Mostrando las entradas con la etiqueta Guido Baistrocchi. Mostrar todas las entradas
Mostrando las entradas con la etiqueta Guido Baistrocchi. Mostrar todas las entradas

lunes, 22 de febrero de 2016

Idas y vueltas… @dealgunamanera...

Idas y vueltas…

El Amigo Americano Thomas Griesa. Dibujo: Pablo Temes

El Gobierno se contradice a sí mismo. Datos e internas. Y señales positivas.

Mauricio Macri pensaba realizar el anuncio sobre el aumento del mínimo no imponible del impuesto a las ganancias a los salarios durante su discurso de apertura de las sesiones ordinarias del Congreso. La dinámica de los hechos lo obligó a adelantarlo. La causa de tal anticipación fue una sola: la inflación. Los índices de los primeros meses de gestión lo han sorprendido.

El aumento del mínimo no imponible fue una promesa de campaña que hicieron todos los candidatos. Desde el punto de vista enunciativo, los anuncios del jueves pasado marcaron el cumplimiento del compromiso asumido por parte del Presidente.

Sin embargo, en lo concreto, lo que le queda por hacer al Gobierno es mucho aún. Y esa deuda se potencia todavía más con la decisión de postergar la modificación de las escalas que se aplican para gravar los salarios. La marcha atrás de Macri dejó un sabor agridulce que molestó a los dirigentes sindicales que lo acompañaron en el acto del jueves.

El Presidente debe ser más cuidadoso con estas contramarchas. La modificación de las escalas es clave para desmontar una trama que no sólo castiga el bolsillo de los asalariados, sino que también produce inequidades notables.

Los objetivos que el Gobierno ha perseguido con esta medida y la de la extensión de la asignación universal por hijo son dos: mejorar el poder adquisitivo de los trabajadores y crear las condiciones para que en las negociaciones paritarias se llegue a acuerdos salariales que no excedan el 25%, una meta que la escalada de precios complica.  

Las dificultades siempre generan tensiones dentro de cualquier gobierno. El de Macri no escapa a esa regla. En el centro de muchas de ellas está el jefe de Gabinete, Marcos Peña. No es una novedad: lo mismo sucedió durante la gestión en la Ciudad de Buenos Aires. Quien por estas horas está bajo fuego cruzado es el ministro de Educación, Esteban Bullrich. Él había arreglado con la dirigencia docente un aumento que llevaba el mínimo de los maestros a $ 8.500. El acuerdo, que estaba a punto de ser firmado, motivó quejas de varios gobernadores. A la cabeza de ellos estaba María Eugenia Vidal. Ello obligó al Presidente a fulminar la iniciativa. ¿El ministro se cortó por las suyas o hubo otra contramarcha? Conclusión: peligra una vez más el comienzo de las clases, un triste clásico de los últimos años.    

El desplazamiento de Graciela Bevacqua de su cargo del Indec fue una muestra de impericia política y de una inadecuada lectura de la realidad. Pretender atravesar un proceso inflacionario como el que padece el país sin la posibilidad de producir índices oficiales serios fue un error, mucho más cuando de ese guarismo va a depender los acuerdos salariales de las paritarias. Lo notable es que cuando Bevacqua habló de ocho meses, nadie la contradijo. El problema con el que se va a encontrar el Gobierno cuando salga el nuevo índice oficial será su credibilidad.

Hipoteca.

Las dificultades de la hora han convencido a Macri de la necesidad de hacer pública la herencia que le dejó CFK. De eso se habló –entre otras cosas– en la reunión que compartió con los legisladores de Cambiemos en Olivos. Quienes conocen el pensamiento del jefe de Estado aseguran que ya tomó la decisión de hacerlo en su discurso de inauguración de las sesiones ordinarias del Congreso, el próximo 1º de marzo. Por eso hay inquietud en el kirchnerismo, que está barajando la idea de no concurrir a la sesión.

Los acuerdos legislativos serán de mucha importancia para la economía argentina. El fallo del juez Thomas Griesa del viernes coloca al Gobierno en una buena posición para avanzar en el cierre del oneroso conflicto con los fondos buitre. Pero para ello es necesaria la derogación de la ley cerrojo. La única manera que tiene el Gobierno de lograrlo es con apoyo del peronismo. He ahí un desafío para el Presidente. Sin la solución del conflicto con los holdouts, las fuentes de financiación barata seguirán cerradas. Lo mismo ocurrirá con muchos proyectos de inversión que podrían concretar empresas de los Estados Unidos.

Hablando de EE.UU., la rapidez con que Barack Obama decidió incluir a la Argentina en su agenda de viajes habla del nivel de confrontación –inútil– que generó CFK.

Un párrafo final para el acto del jueves, en el que se anunció el aumento del mínimo no imponible del impuesto a las ganancias. En la política, como en muchas otras actividades de la vida, las cuestiones de forma tienen un valor. Observar al Presidente rodeado de gobernadores de diferentes pertenencias partidarias junto a dirigentes sindicales que no le son afines representó un contraste notable con los parámetros que impuso Cristina Fernández de Kirchner, que transformó la Casa Rosada en un reducto de militancia partidaria. Quedó reflejada allí una escena de convivencia política, sin la cual será imposible alcanzar el sueño de un país mejor.

Producción periodística: Guido Baistrocchi.





domingo, 27 de diciembre de 2015

Comerse al caníbal… @dealgunamanera...

Comerse al caníbal…

KKREO, Martín Sabbatella. Dibujo: Pablo Temes

El mamarracho de la Ley de Medios no justifica el decretazo a Sabbatella, como Cristina con Redrado.

© Escrito por Nelson Castro el domingo 27/12/2015 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

Ocurrió en enero de 2010. Cristina Fernández de Kirchner se había enojado profundamente con el presidente del Banco Central, Martín Redrado, quien se había negado a autorizar el uso de reservas federales para hacer frente a uno de los tantos pagos de la deuda externa que debía realizar el Gobierno. Ante la actitud del hoy referente económico del Frente Renovador, la entonces presidenta no dudó en echarlo a través de un decreto de necesidad y urgencia (DNU). Ello dio origen a una gran controversia y le valió a CFK una fuerte crítica desde todos los sectores de la oposición. Luego de una batalla que incluyó recursos de amparo, Redrado fue desplazado de su cargo y reemplazado por Mercedes Marcó del Pont.

El episodio que acaba de culminar con el desplazamiento del titular de la Administración Federal de Servicios de Comunicación Audiovisual (Afsca), Martín Sabbatella, tiene demasiadas similitudes con el que protagonizó Redrado. Lo delicado del tema no pasa por las críticas que tal proceder originó en un grupo reducido al núcleo del kirchnerismo duro, sino en su significado republicano.

Vayamos por partes. La Ley de Medios es un engendro nacido de las afiebradas mentes del matrimonio Kirchner a partir del enfrentamiento contra el grupo Clarín nacido durante la crisis con el campo en 2008 a raíz de la Resolución 125. Los objetivos de la ley eran no sólo la destrucción de Clarín y la desaparición de TN, sino también la creación de una red de medios públicos y privados afines al kirchnerismo. Toda esa maniobra tenía un solo objetivo: la permanencia en el poder por veinte años. Ese sueño, que tuvo un primer golpe con el fallecimiento de Néstor Kirchner, se terminó de pulverizar con el ballottage del 22 de noviembre pasado que ganó Mauricio Macri. Las arbitrariedades cometidas en la Afsca han sido groseras y cuantiosas.

Sabbattella, hombre no querido en el seno del peronismo, convirtió al organismo en un nicho para colocar militantes de su partido –Nuevo Encuentro–, y de militantes kirchneristas. Las decisiones se regían por el manual de procedimientos K, es decir, la imposición por sobre los consensos. En el fragor de los días previos a decretarse la intervención, hubo negociaciones en las que participó Miguel de Godoy, que se encontró con la posición irreductible del hoy desplazado funcionario.

Dicho esto, el procedimiento utilizado fue malo. El Gobierno eliminará la Afsca y la Aftic (Autoridad Federal de Tecnologías de la Información y las Comunicaciones) basándose en un decreto de necesidad y urgencia (DNU).

Desde el punto de vista conceptual y republicano, es un procedimiento reprochable ya que ambos organismos han sido creados por sendas leyes aprobadas por el Congreso. Por lo tanto sólo pueden ser eliminados a través de una nueva ley o de un DNU convalidado por el Parlamento, circunstancia que aún no ha ocurrido. De haberlo hecho CFK, quienes hoy promueven esta medida hubieran sido los primeros en haberla criticado.

Como lo dijo el gran constitucionalista Germán Bidart Campos, “... es la manía del ‘decretismo’ síntoma de una tendencia autoritaria que refuerza con desmesura al sistema presidencialista, y frustra los intentos que con la reforma se hicieron para modelarlo y matizarlo”.

El saneamiento de la economía representa el gran desafío a enfrentar por el Gobierno. Hasta aquí las cosas le van saliendo bien.

La eliminación del cepo ha representado un test del cual ha emergido airoso. El valor del dólar quedó lejos de los 20 pesos que presagiaban los agoreros del kirchnerismo y la cotización a 13,40 que hubo al cierre de las operaciones el jueves pasado lo ubica por debajo de lo que se pagaba en el mercado paralelo el último día de la gestión de CFK. Es claro, además, que las autoridades económicas entienden que enamorarse de un dólar bajo con tasa de interés que los bancos ofrecen por los plazos fijos del 30% al 40% constituiría un error grave y grosero. Eso ya pasó en la Argentina y sus consecuencias fueron catastróficas para todos.

Si con el correr de los meses esta situación se mantuviese, la economía se encaminará hacia una inexorable recesión. La solución al problema de la inflación exige el desarrollo de un plan integral. Eso es lo que todavía no hay o, al menos, no se conoce. Se sabe que el ministro de Hacienda y Finanzas, Alfonso Prat-Gay, está trabajando intensamente en ello. Otro de los funcionarios que también está involucrado en el asunto es el presidente del Banco Central, Federico Sturzenegger.

El combate contra la inflación exige la reducción y eliminación del déficit fiscal. Lo cierto es que las medidas adoptadas hasta aquí por el flamante gobierno, lejos de reducirlo, lo han aumentado. Eso es lo que representan la eliminación de las retenciones a las exportaciones de trigo, maíz, girasol y carne, la reducción del 5% a las retenciones de la soja, junto con la exención del mínimo no imponible al medio aguinaldo de los salarios que alcancen hasta los 30 mil pesos.

Un párrafo aparte merecen los nichos de corrupción que el nuevo gobierno va encontrando a medida que va adentrándose en el conocimiento del funcionamiento de los distintos estamentos de la administración pública. El copamiento del Estado que llevó adelante el kirchnerismo durante los 12 años de permanencia en el poder ha sido de una vastedad y una complejidad que impactan.

Dependencias superpobladas de empleados y empleados que asisten de vez en cuando a sus lugares de trabajo son parte de la pesada herencia recibida por el nuevo gobierno. “Nadie piensa, donde todos lucran; nadie sueña, donde todos tragan” (José Ingenieros).

Producción periodística: Guido Baistrocchi.



domingo, 29 de noviembre de 2015

Diferenciarse… @dealgunamanera...

Diferenciarse…

A puro pedal. Dibujo: Pablo Temes

El presidente electo, Mauricio Macri,  es la contracara de CFK. Oportunidades y viejos riesgos.

Macri llegó a la quinta de Olivos con las mejores expectativas. Resonaba aún en sus oídos la cordialidad del diálogo que había mantenido con la Presidenta la noche del domingo. “Estaba contenta por cómo se había desarrollado el primer ballotage de la historia en la Argentina”, había señalado el presidente electo en la conferencia de prensa del lunes 23 por la mañana. Macri esperaba una conversación en la que quedaran establecidos los términos en los que se desarrollaría la transición. Tal vez fue el haberse ilusionado con ese escenario lo que ahondó la sorpresa y el azoro que le produjeron los veinte minutos que duró la conversación. En ese lapso, se encontró con una persona –Cristina– que dominó todo el tiempo la conversación a lo largo de la cual exhibió una conducta dual: en unos momentos se dirigió a él utilizando un trato distante y admonitorio llamándolo “ingeniero”, y en otros lo hizo en forma más informal y cordial; ahí Macri pasó a ser “Mauricio”. En ambos casos la jefa de Estado fue terminante al señalar que no había necesidad de implementar una transición.

En la derrota, Scioli recuperó algo de su buena imagen. Tuvo dignidad la noche de la elección al reconocer sin dilaciones el triunfo de su rival y demostró voluntad de convivencia cuando decidió abrir las puertas de su gobierno para facilitar la transición a su reemplazante, Vidal. Cuando el tiempo pase, el candidato del FpV tal vez explique qué lo llevó a embarcarse en una campaña tan agresiva contra Macri, circunstancia que lo desperfiló tanto que terminó siendo negativa para él. Con Scioli cobró vida una vez más la maldición de Ugarte (para otros se trata en verdad de la maldición de Alsina) según la cual ningún gobernador de la provincia de Buenos Aires puede acceder por medio de elecciones a la presidencia de la Nación. Hay otra lección que deja su caso: nadie puede llegar a ser rey estando siempre de rodillas.

A la Presidenta y al núcleo duro del kirchnerismo les cuesta aceptar la derrota electoral del domingo pasado. Conociendo las conductas de la jefa de Estado, nada de esto puede extrañar. Dejar el poder será una dura experiencia para ella. Haberlo ejercido durante ocho años de una manera cuasi monárquica no hizo más que exacerbar su personalismo con rasgos de narcisismo, que se fue acentuando a lo largo de todo este tiempo.   

El presidente electo recibirá una pesada herencia que lo obligará a tomar medidas de fondo desde el comienzo de su mandato. Eliminación del cepo en el menor tiempo posible, reducción y eliminación de las retenciones a las exportaciones agrícolas con la excepción de la soja, aumento del 100% del mínimo no imponible, son los ingredientes fundamentales de las decisiones que se tomarán en las primeras horas del nuevo gobierno.  

Macri volvió a la idea original de quitar la gradualidad y aplicar un shock de medidas. El y Prat Gay están convencidos de la necesidad de terminar con el cepo entre diciembre y enero. El presidente electo está obsesionado con cumplir sus promesas. Por ello conminó a los integrantes del grupo económico que le habían asegurado que el cepo se podía levantar de inmediato que lo hagan lo antes posible.

Desde 1983 ningún gobierno no peronista logró finalizar su mandato

Lo mismo intentará hacer con la quita de retenciones a los productos del agro, aunque en un plazo levemente mayor. Hay expectativa por ver cómo impacta la medida ya que ello podría impulsar los precios en el mercado interno porque, al tener vía libre para exportar, los productores buscarán obtener una mejora de los precios en el mercado local. El primer error económico del equipo de Macri fue creer que los precios ya están actualizados en torno a un dólar de $ 15. Por eso es que en estos días se observa un aumento de los valores en casi todos los rubros. Este es un delicado asunto al que el nuevo gobierno le deberá prestar mucha atención. Por otro lado, se sabe que hay un trabajo intenso en el marco internacional. La designación  de Susana Malcorra como nueva canciller ha sido un acierto. Barack Obama, dio una señal muy clara de apoyo a la Argentina por ser un gobierno latinoamericano que democráticamente optó por alejarse del populismo. Eso abriría las puertas a la ayuda que llegaría del Tesoro norteamericano.

Los primeros pasos de Macri marcan una clara intención de regenerar un espíritu de pluralidad y convivencia que indican una diferencia clara y contundente con las formas y los métodos utilizados por el kirchnerismo. Fue todo un símbolo que el primer acto que desarrolló el presidente electo haya sido la conferencia de prensa sin restricciones del lunes por la mañana. La confirmación de Lino Barañao como ministro de Ciencia es de un gran valor no sólo como idea de reconocimiento a cosas que el kirchnerismo hizo bien, sino también como intento de establecer políticas de Estado que se continúen más allá de quien gobierne. La reunión con gobernadores electos de la oposición –Juan Schiaretti de Córdoba, Héctor Gutiérrez de Neuquén, y Julio Casas de La Rioja– habla de una relación distinta con las provincias, basada en el diálogo y no en la metodología del palo y la zanahoria en boga a lo largo de todo el kirchnerato.

Desde 1983 ninguno de los dos gobiernos no peronistas logró finalizar sus mandatos. Tanto Raúl Alfonsín como Fernando de la Rúa dejaron inconclusas sus administraciones a causa de la crisis de gobernabilidad que los afectó. La consecuencia de tal desbarajuste fueron las presidencias de Carlos Menem y las de los Kirchner, que gobernaron con tintes absolutistas y buscaron perpetuarse en el poder indefinidamente. Por ello, el gobierno de Macri representa una gran oportunidad para que la Argentina recupere la posibilidad de la alternancia, pilar sin el cual la democracia republicana queda reducida a una entelequia.

Producción periodística: Guido Baistrocchi, con la contribución de Santiago Serra.

© Escrito por Nelson Castro el domingo 29/11/2015 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

domingo, 2 de agosto de 2015

Recuerdos del futuro… @dealgunamanera...

Recuerdos del futuro…

Conduciendo a Mr. Scioli. Carlos Zannini. Foto: Pablo Temes

De Carlos S. Menen a Cristina Fernández de Kirchner. El escenario de fin de ciclo, con recesión y Brasil en baja, se parece al pre De la Rúa. Qué hacen los candidatos.

El dato más fuerte que surge de la actualidad política ocurrirá dentro de una semana. Ese día –domingo 9–, con los resultados del engorroso escrutinio provisional que se prevé, marcará el comienzo del fin de Cristina Fernández de Kirchner en el poder.

Aquejada de una faringolaringitis aguda –es una afección que la padece a repetición debido a un reflujo gastroesofágico que actúa como factor predisponente– descargó sus rabietas y exhibió sus obsesiones a través de sus tuits. Emergió en ellos su particular interpretación de la realidad vernácula e internacional. En lo referente a los acuerdos entre los Estados Unidos e Irán y a su posible semejanza con el memorándum entre este último país y el nuestro afloró una mezcla de peras con manzanas notable e inquietante. El atentado terrorista contra la AMIA es un hecho de una naturaleza absolutamente distinta al pacto que signaron las potencias mundiales con el régimen de Teherán.

La campaña electoral es de una pobreza más que franciscana. Todo pasa por la figura del candidato y su contacto personal con la gente. Casi no hay más. Las ideas faltan. Los debates, también. En las últimas dos semanas, Daniel Scioli se la pasó anunciando nuevos ministerios; hasta ahora van cuatro: Derechos Humanos, Economía Popular, Transporte, Ciudad y Territorialidad. ¿Cuántos más habrá? ¡Qué fácil sería gobernar si la solución para cada uno de los problemas que afectan a un país dependiera de la creación de un ministerio! Lo que sí se puede asegurar es que esas nuevas estructuras representarán una mayor cantidad de empleados públicos. Un dato curioso: el nombre del Ministerio de Economía Popular tiene reminiscencias de aquella economía popular de mercado con la que Carlos Menem bautizó al plan económico engendrado bajo los auspicios de Bunge y Born a comienzos de su primer mandato.

Superados el susto de la elección en la Ciudad de Buenos Aires y el cimbronazo del cambio de discurso del PRO, Mauricio Macri enfrenta el desafío de remontar la empinada cuesta que constituye la provincia de Buenos Aires. Aun equivocándose mucho, todas las encuestas lo muestran con una enorme dificultad para penetrar y revertir significativamente la tendencia a favor del oficialismo. El sistema de boletas y sus dimensiones alejan muchísimo la posibilidad del corte de boleta, hecho que favorece objetivamente a Scioli.

Al día de hoy, Sergio Massa viene tercero y lejos. Su rol variará dependiendo de si hay segunda vuelta o no. Esa es una alternativa en la que Scioli no quiere pensar y mucho menos hablar.

Males propios y ajenos. Mientras tanto, los avatares de la economía están sacudiendo crecientemente esta última parte de la gestión del actual gobierno. Sobre los males propios se han agregado los provenientes de la crisis que se vive en el Brasil. Este condimento le ha incorporado mayor zozobra al presente. El gobierno de Dilma Rousseff atraviesa una difícil situación política, siendo ello producto de una encrucijada en la que confluyen dos elementos determinantes: la corrupción y el ajuste. A partir de esa conjunción se han generado dos consecuencias malas para su administración: un desorden cambiario que ha llevado a una devaluación significativa del real y a una conflictividad política que pone a Rousseff a tiro de un eventual juicio político, hecho que en el Brasil tiene historia.

Sobre ese contexto complejo del principal vecino comercial del país cabalga hoy en día nuestra economía. El problema que amenaza con agravar las cosas es que de aquí al 10 de diciembre venidero no será tomada ninguna medida de fondo en busca de alguna corrección. El Gobierno se mantendrá en sus postulados y defenderá su accionar a capa y espada. La tarea pesada quedará para el próximo presidente. Se habrá de repetir así un escenario muy similar al que se produjo entre el gobierno de Carlos Menem y el de la Alianza. Fernando de la Rúa recibió una crisis en ciernes impulsada por el desequilibrio de las cuentas fiscales y la devaluación del real que, a manera de una bomba de tiempo y sumada a la impericia de aquella administración, generaron las condiciones para el estallido ocurrido en 2001.

En la semana habló Axel Kicillof. “Será un diputado más”, responde Scioli cuando le preguntan por el futuro del actual ministro de Economía. Algunas de las cosas que dijo el futuro diputado crearon tal confusión que al día siguiente debió salir a aclararlas. En uno de sus párrafos, Kicillof habló del “club de los devaluadores”, y pidió a empresarios, banqueros, e industriales que no hablen de retraso cambiario porque cuando lo hacen “joden a la gente”. Es verdad que hay algún sector del empresariado argentino que aún cree que todos los problemas de la economía local se resuelven con una devaluación. Otros, en cambio, ya se han dado cuenta de que esa medida aislada no sirve para ninguna otra cosa que para ahondar los problemas. Lo curioso de Kicillof es que, al hablar, lo hizo como si él nada tuviera que ver con un marco devaluatorio, cuando, en verdad, las cosas son exactamente al revés. Primero porque él era ya ministro cuando se produjo la fuerte devaluación de 2014, que, como fue realizada sin el acompañamiento de una cohorte de medidas destinadas a corregir la inflación, no sirvió para reactivar la economía. Segundo, porque el Gobierno devalúa el dólar oficial todos los días.

Tercero, porque forma parte de la gestión de Cristina Fernández de Kirchner, que ha producido, a lo largo de sus ya casi ocho años al frente del Poder Ejecutivo, una fuerte devaluación de la moneda argentina. Cuando la Presidenta llegó al poder, el valor del dólar se ubicaba alrededor de los tres pesos. Hoy, el dólar oficial –difícil de conseguir– está a 9,20. En el llamado “relato” del kirchnerismo, la mentira es la verdad.

Producción periodística: Guido Baistrocchi.

Contenido relacionado

© Escrito por Nelson Castro el domingo 02/08/2015 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

domingo, 21 de junio de 2015

Dedo mata voto… @dealgunamanera...

Dedo mata voto…

Vía muerta, Florencio Randazzo. Dibujo: Pablo Temes

El efecto Zannini no sólo se sintió en el kirchnerismo. El PRO y sus raras decisiones.

Cristina Fernández de Kirchner nunca imaginó que Florencio Randazzo reaccionaría tan mal ante la orden de bajar su precandidatura presidencial y contentarse con una candidatura para la gobernación de la provincia de Buenos Aires. Por eso el viernes en la Babel de Olivos se vivía un clima de gran tensión. La Presidenta estaba furiosa por dos razones: una, la complicación política que produjo el portazo del por ahora ministro de Interior y Transporte en el armado electoral de la provincia de Buenos Aires; la otra, una cuestión de imagen. Vayamos por partes. La idea de la jefa de Estado era evitar las internas.

Por eso bajó a Randazzo de la carrera presidencial y le ofreció la candidatura a la gobernación en una fórmula compartida con Wado de Pedro. Las encuestas indicaban que esa fórmula tenía el triunfo asegurado. El inesperado desplante del ministro obligó a idear una ingeniería electoral para la que en lo alto del poder no estaban preparados. Esa ingeniería incluyó dar de baja de la postulación a vicegobernador a De Pedro.

Respecto de la cuestión, una voz que sabe lo que pasa en las entrañas del randazzismo afirma que “una cosa es segura: que le haya dicho que no a Cristina en la forma que lo hizo y que encima toda la oposición haya salido a bancarlo como un paladín de la coherencia no va a ser gratis. No esperábamos esa reacción. Fue un error de cálculo porque Cristina quedó como la déspota y él salvó la ropa puertas afuera, pero se quemó puertas adentro. No hay tuit ni declaración que pueda revertir esta situación”.

En su intimidad, Randazzo sabía que la Presidenta se inclinaría por Daniel Scioli. El ministro conocía las encuestas que se manejaban en el centro del poder. Esas encuestas coincidían en señalar el liderazgo del gobernador. “Hubiéramos necesitado algunos meses más con sucesivas reaperturas de ramales ferroviarios para acercarnos más en los números y tener chances ciertas de ganar la interna”, confiesa una fuente del ministerio. Esa realidad había sido hablada también con Zannini. De todos modos, la forma como se comunicó la decisión presidencial de encumbrar a Scioli sorprendió y malhumoró a Randazzo.

La jugada de Cristina Fernández de Kirchner de elegir a dedo la fórmula presidencial del Frente para la Victoria pone fin a la vida democrática de su partido y deja al desnudo su absolutismo. Que el compañero de fórmula de Scioli sea Zannini demuestra que, al día de hoy, la Presidenta se siente segura del triunfo del kirchnerismo. Zannini no le suma votos a Scioli y sí, en cambio, le asegura a la jefa de Estado la posibilidad de mantener una cuota de poder una vez que deje el gobierno. Como dijo Máximo Kirchner en su primera aparición pública en noviembre de 2014, “dejaremos el gobierno pero no el poder”.

Por estas horas Randazzo y su gente no la pasan bien. Hasta el jueves muchos creían que podría llegar a diciembre, pero los reportes que llegan desde distintas estructuras del Gobierno y de sectores bajo la órbita del propio ministro (trenes, CNRT, etc.) son desalentadores. Una fuente de Transporte que pidió reserva de su nombre expresó con preocupación: “Le están poniendo cada vez más áreas en contra, muchos se preparan para darse vuelta y desconocerlo, otros intentarán hacer la plancha hasta donde puedan”. Desde otros sectores del ministerio, el panorama no es diferente: “La fecha no es diciembre, lo van a hacer renunciar, lo que se dice aquí adentro es que no pasamos de la semana que viene”, describió otra fuente con preocupación.

Reacción. Mauricio Macri pareció haber reaccionado sobre la hora ante una pasividad incomprensible frente al crecimiento de Scioli en las encuestas. El efecto Zannini también llegó al PRO, que volvió sobre sus pasos e incluyó a Gabriela Michetti en la fórmula presidencial. Marcos Peña no le aportaba nada. Hay una endogamia en el PRO que es producto de una falta de estructura el partido, circunstancia que lo obliga ineludiblemente a concretar alianzas a las que después, paradojalmente, terminan desestimando o depreciando. La elección a gobernador en Santa Fe así lo muestra.

Más allá de Miguel del Sel, la performance del PRO fue decididamente mala. En la intención sucedió algo similar con la fórmula que competiría por la gobernación de la provincia de Buenos Aires. Macri bajó a Cristian Ritondo como compañero de María Eugenia Vidal y, en acuerdo con Ernesto Sanz, colocó al radical Daniel Salvador, un hombre que conoce la provincia pero es desconocido para la mayoría de sus habitantes. Sin embargo, el distrito más importante del país no se gana con buenas intenciones.

“Hicieron esta jugada temerosos de que el radicalismo no traccione a su favor. En la provincia la UCR va a mirar esta elección desde la tribuna. No veo que Sanz ponga todo el fervor necesario para esta campaña. Él podría intentar movilizar toda la estructura provincial y no lo está haciendo. Parecería que está a media máquina, sólo para cumplir”.

El que habla es un radical que conoce muy bien el distrito, caminó la provincia y fue diputado nacional. Reconoce, además, que hoy la UCR no tiene dirigentes importantes a nivel provincial, falencia tanto del PRO como del partido de Elisa Carrió. Lo que se esperaba del radicalismo es que hubiera un aporte de fiscales para todas las mesas del distrito bonaerense: eso hoy está en dudas. “No hay enojo. Hay desilusión ante una fórmula desangelada. Vidal puede ser muy capaz, pero no tiene estatura para este desafío”.

La demora de Sergio Massa de dar a conocer la integración de sus listas de candidatos volvió a mostrar las dificultades de una fuerza que dilapidó gran parte de su potencial político.

Todo este azaroso proceso del armado de las nóminas de candidatos ha dejado, como corolario, un mensaje: en la vida de las agrupaciones políticas de nuestro país vale más el dedo del que manda que el voto de sus militantes. En ese marco, no debe sorprender el nivel de personalismo y tendencia al absolutismo que exhibe la democracia argentina.

Producción periodística: Guido Baistrocchi, con la contribución de Santiago Serra.

© Escrito por Nelson Castro el sábado 20/06/2015 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

martes, 3 de marzo de 2015

Daniel Refecas, Un juez incómodo… De Alguna Manera...

Un juez incómodo…

Rafecas ‘mitá y mitá’. Juez Rafecas. Dibujo: Pablo Temes

El rechazo a la imputación a la Presidenta animó al Gobierno y planteó dudas jurídicas.

El fallo del juez federal Daniel Rafecas fue absolutamente inesperado aun cuando no sorpresivo. Como se dijo en esta columna hace dos domingos, Rafecas se sentía incómodo con la causa. Por eso, no bien salió sorteado para hacerse cargo del caso, se excusó, pero la excusación fue rechazada por la Cámara. La incomodidad del juez fue totalmente entendible: había quedado muy complicado en relación con cualquier causa que roce al Gobierno tras su traspié en el caso que involucra a Amado Boudou en la compra de la empresa Ciccone Calcográfica.

Debe recordarse que allí, el magistrado apareció a través de mensajes vía WhatsApp dando consejos a un amigo que, casualmente, era asesor legal del procesado vicepresidente.
Lo primero que en los tribunales llamó la atención del fallo de Rafecas fue que en ese ámbito se han abierto muchas investigaciones basadas en denuncias anónimas –siempre que tuvieran elementos suficientes para ordenar la instrucción– y en el caso de la presentación de Pollicita –con una denuncia debidamente fundamentada en la que solicitaba una batería de medidas de prueba– terminó siendo desestimada por el juez sin hacer lugar a ninguno de los pedidos del fiscal.

Los que conocen los antecedentes del magistrado aseguran que nunca hizo algo así. Asimismo, no declaró la nulidad del requerimiento por indeterminación del hecho delictivo ni tampoco sobreseyó a la Presidenta. Eso implica que si la volvieran a denunciar, todo empezaría otra vez ya que la desestimación no causa estado, a diferencia del sobreseimiento que, de quedar firme, adquiere la categoría de cosa juzgada.

La cercanía de la decisión del juez con el acto de apertura de las sesiones ordinarias del Congreso es otro dato que no dejó de llamar la atención y generar suspicacias entre varios de sus colegas.
El juez Rafecas sostiene que “no hay delito sino actos preparatorios”. En verdad, lo que el magistrado puede afirmar es que no se concretó el encubrimiento, pero no debería dejar de lado la posibilidad de que se hubiera intentado. Lo que no hubo es consumación del delito. Pero para concluir que no se intentó y que las conductas desplegadas y denunciadas no forman parte del inicio de los actos de ejecución, hubiera sido necesario, al menos, dar curso a la investigación para ver los resultados que arrojaban las medidas de prueba solicitadas por Pollicita.

En este sentido veamos lo que dice el Código Penal respecto de la tentativa de delito: el artículo 42 sostiene que “el que con el fin de cometer un delito determinado comienza su ejecución, pero no lo consuma por circunstancias ajenas a su voluntad, sufrirá las penas determinadas en el artículo 44”, que a su vez expresa: “La pena que correspondería al agente si hubiere consumado el delito (de tentativa), se disminuirá de un tercio a la mitad.

Si la pena fuere de reclusión perpetua, la pena de la tentativa será de quince a veinte años. Si fuese de prisión perpetua, la tentativa será prisión de diez a quince años. Si el delito fuera imposible, la pena se disminuirá en la mitad y podrá reducirse al mínimo legal o eximirse de ella, según el grado de peligrosidad revelada por el delincuente.”
Precisamente, en la página 59 de su denuncia, el fiscal Alberto Nisman había hecho mención a esta circunstancia. Por ello sorprendió que no se diera curso a la investigación para aclarar la situación de los incriminados en la denuncia.

En varios ámbitos tribunalicios se analizó también la actitud del juez de haber salido a hacer declaraciones públicas con el nivel de detalle que lo hizo, lo cual sólo se explica en el marco de su poca voluntad de investigar el caso.

El juez sabe que estando pendiente la resolución de la Cámara no debería expedirse públicamente salvo que quiera asegurarse su plan de ser recusado justamente por haber hecho declaraciones públicas de tamaño calibre. En palabras sencillas, él no quiere realizar la investigación y está haciendo todo lo posible para excusarse o ser recusado.

En la base de la investigación del fallecido fiscal Nisman estaba el inexplicable memorándum firmado entre la Argentina e Irán. Para tener idea de su verdadero alcance era –es– necesario conocer cuáles fueron la interpretación y el alcance que de este acuerdo hizo el gobierno iraní.
Ello quedó claramente reflejado por dos hechos. El primero fue la declaración del vocero de la Cancillería iraní quien, el 12 de febrero de 2013, afirmó que el ministro de Defensa de su país, Ahmad Vahidi, de ninguna manera accedería a prestar declaración indagatoria ante el juez que está a cargo de la causa, Rodolfo Canicoba Corral. Esto dejó absolutamente descolocado al canciller Héctor Timerman, quien unos días antes había dicho exactamente lo opuesto.

El segundo revés para los argumentos por los que el Gobierno impulsó el memorándum lo señaló un editorial del diario progubernamental Tehran Times en el que se leía textualmente que “según la ley y la Constitución de Irán, sólo una corte iraní competente puede citar e interrogar a ciudadanos iraníes sobre la base de pruebas firmes. Por lo tanto este MDE (memorándum de entendimiento) no ha creado la obligación de que las personas asistan a la reunión, y tendrán derecho a decidir libremente si asisten o no… Como la reunión se realizará en territorio iraní, prevalecerá la ley de Irán y un juez iraní presidirá la reunión, pero como no ha sido el juez iraní quien ha acusado a las personas, éste no estará autorizado a interrogarlas”.

De la lectura de este texto surge claramente que Irán firmó el acuerdo con la idea de que a través de él se clausurara cualquier posibilidad de investigar a los acusados de haber tenido participación en el atentado terrorista contra la AMIA. ¿Pudo haber sido tan ingenuo el gobierno argentino de desconocer esto? ¿De quién fue esta idea equivocada y mala? Se sabe que dentro de la Cancillería argentina muchos funcionarios de carrera con real conocimiento de la situación política de Irán se mostraron sorprendidos por el acuerdo, del que fueron severamente críticos. A ninguno de ellos se los tuvo en cuenta.

Como también se señaló en esta columna, la denuncia y la actuación de Nisman generaban dudas y controversias. Era grave que su denuncia hubiera sido cierta; y era grave también que hubiera sido falsa. En uno de los reportajes que concedió en los días previos a su muerte, el fiscal aseveró que tenía todas las pruebas y que las escuchas eran sólo una parte de ellas. Esas evidencias se la llevó consigo a su eterno reposo. Todo ello, unido al presuroso fallo del juez Rafecas que en el Gobierno se celebró con gran euforia, no hace más que confirmar la dimensión de magnicidio institucional que alcanza la muerte de Alberto Nisman.

Producción periodística: Guido Baistrocchi y Santiago Serra.
© Escrito por Nelson Castro el domingo 01/03/2015 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.