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domingo, 16 de octubre de 2016

Iglesia, gobierno y CGT… @dealgunamanera...

Iglesia, gobierno y CGT…


El Papa y Macri quedaron más satisfechos que los gremialistas. El paro general sigue en estado latente.

© Escrito por Nelson Castro el domingo 16/10/2016 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

El Gobierno logró esta semana una victoria política importante al congelar el paro con que la Confederación General del Trabajo lo había amenazado en su reunión del 23 de septiembre pasado. Esto produjo heridas al interior de las estructuras gremiales.

No hay riesgo de fractura: la CGT no se va a partir, aunque tampoco habrá síntesis total en una conducción que, por falta de consenso sobre una figura común, terminó siendo tripartita. Ese es el pensamiento que reina en la central obrera –en todas sus vertientes–, en la que coinciden además las otras figuras del espectro sindical, como la CTA.

Para el ala más dura, representada entre otros por Pablo Moyano y Sergio Palazzo, de diálogo fluido con la Central de Trabajadores Argentinos, fue un error haber dejado librados al manejo de los privados algunos aspectos importantes de interés para los trabajadores. El otro punto que causó malestar entre los arriba citados fue que los triunviros salieron a festejar la postergación de un paro soslayando el resto de las voces que no son afines a la Rosada.

Esto encierra un problema que podría desencadenarse en el muy corto plazo: el mes de diciembre. “El Gobierno cantó victoria antes de tiempo, la democracia no se construye con el ‘sí, Presidente’”, remarcan desde el seno del ala más dura.

Todo esto decantará en una reunión que tendrá lugar el próximo martes a la tarde entre Pablo Moyano, Sergio Palazzo, Hugo Yasky y Pablo Micheli. Allí se decidirá la realización de una medida de fuerza que podría terminar en un paro más cerca de fin de año. Lo que se acordó es insuficiente y no desactiva las protestas de cara a diciembre, poniendo en riesgo un fin de año que podría terminar agitado. En esto coinciden, además, integrantes de Barrios de Pie y de la Confederación de Trabajadores de la Economía Popular (CTEP).

Del otro lado, el Coloquio de IDEA ofreció una versión casi festiva de la realidad argentina. Es cierto que ha habido avances de forma y de fondo en el diálogo con los empresarios. Pero también es verdad que habrá que esperar al menos hasta “el primer trimestre de 2017 para que se activen algunas de las inversiones prometidas, y hasta el segundo semestre para que el efecto derrame llegue a la población y se sienta la mejoría. Esto, claro está, si no se producen sobresaltos”, aclara un empresario del interior cercano a la Unión Industrial Argentina.

En este marco, la fiesta que se vivió hasta altas horas de la noche del jueves en los pisos superiores del Sheraton con Natalia Oreiro como invitada interpretando temas de Gilda pareció un grotesco. Los números del Indec hablan de la monumental tarea que el presente y el futuro deparan al poder político y al poder económico, si es que el objetivo de combatir la pobreza se va a encarar con seriedad.

Rol eclesiástico. Hay que señalar un actor muy importante en todo este proceso: la Iglesia. Entre los diversos temas que forman parte de la agenda del episcopado argentino está su contribución concreta al sostenimiento de la paz social y de la gobernabilidad. Así como estos asuntos fueron una prioridad durante la presidencia de Cristina Fernández de Kirchner, también lo son ahora. Ningún obispo quiere que se repita la traumática experiencia de un gobierno democrático eyectado por la ventana. Y en esto, mucho tiene que ver el Papa. Cuando el paso del tiempo deje lugar a la historia, se terminará de conocer la trastienda de las reuniones de Francisco con CFK, lo que permitirá tener la verdadera dimensión de la preocupación del santo padre por los avatares políticos y emocionales que enmarcaron las conductas y las decisiones de la ex presidenta.

El balance del encuentro de Mauricio Macri con el sumo pontífice produjo, en estas primeras horas, un estado de euforia entre los integrantes del Gobierno. Es verdad, el Presidente se llevó lo que vino a buscar: un clima de familiaridad y respeto que lanzó al olvido aquel tenso primer encuentro del 26 de febrero pasado. 

Como ocurre en estos casos, son los gestos y los detalles los que definen su real significado político. Buena parte del fiasco que se llevó el jefe de Estado en la reunión antes citada tuvo que ver con no haber prestado debida atención a esos aspectos. Veamos, pues, algunos de los detalles anecdóticos del encuentro que confirman el buen clima reinante a lo largo de los casi sesenta minutos que duró. Para los observadores que estuvieron allí y que conocen los códigos del Vaticano, lo más destacado fue la frase pronunciada por Macri en la conferencia de prensa, en la que dijo: “Vengo a consultar a Francisco porque para mí es un líder moral”.

Por parte de la Santa Sede hubo muchísimo esmero en asegurar el carácter privado de la reunión. Es que el Papa quería que fuera un encuentro en total tranquilidad. De ahí que ningún periodista de la Santa Sede se haya podido acreditar. No entró nadie.

“Es el comienzo de una nueva relación, sin intermediarios”, dijo alguien de diálogo directo con Francisco.

Otro dato de “color” significativo fue el regalo que, entre otras cosas, Macri le llevó al sumo pontífice: un resumen del Plan Belgrano con el detalle de lo que podría ser el resurgimiento del ferrocarril en la Argentina. Trascendió que Bergoglio estaba feliz, ya que se conocía todos los pueblos que el Presidente le mencionaba. “Parecían dos ingenieros”,  cuenta la citada fuente.

A Macri se lo vio tranquilo y bien dispuesto. El Papa quedó contento. Fue una conversación que sobrevoló los temas más calientes de la difícil realidad argentina –la pobreza, el narcotráfico, la corrupción, la inseguridad– en un clima de serenidad y concordia.

La foto oficial, en la que están Francisco, Macri, Juliana Awada, Antonia–la hija de ambos–, Agustina, la hija del primer matrimonio del Presidente, y Valentina –hija del primer matrimonio de Awada–, conlleva también un mensaje de reconocimiento hacia las familias ensambladas, tema de intensa discusión en el sínodo de familia que el año pasado se celebró en Roma.

Macri vuelve a la Argentina eufórico por los buenos resultados de una reunión clave para disipar los nubarrones que enturbiaron su relación con el Papa. Regresa también con un compromiso sobre sus espaldas: cumplir con sus promesas de campaña. Ese es su gran desafío.

Producción periodística: Santiago Serra.


lunes, 26 de septiembre de 2016

A fuego lento… @dealgunamanera...

A fuego lento…

Allá vamos. Mauricio Macri. Dibujo: Pablo Temes.

La posible huelga se cocina casi al mismo ritmo que la reactivación.

© Escrito por Nelson Castro el domingo 25/09/2016 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

La semana terminó con una novedad previsible: la amenaza de paro general anunciada por la Confederación General del Trabajo. Esta amenaza seguirá latente por al menos una semana más. En la reunión del conjunto de gremios de la CGT ocurrió lo que ya se preveía: se dio a conocer la medida de fuerza y, a la vez, se dejó abierta la negociación con el Gobierno con la posibilidad de huelga como elemento de presión. 

El abanico de temas en discusión tiene algunos pilares centrales: liberar del pago de Ganancias el medio aguinaldo o, en su defecto, pactar un bono de fin de año para compensar la inflación; participar en el proyecto oficial para reformar el impuesto a las ganancias, y trabajar en una reforma de las ART para la mejoría en la prevención y cobertura de accidentes laborales. Por su parte, la CTA, que ha venido realizando demostraciones de fuerza en las últimas convocatorias, mantiene el diálogo con los cegetistas y pide por la incorporación a esta lista de demandas un aumento de emergencia para los jubilados y la reapertura de paritarias (ítem en el que coinciden los gremios de la CGT más combativos).

A pesar de la presión que vienen sufriendo por parte de la mayoría de los gremios que lideran, el triunvirato conducido por Juan Carlos SchmidCarlos Acuña y Héctor Daer no está convencido de romper el diálogo con el Gobierno. El ala más dura está representada por Pablo Moyano de camioneros, Sergio Palazzo de bancarios y los gremios docentes. Fuentes cercanas a estos últimos, que tienen diálogo fluido con la CTA, señalan que “la pelota está del lado de Macri; si no hay señales contundentes de una corrección en el rumbo, el paro se va a hacer. Será en los primeros días de la segunda quincena de octubre”.

La normalización de las estadísticas le jugó al Gobierno una mala pasada. Luego de tres años, el Indec volvió a publicar el valor de la canasta básica. Según esos índices, una familia tipo necesitó $ 5.175 por mes para cubrir alimentos y no caer en la indigencia. Si se incluye lo mínimo indispensable para comprar vestimenta y hacer frente a los gastos del transporte, la educación y la salud, la cifra asciende a $ 12.500. Este último es el número en el que se basan las centrales obreras para sostener sus reclamos. Según coinciden tanto en la CGT como en la CTA, si se toman en cuenta el trabajo formal e informal o precarizado, el 60% gana menos de los $ 12 mil necesarios para llevar adelante una vida con visos de dignidad.

La semana que viene podría producirse un encuentro entre ambas agrupaciones de trabajadores para unificar posturas. ¿Cuál es el principal problema para que esto se concrete? En la CGT no terminan de digerir la figura de Hugo Yasky por su cercanía con lo más rancio del Frente para la Victoria. “La semana pasada estuvo con Cristina haciendo alarde, como si esto fuera una virtud. No queremos volver al pasado, la gente no nos perdonaría un vínculo de ese calibre. Que Micheli (por Pablo) se las arregle para venir solo”, marcaron la cancha varios líderes sindicales. En la CGT no quieren saber nada con el kirchnerismo, al menos en una situación en la que se define la primera medida de fuerza bajo la nueva conducción.

Guiño. En el Gobierno tomaron como una invitación al diálogo la dilación en definir los pormenores del paro. La reunión que el próximo jueves tendrán los triunviratos de la CGT con los ministros de Hacienda y Finanzas, Alfonso Prat-Gay, y de Trabajo, Jorge Triaca, será crucial. “Podemos comunicar la intención y los avances en el proyecto para bajar Ganancias, pero no podemos asegurar lo que no tenemos. Si quieren hacer un paro general deberán lidiar con los costos de una medida dura e impopular”, sostienen desde el Gobierno. Respecto de la presencia en la reunión de Mauricio Macri, en Cambiemos sostienen que “si bien la idea es no exponer al Presidente, sabemos que es la carta fuerte. Esperaremos hasta último momento para ver cómo evoluciona el tema en la semana”.

Está claro que la evolución de la economía complica al Gobierno. “El Estado no tiene que quedarse con el fruto de tu trabajo. En mi gobierno, los trabajadores no van a pagar impuesto a las ganancias”, decía Macri en uno de los spots propagandísticos durante la campaña electoral. El proyecto del Presupuesto que se está discutiendo en el Congreso demuestra que la promesa habrá de quedar incumplida. Lo mismo sucederá con el campo respecto del compromiso de reducir las retenciones a las exportaciones de la soja a un ritmo de 5% anual.

Hay datos indiciarios de recuperación en sectores clave: los despachos de bolsas de cemento han comenzado a aumentar, y lo mismo está ocurriendo con la chapa. De todos modos, esa recuperación es aún muy lenta y no alcanza para compensar los efectos negativos de la catastrófica caída que la actividad económica experimentó durante el primer semestre del año.

Más allá de los elogios que recibió de parte del presidente Barack Obama y de los representantes de la comunidad internacional de negocios, el paso de Macri por Nueva York le permitió palpar una realidad indiscutible: la concreción de las promesas de futuras inversiones marcha lenta. La incógnita fundamental que expusieron los hombres de negocios que asistieron a las presentaciones del Presidente estuvieron referidas a la perdurabilidad de los cambios producidos por su gobierno. De ahí que el resultado de la elección legislativa del año que viene sea vital para la toma de decisiones de muchos de ellos.

Donde las cosas no le salieron nada bien al Presidente fue en el asunto Malvinas. Macri dio un garrafal paso en falso con su desafortunada e inexacta declaración acerca de una aceptación de conversar sobre el tema por parte de la flamante primera ministra británica Theresa May. El jefe de Estado cometió el mismo error de todos su predecesores al no comprender la necesidad de encarar el tema bajo la concepción de asunto de Estado, lo que exige acuerdos con todas las fuerzas políticas. En la compleja trama de idas y vueltas de las que se nutre la disputa por las Malvinas entre nuestro país y Gran Bretaña, el nuevo volantazo de la política exterior argentina, implementada sin esos consensos, no puede augurar otra cosa que un resultado cantado: el fracaso.

Producción periodística: Santiago Serra.



domingo, 4 de septiembre de 2016

No jugar al distraído… @dealgunamanera...

No jugar al distraído…

La voz del pueblo. Foto: Pablo Temes

Macri debe tomar nota del reclamo social, y la oposición, del rechazo a los K. Duelo de egos.

© Escrito por Nelson Castro el domingo 04/09/2016 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

La marcha federal fue contundente por la convocatoria y por la variedad en la composición de los concurrentes. “Una cosa es hacer los cálculos previos, otra muy distinta es ver a todo ese movimiento político y social en la calle. Porque como en toda marcha existieron operadores políticos y fogoneros, pero no se puede negar la legitimidad de la convocatoria”, dijo entre sorprendida y realista una fuente del gobierno nacional.

Eran las 6 de la tarde y un funcionario del gobierno de María Eugenia Vidal comentó en la misma línea: “Recién pasé por el centro, estaba colmado, no se puede mirar para otro lado, hay que tomar nota de esto”.

Así fue. Por la noche el ministro de Trabajo, Jorge Triaca, convocó a los organizadores Hugo Yasky y Pablo Micheli a un encuentro la semana que viene. Hay dos elementos a tener en cuenta que hablan por sí mismos: en primer lugar, Micheli y Yasky habían elevado su voz a principios de año cuando el Gobierno los dejó afuera de la cumbre sindical. El titular de la CTA autónoma había dicho que “Macri tuvo una actitud poco democrática, ya que no se puede circunscribir el diálogo a un grupo reducido”. Días más tarde lo comparó con el kirchnerismo por haber adoptado esa actitud y dijo sentirse “ninguneado”. Por otra parte, es de público conocimiento que Micheli ha venido repitiendo hasta el cansancio la necesidad de una convocatoria a un gran acuerdo económico y social para consensuar políticas que permitan aliviar la situación de los trabajadores. La realidad está a la vista: lo incomprensible es que hayan tenido que pasar nueve meses para una reacción que, una vez más, vino del ala más política del Gobierno. Alfonso Prat-Gay admitió que “no hacer un pacto social implica menos actividad y más inflación” por lo que el ministro Triaca se prepara para recibir a los organizadores de la protesta.

La “marcha de la resistencia” mostró en el palco a figuras del kirchnerismo, algunas decididamente impresentables. Verlas aplaudir al secretario general de la Central de Trabajadores Autónomos (CTA), Pablo Micheli, a quien Cristina Fernández de Kirchner nunca recibió, fue una manifestación más de la contradicción K y de las mentiras que atraviesa su relato.   

Este es el segundo episodio en el cual el Gobierno se muestra sorprendido ante los hechos. El otro fue el fallo de la Corte Suprema por el aumento de la tarifa del gas. Eso habla de la existencia de un microclima en las alturas del poder del cual el Presidente debe salir.

Ególatras. 

El duelo de egos es otra de las conductas que varios funcionarios nacionales deben moderar. “Son dos soberbios”, reconoció una empinada figura del oficialismo. Prat-Gay envió un mensaje directo a Federico Sturzenegger al declarar en una entrevista radial con Luis Novaresio que la inflación ya no era un problema. El titular del Banco Central recogió el guante y respondió al día siguiente que una baja significativa en un mes no era síntoma de un logro persistente o de batalla ganada, lo cual obligó al ministro de Hacienda a rectificarse. En el fondo de esta disputa de vanidades está nada menos que la difícil tarea entre la reducción de las tasas de interés y la reactivación de la economía.

El círculo rojo también expresó sus críticas hacia el Gobierno. Lo hizo en el acto de celebración del Día de la Industria. Hay reclamos que son justos aun cuando es curioso observar cómo algunos que durante los años del kirchnerato guardaron silencio ante las tropelías de ese gobierno alzan hoy sus voces con renovado brío. 

En el Gobierno saben que no pueden darse el lujo de fallar, pero por momentos parecería que no comprenden del todo que el naufragio en la gestión dejaría al país al borde de la vuelta al populismo.

Por su parte, el kirchnerismo duro –cada vez más raleado– continúa activo. Más allá de las declaraciones explosivas de sus componentes más rancios, son varias las fuentes de sectores intermedios vinculados a los barrios que advierten movimientos destinados a generar descontento y agitación con la mira puesta en el fin de año. Desde el gobierno nacional  destacan la buena sintonía con las agrupaciones sociales que, en otro momento político, lideraban la calle. El grupo de “ministros de desarrollo humano” (Trabajo, Desarrollo Social y sectores de la cartera de Interior) se reúnen periódicamente para trabajar en el tema. Fuentes del Ministerio del Interior aseguran que hacia fin de año se volverá a conformar una mesa que sumará a este grupo a la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, y a la gobernadora María Eugenia Vidal, con la mira puesta en el Conurbano.

Desde el peronismo, prefieren no darle crédito a las versiones desestabilizadoras. “No hay margen para un escenario disruptivo. Nadie quiere agarrar esta papa caliente y la gente no perdonaría la más mínima desprolijidad en esta etapa de la vida democrática”, dijo una fuente de contacto permanente con líderes territoriales.

Desde el grupo Esmeralda –integrado por intendentes peronistas, muchos  de pasado kirchnerista pero con un perfil más dialoguista– aseguran que “el kirchnerismo duro está cercado y no tiene margen de acción”. La Matanza sigue siendo el refugio de los díscolos. “Fernando Espinoza y Verónica Magario van a terminar aislados. Hasta Ferraresi (intendente de Avellaneda) ha empezado a comprender que el kirchnerismo extremo ya no es negocio para nadie”, sostienen los allegados a distintos jefes comunales. Quienes abonan la teoría de la apuesta por un escenario caótico sostienen que “la primera línea de ex funcionarios del kirchnerismo –incluida la ex presidenta– saben que está en juego su libertad dado el avance en las causas por corrupción en los tribunales de Comodoro Py.

Si el gobierno macrista llega al 2017 mejor consolidado, el destino de CFK será la cárcel. Por el contrario, un escenario de tensión social con riesgo institucional les permitiría ganar tiempo”. En su lucha por la supervivencia política que le asegure la libertad, Cristina Fernández de Kirchner está cada vez más sola.

Producción periodística: Santiago Serra.


domingo, 22 de mayo de 2016

Cuestión de tiempo… @dealgunamanera...

Cuestión de tiempo… 
Veto cantado. Mauricio Macri. Dibujo: Pablo Temes

La inflación se desacelera pero la inversión fuerte llegaría con demoras. Veto, gremios y oposición.

© Escrito por Nelson Castro el domingo 22/05/2016 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

La pregunta del millón es una: ¿cuánto tiempo más se demorarán en comenzar la reactivación económica y el ingreso de capitales destinados a la inversión?

Un prestigioso economista con vínculos en todo el espectro de la política –que conoce el pensamiento del Gobierno– reconoce que ya hay una leve baja en la inflación sustancial, que es aquella que mide prácticamente todo a excepción de los servicios públicos. 

¿Por qué no se nota aún en las góndolas? 

Porque los precios han quedado establecidos en torno a un dólar de $ 16. En el Gobierno hay dudas, pero algunos creen que sería un buen momento para dejar ir la moneda norteamericana en torno a los $ 15,50 sin riesgo de que se produzca un nuevo impacto en los precios, ya que un alza en el valor de los productos repercutiría negativamente en el volumen de venta. Un dólar algo más elevado podría ser un buen atractivo para los inversores y la consecuente puesta en marcha de la rueda productiva.

Coinciden –en voz baja– economistas y funcionarios del Gobierno con otros especialistas de distinto color político en que los capitales ya están ingresando pero a paso más lento del esperado. No hay un aluvión; los grandes capitales difícilmente lleguen antes de 2017.

Por eso, una primera solución es el nuevo blanqueo que el Gobierno enviará para su tratamiento al Congreso. Entre los antecedentes más cercanos resuena la triste experiencia que dejó Guillermo Moreno, cuya iniciativa, que más que un blanqueo parecía una invitación al lavado de dinero mal habido, logró captar sólo US$ 2.500 millones. 

A aquel gobierno nadie le creía. El actual equipo económico se ilusiona con repatriar una cifra cercana a los US$ 50 mil millones. En el Gobierno cuentan los días, urgidos por la necesidad de alcanzar los primeros resultados. Los especialistas coinciden en que, entre agosto y septiembre, podrían aparecer los primeros signos de reactivación, que tendrá una parada intermedia entre fines de mayo y comienzos de julio, cuando aparezca la plata de las paritarias sumada a la del aguinaldo.

El veto presidencial a la ley antidespidos se vivió como un triunfo dentro del PRO. Varios de sus rivales políticos admitieron que Mauricio Macri pudo completar la jugada con éxito. A pesar de ser una herramienta siempre controversial, el veto es una atribución constitucional que puede utilizar el Presidente.

La historia reciente muestra que los ex presidentes democráticos no dudaron en usar esa facultad según el siguiente ranking: Carlos Menem en 195 oportunidades; Raúl Alfonsín en 49; Fernando de la Rúa en 46; Eduardo Duhalde en 37; Néstor Kirchner en 36 y Cristina Fernández en 18. Para el kirchnerismo, el episodio significó otra derrota política: el video en el que se ve y escucha a CFK criticar el proyecto de ley antidespidos que quisieron presentarle en 2010 fue demoledor al exponer, una vez más, sus contradicciones y las de sus acólitos.  

Mauricio Macri debutó con un veto cantado que dejó algunos heridos en el camino. Hay dos versiones sobre los posibles daños colaterales en la relación con sus aliados y rivales políticos. La primera, más visceral y algo infantil, sostiene que se les ha dado una cachetada a Sergio Massa y a parte del PJ. “Hace sólo cinco meses que estamos en el Gobierno y ya ponen palos en la rueda”, les reprochan desde el oficialismo. Quienes reparan en este enfoque subrayan que  la grieta que se abrió con el líder del Frente Renovador es porque “está bastante agrandado, queriendo agarrar todo el protagonismo y llevando agua para su molino”.

Una parte importante del PRO quisiera no tener que depender del ex intendente de Tigre para los acuerdos parlamentarios, cosa absolutamente improbable. A Massa se le critican algunas de sus conductas por considerarlas pedantes. Algo de eso hay, aun cuando, si de soberbia se trata, el macrismo también tiene lo suyo.

La segunda versión es más realista y descriptiva del presente político: “Es todo pour la galerie, a Massa no le importa nada y a Macri tampoco, ambos van a seguir avanzando. En cuanto al PJ Renovador o más joven, tiene bien aprendidos los vicios de sus caciques;  van a salir a negociar todo minuto a minuto”, reflexionó una fuente de trato frecuente con los dos sectores.

Roces.

La dureza del momento ahonda las internas dentro del Gobierno. La falta de cintura política en muchos de sus funcionarios hace las cosas más difíciles. Lo que está pasando con las tarifas del gas es un ejemplo. Quien más padece esto es el ministro del Interior, Rogelio Frigerio, que debe salir a corregir algunos de estos desaguisados.

En lo que va de esta corta gestión, Frigerio ha ganado estatura y se ha transformado en un interlocutor muy valorado por los gobernadores de todos los signos políticos.   

En el PRO comprendieron una lección básica: conviene siempre construir poder territorial, empezando desde abajo. Por eso el interés del oficialismo en la elección de la Federación Argentina de Municipios (FAM).

A mitad de semana, Frigerio y el subsecretario de Asuntos Municipales de esa cartera, Lucas Delfino, se reunieron con más de sesenta intendentes de diferente color político con la idea de devolverle a la FAM su espíritu federal y, de paso, hacer buenas migas con los jefes comunales para  picar con ventaja sobre Julio Pereyra –su actual titular– y otros barones del Conurbano.

Como contrapartida, toma cuerpo una movida de Florencio Randazzo, que, junto con Guido Lorenzino (ex legislador provincial por el FpV), trabaja en las sombras para construir su propia liga de intendentes. La semilla de un proyecto que va mucho más allá del ámbito estrictamente municipal.

El gremialismo no atraviesa su mejor momento. El común de la gente no quiere ni escuchar hablar de ellos. Antonio Caló no logra despegarse de su rol en épocas del kirchnerismo; el clan Moyano sigue trabajando para sí mismo, generando el rechazo de la mayoría; Andrés Rodríguez, secretario general de UPCN, ya salió a gritar a los cuatro vientos que no está pensando en una medida de protesta; Juan Carlos Schmid no habla de paros pero estudia el panorama, y Pablo Micheli junto a Hugo Yasky, hasta hace poco rivales irreconciliables desde la fractura de la CTA, gritan juntos amenazando con movilizaciones y conflictividad. En medio de estas aguas revueltas, Macri ha tomado la decisión de avanzar.

Producción periodística: Santiago Serra.




sábado, 13 de junio de 2015

Causa de la pobreza… @dealgunamanera...

Causa de la pobreza…

Con los ojos en la nuca. Los sindicalistas Luis Barrionuevo (CGT Azul y Blanca), Hugo Moyano (CGT Azopardo), Pablo Micheli (CTA Autónoma) y Momo Venegas (Uatre). Foto: Cedoc

El papel del sindicalismo en Alemania y en Argentina, en medio de la polémica por las cifras de pobres.

La polémica alrededor de la cantidad de pobres y la forma de medir la pobreza en nuestro país –potenciada por la desopilante comparación con Alemania del jefe de Gabinete– se generó al mismo tiempo que se producía el segundo paro general en tres meses, sin que en el debate sobre la pobreza se haya puesto énfasis en conectar ambos temas, uno como causa del otro.

Dada la directa relación entre nivel salarial (o ausencia de él en forma de desempleo) y pobreza, que la Argentina tenga uno de los mayores índices de medidas de fuerza sindicales de todo tipo en el mundo, y nuestra población no tenga la cantidad de empleos bien remunerados que permitan índices de pobreza distintos, obliga a reflexionar la relación entre huelgas y pobreza.

Si los paros nacionales fueran realmente una medida en defensa de los trabajadores, y dado que Argentina es uno de los pocos países donde se permite la huelga general, nuestros trabajadores deberían tener unos de los mejores salarios del mundo. O, por lo menos, que mejoraran en proporción al promedio de los salarios internacionales en los 32 años que llevamos de democracia. O, mínimamente, que mejoraran frente al promedio de los salarios de los países vecinos con quienes compartimos la misma área económica. Y no fue así.

En Alemania no hay paros nacionales, porque el marco laboral de ese país prescribe que las huelgas que buscan un objetivo político están prohibidas, y sólo se autorizan las que tengan una finalidad regulada por convenio. En tanto esté vigente un convenio colectivo, existe la obligación de abstenerse de recurrir a medidas de fuerza. Y los funcionarios públicos no tienen derecho de huelga, ya que sus condiciones laborales y retributivas se regulan por ley y no por la negociación colectiva.

Los paros nacionales en la Argentina no están hechos para mejorar los salarios de los trabajadores, sino para que los dirigentes sindicales puedan presionar sobre los gobiernos para mantener o acrecentar su poder. Son una amenaza dirigida al político que no quiera reconocerles a los dirigentes sindicales cierta cantidad de privilegios.

63% de los alemanes opina que los sindicatos eliminan muchos más puestos de trabajo de los que generan

Este segundo paro nacional en tres meses no es contra Cristina Kirchner. Es contra Macri o Scioli. Le están advirtiendo al nuevo gobierno que surgirá que se cuide de cometer el error de olvidar que los máximos dirigentes sindicales cuentan con la herramienta de presión de contener el descontento o potenciarlo.

En la medida en que se arregle con la suficiente cantidad de dirigentes sindicales, como hicieron el menemismo y el kirchnerismo en sus primeras presidencias, no habrá grandes conflictos. Mientras se mantuvo aliado al kirchnerismo, Moyano sostenía que “un poco de inflación no es malo”, siendo principal responsable de la recreación del huevo de la serpiente de la economía argentina.

Tanto Macri como Scioli creen que ellos volverán a tener a los sindicalistas apoyándolos cuando sean gobierno. Así será mientras tengan una moneda de cambio que compre las voluntades de esos sindicalistas. Que poco tendrá que ver con el aumento de salario real de los argentinos y la reducción de la pobreza.

Es más, la falta de alineamiento entre los intereses de los sindicalistas y el crecimiento real de la economía en su conjunto, y el consecuente aumento de la productividad del trabajo argentino, es una de las principales causas de nuestra pobreza.

Si los salarios aumentaran sólo por la presión sindical, realmente habría menos pobres en Argentina que en Alemania. La Deutsche Welle (televisión nacional alemana) difundió una encuesta donde el 63% opinó que los sindicatos eliminan muchos más puestos de trabajo de los que generan y uno de cada dos trabajadores cree que los sindicatos paralizan el mercado laboral.

Así como el Gobierno miente con el Indec, la inflación y la pobreza, paritarias con alta inflación, aun en los años que pudieron ser por arriba de ella, son otra gran mentira porque el aumento verdaderamente sustentable es el aumento de la productividad, y que el porcentaje de aumento tenga “un tres adelante” puede ser irrelevante pocos meses después, como ya se ha demostrado.

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© Escrito por Jorge Fontevecchia y publicado el sábado 13 de Junio de 2015 por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.