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domingo, 19 de septiembre de 2021

Crisis gubernamental. Se habló de traición… @dealgunamaneraok...

 Crisis gubernamental. Se habló de traición…

 


Acordes. ¿Acordes? Dibujo: Pablo Temes. 

El Gobierno está anclado en el pasado. Lo muestran los cambios que ha implementado en el gabinete.

Escrito por Nelson Castro el sábado 18/09/2021 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, República de los Argentinos.


Fueron muy pocos los que predijeron el resultado de las primarias abiertas y simultáneas del domingo pasado. A las 6 de la tarde del domingo, voces importantes del oficialismo auguraban un triunfo de entre 7 y 8 puntos en la provincia de Buenos Aires, donde la oposición festejaba como una victoria si la derrota era por un margen de 4 puntos. Lo que nadie imaginó fue la fenomenal crisis que el resultado final produciría en el Frente de Todos contra Todos.

En uno de los últimos reportajes que Alberto Fernández le concedió a quien esto escribe, en agosto de 2019, dijo:


—Cristina ha cambiado. Es otra. Aprendió de sus errores.

—No se equivoque. Eso es absolutamente imposible. Cristina tiene una personalidad patológica que nada ni nadie podrán cambiar –fue la respuesta.


Por si tenía alguna duda, el Presidente acaba de toparse con esa realidad. Y vivirla en carne propia. Cristina Fernández de Kirchner es mala y dañina. Ella lo sabe y lejos está de querer modificar esa condición suya. Es más, lo disfruta.


Su carta, en la que la palabra “yo” aparece 19 veces, ha sido un mojón que pulverizó la figura presidencial. Es una carta asertiva y reivindicatoria.


Cada palabra, cada punto y cada coma, son la expresión de las características patológicas de la personalidad de la ex presidenta en funciones: el narcicismo, la obsesión y el síndrome de hubris. Uno de los síntomas del hubris es que la persona que ocupa el centro del poder se cree la dueña de la verdad; está convencida de que su pensamiento es el único que vale; desprecia las ideas ajenas; los errores son de los otros que, por ende, son la causa de todos los males.

 

Por supuesto que CFK no está sola. 

 

La acompaña en esta movida su séquito de secuaces que siempre han sentido desprecio por AF, a quien nunca le perdonaron los años en que supo ser crítico de ella y de ellos. A la manera de unos verdaderos nerones, ni a ella ni a ellos les importaron las consecuencias que este enfrentamiento tiene para el país. Han vaciado de poder al Presidente. Si esto se lo hubiera hecho a CFK, lo habrían calificado de “destituyente”.


Finalmente, el Presidente, a quien desde el mismo momento de ser electo le ha molestado que se lo tilde de “títere”, ha demostrado serlo. No solo eso: le teme a CFK. Es lo que se vio a lo largo de todos estos meses en los que se sometió a los desplantes, las críticas y el ninguneo de la ex presidenta en funciones. Es algo que no tiene vuelta atrás. Es irremediable.

 

 

“Ganó Cristina” es la frase que más se escuchó por estas horas en los pasillos de la Casa Rosada.   


“Siempre se puede estar peor. Sabíamos perfectamente que venían por nosotros, pero no imaginábamos esta locura. Es cierto que el albertismo que conocemos hasta hoy ya no existe pero también es cierto que toda la sociedad vio lo que Cristina es capaz de hacer cuando no se cumplen sus deseos. Las elecciones las perdimos todos pero el desequilibrio institucional lo generó ella. Esto no será gratis para nadie”, reflexionaba un funcionario con despacho en Balcarce 50.


“Alberto es lo que es y hubo una cantidad enorme de errores no forzados, pero ella está desquiciada. No le importa ponerse al Gobierno de sombrero. No es capaz de soportar un no como respuesta”, continuó.


“Alberto podrá conservar la investidura pero acá terminó su carrera política. La resistencia y los deseos de mantener su rumbo le duraron 24 horas”.


“La jugada estaba orquestada desde el lunes, cuando el día pasó de largo y no hubo ninguna determinación o anuncio oficial después de la derrota. Todos los que salieron a decir que habían renunciado son unos payasos. Cuando uno renuncia, lo hace de manera indeclinable como hizo (Juan Pablo) Biondi. El resto fue humo, fue parte del plan para presionar y desgastar al gabinete. Esto fue contra Alberto pero los afectados somos nosotros”, señaló con mucho enojo otra fuente cercana a la cartera de ministros.


“Con el diario del lunes es más fácil entender todo; ahora se ve todo mucho más claro como si nos hubieran puesto una lupa. Cristina habló de operaciones en su contra. ¿Por qué no habló de cómo, desde hace meses, desde el Patria nos vienen operando a nosotros? Al principio nos llamaba la atención porque no creíamos que fueran tan sucios pero, por citar un ejemplo, ellos mismos –con jugadores ignotos y operadores que salieron a chupar las medias por un cargo–  publicaban críticas a la suba de precios, sector por sector, muy detalladamente, a medios de comunicación amigos y en sus propias cuentas de Twitter. Cuando algo no les cerraba, empezaban las operaciones de desgaste”, aseguró otro interlocutor con bronca incontenida.


“Fuimos una coalición mientras se hizo caso a los caprichos de ella, cuando las cosas se pusieron difíciles hizo volar todo por el aire. Vamos a ver con qué ánimo siguen los que quedan. ¿A quién le vamos a responder?”, concluyó.


“Volvimos para ser mejores”, fue uno de los eslóganes de campaña que más utilizó AF. Muchos votantes independientes, que estaban enojados con Mauricio Macri, le creyeron. Se ilusionaron con la posibilidad de alguien que fuera una bisectriz que marcara una alternativa diferente a la grieta que embrutece. Hace tiempo que está claro que eso era una mentira. Finalmente, AF resultó ser un mentiroso.


El penoso transcurrir de estos días, en los que se vio al Presidente en su mendicación para que algún gobernador aceptara ocupar la Jefatura de Gabinete, evidenció su falta de poder.    


Su gobierno ha quedado definitivamente anclado en el pasado. Es lo que representan los cambios que ha implementado en el gabinete. Es un elenco de derrota y fracaso. Con un jefe de Gabinete, Juan Manzur, y un nuevo ministro de Relaciones Exteriores, Santiago Cafiero, sometidos al vilipendio de CFK. Con un nuevo ministro de Seguridad, Aníbal Fernández, siempre presente en el recuerdo por haber dicho que la inseguridad era una “sensación”.   


“Tengo miedo del encuentro con el pasado que vuelve a enfrentarse con mi vida”, reza la letra de Volver, perfecta síntesis del triste presente de la Argentina.







domingo, 28 de abril de 2019

Sinceramente Hubris… @dealgunamanera...

Sinceramente Hubris… 
Cristina Kirchner modelo 2019. Dibujo: Pablo Temes.


La aparición del libro de Cristina Fernández de Kirchner -verdadero suceso editorial del momento- representa un hito político significativo en el complejo panorama vernáculo. Su lectura es de gran utilidad no sólo para tener claridad sobre los planes futuros de la ex presidenta sino también de su personalidad. Pero, además, da el pie para reflexionar -una vez más- sobre uno de los males del poder que más castiga a la Argentina: el síndrome de Hubris. Y esto no se limita solamente a la ex mandataria: abarca también a Mauricio Macri.

© Escrito por Nelson Castro el domingo 28/04/2019 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

Los males del poder son extensivos a todos sus grados y formas. No se circunscriben exclusivamente al ámbito político sino que incluyen al poder sindical, empresarial, deportivo, religioso y un largo etcétera.

El síndrome de Hubris tiene 14 síntomas que han sido claramente definidos por el destacado neurólogo británico, David Owen. Ellos son:

1- Una propensión narcisista a ver el mundo como un escenario donde ejecutar su poder y su búsqueda de gloria.

2- Una predisposición para llevar adelante actos que puedan dar al poderoso una oportunidad de mejorar su imagen ante la opinión pública.

3- Una preocupación desmedida del poderoso por su imagen y su aspecto.

4- Un modo mesiánico de comentar los asuntos corrientes y una tendencia a la exaltación.

5- Una identificación con la nación o una organización hasta el extremo que el individuo cree que su punto de vista y sus intereses como idénticos.

6- Una tendencia a hablar de sí mismo en tercera persona o usar la forma de “nosotros”.

7- Una excesiva confianza en su propio juicio y un desprecio por los consejos y las críticas de los demás.

8- Un enfoque personal exagerado y omnipotente de lo que creen ser capaces de hacer.

9- Una convicción de que, antes de rendir cuenta de sus actos al conjunto de sus colegas o la opinión pública, la Corte ante la que deben responder es la Historia o Dios. 

10- La idea inquebrantable de que esa Corte los absolverá.

11- Una pérdida de contacto con la realidad, a menudo vinculada a un aislamiento paulatino.

12- Agitación, imprudencia, e impulsividad.

13- Una tendencia a privilegiar su visión de las cosas, sin medir adecuadamente sus costos y beneficios.

14- Una incompetencia “hubrística” cuando las cosas van mal a causa de las malas decisiones que tomó el líder, basadas en su excesiva confianza en la sabiduría de sus decisiones.

La simple lectura de los ítems precedentes permiten apreciar cuántos de ellos afectan a Macri y a Fernández de Kirchner quienes, al día de hoy, son los dos precandidatos con mayores posibilidades de ganar en las elecciones de octubre.

Juicio a la economía de Macripor Jorge Fontevecchia

Macri cree que todo -absolutamente todo lo que está haciendo- está bien. Que no hace falta cambiar una coma. Es una conducta repetitiva: decía lo mismo al comienzo de su gestión. 

Por eso afirmó alguna vez -equivocadamente- que lo peor ya había pasado. Y si bien hace un reconocimiento enunciativo de los problemas del presente, su postura denota ajenidad. La novedad que ha incorporado en los últimos días ha sido  la de adjudicar culpa de lo que está pasando con la inestabilidad del dólar, exclusivamente, al posible triunfo de la ex presidenta, sin preguntarse qué se hizo mal en su gobierno para llegar a este punto. Son los síntomas de los ítems 7, 13 y 14 del síndrome de Hubris.  

Esta actitud ha generado dos consecuencias: una, la pérdida de credibilidad del Presidente en particular y de su administración en general; la otra, la decisión de María Eugenia Vidal de apartarse de la ortodoxia rígida del gobierno para tomar medidas que mejoren la vida de la gente en lo inmediato.

“Sinceramente” representa el primer paso de la campaña presidencial de Cristina Fernández de Kirchner. Si alguien tenía -o aún tiene- dudas sobre sus planes, el libro las despeja: ella será candidata. Por lo tanto, el acto de presentación de su obra -en la Feria del Libro, el jueves 9 de mayo- será el acto de lanzamiento de su campaña electoral. Si los rumores que vienen desde el Instituto Patria se concretan, será una campaña atípica. La idea es que la ex presidenta hable poco. Ya se sabe que cuando habla la embarra y pierde votos. La idea es que hable a través de sus escritos y sus libros. 

Sinceramentees el primero. Y, por lo que se lee, mucho no la va ayudar en su necesidad de sumar votos. 

La hechura del libro llevó un año. Contrariamente a lo que algunos se apresuraron a señalar, no fue CFK la que lo escribió. Lo que ella hizo fue lo que hacen los expresidentes: dictarlo a un colaborador quien desgrabe el material que, luego de ser revisado por el autor, es enviado a un “ghost writer” (escritor en la sombra) que se encarga de la redacción final. En este caso, esa tarea le correspondió a nuestra destacada colega, María Seoane.

Conductas y expresiones dejan al descubierto el síndrome que la domina.

El contenido de Sinceramente” nos lleva a través de un universo variopinto de anécdotas que terminan de constituir una especie de “La Biblia y El Calefón”, algo absolutamente representativo de la patológica personalidad de Cristina, del que surgen sus conductas, actitudes y expresiones que dejan al descubierto los rasgos del Hubris. Es, además, la demostración palmaria de que la ex presidenta no ha cambiado. Los que pregonan la existencia de una persona distinta tienen su desmentida rotunda en este libro. Nada que sorprenda: modificar las patologías de la ex presidenta -como las de cualquier otra persona que las padeciera-  es una tarea con destino de fracaso en la mayoría de los casos.

Como una muestra de las muchas que provee el libro sobre las conductas “hubrísticas” de Fernández de Kirchner, una de las más significativas aparece en el siguiente párrafo: “Muchas veces, después del balotaje, pensé en eso que finalmente no se dio: yo, frente a la Asamblea Legislativa, entregándole los atributos presidenciales a… ¡Mauricio Macri! Lo pensaba y se me estrujaba el corazón. Es más, ya había imaginado cómo hacerlo: me sacaba la  banda y, junto al bastón, los depositaba suavemente sobre el estrado de la presidencia de la Asamblea, lo saludaba y me retiraba.

Todo Cambiemos quería esa foto mía entregándole el mando a Macri porque no era cualquier otro presidente. Era Cristina, era la loca, la yegua, la soberbia, la autoritaria, la populista en un acto de rendición”.

Este párrafo explica perfectamente la concepción del poder que tuvo y tiene CFK. Una concepción  manifiestamente antirrepublicana y más afín con una monarquía. 

Y, en este sentido se acerca a la idea que expresa la frase célebre erróneamente atribuida a Luis XIV: “El Estado soy yo”. La confusión de roles que expresa el párrafo citado del libro es brutal. La investidura presidencial exige el cumplimiento de normas que van más allá de las personas. En el acto de traspaso del mando lo que hay es el traspaso de los atributos del poder, hecho que tiene un valor institucional. Poco le importó eso a la entonces presidenta.

Conclusión, ese paso que contempla la ley no se cumplió. Para Cristina, lo personal estuvo por sobre lo institucional. Lo interesante, además, es que pasados ya tres años del episodio no hay ningún atisbo de autocrítica. O sea, nada cambió. Esta conducta se corresponde a la perfección con el tercero y el quinto síntoma del síndrome de Hubris.

El otro elemento que surge de Sinceramente” es la falacia. Hay falacias por doquier.

De ese verdadero vademecum, rescatamos unas pocas. Hacerlo con todas haría necesario la escritura de un opúsculo adicional los ya existentes sobre esta temática. Seleccionamos tres: “Debo admitir que la cuestión de las cadenas nacionales fue todo un tema. Sí, el hecho de que yo hablara por cadena nacional -bastante seguido, es cierto- para comunicar la gestión de gobierno, obras, leyes, medidas, etc., tenía una razón objetiva: si yo no utilizaba esta herramienta, lo que nosotros hacíamos no aparecía en los medios de comunicación”.

La verdad -como tantas veces sucede con los dichos de la ex jefa de Estado- es otra. Primero porque lo que normalmente ocurre es que un gobierno democrático comunica a través de las conferencias de prensa. Es paradójica esta queja de CFK que  protestaba porque los medios no comunicaban lo que hacía su gobierno. Y es paradójica porque ella, a su vez, se encargaba de prohibirles a sus funcionarios que hablaran con los medios que no le respondían. 

Además, el kirchnerato contaba con una poderosa estructura mediática -la TV PúblicaRadio NacionalTélam, el Grupo Indalo, Radio Del Plata, Tiempo- que hacían oficialismo declarado y militante. Por lo tanto, las cadenas -que se instalaron como instrumento de gestión durante la crisis con el campo- tuvieron dos objetivos: la acción de propaganda gubernamental y el ataque a los críticos del gobierno.

Parece que la ex presidenta se olvidó de ese “detalle”. Cómo no recordar -a manera de simple muestra- aquella alocución en la que vilipendió a un abuelo por haberle querido regalar un dólar a su nieto, idea de la que debió desistir porque el cepo se lo impidió.

Otra falacia es la referida al Papa. “Bergoglio trataba de verlo (a Kirchner) y hacía las gestiones a través de Cancillería, pero también llamaba a Oscar Parrilli, secretario general de la Presidencia, sugiriéndole que Néstor lo visitara en la Catedral. Parrilli le contestaba ‘Mire, usted llama y el Presidente lo recibe a solas, en secreto, en público, en Olivos, donde usted quiera. Jorge le contestaba ‘Bueno, gracias pero no’. El respondía ‘No, que venga él a verme a mí a la Casa de Gobierno’. Del otro lado, Bergoglio contestaba: ‘No, que venga él a la Catedral. En definitiva, ellos no se vieron porque ninguno quiso cruzar la Plaza de Mayo”.

Una cosa es una buena posición económica y otra la fortuna que amasaron en sus doce años en el poder.

En verdad, el problema fue otro. Néstor Kirchner veía en el cardenal Jorge Bergoglio a un enemigo político. Y esto dio pie a acciones mucho más graves que la de no asistir a los Te Deum del 25 de mayo en la Catedral. El expresidente buscó el desplazamiento del entonces arzobispo de Buenos Aires. Esa una historia que aguarda ser contada con todo detalle. Y a esa actitud se sumó CFK. Hay que recordar lo que fue la Casa Rosada aquel miércoles 13 de marzo de 2013 cuando Bergoglio fue electo Papa. Y hay que recordar también el lamentable discurso de la entonces presidenta en Tecnópolis ese día: dijo que había sido electo un papa latinoamericano -no argentino-, a quien no nombró.

La última falacia que merece ser subrayada es la atinente a su fortuna. “Se cansaron de decir que Néstor y yo habíamos llegado pobres al gobierno pero nos fuimos ricos. No es así. Nunca llegamos pobres a ningún cargo de la función pública. Y menos a la Presidencia de la Nación”.

Era sabido que los Kirchner tenían una buena posición económica al llegar a la función pública. No se conoce de nadie que haya dicho que eran pobres. De paso, viene bien recordar que esa buena posición económica la cimentaron en la tristemente famosa 1050 de la época de José Alfredo Martínez de Hoz, por la que mucha gente perdió las viviendas que había intentado adquirir por medio de créditos hipotecarios.

Pero una cosa es una buena posición económica y otra es la fortuna que amasaron durante sus doce años en el poder. La legitimidad de esa fortuna es lo que deberá dirimirse en los juicios pendientes de celebración. Son los que debieron haberse producido durante su gestión, de los que la expresidenta habla falazmente en su libro.

No hubo ningún juicio por estas causas sino sobreseimientos apresurados, hechos bajo presión, como lo reconoció el ex juez Norberto Oyarbide. Son los juicios que nunca se van a substanciar si Cristina Fernández de Kirchner es reelecta en noviembre.

Sintesis del Libro Sinceramente…

Imagen: AFP

Salió a la venta el libro de Cristina Kirchner, que se agotó en horas…

“Me llamaron loca, histérica, orgásmica”

Las grandes cadenas adelantaron un día la salida a la venta y fue furor. En el libro, la ex presidenta deja la idea de que volverá a ser candidata.

En una época de crisis profunda del mercado editorial, Sinceramente, el libro de Cristina Kirchner, pinta como el gran suceso de los últimos tiempos. Ayer, las grandes cadenas de librerías decidieron adelantar un día la salida a la venta y miles de ejemplares se agotaron en cuestión de horas. Se suponía que el resto de las librerías lo pondrían a la venta hoy, pero había dudas acerca de si se podría hacer frente a la demanda. En la editorial Pengüin Random House avisaron que se están imprimiendo más ejemplares, pero que no es un proceso veloz. En el libro de 600 páginas, la ex presidenta cuenta intimidades y da sus opiniones sobre distintos hechos ocurridos en los últimos años y de la actualidad. También habla sobre la persecución judicial que sufre y el origen de la fortuna familiar. Aquí van algunas de las cuestiones sobre las que escribió Cristina Kirchner.

Dictadura

“En la madrugada del 6 de enero de 1976, en Río Gallegos, nos detuvo la policía provincial por orden del Ejército, junto a una pareja de amigos, Oscar ‘Cacho’ Vázquez y su esposa Mabel Velásquez. La orden de detención era para Cacho, que había sido delegado de la Regional VII de la juventud Peronista, y para todo aquel que lo acompañara. Estuvimos presos 16 días. Recuerdo que nos reencontramos con Néstor en la puerta de la vieja casa familiar de la calle 25 de Mayo. Nos abrazamos muy fuerte y le dije: ‘Tenemos que irnos del país, esto va a ser una masacre, nos van a pasar por arriba como una Caterpillar’. El quiso tranquilizarme y me dijo: ‘No…no va a ser para tanto, va a ser como todos los golpes, los primeros dos o tres meses habrá que cuidarse y después todos se aflojan’. Lamentablemente, la historia se encargó de darme la razón”.

Derechos humanos

“Me causa gracia cuando algunos afirman que instalamos la cuestión de los derechos humanos por conveniencia, como si hubiera sido un tema que en la Argentina de aquellos años diera rédito político. Al contrario, las dirigencias partidarias más relevantes miraban para otro lado frente a las leyes de impunidad, y los únicos que batallaban ese tema eran los organismos de derechos humanos”.

Néstor

“Si me preguntan qué fue lo que más amé de Néstor, contestaría que todo. Era un personaje. Al Teatro Colón, por ejemplo, Néstor decidió no ir jamás. Cuando en marzo de 2006 nos visitó la reina Beatriz de Holanda, acompañada por su hijo Guillermo de Orange y su esposa, la argentina Máxima Zorreguieta, nosotros le ofrecimos una recepción en los salones de la Cancillería, frente a la Plaza San Martín. Todavía no teníamos el Museo del Bicentenario, que él no llegó a ver inaugurado. Nos explicaron que luego, como retribución, la reina ofrecía una fiesta al presidente y a su gobierno y que para eso decidió alquilar al Teatro Colón. Pero el presidente… no fue al Colón. Y tuve que ir yo. No pude convencer a Néstor. Literalmente le rogué: ‘Néstor, por favor, tenés que ir’. El me retrucaba: ‘Al Colón no voy a ir, no se los voy a pisar’. Le supliqué: ‘Néstor, tenés que entender que es una equivocación. El Colón es una de las salas líricas más importantes del mundo y es nuestra. ¿Por qué no vas a ir?’. Me contestó: ‘No pienso ir ni loco al teatro de la oligarquía argentina, no se los voy a pisar, no les voy a dar el gusto’”.

Estudio

“Decidimos abrir el estudio jurídico y de a poco empezamos a tener clientes muy importantes de Santa Cruz, que era amigos de su padre. Entre los primeros, Cayetano Drisaldi, concesionario de Citroën y agente oficial de YPF en Santa Cruz. También los dueños de la concesionaria Dodge Chrysler: Pablo Sancho y Victoriano Manzanares; este último además fue nuestro primer contador y padre de Víctor Alejandro Manzanares, que años después no sólo fue síndico del banco de Santa Cruz sino también, cuando su padre se retiró, nuestro contador. Fue a partir de ese momento que comenzamos a crecer económicamente”.

Fortuna

“En el año 2003 Néstor presentaba su primera declaración jurada como presidente y en ella, en el rubro 4.6 de ‘Depósitos y dinero en efectivo’, en la columna correspondiente a tipo de cuenta, depósitos a plazo fijo en dólares americanos figuraba la suma de U$S 4.387.674. Repito: en el 2003, Néstor ya declaraba tenencia de depósitos en efectivo por más de 4 millones de dólares. Sin embargo, se cansaron de decir que Néstor y yo habíamos llegado pobres al gobierno pero nos fuimos ricos. No es así. Nunca llegamos pobres a ningún cargo de la función pública. Y menos a la Presidencia de la Nación”.

Cajas

“Los plazos fijos que estaban, como siempre durante todos aquellos años, en el banco Galicia, que fue el que nos vendió los dólares en efectivo que se colocaron en las cajas de seguridad… ¿de qué banco?… Galicia. El dinero nunca salió del banco, hay una línea de continuidad sin ningún tipo de fisuras. ¿Por qué las cajas de seguridad estaban a nombre de Florencia, mi hija? Muy simple: porque tanto Máximo como yo estábamos viviendo en Río Gallegos y la única persona que vivía en Buenos Aires para hacer ese trámite, que es personal, era Florencia”.

Retenciones

“Vino Martín Lousteau con Gastón Rossi, su asesor, a explicarnos el tema de las retenciones móviles que se basaban en el criterio de la renta extraordinaria. No me pareció mal, porque es un criterio que comparto. Me acuerdo como si fuera hoy de aquella reunión. Estábamos los tres: Alberto Fernández, Lousteau y yo. El jefe de Gabinete le pregunta: ‘¿Estás seguro que no habrá problemas con eso?’. Y Lousteau, muy seguro de lo que decía, contestó: ‘No, a ellos la soja no les interesa’. Juro por la vida de mis tres nietos y mis dos hijos, que es lo que más quiero en el mundo, que dijo eso”.

Clase media

“El 13 de noviembre de 2012 el Banco Mundial publicó un informe que revelaba que la clase media en Argentina se había duplicado en la última década y que se destacaba como el país latinoamericano con el mayor aumento de su clase media como porcentaje de la población total. Y pensar que me tuve que fumar que dijeran que no había combatido la pobreza. ¡Justo a nosotros, que duplicamos la clase media! O sea, una parte importante de los argentinos y las argentinas dejaron, durante nuestros gobiernos, de ser pobres… y no lo digo yo, lo dijo el Banco Mundial. Aunque también, a pesar de ello, una porción importante de esa misma clase media terminó votando a Mauricio Macri”.

Macri

“Si alguien me pidiera que definiera a Mauricio Macri en una sola palabra, la única que se me ocurriría es: caos. Sí… Mauricio Macri es el caos y por eso creo firmemente que hay que volver a ordenar la Argentina. Como se dice por ahí: que cada cosa esté en su lugar; la heladera en la cocina y el inodoro en el baño. Esto exige a cada uno de los argentinos y las argentinas, cualquiera sea su lugar en la sociedad, una primera decisión casi actitudinal que permita encarar los problemas que el gobierno de Mauricio Macri nos está dejando y que no existían en 2015”.

Atributos

“Muchas veces, después del balotaje, pensé en eso que finalmente no se dio: yo, frente a la Asamblea Legislativa, entregándole los atributos presidenciales a… ¡Mauricio Macri! Lo pensaba y se me estrujaba el corazón. Es más, ya había imaginado cómo hacerlo: me sacaba la banda y, junto al bastón, los depositaba suavemente sobre el estrado de la presidencia de la Asamblea, lo saludaba y me retiraba. Todo Cambiemos quería esa foto mía entregándole el mando a Macri porque no era cualquier otro presidente. Era Cristina, era la ‘yegua’, la soberbia, la autoritaria, la populista en un acto de rendición”.

Género

“Me llamaron loca, histérica, orgásmica, desesperada por el poder. Mientras escribo, pienso con dolor que a pesar de haber sido la primera mujer electa presidenta de la historia, no se alzó ninguna voz feminista para condenar el ataque por mi condición de mujer. Ojo, no digo para defender el gobierno, ni las políticas, ni a ninguna persona en particular, sino el género que era agredido como tal”.

Aborto

“Yo antes era una persona que decía ‘no soy feminista, soy femenina’. ¡Qué estupidez! ¡Qué inmensa estupidez y lugar común! En la marcha de 2018 salieron las adolescentes de 13, 14 y 15 años. Eran decenas de miles que salían de los colegios, religiosos inclusive –porque se les veía los uniformes–, se sacaban la camisa y se ponían pañuelos verdes. Ahí me puse a pensar… dentro de quince años yo voy a tener 80, voy a ser una vieja y Helenita va a estar en quinto año, María Emilia va a estar en cuarto y les van a preguntar las compañeritas: ‘Che, ¿qué votó tu abuela?’ Y ellas van a contestar: ‘Esa vieja votó en contra’. ¡No señor! Eso no lo voy a permitir”.

Legado

“El legado de Néstor se proyecta en los jóvenes que tomaron las mismas banderas con firmeza y que hoy resisten para que la patria no vuelva a estar de rodillas. Pienso que tal vez ese sea mi rol, el de ser un puente entre las nuevas generaciones y las anteriores; nosotros tomamos la posta de otros para construir la Argentina y, a pesar del fuerte revés que nos acecha, serán los y las jóvenes quienes deberán seguir adelante”.





domingo, 2 de septiembre de 2018

Macri en su laberinto… @dealgunamanera...

Macri en su laberinto…


Consultó a Lousteau, Melconian y otros economistas. Pero teme hacer retoques y que luego la crisis los devore.

© Escrito por Nelson Castro el domingo 02/09/2018 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

Hace algunas semanas, Mauricio Macri se reunió con Martín Lousteau. Quien fue primer ministro de Economía del primer mandato de Cristina Fernández de Kirchner y embajador del actual gobierno en los Estados Unidos, llevó al encuentro algunas ideas para enfrentar las dificultades por las que atravesaba ya entonces la economía. Lo presentado por Lousteau fue un aporte concreto para enfrentar los peligros que acechaban al ideario económico –por así decirlo– del oficialismo. Su decepción fue grande cuando supo que nada de lo que le había llevado al Presidente le había interesado. No fue el único al que le pasó algo así. Guillermo Nielsen, uno de los economistas que más sabe sobre negociaciones con el FMI, fue otro de los que nunca tuvo devolución acerca de sus propuestas.

El síndrome de Hubris es un mal del poder. Es un mal del cual Jaime Duran Barba –que estuvo en las reuniones del fin de semana en la quinta de Olivos– conoce mucho. Uno de los signos de este mal es que quien lo padece cree ser el dueño de la verdad absoluta y, por ende, ignora todas las opiniones que contradigan esa “verdad”.  Es lo que le está pasando a Macri.

Marcos Peña es una persona honesta a quien muchos consideran poseedor de un intelecto brillante. A pesar de ello, al jefe de Gabinete también lo aquejan los efectos del Hubris: cree que todos los que le dicen que las cosas no marchan bien están equivocados. Peña, quien ha sido clave en el diseño de la última campaña electoral, detesta la “vieja” política y cree que encarna la “nueva “política, sin advertir que, en muchas de sus actitudes y la de muchos funcionarios de su gobierno, hay elementos de aquello viejo que detesta y desprecia. Sus conductas –en las que no falta la soberbia– lo han transformado en el blanco de las diatribas de varios integrantes del gabinete y de muchos dentro del oficialismo. Que María Eugenia Vidal haya salido a enmendarle la plana el jueves  luego de que Peña dijese en el programa de Marcelo Longobardi que no había un fracaso económico lo certifica. Su oposición a la incorporación de peronistas al gobierno es bien conocida. Es la misma que tiene el Presidente. Ese es uno de los motivos de discusión al interior del Poder Ejecutivo. Peña suele disentir con Macri, a quien se atreve a discutirle de igual a igual. “Muchas veces le adjudican la responsabilidad a Marcos por cosas que él no comparte y que, en verdad, son iniciativas del Presidente”, revela un hombre de la mesa chica del poder. Pero Peña es Macri. Y es por eso que el Presidente no lo va a echar.

Dificultad e internas.

La adversidad ha hecho recrudecer la interna que se vive dentro del oficialismo. Esta interna, que a pesar de ser educada es feroz, es un monstruo de tres o cuatro cabezas. Ahí están Emilio Monzó, Horacio Rodríguez Larreta, Rogelio Frigerio y Vidal que abogan por un cambio de nombres dentro del gabinete, y una reducción de ministerios. Aunque alguna señal se va a dar, no es la señal que espera el mercado que es la desactivación del triángulo del conflicto que integran Peña, Gustavo Lopetegui y Mario Quintana, a quienes se los considera como responsables del manoseo de la economía. Una de las alternativas sobre las que se conversó fuertemente en estas horas fue la posibilidad de reincorporar al gabinete a Carlos Melconian. Pero uno de los problemas para su designación es Peña, porque fue –apoyado por Macri– quien en su momento le bajó el pulgar al entonces presidente del Banco Nación. El otro son sus propuestas. El Presidente, quien tuvo el viernes una larga comunicación con Melconian, escuchó la dureza de sus propuestas: retenciones, ajuste de impuestos, etc. “Tomemos ahora las decisiones duras que nos permitan el día de mañana llegar a unas elecciones o por lo menos llegar a las primarias abiertas, simultáneas y obligatorias (PASO) con chances de tener el país ordenado, no como está hoy”, sostuvo Melconian.

Evidentemente hay poca claridad intelectual respecto de qué es lo que hay que hacer. El Presidente dijo en varias oportunidades –aun en el peor momento de la crisis– “Marcos soy yo”. El problema de fondo es que el mercado espera que un cambio genuino venga de la mano de un ministro de Economía verdaderamente respetado por los mercados y el mundo de la política y de los negocios, que pueda pararse delante del jefe de Gabinete y convencer al Presidente de tomar las medidas que propone y no que tenga que pasar el filtro del jefe de Gabinete y de sus dos vicejefes, que le  pongan cara de póker para que luego Macri no las acepte. Si esto no se modifica, los cambios serán cosméticos, como está sucediendo con Dante Sica y Javier Iguacel, que en definitiva no cambiaron nada porque la esencia de la política económica es la misma.

Ante esto, el Presidente argumenta: “Si yo hago un cambio en el medio de la crisis me lo devora la misma crisis”. Y es en esa media agua en la que navega hoy en día el Gobierno. Mientras en la tarde de ayer transcurría la reunión del Presidente con Dujovne, Peña, Vidal y Rodríguez Larreta, las versiones de cambios arreciaron con fuerza.

Nombres.

Macri tiene algo en claro; el único que puede reemplazar a Peña es Rodríguez Larreta. Y Rodríguez Larreta ya le ha dicho al Presidente que no tiene interés en ese cargo y que no comparte el enfoque del actual jefe de Gabinete. Lo que propone Larreta es básicamente llegar a 2019 con mayor consenso y con una plataforma de sustentación que le permita no solo hacer los cambios urgentes que tiene que hacer ahora sino algunos cambios que se tienen que hacer en el Congreso como la modificación de la Carta Orgánica del Banco Central, algunas de las cosas que no se han hecho.

Todo conlleva la necesidad de acordar con los gobernadores y con los diputados y senadores de la oposición. Ahí es donde surge la gran diferencia con Marcos Peña, que quiere insistir con el modelo “PRO puro”, con el “amarillo puro” que es más de lo mismo porque de alguna manera sienten que pierden el poder de los resultados.

La Argentina va a presentar el martes (todavía están haciendo los números) cuál sería el impacto de las medidas que tiene en la billetera para tomar. Hay una nómina de diez medidas para las que hay que hacer cuentas. Lo que hasta ahora se sabe es que volverían las retenciones a las exportaciones del trigo y del maíz y que se frenaría la baja de las retenciones a las exportaciones de la soja. Macri está enojado con este presente que lo expone a una contradicción –una más– frente a lo que fueron sus promesas de campaña. Está enojado también con muchos hombres de negocios –empresarios, banqueros, financistas, consultores– que le prometieron esa lluvia de inversiones que nunca llegaron. “No te enojes ni te sorprendas tanto, Mauricio; vos supiste ser uno de ellos”, le dijo alguien de su cercanía ante su sorpresa y su contrariedad.

Producción periodística: Lucía Di Carlo



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