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domingo, 19 de junio de 2016

Copa América Centenario 2016. Argentina 4 vs. Venezuela 1... @dealgunamanera...

El análisis del triunfo de Argentina sobre Venezuela y las calificaciones de los jugadores… 


Argentina goleó 4-1 a Venezuela y se metió en semifinales. “Leo” igualó a Batistuta como máximo goleador de la selección. Higuaín hizo dos y Romero atajó un penal.

© Escrito por Guillermo Puente el domingo 19/06/2016 y publicado por el Diario La Voz del Interior de la Provincia de Córdoba. FotosBaires.

 Anote y deje marcado en los registros del fútbol argentino. Minuto 15 del segundo tiempo contra Venezuela. Lionel Messi convierte un gol, el 3-0 frente a Venezuela, y en un lugar del planeta Gabriel Batistuta sintió que algo había perdido.

Algo que sabía que más temprano que tarde iba a suceder. “Leo” alcanzó, según los registros de la FIFA, con 54 tantos al “Bati” como máximo artillero de la selección argentina mayor.

Ese gol le dio tranquilidad a Argentina para asegurar su pase a las semifinales de la Copa América Centenario, instancia en la que enfrentará a Estados Unidos en Houston el próximo martes.

Cuantas veces le preguntaron sobre lo cerca que estaba superar a Batistuta y Messi lejos de hablar de él siempre elogiaba la labor de sus compañeros y el equipo.

Pues bien, ahora lo alcanzó. “Bati” hizo 56 en realidad (dos en un partido no considerado de clase “A”) y seguramente también los pasará el “10” de Argentina.

Antes, Gonzalo Higuaín marcó los dos tantos argentinos iniciales. Después vino el gol de Messi, llegaría el descuento de Rondón y la ampliación para el 4-1 de Erik Lamela, para que al final el público gritara “ole, ole, ole...”

Y en algún momento tenía que aparecer el goleador de la Liga italiana. Fue en el Foxborough. En los cuartos de final del torneo. Cuando más se los necesitan a los especialistas. Gonzalo Higuaín venía seco.

Sin convertir, pero Gerardo Martino le mantuvo la confianza luego de los tres partidos iniciales del certamen. Y anoche, en 20 minutos, convirtió dos goles para sacarse toda la mala onda que parecía que tenía.

En la primera conversión, definió de primera un pase magistral de Messi. “El Pipita” lo festejó a rabiar, pero inmediatamente señaló al capitán por semejante asistencia. En el segundo tanto aprovechó un grueso error de Arquímides Figuera, quien tiró un pase atrás e Higuaín se “avivo”. Gambeteó al arquero y puso el 2-0.

El goleador estaba feliz. Llegó a los 29 tantos con la camiseta celeste y blanca, ratificó que “el Tata” no se había equivocado en mantenerle la titularidad. Y él respondió con goles.

Si el pase a semifinales fue gracias a los goles de Higuaín también se puede decir que Sergio Romero fue otra pieza clave del equipo argentino. En el último cuarto del primer tiempo, Argentina se quedó demasiado. Venezuela creyó que podía, le quitó el balón y tuvo sus chances muy claras para convertir en cuatro oportunidades.

Salomón Rondón aprovechó un error en la salida de Javier Mascherano y remató con todo el arco a disposición. Ahí “Chiquito”, a puros reflejos, sacó la pelota al córner. Luego la suerte tuvo del lado argentino cuando un cabezazo de rondón dio en el palo. La otra chance fue puro mérito de Romero.

Un remate de Feltscher se desvió en un defensor argentino y la pelota se metía de emboquillada. El arquero volvió sobre sus pases y sacó el balón al tiro de esquina.

Y la jugada del final del primer tiempo fue un hallazgo de Gustavo Piñero.

El entrenador de arqueros de la selección argentina le había dicho a Mundo D que siempre estudiaban a los rivales para la ejecución de los penales y así poder analizarlos con los arqueros.

Luis Seijas se hizo cargo del penal que tuvo Venezuela sobre el final de esta etapa. El tema es que no iba a ser titular. Lo fue a último momento por una lesión de Adalberto Peñaranda.

Sin embargo, Romero decidió quedarse parado y atajar la “picadita” que le tiró el venezolano. Cuando la pelota se fue del área, lo primero que hizo “Chiquito” fue señalar el banco de suplentes.

¿A quién apuntó? A Piñero, quien seguro le dijo dónde y cómo iba a patear Seijas, aunque el volante no iba a jugar desde el arranque el encuentro de anoche.

Así, con Higuaín, Messi y Romero, y con una actuación convincente, Argentina está en “semis”.

Síntesis

Argentina 4

Sergio Romero (9); Gabriel Mercado (6), Nicolás Otamendi (6), Ramiro Funes Mori (6) y Marcos Rojo (6); Javier Mascherano (6) y Augusto Fernández (6); Lionel Messi (c) (9), Ever Banega (7) y Nicolás Gaitán (6); y Gonzalo Higuaín (9). DT: Gerardo Martino.

Venezuela 1

Daniel Hernández (5); Rolf Feltscher (4), Oswaldo Vizcarrondo (4), Wilker Ángel (4) y Alexander González (4); Luis Manuel Seijas (3), Arquimides Figuera (3), Tomás Rincón (c) (5) y Alejandro Guerra (4); Josef Martínez (5) y Salomón Rondón (6). DT: Rafael Dudamel.

Goles: PT, 7m y 27m Higuaín (A). ST, 15m Messi (A), 25m Rondón (V) y 27m Erik Lamela (A).

Acotación: PT, 43m Romero (A) le atajó un penal a Seijas (V).

Cambios: ST, 9m Juan Pablo Añor por Seijas (V), 21m Lamela por Gaitán (A), 28m Sergio Agüero por Higuaín (A), 34m Yonathan Del Valle por Martínez (V) y Lucas Biglia por Banega (A).

Amonestados: Gaitán (A); Ángel, Figuera y Seijas (V).

Árbitro: Roberto García Orozco, de México (mal).

Estadio: Gillette Stadium de Foxborough.

Público: 59.183. 








sábado, 28 de mayo de 2016

Argentina 1 vs. Honduras 0... @dealgunamanera...

Con un gol de Higuaín, Argentina le ganó a Honduras; la mala, se lesionó Messi…


El amistoso ante los centroamericanos se llevó adelante desde las 20, en el Bicentenario de San Juan. Gonzalo Higuaín marcó el único tanto del encuentro. Al inicio del segundo capítulo, La Pulga se retiró por un golpe.

© Escrito por Pablo Ocampo, enviado especial a San Juan y publicado por la Voz del Interior de la Provincia de Córdoba, República Argentina.

La Argentina se despidió del país con una justa victoria 1-0 sobre Honduras. Fue demasiado corta en el marcador la diferencia entre uno y otro equipo. Todo lo que se propuso en el estadio Bicentenario de San Juan corrió por cuenta del equipo dirigido por Gerardo Martino.

El equipo visitante, por su parte, sólo quiso no ser goleado y armó un equipo ultradefensivo para cumplir el objetivo.

Argentina lo jugó de manera muy amistosa al partido, con tranquilidad, casi como si se tratara de un entrenamiento, de esos que Martino ordenó en el predio de Ezeiza en esta previa de Copa América.

De todas maneras, el partido sirvió para ver a un Lionel Messi parado en posición de volante por la derecha. Y arrancando desde allí fue que generó las mejores jugadas del combinado nacional.

Hay que destacar la buena tarea de Marcos Rojo. El lateral pasó permanentemente al ataque y fue el autor material del pase gol que Gonzalo Higuaín transformó en el 1-0.

Fue muy bueno lo de Higuaín, que definió de maravillas y así pugna por quedarse con la titularidad en un mano a mano por el puesto de delantero central que lo “enfrenta” con Sergio “Kun” Agüero.

Otra historia

En el segundo tiempo, la cantidad de cambios desvirtuó el partido y, además, el equipo perdió a Messi, quien sufrió un golpe en la cintura a los 13 minutos y debió ser reemplazado por Ever Banega.

La falta de Messi afectó Argentina, que trató de reordenarse en el campo de juego para terminar el partido con algún gol más. Honduras siguió en la postura de esperar el final del partido, sin arriesgar, si regalar espacios al equipo argentino.


Link:  Así se lesionó Messi

Argentina reguló y decidió no arriesgar para no complicarse con lesiones de cara a la Copa que se viene. Pese a que Honduras atacó poco, se notaron algunas distracciones defensivas en el primer tiempo: Otamendi y Funes Mori fueron sorprendidos por los jugadores de puntas rivales.

Al final, la simpleza de Mascherano y Biglia para jugar y copar el medio campo le garantizaron a Argentina un camino sin sobresaltos hacia el triunfo.

Síntesis y puntajes

Argentina: 1 

Sergio Romero (6); Gabriel Mercado (6), Nicolás Otamendi (5), Ramiro Funes Mori (6), Marcos Rojo (7); Lucas Biglia (6), Javier Mascherano (6), Erik Lamela (4); Lionel Messi (7), Gonzalo Higuaín (6), Angel Di María (6). DT: Gerardo Martino.

Honduras: 0 

Donis Escober (6); Brayan Beckeles (5), Johny Palacios (5), Maynor Figueroa (4), Emilio Izaguirre (4) y Johnny Leverón (5); Jorge Claros (5), Bryan Acosta (4), Romel Quioto (5) y Alberth Elis (4); Marco Tulio Vega (5). DT: Jorge Luis Pinto.

Estadio: Bicentenario.

Gol: PT, 30m Higuaín.

Cambios: PT, 44m Oliver Morazán (4) por Claros (H). ST, al comenzar, Carlos Discua por Vega (H). 18m Ever Banega por Messi (A), 18m Nicolás Gaitán por Lamela (A), 19m Sergio Agüero por Higuaín (A), 24m Odis Borjas por Beckeles (H), 25m Ever Alvarado por Izaguirre (H), 31m Jonatan Maidana por Otamendi (A), 32m Víctor Cuesta por Rojo (A), 32m Facundo Roncaglia por Mercado (A), 37m Rony D. Martinez por Quioto (H).

Amonestados: Biglia y Mascherano (A), Claros (H).

Árbitro: Jorge Osorio (Chile).

Estadio: Bicentenario de San Juan.

Campo de juego: bueno.

Público: 20.000 espectadores.






sábado, 11 de julio de 2015

El mediocre argentino… @dealgunamanera...

El mediocre argentino…

Lionel Messi, el capitán de la Selección. Foto: AFP

Desde que la Selección tiene el placer visual, la ventaja comparativa y el milagro inmerecido de tener a Messi, las discusiones están menos ligadas a él que a una versión maníaco depresiva de la argentinidad.

El día después de la derrota de Argentina ante Alemania por la final de Brasil 2014, veo al borde del shock nervioso una escena de teatro nacional callejero ocurrida en un kiosco de revistas cercano a la Plaza de Mayo. El canillita recibe debidamente encuadrado en su box de hojalata a un taxista al que parece estar unido por cierta confianza y, no cabe duda, por una tolerancia a prueba de misiles nucleares anticanillitas.

El descendiente de Rolando Rivas sale de su máquina fumando y de frente al chaperío rectangular, como el goleador que nunca será, recrea la jugada inolvidable en la que Higuaín define con flaccidez su malogrado mano a mano contra Neuer. El canillita hace las veces de arquero, mientras el taxista genio hace crujir su artrosis acompañándose de las siguientes palabras autocomplacientes: “Cuchame, papá. ¡Dejate de joder! ¿Cómo te vas a comer ese gol? Te cae la pelota de arriba, la controlás con el ojo y hacés, ¡pim!, de primera, allá. Pega en el palo y entra. Cuchame: lo meto yo”.

Desde que la Selección argentina tiene el placer visual, la ventaja comparativa y el milagro inmerecido (como todos los milagros) de tener a Messi, las discusiones sobre Messi están menos ligadas a él que a una versión maníaco depresiva de la argentinidad. Se la puede reconocer por la exigencia perfeccionista y una conciencia nula sobre las dificultades de obtener la perfección. El punto de vista desde el cual esta escuela cuestiona a Messi es el de la mediocridad. Existe una larga tradición por la que la mediocridad cuestiona la excelencia, que es la misma por la que los hombres contemplativos han cuestionado toda la vida a los hombres activos. Se trata de espíritus para los cuales mejor que hacer es decir.

Por cuestiones de populismo de mercado y debilidad emocional, la mediocridad tiene su emergente en la masa crítica del periodismo deportivo que, ante la derrota, ni más ni menos que como el taxista de Plaza de Mayo, levanta presión hasta fisurar su pozo ciego del que comienza a escaparse un río de excrementos. La extrapolación es muy clara, y sustituye todos los elementos del juego comercial y a veces artístico llamado fútbol –del que por lo general se excluye increíblemente el hecho de que se enfrenta a rivales competente–, por el único que queda en pie: el éxito y su bestia negra (el fracaso).

Recordemos que hace un tiempo unos periodistas criticaron a Messi porque no cantaba el himno. Entonces se juzgaba el patriotismo y no el juego. Ahora lo que se condena –ya no es un juicio sino una sentencia– es que no haga todo, que no sea él sólo el equipo, que no produzca lo imposible, que no se transforme en el superhéroe de la Argentina Potencia, olvidando que el fútbol es un juego cooperativista, es decir una sociedad con pactos internos y combinaciones  elásticas a cargo de un director técnico y filtrada por el azar.

Esa Argentina contemplativa que ha hecho de la exigencia de perfección una enfermedad social, sólo es capaz de aceptar el triunfo individual resumido en dos frases por las que empieza y se acaba el mundo: “es un genio”, o “somos un desastre”. En el medio de ambas hipérboles, el vacío total.

© Escrito por el Escritor Juan José Becerra el sábado 11/07/2015 y publicado por el Suplemento Deportivo 442 del Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

martes, 7 de julio de 2015

Copa América... Argentina 0 (1) vs. Chile 0 (4)... @dealgunamanera...

Ganamos, perdemos, siempre perdemos…


Un equipo condicionado por el rival jugó su peor partido de la Copa, se fue deshilachando con el correr de los minutos y finalmente sucumbió en la ronda de los penales. Chile consiguió así su primer título en el fútbol internacional.

La tercera final que la selección deja pasar en las cuatros últimas Copas América.

Esta película ya la vimos. El festejo de los otros que nos recuerda a Brasil, la sonrisa de la Bachelet que nos trae la imagen de la Merkel en el Maracaná, la caravana de anti-Messi que ya no le tiran disparos en las sombras al pibe y salen abiertamente a plantear el Apocalipsis. “¿Qué he hecho yo para merecer esto?”, se debe preguntar el pibe aunque ya sabe cómo son las cosas por estas tierras, que hoy sos el Rey Lionel y mañana sos el Satánico doctor No: no cantás el Himno, no hacés un gol, no jugás como en el Barcelona, no sos Maradona, no la tocás, no ganás ningún campeonato.

Al Tata Martino también le caen con todo, por derecha y por izquierda, los nostálgicos del Coco Basile y los que empiezan a poner fichas para que vengan caras extrañas. Estos fueron los siete pecados capitales:

1) Que no dio la talla.

2) Que no puso a Tévez.

3) Que hizo mal los cambios.

4) Que el equipo no tuvo fuego sagrado porque él mismo no lo tiene.

5) Que se encontró con un equipo en serio y no como Paraguay.

6) Que no respetó la esencia del fútbol argentino.

7) Que dijo que Argentina había merecido ganar porque estaba viendo otro canal.

Algunas críticas son acertadas, otras son lapidarias, pero ya se sabe que por acá lo que el viento se llevó hace rato es la reflexión, la cordura, el equilibrio, cuando el muerto que deja la derrota todavía está caliente.

Pero lo que sí tal vez se le debe cuestionar al entrenador es que en el afán de protegerse, de anular el poder ofensivo de Chile, le restó poder de fuego al propio equipo. Por primera vez un rival en esta Copa tuvo más tiempo la pelota que Argentina. Martino pensó, seguramente, que de contra se podía llegar con cierta facilidad y que todo se resolvía con un par de genialidades de Messi o de Pastore.

Pero Pastore estuvo impreciso, solo apareció en cuentagotas y a Messi lo rodearon bien. Es cierto que Chile casi no inquietó a Romero, pero puso el partido muy lejos de Bravo en casi todo el desarrollo del juego. El cero a cero fue producto de que se anularon mutuamente, pero Sampaoli respetó un poco más su línea, su idea, su estilo. Y eso es independiente del resultado final.

La verdad es que no se dio el partido de película que todos esperábamos. Tuvo la emotividad y la tensión propia de cualquier final importante, pero nunca el brillo deseado ni la lluvia de goles. Hasta pocas situaciones de gol hubo en los 120 minutos de juego.

Quedan registradas –son casi anécdotas a esta altura– algunas historias mínimas:

- La lesión de Di María. Estaba jugando un buen partido y rápidamente quedó afuera. ¿Era Lavezzi el reemplazante natural? Si se recuerda lo bien que había jugado en el primer tiempo de la final del Mundial, se entendía el cambio. Pero Lavezzi no anduvo.

- El patadón de Medel. Una patada en el estómago a Messi para ablandarlo (el chileno merecía la roja directa, sin duda) pero la amarilla no lo condicionó para ejercer una marca férrea y formar parte de la telaraña que dejó fuera de acción al rosarino.

- El gol que no hizo Higuaín. Fue una gran jugada de Messi sobre el epílogo de los ’90 (de lo mejorcito en su pobre actuación) que le dio la pelota a Lavezzi, como se la había dado a Di María contra Suiza y Lavezzi decidió meterla en profundidad para Higuaín, quien llegó un segundo tarde. Una pena realmente.

- Wilmar Roldán no cobró una clara falta a Rojo en una jugada de pelota detenida y debió echar a Medel, pero cargar todas las tintas sobre el árbitro es tan injusto como hacerlo sobre Martino o sobre los jugadores.

- El penal de Alexis. Pasó casi inadvertido que en el último penal Alexis Sánchez picó la pelota y que, con eso, con ese lujo le puso broche de fantasía a una merecida coronación de su equipo. Con una interesante camada, pero sin el nivel técnico de los argentinos, sabían que era una oportunidad única y la aprovecharon: fueron dignos campeones. Y tienen derecho a gritar “Chile campeón, carajo” y quien quiera oír que oiga. Qué se le va a hacer. Otra vez nos tocó una de terror.


 © Escrito por Juan José Panno el sábado 04/07/2015 y publicado por el Diario Página/12 de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.