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viernes, 1 de enero de 2016

El club grande exige… @dealgunamanera...

El club grande exige…


La situación futbolística del club es casi inmejorable debido a los malos resultados de Huracán en los últimos 30 años. Después de 40 años, se ganó la Copa Argentina, la Supercopa Argentina, se volvió a competir en la Copa Libertadores, se llegó por primera vez a una final de una copa internacional y debido al rendimiento en esta Sudamericana 2015, Huracán disputará su tercera libertadores y por primera vez, su segunda consecutiva. Incluso este despliegue formidable no se dio en el mejor momento institucional o deportivo, sino más bien casi en el peor: entre un club quebrado, descendido y amargado tras el clausura 2009.

© Escrito por Rodrigo Molina el viernes 01/01/2015 y publicado por Patria Quemera de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

Tras este año 2015 que quedará para la historia del club, es increíble entender con qué poco institucionalmente Huracán pudo lograr tales cosas. A la discusión de siempre de si Huracán es un grande o si es el sexo grande, ahora se le suma la de si Alejandro Nadur es el mejor presidente que tuvo la institución. Más allá de cualquier discusión pasional, la realidad es que a juzgar por los rendimientos deportivos posiblemente Nadur sea el mejor presidente y a juzgar por la historia, Huracán puede ser un grande pero demasiado devaluado y atrasado.

Hasta hace muy poco tiempo trabajé en una de las mejores agencias de marketing deportivo del mundo (Euromericas Sport Marketing), lo que me permitió entender cómo funciona la industria deportiva (por sobre todo el fútbol), cómo funcionan las instituciones deportivas y, por sobre todo, cómo son los dirigentes deportivos. Y lo más sorprendente de todo fue saber la distancia entre las administraciones europeas, algunas latinoamericanas e incluso clubes grandes del fútbol argentino con el resto. En este caso, lamentablemente Huracán no le cabe el título de grande ni por un centímetro.

Tuve la oportunidad de reunirme y conocer a Alejandro Nadur y a Luis Sasso a principios del 2015 debido a que si bien sabía que a nivel institucional y marketing Huracán tenía un gran desafío y la dirigencia actual no era repudiable como las pasadas, y me nos hubiese encantado formar parte no solo como hincha. Realmente creo que esta dirigencia hizo cosas positivas, pero tal como pude deducir de esa reunión, sabía que esas cosas le iban a quedar chicas al club.

Me resulta muy pobre para nuestro club que tiene ambiciones de ser grande que la mejor idea a nivel institucional para asociarse sea una medida coercitiva una vez alcanzada la semifinal de la Sudamericana. Es muy pobre que ante los títulos, ascenso y participaciones internacionales, la medida mal llamada por algunos “Campaña de socios” haya llegado en el último mes del año. Es muy pobre que antes de esta defectuosa medida (hasta por su implementación) Huracán tenía cerca de 10.000 socios. (¿Realmente hoy hay cerca de 21.000 socios?).  Es muy pobre que llamen “beneficios al socio” un 30% de descuento en “El Noble” (y los días de partido). Es muy pobre que no haya habido ninguna acción sea comercial o de imagen del club con el espléndido año que se afrontó. Con todo respeto hacia el presidente, es muy pobre la relación comercial del club en cuanto a sponsors, acuerdos comerciales y los socios, los cuales son los tres pilares fundamentales de los clubes modelo y grandes no solo en Argentina sino en el mundo. Pero como mencioné anteriormente, de aquella reunión con las máximas autoridades del club, sabía que esas cosas positivas que hicieron en el club iban a quedarle chicas a nuestro club. Quizás la señal más notoria fue saber explícitamente que al presidente no le interesaba en lo más mínimo una campaña de socios.

Entiendo lo odioso que puede ser leer cosas que no nos gustan de nuestro club, pero como dijo la filósofa Ayn Rand: podemos evitar la realidad, pero nunca las consecuencias de la realidad. Por lo tanto, voy a decir algo que a muchos no les gustará: grande se hace. La historia, la mística, el club, fue hecho por personas como yo, como ustedes. Y creo que el hincha entiende bien esto, porque es impresionante la cantidad de iniciativas y las cosas a las que se presta el hincha de Huracán a pesar de cómo fue (es) tratado. Tampoco creo que los dirigentes sean otra cosa que hinchas de Huracán, y es que a veces, necesitamos más que buenas intenciones: necesitamos las ideas adecuadas.

El síntoma más notorio de que Huracán aún es buenas intenciones es la partida de Vismara, la falta de certeza sobre la continuidad de jugadores, la incógnita de los refuerzos (ya un karma del club), de los socios (¿cuántos son?), sobre futuras campañas de socios, la continuidad de patrocinadores, entre tantos factores. Entiendo que en Argentina todavía existe cierta resistencia a la profesionalización de la administración de la institución deportiva, pero creo que es parte del desconocimiento y el prejuicio y que va en contra de lo que el hincha realmente quiere del club.

Hace poco tiempo, Nadur sostuvo que si el hincha quiere retener al plantel debería asociarse: esto hubiese sido una declaración acertada hace algunas décadas atrás, pero denota una falta de conocimiento de cómo funciona la economía de los grandes clubes ¿alguien piensa que River, Boca, Barcelona, o incluso el Leicester inglés o el Stuttgart alemán dependen del abono de sus socios para pagar sueldos? La realidad es que la masa societaria en los grandes clubes por supuesto que aportan una buena porción de los ingresos genuinos pero la mayoría de estos provienen de acuerdo comerciales donde no sólo el club percibe grandes ingresos sino que sus socios obtienen beneficios. Es increíble lo que clubes desconocidos y que fluctúan por el ascenso alemán como el Koln FC puede enseñarle a nivel institucional a Huracán o incluso a varios equipos importantes argentinos. ¿Cómo es posible que exista una brecha que haga que un jugador de Huracán le convenga irse a Racing y el club no pueda ni objetar? No alcanza ese discurso de “Nadur cuida el interés de Huracán” o “No va a hipotecar al club”. Huracán puede cuidar sus interés mejor, no hipotecar el club, ser un club con superávit y competir con clubes como Racing, Independiente o San Lorenzo. Quien les diga lo contrario, les miente o ignora lo que es posible.

Tomando prestado el pensamiento del intelectual argentino Alberto Benegas Lynch, me atrevo a reformularlo para las instituciones deportivas. Creo que los dirigentes deportivos son cazadores de votos como cualquier dirigente político que se somete a una votación democrática. Por lo tanto, su discurso e ideas van a estar enmarcados en un punto mínimo y máximo y dentro de esa franja se va a ir moviendo: si expresa alguna idea que se salga de esa franja pierde un votante. Por supuesto que esta franja es nada más ni nada menos que el clima de opinión o clima de ideas: ningún dirigente va a proponer o esperará ganar las elecciones con ideas que no puedan ser digeridas por el socio votante. La gran pregunta es: ¿cómo se forma el clima de ideas? Bueno, Lynch dice que empieza en un grupo reducido, donde citando a John Stuart Mill, explica que todas las nuevas ideas atravesarán por tres etapas: ridiculización, discusión y adopción, ya que toda idea nueva es chocante, pero si se puede dar bien el mensaje, trabajando bien, y estas ideas llegan a los medios, a los periodistas, los cuales son el último círculo social para entrar en el clima de opinión, las cosas van a empezar  a cambiar, logrando que el dirigente tenga que actualizar su discurso e ideas ya que de otra forma empezaría a perder votos y apoyo social.

Huracán necesita gente más capacitada en su dirigencia, necesita comenzar a exigir que sus dirigentes estén a la altura. Hoy el marketing deportivo ya no es una opción sino que es lo que separa a los clubes grandes de los demás. De los clubes que progresan de los que no. Por esto, me animo a discutir y disentir con algunos hinchas de Huracán otra de las frases que leo seguido: “A Huracán todo, sin pedirle nada”. Realmente creo que en esencia es un pensamiento de amor al club, pero desacertada. Yo creo que darle todo a Huracán significaría pedirle, alentar el crecimiento: un club grande exige.