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viernes, 16 de junio de 2023

Inflación. Las familias argentinas, cada vez más endeudadas... @dealgunamaneraok...

Las familias argentinas, cada vez más endeudadas...

La consultora Focus Market reveló que el 40% de los hogares tienen deudas con algún banco. Asimismo, hay un 80% que mantienen créditos con prestamistas, comercio, servicios e impuestos, entre otros.

© Publicado el martes 13/06/2023 por la Revista Fortuna de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, República Argentina.

En Argentina, 4 de cada 10 hogares se encuentran endeudados con una entidad bancaria. En tanto, 8 de cada 10 hogares mantienen deudas con prestamistas, comercio, servicios, impuestos, entre otros. Así lo reveló el último informe de Focus Market en el cual encuestó a 3.550 familias el mes pasado. 

El objetivo del estudio fue determinar el nivel de endeudamiento de las familias argentinas, discriminando el stock de deuda en bancaria y no bancaria. Para el caso de las deudas bancarias se utilizaron datos del BCRA. 

"Los hogares argentinos están teniendo una pérdida de poder adquisitivo muy importante de su ingreso. A su vez, en muchos casos han tenido que recurrir a tocar sus ahorros para pagar sus gastos corrientes. Sin embargo, no pueden equilibrar sus cuentas y siguen tomando deuda", señaló Damián Di Pace, director de la consultora Focus Market. Asimismo, resaltó: "El gobierno como no puede estabilizar la inflación baja las tasas de interés para el crédito al consumo, a los efectos de que las familias se sigan endeudando. El problema es que el ingreso se ve superado por su gasto corriente y hay riesgo que no se puedan pagar luego los créditos tomados".

Actualmente, 4.091.097 de familias mantienen deudas con una entidad bancaria.  Esto incluyen: préstamos a sola firma, préstamos hipotecarios, préstamos prendarios, préstamos personales, préstamos en tarjeta de crédito y adelantos. El monto promedio de esa deuda es de $361.686 (siendo el total de deuda de todos los hogares de $1.479.726.91.677). 

La mayor participación de las deudas no bancarias son: 26,3% los préstamos personales, seguido por el 26,1% de utilizar la metodología de compra al fiado o préstamo por parte del comercio, con un promedio de deuda de hogar por $320.619 y $274.194 respectivamente.

Estos 2 tipos de endeudamiento representan a más de 1,2 millones de hogares, con un nivel de deuda mayor al promedio general de las deudas no bancarias por familia en ambos casos.

Otros métodos que las familias eligieron para financiarse son: no pagando servicios como luz, agua, internet, etc. (3,2%), no pagando impuestos (11,9%), con préstamos de familiares y amigos (9,3%), no abonando  expensas (6,9%), no abonando cuotas de educación (5,7%) o bien vendieron seguros que tenían o planes de auto (10,6%). En todos los casos los montos de deuda oscilan entre $81.000 y $195.000.

"La informalidad es un gran problema en nuestro país. La cantidad de hogares en niveles pobreza, o en el umbral de ingreso para ser pobre, hace que la mayoría de los hogares recurra a las deudas no bancarias para financiar su costo de vida", indicó Di Pace.  

"Sin embargo, son los más perjudicados por que cuando una familia se endeuda con un comercio, con una deuda no bancaria, o un crédito personal, los costos financieros totales van del 260% al 380% anual, haciendo insostenible su repago con el alto nivel de mora debido a que su ingreso se ve deteriorado por el alto nivel inflacionario que estamos padeciendo. A su vez, el impago de impuesto es otro de los recursos para financiarse. La venta de auto es otra alternativa por la cual se opta para implementar un auto ajuste respecto de la calidad de vida" concluyó.




  

domingo, 29 de mayo de 2022

Mezquindades… @dealgunamaneraok...

 Mezquindades…

“Decir astutos es decir mediocres”. Víctor Hugo. Dibujo: Pablo Temes.

En la política argentina solo hay una disputa despiadada por el poder, nada más.


© Escrito por Nelson Castro y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, República de los Argentinos.



Si quiere protegerse de la inflación, invierta en un plazo fijo UVA”. Ese fue el consejo del presidente del Banco Central, Miguel Ángel Pesce. Una pintura de la desconexión de la realidad que viven algunos funcionarios y padecen los argentinos. 

 

“¿A quién le hizo esa recomendación? Sonó un poquito intempestiva para todos los que no tienen capacidad de ahorro y ven cómo su salario –si tienen la suerte de tenerlo– se deprecia día a día y el changuito del supermercado le queda cada vez más grande”, señaló un economista crítico del Gobierno que no podía salir de su asombro. “En este país el que no corre vuela y el que no vuela es porque está apalancado en inversiones con retornos aceptables en moneda extranjera. Hablamos del 2% de la población, con suerte”. 

 

Estamos en un país donde el que gana más de 130 mil pesos está en el 20% más rico de la Argentina. La cifra surge de una encuesta del Indec y corresponde al último trimestre de 2021. Asimismo, el salario promedio de un individuo con empleo fue de $ 55.823, según los datos oficiales. En este contexto se entiende la puja que explotó el jueves por la tarde para adelantar el anuncio de la actualización del tope a partir del cual los trabajadores tributarán el impuesto a las ganancias y que, según el anuncio que se hizo el viernes, pasó de los $ 225.937 mensuales últimos a $ 280.792. Rápido de reflejos, el presidente de la Cámara de Diputados, Sergio Massa, confirmó que quedará excluido del tributo el pago del medio aguinaldo que los trabajadores recibirán junto al sueldo de junio. “Massa hace su juego y logró que algunos medios lo pongan como el impulsor de la medida. ¿Presión? Lo que genera presión es estar gobernando y no poder pararte porque te sacan la silla. Lo de Massa es lo de siempre; su objetivo es quedar parado lo mejor posible para reciclarse de cara a 2023. No importa el color de la camiseta”, se quejó un aliado de la Rosada.  

Las mañas de Massa son incorregibles. “A cada paso hace honor al apodo de ‘ventajita’ que le puso Macri”, señalaba un funcionario gubernamental de trato frecuente con el ministro de Economía, Martín Guzmán, a quien el kirchnerismo colocó ya en la categoría de enemigo.

 

La semana abrió con la renuncia a su cargo del secretario de Comercio Interior Roberto Feletti. No hizo falta ningún ejercicio de imaginación para saber que la causa de esa renuncia había sido la decisión de Cristina Fernández de Kirchner de dejar solo a Guzmán y, por ende, al Gobierno ante el ajuste que se viene. Su intención es la de alejarse totalmente de Alberto Fernández con el objetivo de no quedar pegada a su fracaso para pagar el menor costo político posible. “La doctora está en otra cosa”, señalan en sus cercanías.

 

El texto de la breve carta de renuncia de Feletti –que no quería dejar su cargo– es una muestra típica de lo que es el relato K. En esas pocas líneas se presentan los fracasos como éxitos y se adjudican las culpas de todos los males a circunstancias ajenas. En este caso, es la guerra por la invasión de Rusia a Ucrania. Por si alguien no lo recuerda, el flamante ex funcionario llegó al Gobierno tras la derrota en las Primarias Abiertas, Simultáneas y Obligatorias (PASO), cuando la inflación era del 3% mensual, y deja el cargo con un índice del 6%. Es decir, en siete meses se duplicó. Por lo tanto, Feletti ha sido otro de los  muchos “vende humo” que forman parte y son la esencia del elenco con el cual se nutre el oficialismo. 

 

¿Cuál es la “otra cosa” en la que está “la doctora”? La respuesta es simple: la elección presidencial del año que viene. Lo que hoy ve es un horizonte de derrota. Por lo tanto, trabaja para ver cómo dar vuelta esa circunstancia adversa. Una de sus prioridades es buscar un candidato que le haga renacer la esperanza de una posible victoria. Sabe que con ella sola no alcanza. Los nombres no sobran. Massa es uno de ellos. Para alimentar su ilusión, la vicepresidenta le pone fichas tanto a la división de No Tan Juntos por el Cambio como al crecimiento de Javier Milei. Apuesta a que el grueso del electorado se divida en tercios y ella y su candidato entren a la segunda vuelta.

             

La convención de la Unión Cívica Radical en La Plata no aportó serenidad a las turbulentas aguas de JxC. Más bien fue un blanqueo de las intenciones y las diferencias. Tanto desde la UCR como desde el PRO repiten que hay que trabajar todos los días por la unidad. En los dos equipos saben que no hay lugar para la ruptura. La unidad viene dada por default: si quieren sostener las chances de llegar al sillón de Rivadavia deben seguir juntos, sea con la fórmula que fuere. “La interna va a recrudecer antes de aclarar. Hay más de un problema de fondo. A pesar de que la visión de país es similar, hay muchos caminos para llegar a un objetivo que es perseguido por demasiados jugadores”, se sinceró un miembro del radicalismo. 

 

Hay silencios que son indicadores de lo profundo de la tormenta. El presidente del partido, Gerardo Morales, parece vivir un presente de cierta tranquilidad desde que Martín Lousteau recorre la Capital Federal apuntando a convertirse en el sucesor de Horacio Rodríguez Larreta. Sin embargo, habrá que ver qué pasa cuando Facundo Manes suba su perfil en la búsqueda de su objetivo: la banda presidencial. En las encuestas que circulan por los ámbitos de la política, Manes supera a Morales con comodidad.

 

En el PRO llama la atención el bajo perfil que, desde hace algunas semanas, adoptaron Diego Santilli y María Eugenia Vidal. Ni hablar de la provincia de Buenos Aires, donde las alianzas duran menos de lo que canta un gallo. Cristian Ritondo dice correr con el caballo del comisario y las pujas de poder crecen de la mano de las actitudes del ex presidente Mauricio Macri quien, en la intimidad, deja en claro su intención de tener un “segundo tiempo” en el poder. 

 

La política argentina navega por un mar de mezquindades. 


“Donde no hay más que una mañosa astucia, necesariamente hay mezquindad. Y decir astutos es decir mediocres” (Víctor Hugo).




jueves, 14 de febrero de 2019

La “Gran” Pregunta… @dealgunamanera...

¿Podrá Mauricio Macri cumplir con la promesa de bajar la inflación?

Mauricio Macri aseguró que la inflación "está bajando". Fotografía: Flickr prensa presidencia.

Según el FMI, Argentina está entre los cinco países de mayor inflación del mundo. Economistas analizan las cifras inflacionarias de los tres años de Cambiemos.

© Escrito por Julián D'Imperio el miércoles 13/02/2019 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

"¡No! ¡¿Cómo va a ser difícil?! La inflación es la demostración de tu incapacidad para gobernar. En mi presidencia la inflación no va a ser un tema, no va a ser un desafío". Esas fueron las palabras de Mauricio Macri en 2015, durante la campaña electoral. Casi cuatro años después, las "turbulencias" cambiarias, el contexto internacional y las decisiones político-económicas durante su mandato demostraron que los resultados fueron adversos en dicho aspecto hasta el momento.

Es que finalizado su primer año de gestión, en 2016, la inflación cerró con un alto índice del 40,3%. A partir de allí, a mediados de 2017, recién el presidente pudo referirse de manera positiva con los índices de inflación: “Nos está yendo bien, está bajando la inflación”, dijo en Tecnópolis. Y cumplió, porque si bien cerró con una cifra alta en comparación con otros países latinoamericanos, fue una baja sustancial en esas mediciones (24,8%).

Por eso, en marzo de 2018, volvió a enfatizar sobre que "la inflación está bajando" y pidió "ver el vaso medio lleno". Meses atrás de esas declaraciones, su gabinete económico junto al Banco Central prometió cifras inflacionarias de entre el 12 y el 17 por ciento para el 2018. Sin embargo, en el año que pasó la cifra fue récord: 47,8%, la más alta desde 1991.

Este miércoles, Macri dijo a FM Radio Pasión de San Luis que "ya está empezando a bajar la inflación, lentamente va a mejorar la actividad económica y esperamos que eso nos lleve al crecimiento más sólido". ¿Se cumplirá esta vez el objetivo? 


Actualmente, según las cifras del propio FMI que acordó un préstamo por 56.700 millones de dólares a la Argentina el año pasado, la inflación del país está entre las cinco más altas del mundo, sólo por debajo de las de Venezuela, Sudán e Irán.


Para el economista Fausto Spotorno, la razón por la cual la inflación no bajó nunca, fue porque "quisieron bajar la fiebre sin curar la enfermedad".  Y explicó: "La inflación es un problema monetario pero viene de un desbalance monetario que no se estaba haciendo apropósito, era un desbalance fiscal que nunca se resolvió, recién ahora está siendo más consistente con ese desbalance fiscal, lo que podría hacer que mejore el problema de la inflación si se mejora el desbalance monetario después".

"El gobierno no paraba de financiarse con deuda externa, y no pudo controlar la emisión que genera inflación. El acuerdo con el FMI es de mediano plazo y tiene un plan más consistente que lo que tenías antes: ataca la emisión monetaria y al mismo tiempo la emisión fiscal, por eso puedo atacar con políticas monetarias. Se está atacando la enfermedad que genera la fiebre. Pero es de corto plazo, de reducir la vulnerabilidad de Argentina", agregó.

Para el director de la consultora Macro View de Carlos MelconianPablo Goldin, las políticas monetarias y fiscales del gobierno de Macri fueron "similares a las del gobierno de Cristina Fernández" y es por eso que "hasta en los años en donde no hubo crisis cambiaria o suba de tasas su piso inflacionario fue siempre del 25%". No obstante, destacó que la nueva política monetaria que aplicó el Banco Central de Guido Sandleris, sujeta al acuerdo con el FMI, cambió el plan monetario y fiscal y podría reflejar mejoras en la inflación, aunque no siendo producto de una economía sana sino "como resultado del frenazo monetario del BCRA y una recesión muy fuerte que bajó el consumo y la actividad económica".

J.D. / D.S.




(Fuente: www.perfil.com). El periodismo profesional es costoso y por eso debemos defender nuestra propiedad intelectual. Robar nuestro contenido es un delito, para compartir nuestras notas por favor utilizar los botones de "share" o directamente comparta la URL. Por cualquier duda por favor escribir a: perfilcom@perfil.com

martes, 13 de febrero de 2018

La inflación acecha a Macri... @dealgunamanera...

Crudo análisis sobre la Argentina de The Wall Street Journal...

Mauricio Macri debe dar "un golpe decisivo contra la inflación", según el Wall Street Journal. Reuters/Adriano Machado

La columnista Mary Anastasia O'Grady analiza las tensiones presentes entre la oposición y el gobierno de Cambiemos.

© Publicado el lunes 12/02/2018 por el Diario Clarín de laCiudad Autónoma de Buenos Aires.

Una columna de opinión de The Wall Street Journal afirma que el mayor logro de Mauricio Macri será terminar su mandato en 2019.

Con el título "La inflación acecha a Macri en Argentina", la columnista Mary Anastasia O'Grady analiza las tensiones presentes entre la oposición y el gobierno de Cambiemos, teniendo en cuenta la actualidad económica del país.

O'Grady señala que Macri sorprendió a Argentina al ganar la presidencia en 2015, pero su mayor logro será seguir en el poder cuando termine su mandato, en diciembre de 2019, teniendo en cuenta que el último presidente no peronista en lograrlo fue Marcelo T. de Alvear en 1928, y que desde entonces "sobrevive hasta el día de hoy una cultura de inestabilidad política", considerando que los únicos dos presidentes no peronistas desde 1983 tuvieron que dejar el poder a causa de las crisis económicas.

Si bien para la columnista Macri puede romper el hechizo, "no hay certeza de que lo hará, y dado que subestimó la magnitud de los problemas que heredó de la ex presidenta Cristina Kirchner, el argumento a favor de un gobierno más chico ahora requiere un liderazgo aún más audaz".

Hugo Moyano junto a Roberto Baradel. La movilización del líder camionero y la discusión por la paritaria docente son dos temas claves que enfrenta el gobierno. Daniel Dabove/Télam

La autora describe que los doce años de kirchnerismo dejaron al país "en la bancarrota, tanto financiera como institucionalmente".

"Los Kirchner encarcelaron a los opositores políticos, confiscaron la propiedad privada, nacionalizaron los negocios, amordazaron a los medios críticos, fomentaron las patotas callejeras, falsificaron las estadísticas gubernamentales y destruyeron la independencia del banco central", detalla O'Grady, y destaca que cuando Macri asumió la presidencia, el discurso pasó de ser imperial y vengativo a civil y conciliatorio.

Macri, para llegar a buen puerto, debe bajar la inflación y restaurar el crecimiento económico, aunque para O'Grady el presidente está "retrasado" en sus promesas y "corre el riesgo de que se le acabe el tiempo".

Para el Wall Street Journal, "el desafío a largo plazo es liberar una economía encadenada por altos impuestos, fuertes regulaciones y proteccionismo comercial". Sin embargo, en este momento "Macri se enfrenta a una situación fiscal precaria causada por el gasto gubernamental desbocado y un crecimiento lento".

La autora describe que los doce años de kirchnerismo dejaron al país "en la bancarrota, tanto financiera como institucionalmente".

"El gasto total del gobierno en los niveles federal, provincial y local, incluido el servicio de la deuda, genera hoy un déficit fiscal abrumador del 8% del producto bruto interno. La inflación cayó al 25% desde el 40%, pero reducirla más requiere una combinación de políticas más audaz", detalla O'Grady, que critica el enfoque "gradualista" del gobierno, al considerar que está "jugando con fuego".

De acuerdo a la autora, una de las grandes pruebas que enfrenta el gobierno se dará en marzo, con la discusión de la paritaria docente, y pone como anticipo decisivo la movilización encabezada por Hugo Moyano para el 21 de febrero.

"El sindicalismo espera paralizar el país, hacer que los salarios equiparen la inflación actual, sofocar los planes políticos de Macri y agregar su nombre a la lista peronista de presidentes de mandato interrumpido", advierte. 
Y, si bien Cambiemos superó con éxito las elecciones de medio término, "lo cual significa que el país apoya sus esfuerzos", para O'Grady "Argentina necesita un golpe decisivo contra la inflaciónY también lo necesita la presidencia de Macri para sobrevivir y prosperar".

 The Wall Street Journal, Captura web
Link:
Inflation Stalks Macri in Argentina.

The Peronists hope to end his presidency prematurely. They may well succeed.

Inflation Stalks Macri in Argentina.

The Peronists hope to end his presidency prematurely. They may well succeed.

Mauricio Macri shocked Argentina—and even his own supporters—by winning the presidency in 2015 in a runoff against a Peronist party rival. But if the founder of the young Republican Proposal Party is still in office when his four-year term ends in December 2019, it will be an even greater accomplishment.
The last non-Peronist president to finish his elected mandate was Marcelo T. de Alvear in 1928. Two years later the military removed President Hipólito Yrigoyen in a coup, the first since the 1853 constitution was approved. A culture of political instability survives to this day.
True, there hasn’t been a military coup in Argentina since 1976. Democracy was restored in 1983. Nevertheless economic crises forced the early resignations of the only two non-Peronist presidents elected in the most recent democratic period. Now Peronists claim that they are the only ones who can govern the country.
Mr. Macri could break the spell. But it is far from certain that he will, and because he underestimated the magnitude of the problems he inherited from former President Cristina Kirchner, the case for smaller government now requires even bolder leadership.
Twelve years of Kirchner rule—first Néstor Kirchner (2003-07), followed by his wife (2007-15)—left this country bankrupt, both institutionally and financially. The Kirchners jailed political opponents, confiscated private property, nationalized businesses, gagged media critics, fomented street mobs, falsified government statistics, and destroyed the central bank’s independence. Kirchnerismo bloated the government and left the economy in shambles.
When Mr. Macri took the oath to uphold the constitution, the presidential discourse went from imperial and vengeful to civil and conciliatory overnight. Argentina’s international image was also instantaneously upgraded. The Kirchners’ most important alliances were with totalitarian Cuba, authoritarian Venezuela and theocratic Iran. Mr. Macri symbolizes a renewed commitment to Western democracy, including the re-establishment of relations with the U.S.
Argentines describe their country as “normal” again. Yet to succeed, Mr. Macri also has to keep his pledge to slay inflation and restore economic growth. On this score he is running behind and risks running out of time.
The long-term challenge is to liberate an economy shackled by high taxes, heavy regulation and trade protectionism. These are economic policy questions but they are fundamentally cultural hurdles in a nation with deeply rooted political traditions of populism, mercantilism, crony capitalism and an outsize role for organized labor.
Only a system that guarantees economic freedom can produce fast growth and the wealth creation that Argentines yearn for. The country needs reliable laws that encourage risk taking and competition, and a new narrative in which entrepreneurial success is celebrated and businesses are allowed to fail.
This is a generational project. In the meantime, Mr. Macri faces a precarious fiscal situation caused by runaway government spending and slow growth. Total government spending at the federal, provincial and local levels, including debt service, now generates a staggering annual fiscal deficit of 8% of gross domestic product. Inflation has fallen to 25% from 40%, but bringing it down further requires a more courageous policy mix.
Mr. Macri has promised to curtail government spending. But without majorities in Congress, he has taken a gradualist approach. He imagines he’s erring on the side of caution, but he’s actually playing with fire.
The primary deficit, which excludes the cost of servicing the debt, was 3.9% of GDP last year. If the government’s forecasts are correct, this year it will remain stubbornly high, at 3.3% of GDP, and it will drop to 2.2% of GDP in 2019.
These large deficits are putting pressure on the central bank to print money. It has partially resisted by sterilizing some dollar inflows but, according to the Buenos Aires-based think tank Libertad y Progreso, last year the monetary base increased at the same rate as inflation.
In a country where union power is legendary, this is particularly pernicious because it fuels inflationary expectations. Mr. Macri will face his next big test when the government negotiates salary increases with the teachers unions in March. In anticipation of that showdown, union activists—Mrs. Kirchner’s most important constituents—have organized a nationwide mobilization for late February. They hope to paralyze the country, push wages to match current inflation, quash Mr. Macri’s agenda and add his name to the Peronist list of interrupted presidencies.
Mr. Macri’s party did well in midterm elections last year, which means the nation backs his efforts. But today’s benign global-market conditions will not last forever and punishingly high interest rates, now around 28%, stifle growth. Argentina needs a decisive strike against inflation. So does Mr. Macri’s presidency if it is to survive and thrive.





domingo, 31 de diciembre de 2017

Es la economía, estúpido… @dealgunamanera...

Es la economía, estúpido… 
Gráfico: Centro de Entrenamiento Ontológico y Profesional

El tema volvió largamente al tope de las preocupaciones. “Un viejo desafío ha regresado –sostiene Roberto Bacman– otra vez la maldita economía”. Es que si se mira la tabla de preocupaciones de los argentinos, la economía volvió a trepar, lejos, al primer puesto. Nada menos que el 71,3 por ciento de los encuestados afirma que es su principal preocupación.

© Publicado el domingo 31/12/2017 por el Diario Página/12 de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

“Desde mediados de diciembre se fue reinstalando como el gran problema de los argentinos –redondea el titular del CEOP–, con un crecimiento impactante mes tras mes. Y al menos, a la luz de estos resultados parece imparable. No debe sorprender a nadie que algo más de siete de cada diez argentinos terminan el año preocupados por la economía. 

Una mirada más profunda nos permite detectar que específicamente lo que más los desvela son tres factores: una percepción importante apunta a concluir que lo que se gana no alcanza para llegar a fin de mes, la inflación (otra vez la tan temida inflación) con fuerte tendencia al crecimiento y además una sensación de que la marcha de economía posee un rumbo impredecible. En síntesis, se han encendido todas las luces de alerta con respecto a la economía”.

Si se mira la tabla de preocupaciones, hoy la inseguridad está más de 30 puntos por debajo de la economía, cuando en épocas del kirchnerismo solía estar 20 puntos por arriba. Lo llamativo es que los índices delictivos no parecen haber cambiado para mejor, sino más bien lo contrario. Según los datos oficiales de la procuración bonaerense el delito subió cuatro por ciento en 2016.

Aún así, la economía está en el centro de la escena, sobre todo en base a lo señalado por Bacman, las dificultades para llegar a fin de mes. El brutal aumento en las tarifas y los aumentos de sueldos por debajo de la inflación son los ingredientes fundamentales. Pero, además, los jubilados (parte sustantiva en cualquier encuesta) terminan el año con gravísimas preocupaciones económicas, no sólo por el recorte que se avecina, sino por los aumentos desproporcionados en los medicamentos y la reducción en las prestaciones del PAMI. En ese marco, no es casualidad que la economía se haya disparado como principal problema.