a la oposición principal que es el kirchnerismo.

Otra perlita: cuando le preguntaron por los aportantes truchos de la provincia de Buenos Aires, dijo que iban a proponer una ley para bancarizar los aportes y hacerlo más transparente. El periodista le había aclarado en su pregunta que en la elección de 2017, Unidad Ciudadana presentó su declaración de campaña con más del 90 por ciento de sus aportes bancarizados. En cambio, Cambiemos había presentado todo en efectivo. Más turbio imposible. Los que necesitan la ley son ellos mismos.

Y para terminar, una lista corta de las grandes verdades del macrismo: "No nos está yendo mal" (111 por ciento de inflación desde que empezó el gobierno); "vamos a trabajar con transparencia" (causas por offshore, por el Correo y los aportes truchos bonaerenses), "sinceridad" ("lamento cada uno de los miles de despedidos") y "respeto a los derechos humanos". Quedó en el aire la pregunta por los derechos humanos de Santiago Maldonado y Rafael Nahuel.





domingo, 31 de diciembre de 2017

Grandes hipocresías nacionales… @dealgunamanera...

Grandes hipocresías nacionales… 

Conductas. Sampaoli humillando, Nahuel olvidado y Sturzenegger mostrando una autarquía irreal. Fotografía: TELAM

Nadie dice que con la suma de nuestras hipocresías hayamos construido un país trucho. Pero sí que seguimos trabajando duro para lograrlo.

© Escrito por Gustavo González el domingo 31/12/2017 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

Pregúntense esto: ¿qué cosas no estarían tan mal… si nadie se enterara de que las hicimos? Hoy, la diferencia esencial entre ser y parecer se encuentra con un terrible escollo, no filosófico sino tecnológico: el celular.

La imagen viralizada del DT de la Selección humillando a policías por hacer bien su trabajo, deja al desnudo no lo que Jorge Sampaoli dice que es, sino lo que es. O al menos lo que es cuando algo lo saca de su eje.

El “Boludo, ganás 100 pesos por mes, gil!” que le echó en cara a un agente que paró el auto en el que viajaban ocho pasajeros, se contrapone con sus habituales frases políticamente correctas, como ésta: “Cuando uno logra que en esta sociedad individualista haya compromiso a algo intangible, con humildad, permite que todos se junten. Da lo mismo el origen social o cultural”. En privado se reveló distinto: “¿Qué mirás gato, vigilante?”, le dijo a otro agente. Y cuando la policía detuvo a su preparador físico, que circulaba detrás de ellos, porque el control de alcoholemia le había dado positivo, agregó un rasgo autoritario: “¡Vos le devolvés ya el registro! Acá no le hacen más alcoholemia a nadie, son todos una porquería, basuras, gatos de mierda.”

El Sampaoli oficial no habla así y muestra un pasado de lucha contra el autoritarismo militar: “Yo era parte de un movimiento revolucionario, la Juventud Peronista, que fuimos perseguidos por exigir el fin de la dictadura”.

¿Cuántos miembros  o herederos de esa “juventud maravillosa” ratificaron su altruismo cuando llegaron al poder y tuvieron que optar entre robar o no? Las cárceles están pobladas de ex funcionarios que daban su vida por los más humildes y hoy nadie pone las manos en el fuego por su honestidad. Ni siquiera Cristina Kirchner.

Nada daría más tranquilidad que convencernos de que la corrupción es solo K. Lo podríamos creer si cerráramos bien los ojos para no ver el pasado ni el presente. Ni a nosotros mismos.

Autoengaño

El principal objetivo del hipócrita no es engañar a otros, sino a sí mismo. El último estudio de opinión pública de Latinobarómetro, el más serio a nivel regional, revela la profundidad del autoengaño.

Una de las preguntas indaga en si se denunciaría un acto de corrupción si se lo presenciara. Los argentinos están a la cabeza de los que responden que sí lo harían (91%). El problema es que las respuestas siguientes revelan que, en verdad, la tolerancia del argentino con la corrupción es muy alta.

El 41% piensa que se puede sobornar a un policía, el 40% a un funcionario y el 36% a un juez. Un alto porcentaje está seguro de que los demás son corruptos: los legisladores (el 46% piensa que lo son), los empleados públicos (28%), la policía (46%) y los empresarios (38%). Un 19% también cree que los líderes religiosos son corruptos. Si esa percepción que los argentinos tienen de otros argentinos fuera cierta, son millones de corruptos, entre policías, jueces, empresarios, legisladores, funcionarios, empleados públicos, religiosos. Además, como en todo acto de corrupción hay dos partes, habría que sumar a otros millones que ante la ley también serían corruptos.

De hecho, cuando se interroga sobre si el propio entrevistado tuvo actitudes corruptas, las respuestas confirman esa sospecha. Por ejemplo, al preguntar si en los últimos doce meses se pagó alguna forma de soborno (dinero, regalos, favores) para obtener un beneficio, el 25% acepta haberlo hecho frente a un policía. Porcentajes similares se repiten entre los que pagaron de alguna forma para facilitar trámites en Tribunales, entidades educativas, de salud o para obtener algún documento.

Más: el 21% está seguro de que sus vecinos compran objetos robados y el 33% dice que le ofrecieron esos objetos. El 34% responde que es “aceptable” algún grado de corrupción (el “roba, pero hacen”). Ese porcentaje representa a 10 millones de argentinos. Los resultados se ajustan a lo que Chomsky define como hipocresía: “La negativa a aplicar en nosotros los mismos valores que aplicamos en otros”.

Maldonado sí, Nahuel no.

La semana pasada se cumplió un mes de la muerte del mapuche Rafael Nahuel. Casi nadie lo recordó. Fue en medio de un supuesto enfrentamiento entre mapuches y Prefectura. Hasta donde avanzó la investigación, los mapuches habrían desoído la orden judicial de desalojar terrenos ocupados arrojando piedras, lanzas, palos. Los prefectos usaron sus armas reglamentarias. Nahuel murió con un balazo proveniente de una de ellas, por la espalda.

Antes de su muerte, el líder qom Félix Díaz le había dicho a Noticias que “si Maldonado fuera indígena, lo ignorarían”. Por su desaparición y la posterior comprobación de su muerte, marcharon cientos de miles de personas en todo el país y los medios cubrieron ampliamente los hechos. Por la de Nahuel, no. En la última edición de la revista, volvieron a entrevistar a Díaz: “Si nosotros convocamos a una marcha, apenas juntamos 500 o  mil personas”.

¿Por qué una persona que resultó ahogada en circunstancias que la Justicia aún debe dilucidar generó una conmoción incomparablemente mayor que la de alguien que está probado que murió con un disparo por la espalda? ¿Será como dice el líder qom? ¿Tenemos un doble estándar moral para diferenciar a un artesano de clase media de un mapuche de origen?

Aristóteles sostenía que no se puede ser y no ser algo al mismo tiempo y bajo el mismo aspecto. No podemos indignarnos por una muerte supuestamente injusta y no indignarnos por otra muerte que se supone tanto o más injusta. ¿O sí podemos?

Cuando el jefe de Gabinete habla en privado sobre el accionar de las fuerzas de seguridad, también habla de la hipocresía social de exigirle a sus miembros cualidades y perfecciones que otros argentinos no tienen. “Si entre los periodistas, los políticos, los empresarios, los médicos hay profesionales que actúan mal, es hipócrita rasgarse las vestiduras porque algunos policías no tienen conductas ideales”. Marcos Peña habla de años de destrato del Estado sobre la formación de esas fuerzas y compara con policías de países desarrollados en donde sus miembros ganan bien y poseen título universitario.

Los argentinos decidimos pagarle 15 mil pesos a un policía para que se quede solo en una esquina a enfrentar el delito, y nos sorprende que pida una pizza gratis.

Sturzenegger, el autárquico

La hipocresía nacional no tiene dueño. El pasado jueves Peña brindó una conferencia junto a los ministros Dujovne y Caputo. Lo raro fue que al lado estuviera Federico Sturzenegger, el presidente de una entidad autárquica como es el Banco Central. No fue presentado así, pero lo que sucedió fue que el Gobierno instruyó al Central a manejarse con los indicadores económicos que fija el poder político. Sturzenegger ya no es tan autárquico, ni independiente. 

El propio Dujovne pregonó que respalda “la necesidad de un Central que debería funcionar totalmente independiente”. Será para más adelante.

Al final, Sturzenegger recomendó que “los argentinos deben pensar en pesos”. Estará por tomar una decisión sobre sus ahorros, ya que posee en dólares en el exterior el equivalente a 13 millones de pesos. Y Dujovne argumentó que “el dólar va a dejar de ser un tema para los argentinos”. El 88% de su patrimonio está afuera del país, incluyendo el equivalente en dólares a 55 millones de pesos. Se cree que la palabra hipocresía provendría del griego y significaría algo así como “responder con máscaras”. Puede ser que esas máscaras faciliten la convivencia con el otro y con nosotros mismos, aunque siempre se trata de una cuestión de grados.

La hipocresía no es un invento argentino, pero su exageración quizás sí. Lo trucho es un argentinismo que la Real Academia aceptó incluir en su diccionario como noción de falso o fraudulento.

Nadie dice que con la suma de nuestras hipocresías hayamos construido un país trucho. Pero sí que seguimos trabajando duro para lograrlo.


Errores de comunicación… @dealgunamanera...

Errores de comunicación…

‘Fortaleza’: Jones Huala, Congreso y economía. Foto: Cedoc Perfil

La conferencia de prensa del jefe de Gabinete con el presidente del Banco Central y los ministros de Hacienda y Finanzas fue un error de comunicación que agrandó el problema que pretendía aplacar.

© Escrito por Jorge Fontevecchia el sa´bado 30/12/2017 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

“Por momentos uno piensa que son inútiles... –dijo Cristina Kirchner por la devaluación– pero en realidad saben lo que están haciendo: esto es lo que quieren hacer porque piensan que los pobres deben ser más pobres y los ricos más ricos”. Y por momentos, quienes no creen que Macri quiera a los pobres más pobres tuvieron que coincidir con la ex presidenta en que a veces parecen inútiles.

La conferencia de prensa del jefe de Gabinete con el presidente del Banco Central y los ministros de Hacienda y Finanzas fue un error de comunicación que agrandó el problema que pretendía aplacar. Nadie creía en la meta de 10% de inflación para 2018 del Banco Central, no era necesaria una puesta en escena que obligara a Sturzenegger (la gestión no puede sacarle canas pero lo engorda) a lucir disminuido.

Esto ya pasó en julio-como en este diciembre-el dólar aumento 10% en un mes

El timing del Día de los Inocentes pareció elegido por el enemigo, porque el momento cambia el efecto de la comunicación. En medio de una escalada del dólar y un día después de aprobado el presupuesto, generaría todo tipo de sospechas. Innecesariamente se hirió hacia el exterior la imagen de la independencia del Banco Central (aunque no sea real comunicarla como real ayuda). Se generó gratuitamente un crecimiento de expectativa inflacionaria para 2018, aumentando la conflictividad paritaria. Produjo una irreal sensación de engaño que fuera el día posterior a la aprobación del presupuesto, cuando en él ya constaba la meta de inflación corregida.

Asustó a la mayoría de la población, a la que le puede costar calibrar las consecuencias de una mayor proporción del déficit fiscal financiado con deuda que con transferencias del Banco Central, pero entiende el lenguaje gestual e imagina que se debe tratar de algo importante si por primera vez se junta públicamente todo el equipo económico, creando una percepción de cambio cuando, en realidad, no cambiaba nada más que la comunicación.

Puede que sea un error creer que la comunicación es el fuerte del Gobierno, cuando el fuerte de Cambiemos tal vez sea la comunicación electoral. O que la comunicación del Gobierno comenzó a cambiar últimamente, a partir de que Macri se sintió más fuerte o más irritado. Repasemos los tres ejemplos recientes.

Caso 1. Hace dos semanas, en el reportaje a Gerardo Morales, como Jujuy tiene la mayor población descendiente de pueblos originarios –se acerca al 40% del total de sus 750 mil habitantes, en su mayoría collas–, le pregunté si con los mapuches se estaba haciendo una tormenta en un vaso de agua. Respondió: “Sí”.

Si no fuera porque Macri es quien promueve la política de mano dura en las fuerzas de seguridad, se podría especular con que la ministra de Seguridad agranda la peligrosidad del ex flogger líder de Resistencia Ancestral Mapuche, Jones Huala, como los militares agigantan enemigos para tener más presupuesto y protagonismo. En lugar de conducir el conflicto por la desaparición y luego la muerte de Santiago Maldonado, situación que le puede pasar a cualquier gobierno, reduciendo daños, salió a promover que la soberanía territorial de Argentina estaba amenazada por una organización temible, colaborando así con quienes buscaban mayor visibilidad para el caso Maldonado.

Caso 2. Nuevamente por el mismo tabú relacionado con cómo demostrar autoridad con las fuerzas de seguridad, se envió a la Gendarmería con uniforme de combate a garantizar la primera sesión en Diputados para aprobar la reforma previsional, frustrada en parte por la violencia que percibían los diputados que se estaba desatando afuera del Congreso. Eso le generó a Macri una doble derrota al dejar herida la relación personal con varios legisladores y a la opinión pública más enojada con el Gobierno que con los agresores por los hechos de violencia. Que afortunadamente corrigió el lunes siguiente con un operativo de seguridad que dejó a la Policía de la Ciudad, salvo excepciones, mucho mejor valorada. Pero el costo político de pérdida de imagen del Gobierno se mide en una caída de veinte puntos en la aprobación de Macri y de su gestión, acumulada desde su pico posterior al triunfo electoral de fines de octubre.

Caso 3. Ya pasó lo mismo que en este diciembre a mitad de año, cuando en el mes anterior a las elecciones PASO el dólar pasó de $ 16,90 a fin de junio a $ 18,60 a fin de julio, aumentando también 10% en un mes, alza atribuida entonces a las encuestas que mostraban a Cristina Kirchner ganando las elecciones en la provincia de Buenos Aires por un margen que luego no se dio.

Y eran María Eugenia Vidal y Horacio Rodríguez Larreta quienes tenían la responsabilidad de la campaña electoral sobre sus espaldas y llamaban al Ejecutivo nacional para que contuviera la escalada del dólar en medio de las elecciones primarias. No es casual que el sentido común de Vidal y Larreta se haya manifestado también en su actitud para resolver los conflictos derivados de la toma del espacio público: ayer la gobernadora, en lugar de apelar a la Policía Bonaerense, se bajó de su auto para increpar al piquete que cortaba el tránsito en Mar del Plata, y la semana previa se notó la intervención de Larreta en el operativo de protección del Congreso, más moderado.

Acaso Sturzenegger –y probablemente Macri– crea que para que “la sociedad piense en pesos” es natural y hasta sano que el precio del dólar suba y baje, como ya también sucedió en marzo de 2016 cuando, después de costar algo más de $ 14 en febrero, pasó a más de $ 16 para luego volver a los más de $ 14 en abril y mantenerse en ese valor hasta junio. Pero no es así; un ejemplo: el Gobierno correctamente incentiva los créditos hipotecarios en pesos, pero las propiedades están tasadas en dólares; que el dólar aumente y baje algunas veces en el año 10% en un mes genera una incertidumbre que produce que la gente piense más aún en dólares que en pesos.

La foto por primera vez del "gabinete económico" unido generó más miedo que tranquilidad

Sin duda, es complejo gobernar un país como la Argentina, donde ser presidente es insalubre, por eso mismo no hay que agregar problemas ni agrandar los existentes.


miércoles, 20 de diciembre de 2017

Caso Maldonado… @dealgunamanera...

Caso Maldonado…

Santiago Maldonado. Fotografía: NA: Archivo

El "testigo E" contó cómo fueron los últimos minutos de Santiago Lucas Pilquiman declaró oficialmente por primera vez ante el magistrado Gustavo Lleral, quien tiene a cargo la investigación sobre la muerte del joven.

Lucas Pilquiman, el denominado "testigo E" de la causa que investiga la muerte de Santiago Maldonado, el joven artesano que estuvo desaparecido casi 78 días luego de participar de una protesta mapuche en Esquel, que fue reprimida por Gendarmería, y cuyo cuerpo fue encontrado en el río Chubut, aseguró que los efectivos de esa fuerza "no detuvieron" al tatuadorEl joven de 19 años, que hasta el martes era conocido como el “Testigo E”, había acusado en septiembre, bajo identidad reservada y ante la Asamblea Permanente por los Derechos Humanos (APDH) a los gendarmes de detener al artesano.

En esa ocasión, había manifestado que él trató de ayudar al artesano a cruzar el río porque éste no sabía nadar. Y completó en su relato que "los gendarmes les dispararon".  Asimismo agregó que Santiago volvió a la orilla del río y trató de ocultarse en un arbusto y él escuchó como los efectivos gritaron "acá tenemos uno" y acto seguido se oyó un escopetazo. Luego, lo subieron a una camioneta Unimog y esa fue la última vez que lo vio. 

Sin embargo, ahora en su declaración oficial, Pilquiman exculpó a Gendarmería. Según publica El Tribuno, el joven declaró: “Sé nadar, pero me hundía porque tenía un buzo y una campera. Me las saqué para no ahogarme. Y le grité a Santiago: ¡Vamos peñi, vamos!. Me di vuelta y vi que el agua le llega al pecho a Santiago, que me decía: No puedo Peñi, no puedo. Dejé que me llevara la corriente y llegué al otro lado. Ahí vi a Santiago agachado escondido entre los sauces. Pude ver gendarmes en la barranca tirando con escopetas de bala 9 milímetros y piedrazos, pero abajo en el agua estaba solo Santiago. Ahí ya no lo vi más”.

El caso. 

Maldonado murió el 1º de agosto por “asfixia por sumersión coadyuvado por hipotermia”, informó el juez tras la autopsia al cuerpo. El joven participó ese día del piquete de los mapuches en la Ruta Nacional 40 para reclamar la liberación de su líder Facundo Jones Huala. Gendarmería los reprimió, los corrió hacia el Pu Lof y los arrinconó en el río Chubut. Allí por última vez. Tras 78 días, luego de varios rastrillajes, apareció su cuerpo.

En la morgue judicial de Buenos Aires, Sergio Maldonado, hermano del tatuador, lo reconoció  por los tatuajes. Desde entonces, la familia insiste sobre las circunstancias que llevaron a Santiago a sumergirse en aguas heladas cuando ni siquiera sabía nadar.


martes, 28 de noviembre de 2017

Caso Rafael Nahuel… @dealgunamanera...

Caso Rafael Nahuel: antecedentes de muertes en contexto de represión de fuerzas federales de seguridad.


El último sábado en las inmediaciones de Villa Mascardi, Bariloche, fue asesinado Rafael Nahuel, de 22 años, en medio del desalojo a una comunidad mapuche encabezado por integrantes del Grupo Albatros de la Prefectura Naval. Esta muerte, al igual que la de Santiago Maldonado, se dio en el contexto del conflicto territorial que tiene como protagonistas a pueblos originarios de todo el país.

© Publicado el martes 28/11/2017 por el portal Chequeado.com de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

Si bien todavía no hay información oficial, la autopsia practicada al joven de Bariloche habría determinado -según informaron citando fuentes judiciales diversos medios, como La NaciónClarín y el Diario Río Negro– que la bala que lo mató es una de 9 milímetros, el mismo calibre que utiliza el Grupo Albatros.

Según los datos de la Coordinación Contra la Represión Policial e Institucional (Correpi), una organización dedicada al relevamiento de casos de uso ilegítimo de la fuerza, hubo 70 asesinatos, principalmente por parte de fuerzas federales y provinciales, desde 1995 hasta 2016 en el marco de protestas sociales, marchas, movilizaciones y cortes de ruta. La mayor cantidad de muertes a manos de agentes del Estado se registró durante el corto gobierno de Fernando De la Rúa (45), mientras que 19 de los asesinatos ocurrieron bajo las dos gestiones de Cristina Fernández de Kirchner.

Un estudio de 2017 del Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS) presenta datos similares. Si se analiza este documento, los asesinatos en el marco de protestas sociales en los cuales las fuerzas federales se vieron involucradas en los últimos años son: el de Mariano Ferreyra, el de Roberto López en el desalojo de La Primavera en Formosa y las tres muertes en el desalojo de la toma del Parque Indoamericano. A estos casos que presenta el documento (analiza hasta abril de 2017), habría que sumarle la muerte de Santiago Maldonado.

§  Mariano Ferreyra fue asesinado en octubre de 2010 por el disparo efectuado por un integrante de una patota que respondía a la dirigencia del sindicato Unión Ferroviaria. El Poder Judicial estableció responsabilidades materiales e intelectuales y la participación de policías federales en el hecho.

§  Roberto López, integrante de la comunidad Qom que cortaba una ruta para denunciar la expropiación de tierras ancestrales, murió en noviembre de 2010 en La Primavera, Formosa, durante un operativo de desalojo por parte de la policía provincial con presencia de la Gendarmería nacional. Eber Falcón, policía, también murió en el operativo. Dos oficiales de la policía provincial fueron sobreseídos por el asesinato de López.

§  Rosemary Chura Puña, Bernardo Salgueiro y Emiliano Canaviri Álvarez fueron asesinados por balas de plomo durante un operativo conjunto de las policías Federal y Metropolitana en el desalojo de la toma del Parque Indoamericano de la Ciudad de Buenos Aires en diciembre de 2010. El Poder Judicial aún no estableció responsabilidades por estos hechos.

§    Santiago Maldonado murió en agosto de 2017 tras un desalojo a manos de la Gendarmería nacional en una comunidad aborigen de Cushamen, Chubut. La autopsia determinó que la causa de la muerte fue “asfixia por inmersión” coadyuvada por “hipotermia” y la causa judicial está en trámite.


sábado, 25 de noviembre de 2017

Caso Santiago Madonado. Las contradicciones de la investigación…@dealgunamanera...

El devenir de la pesquisa judicial por la desaparición y muerte de Santiago Maldonado...

 La familia de Maldonado insiste en la hipótesis de la desaparición forzada seguida de muerte. Imagen: Télam

La causa acumula una larga lista de irregularidades. El primer juez fue separado por falta de imparcialidad. La Gendamería lavó las camionetas que participaron del operativo y sus efectivos cambiaron su testimonio.


© Escrito por Adriana Meyer el Sábado 25/11/2017 y publicado por el Diario Página/12 de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

El errático devenir de la investigación judicial contiene, a pesar de algunos vicios, muchos de los elementos referidos a las circunstancias que rodearon la muerte de Maldonado, por omisión o encubrimiento explícito. Varias personas vieron por última vez con vida a Santiago. Los mapuches Ailin Co, Lucas y Claudina Pilquiman, Matías Santana, Soraya Maicoño, Andrea Millañanco lo cuentan, lo declararon varias veces ante la justicia que hoy los reprime. Pero también debieron haberlo visto los siete gendarmes que lo perseguían, entre ellos Emmanuel Echazu. Ellos niegan y se contradicen. El joven mochilero y tatuador desapareció el 1º de agosto luego de participar de un reclamo, el corte parcial de la ruta 40, junto a la comunidad mapuche en Resistencia de Cushamen por la detención de su lonko Facundo Jones Huala hacía un mes, y de varios de sus peñi (hermano) el día anterior en Bariloche.

Su cuerpo sin vida apareció 78 días después flotando en el río Chubut, a pocos metros de donde lo vieron intentar cruzar las aguas y de las viviendas de los mapuches. Tanto ellos como la familia estuvieron en ese mismo lugar horas antes sin detectarlo. Santiago murió ahogado, dijo la autopsia, un elemento fundamental de la investigación. Tanto como las circunstancias de esa muerte, que exceden largamente los alcances de tales peritajes científicos. Maldonado perdió la vida, o se la quitaron, mientras estaba rodeado de gendarmes, que gritaban “fuego libre”, “acá tenemos a uno” y “maten al negro”. Santiago era blanco, no huinca (invasor) sino weñüy, (amigo) y estaba encapuchado, para camuflarse en solidaridad con los mapuches, y habían decidido con Matías cambiarse la ropa, así las fuerzas de seguridad no los identificaban. Maldonado apareció con la misma campera celeste que describió hace dos meses Santana en su declaración testimonial. 

La familia afirmó que la fiscal de la causa, Silvina Ávila, se vino desempeñando como abogada de Gendarmería, principal fuerza sospechada desde el minuto cero. El primer juez de la causa fue apartado por “insuficiencia de imparcialidad”, no sólo porque anticipó en los medios que “Santiago se ahogó” sino porque permitió que los funcionarios del Poder Ejecutivo, de quien depende Gendarmería, tenga injerencia directa en el expediente. Aún con un nuevo magistrado los Maldonado siguen insistiendo en que no hay una investigación independiente, porque los auxiliares de la justicia siguen siendo los uniformados que dependen de Patricia Bullrich. “Con la información que se nos dio hoy no podemos concluir ni cómo ni cuándo falleció Santiago”, sentenció la abogada Verónica Heredia.

Como marcó Heredia desde el inicio, el Gobierno hizo todo lo contrario a lo que indican las convenciones internacionales para casos de desaparición forzada, por ejemplo, establecer una recompensa que sólo sirvió para llenar el expediente de pistas falsas que desviaron el eje bien lejos de los gendarmes. En el tercer día de la investigación, Heredia pidió el listado de personal que intervino en la represión y le dieron el nombre de siete gendarmes, cuando había estado unos cincuenta. “Ahí entendí que la impunidad venía en camino”, dijo en aquel momento. Un repaso de algunos momentos del caso puede servir para ratificar aquel vaticinio de la abogada, que ya había obtenido la condena del país por la desaparición forzada del mapuche Iván Torres, en 2011.

El 3 de agosto, en su cuenta de Facebook, el periodista Ricardo Bustos posteó que Maldonado había sido detenido por Gendarmería y la justicia federal “tenía la papa caliente”. El 16 de agosto interrogado en el juzgado, este periodista afín a Cambiemos y de conocidas posturas antimapuche, no explicó de dónde obtuvo la información. Tampoco le preguntaron. No era la primera vez que aparecía la palabra “detenido” en el expediente. En un audio de whatsapp entre gendarmes uno dice “el que tenía a Maldonado en la camioneta era la sargento Sartirana”, en referencia a Sergio Sartirana, chofer de una Ford Ranger que portaba un arma 9 milímetros. Este dato habría despertado la curiosidad del nuevo juez.

El 2 de agosto, el juez federal Guido Otranto dejó ir sin interrogar a quien pudo haber sido testigo clave, el músico chileno Nicasio Luna.

Julio Saquero y Mabel Sánchez, de la APDH y autores de uno de los habeas corpus por Santiago, participaron de casi todos los procedimientos, entre ellos el que se hizo al Escuadrón 35 de El Bolsón, donde comprobaron que las camionetas de Gendarmería estaban lavadas y había un vehículo oculto. Gendarmería justificó el borrado de pruebas en base a un reglamento que obliga a mantenerlos limpios.

A diferencia de los testimonios de los mapuches, que se complementan uno con otro, los gendarmes se contradicen entre lo que dijeron ante el juez Otranto y lo que respondieron a Daniel Barberis, director de Violencia Institucional del Ministerio de Seguridad, en la investigación interna. Habían ingresado ilegalmente a la Pu Lof luego de que el jefe de Gabinete de Seguridad Pablo Noceti le dijera al juez que si no tenía jurisdicción más allá de la ruta podía actuar igual por “flagrancia”, y llegaron hasta el río persiguiendo manifestantes. En todas las testimoniales participó Gonzalo Cané, secretario de Relaciones Interpoderes del Ministerio de Bullrich. Así surge del relevamiento del periodista Sebastián Premici, en Cadena del Sur: los gendarmes niegan en sus relatos afirmaciones dichas un mes antes en sus informes individuales.

Tal como afirmó PáginaI12, las entrevistas con Barberis fueron para prepararlos y sondearlos. “Estamos todos en el mismo barco”, dijo el funcionario. ¿El resultado? Respuestas inducidas con información ajena a los relatos de los gendarmes dubitativos, quienes quedaron identificados. Por ejemplo, Ramón Vera dijo que llegó al río y el sargento Carlos Pelozo ya estaba allí, que vió cómo ya habían pasado unos seis manifestantes. Vera no escuchó disparos. Sin embargo, el gendarme Zoilán dice que él realizó dos disparos cerca de Pelozo, y allí también estaba Vera. Nunca fueron indagados, menos careados.

Una vez que los testigos mapuches habían comenzado a declarar, el juez Otranto allanó la Lof en un operativo en el cual mantuvo a dos de ellos doce horas en el piso con las manos precintadas, mientras que Ailin Co y Hernández fueron amedrentados por los miembros del GEOF bajo el mando de Otranto y Ávila. El juez dijo a la activista mapuche Moira Millán que había allanado Cushamen y Vuelta del Río porque las comunidades eran “sospechosas de tener a Santiago”.

Si Gendarmería no tenía nada que ocultar ¿por qué informó tarde y mal? ¿Para qué el Gobierno interfirió en forma directa, adulteró libros de guardia y utilizó el sistema de espionaje del Proyecto X para espiar los movimientos de la familia Maldonado y de los abogados?

Una de las fuentes más tenaces del caso compartió con PáginaI12 que “equiparar el resultado de la autopsia a una sentencia absolutoria de la actuación de Gendarmería es tan descabellado como volver a la teoría del puestero que apuñaló a Santiago, la pista falsa que sembró el gobierno y que ocupó mucha energía y fojas”.

La querella del Cels dijo que “cuando ese operativo ilegal y violento finalizó, faltaba ‘el Brujo’ Maldonado. La comunidad y la familia denunciaron su desaparición considerando que hubiera sido detenido. Los organismos de derechos humanos nos enteramos de que una persona que había participado de una protesta estaba desaparecida luego de una represión. El Cels hizo visible la denuncia e intentó que las dependencias oficiales lo buscaran: en estos casos sin presión social ni insistencia sobre los funcionarios no hay una iniciativa estatal de búsqueda inmediata y sistemática”.

La palabra “detenido” en el expediente en realidad aparece al principio, cuando declaró ante la Procuración de Violencia Institucional Claudina Pilquiman, la mapuche que llevó a Santiago a la Lof el 31 de julio, lo vio pasar corriendo para agarrar su mochila antes de bajar hacia el río escapando de los gendarmes, y quien junto a su hija lo buscó hasta la madrugada del 1º. En el escuadrón de El Bolsón le dijeron que ya habían recibido la llamada preguntando si tenían a un detenido, pero respondieron que intervinieron los de Esquel. “No tenemos a nadie, eso sería muy grave”, dijo nervioso uno de los tres gendarmes que las recibieron. Se miraron y no buscaron más. “Sabíamos que lo tenían ahí”, dijo Claudina ante los fiscales de la Procuvin.