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domingo, 5 de mayo de 2019

Hipocresía argentina… @dealgunamanera…

Provocaciones…

Tension. Venezolanos exiliados y argentinos chavistas chocaron frente a la embajada en Bs. As. Fotografía: CEDOC PERFIL

El 30 de Abril hubo decenas de miles de manifestantes en la calle, donde ejercieron su derecho a protestar contra el gobierno de Macri. También se cantó por el regreso de Cristina Kirchner. A la tarde de ese mismo día, frente a la embajada de Venezuela, un grupo de exiliados manifestó su apoyo a la protesta contra Maduro que había estallado en Caracas. Los hostilizaron aguerridos defensores locales del “madurismo”; volaron trompadas, le arrebataron el teléfono a un repartidor. La Policía de la Ciudad intervino, excesiva e ineficaz, como es costumbre.

© Escrito por Beatriz Sarlo el domingo 04/05/2019 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

Los exiliados venezolanos ejercían su derecho y no es difícil comprenderlos, porque Maduro es una hipérbole de rasgos que estuvieron presentes en el chavismo, pero que ahora alcanzan un indecente paroxismo de intolerancia. Lo que en Chávez era una ideología expresada con talento oratorio, con Maduro perdió expresividad y carisma. Lo suyo es el verticalismo impuesto por la fuerza o la corrupción.

Los defensores argentinos de Maduro alegan que hay que aguantarlo todo con tal de enfrentar al imperialismo. Hay que aceptar la falta de comida y la subordinación a un jefe vociferante e inepto como si fuera una prueba heroica. Solo quienes no pasan privaciones piden tales sacrificios: enfrenten ustedes al imperialismo, mientras aquí nosotros todavía tenemos Parlamento, somos legisladores o funcionarios, cobramos dieta, viajamos, vamos a la universidad, publicamos nuestras ideas. Aguanten ustedes.

A los venezolanos los vemos en Buenos Aires todos los días trabajando en lo que consiguen, decenas de horas en bicicleta repartiendo los deliveries de porteños más afortunados; decenas de horas limpiando o atendiendo bares, cobrando en negro, viviendo en una ciudad extranjera donde se los distingue por su acento y donde compiten por los peores trabajos.

Son inmigrantes, esa condición que los discursos recogen con hospitalidad ampulosa y la realidad desmiente. A los venezolanos millonarios y proimperialistas nunca tuve oportunidad de verlos todos los días en el transporte público, ni cargando un cajón de Glovo. Deben haber elegido ciudades como Miami para pasar el rato.

Pues bien, esos trabajadores venezolanos estaban en Buenos Aires, frente a la embajada de su país, apoyando a quienes, en Caracas, tiraban piedras y eran reprimidos por la policía, con el arma novedosa de las tanquetas topadoras. Separados por un cordón policial, un grupo con algunas banderas rojas manifestó su antiimperialismo agrediéndolos de palabra. En esa escena, el dolor del exilio se sumó al insulto recibido frente a la embajada. Un hombre de un lado se trenzó con uno del otro y empezaron las trompadas.

Hay que entender el totalitarismo como una patología de la idea democrática, donde el populismo hace que la democracia se vuelva contra ella misma, reflexionó un filósofo de la política. No se equivocaba, aunque no estaba pensando en el eje La Habana-Caracas-La Cámpora-Recoleta.

En Caracas ya hay varios muertos que no siguieron el consejo que les dio Pepe Mujica: no ponerse delante de las tanquetas. Seguro que esos infelices se pusieron delante de las balas.

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domingo, 17 de marzo de 2019

La decadencia de Venezuela se palpa en las calles a cada paso… @dealgunamanera...

La decadencia de Venezuela se palpa en las calles a cada paso…

La realidad de la gente. Castro entrevistó a ciudadanos de a pie, que enfrentan con dignidad una crisis que tiene costados dramáticos e insólitos. Fotografía: Cedoc Perfil / ap

Nelson Castro fue testigo en Caracas del drama humanitario que aqueja a los venezolanos. Apagón, agua contaminada, corrupción y un Estado policial.

La imagen desde la ventanilla del avión que se acerca al aeropuerto de Maiquetia es imponente. La geografía de Caracas es impresionante, la combinación de montañas fértiles y mar le da esa particularidad única de la espectacularidad. Ver desde allá las aguas de un azul-turquesa, ese mar bañando las playas y esa tierra potente, da la idea de un país poderoso y rico.

Todo esto se desvanece cuando el avión toca suelo en el aeropuerto de Maiquetia, se desvanece desde la imagen y también desde la percepción: la autopista deteriorada, poceada, hace el andar tortuoso hasta la plataforma de llegada, y la imagen desolada de los pocos aviones sobre ese inmenso aeropuerto da una idea clara de la decadencia por la cual está atravesando Venezuela. La puerta de entrada marca el contraste del aeropuerto con la majestuosa geografía de Caracas.

Entrar a Caracas no es fácil, salir de Caracas, tampoco. Entrar significa superar una barrera de sospechas: si se va por un día, por qué por tan poco; si se va por más días, por qué por tanto tiempo; si no se tiene impreso el pasaje de vuelta, la reserva del hotel, por qué no se la tiene.


En este contexto la idea que uno tiene es que es absolutamente vulnerable y que todo es impredecible, tal vez dependiente del humor con el cual el empleado o empleada de Migraciones está dispuesto a hacer cumplir la férrea estructura de control que se cierne contra todo aquel que llega a Caracas. Si se arriba con material para filmar, celulares, cámaras implican un escollo de una hora. Trasponer todos los controles del aeropuerto da una clara percepción de la situación de tensión, que se corrobora con la enorme cantidad de personal de la policía, de la guardia nacional, que se despliega sobre un aeropuerto prácticamente desierto.

Fui a Caracas con la idea de conocer y reflejar la realidad de la gente, por eso tomé la decisión de no entrevistar a ningún político, ni del gobierno ni de la oposición. La idea fue hablar con la gente y escucharla. Pensé que debíamos ir a buscar esa dura realidad en lugares marginales de Caracas, pero la sorpresa apareció al primer paso: a cuatro kilómetros del aeropuerto de Maiquetia, sobre la autopista que lleva hasta el centro de Caracas, nos encontramos con la gente tratando de recoger el agua de un caño, un caño que juntaba el agua que venía de las casas ubicadas sobre la ladera de una de las montañas –zona de favela–, por lo tanto, un agua absolutamente contaminada. La gente la utilizaba, allí había madres, padres, jóvenes, había niños.


Me impactó ver una bebé de tres meses sola en un cochecito, tapada, sobre un montículo, mientras su madre lavaba su ropita, con la que luego la arroparía, en agua contaminada. Esa agua contaminada también se utiliza para cocinar, algunos la beben; solo los que pueden consumen agua mineral. Con la maravillosa ajenidad que da la infancia, los niños se zambullen una y otra vez en ese pequeño estanque natural para refrescarse y vivir con aires de aventura esa realidad tan trágica. En ese contexto, una mujer nos relataba la angustia que vive por estos días, ya que su hijo está enfermo y no consiguen los antibióticos que necesitan para tratarlo, entonces se encomiendan a curanderas para mejorar la salud, lo que no puede lograr por los medicamentos que ni en hospitales ni en farmacias se consiguen.

En ese entramado aparecen las expresiones de la gente, que, con una dignidad increíble, enfrenta esa circunstancia indigna de supervivencia. Todos saben que lo importante es vivir el hoy, sin poder prever que es lo que va a deparar el mañana. Venezuela es un país rico, tiene petróleo, los llanos del Orinoco que son de una enorme fertilidad. Ese país rico ha estado castigado fundamentalmente por la corrupción.

La Venezuela democrática que surgió después de la brutal dictadura de Marcos Pérez Jiménez fue una Venezuela que lamentablemente no pudo acompañar ese ejercicio de la democracia con decencia y libertad.

Como consecuencia de esa indecencia durante los años de plenitud democrática, a la circunstancia institucional de la democracia no la acompañó el bienestar de la gente. Dos partidos se alternaron en el ejercicio del poder y ninguno de los dos se preocupó por mejorar esa situación.

Como consecuencia de esa desigualdad social surgió Hugo Chávez, quien fue producto de la corrupción política, de una falsa ilusión de mucha gente que creyó que en aquel golpista iba a encontrar la decencia que no había traído la política ortodoxa. La realidad demostró que se equivocaron, de una manera que hoy les pesa a muchos de aquella mayoría que lo votó, y tanto les pesa que los fuerza –a los que pueden– a salir del país.

A aquella Venezuela desigual le siguió más desigualdad de la mano de Chávez. A aquella Venezuela castigada por la pobreza le siguió una Venezuela igualmente castigada por la pobreza generada por Chávez. La corrupción ahora se disfraza de progresismo político, pero es tan nociva, tan brutal, tan evidente, tan palpable y tan cruel como lo era en aquellos años previos a este chavismo que tiene como objetivo –aún muerto Chávez– perpetuarse en el poder indefinidamente.


El apagón de estos días ha sido producto de la corrupción, de la falta de mantenimiento de la infraestructura. La decadencia de Venezuela se palpa en las calles a cada paso, se observa en los modelos de autos –no hay autos nuevos–, los concesionarios importantes no venden autos nuevos, ni de su propia marca. En grandes salones desolados se ven dos o tres autos usados a la venta. Los edificios, con sus frentes grises por el paso del tiempo, sin la pintura que le dé la frescura de la renovación, marcan esa decadencia.

En esa Venezuela de la decadencia, a nadie le sorprendió esta crisis energética, que seguramente no será la última, que no termina de resolverse y que Maduro busca culpar, atribuir a la cibertecnología del gobierno de Trump. Hecho que desmienten todos los científicos, los estudiosos, los técnicos importantes de Venezuela, que confirman que esta crisis –que no ha cesado– es producto de la falta de mantenimiento.

La falta de mantenimiento que lleva a esta crisis energética agravada por la falta de agua no ha hecho más que transformar este drama en una tragedia, porque producto de la falta de energía eléctrica murieron 21 pacientes en los hospitales de Venezuela por no poder ser asistidos –entre otras cosas– con los tratamientos de diálisis que les correspondían.

La Venezuela de hoy es una Venezuela del imponderable, en la cual las personas sienten afectada su dignidad a cada paso, no solamente porque no tienen luz ni agua, sino porque no pueden planificar; quien hoy quiere comer fideos tal vez deba optar por arroz, porque no hay fideos, y quien mañana quiera carne deba optar por polenta, porque mañana habrá polenta y no carne. La dignidad se ve afectada porque el trabajo formal hoy no asegura la supervivencia y es en la informalidad donde aquel que quiere tener acceso a los elementos mínimos para subsistir puede hacerlo.

La fachada de normalidad de Venezuela forma parte de esta mentira que castiga a tanta gente que hoy encuentra que la única esperanza puede ser tal vez el cambio de gobierno, sin darse cuenta de que nadie sabe cuándo vendrá el cambio y que por supuesto vendrá con muchas ilusiones, pero va a ser muy difícil la reconstrucción de esta Venezuela empobrecida, rica pero castigada por este mal que es el de la corrupción política al cual se agregan la precariedad y la intolerancia. La división social es profunda, la antinomia es clara y evidente y la pregunta es: ¿Cuánto demorará en solucionarse esto?


En esta Venezuela así constituida lo que fundamentalmente se observa a cada paso es la presencia de las fuerzas de seguridad, es un Estado policíaco, donde la libertad de expresión es difícil, donde el miedo existe, donde la impresión de ser vigilado es permanente. En esta Venezuela así constituida, trabajar de periodista es complejo, exige muchos cuidados y la libertad de expresión se transforma en muchos casos en un imposible. En este presente, la verdad es una de las tantas víctimas de este enfrentamiento político. Los medios de comunicación del régimen de Maduro dan idea de una épica que hoy no existe y dan idea de un país de felicidad y alegría que los rostros de tristeza y los testimonios de miles y miles de venezolanos desmienten a cada paso en cada barrio de Caracas.

La crisis en Venezuela tiene costados dramáticos e insólitos, y uno de ellos se conoció en horas de ayer. Los ladrones tienen problemas también para continuar con su tarea, los hay de varios tipos: porque no consiguen balas para sus armas y entonces muchos de ellos se han quedado sin su “herramienta de trabajo”; porque los que se dedicaban a los secuestros se encuentran con el problema de que las víctimas no tienen dinero para pagar y –obviamente– el secuestro se torna inútil. También sucede que en aquellos secuestros en los cuales se paga algo, lo que se paga tiene tan poco valor que resulta insignificante.

Por último, en muchos de los casos los saqueadores –otro de los delitos– cuando han llegado se han encontrado con que era tarde y ya no había nada. Por lo tanto los delincuentes perciben ahora que la única manera de subsistir es la de encontrar un trabajo honesto, es una de las paradojas increíbles de esta Venezuela dramática y trágica que por momentos tiene aires del Macondo de Gabriel García Márquez.




jueves, 15 de diciembre de 2016

Diosdado Cabello a Mauricio Macri: ¡Corbarde!..." @dealgunamanera...

Cabello llamó "cobarde" a Macri y pidió que el embajador recoja sus cosas…


El hombre fuerte del Gobierno de Maduro reaccionó por la situación que atravesó la canciller venezolana en el país.

La escalada diplomática llegó a niveles impensados. Tras el escándalo que protagonizó la canciller venezolana en la Argentina, esta tarde el dirigente chavista, Diosdado Cabello, tildó de cobarde al presidente Mauricio Macri y le pidió al embajador argentino Carlos Cheppi que si tuviera "dignidad" debería "recoger sus cosas" y regresar al país. 

"Lo que le hicieron a Delcy ayer es una agresión contra la mujer, pero es una agresión contra la patria, Venezuela. Si el embajador argentino en Venezuela tuviera un poquito de dignidad o de moral, ya hubiera recogido sus maletas y se va de Venezuela", lanzó Cabello en un acto en Caracas que fue transmitido en su programa Con el mazo dando.

Cabello se mostró ofuscado por el desplante de los cancilleres del Mercosur a la representante diplomática venezolana y afirmó: "¿Qué hicieron los cancilleres? Ni siquiera se presentaron dónde estaba Delcy. Ni siquiera tuvieron la valentía de presentarse, suspendieron la reunión. Pero ahí estaba la mujer venezolana, ahí estaba nuestra patria”. “Por cierto... todo eso lo manda Macri. Todo eso son instrucciones del cobarde de Macri. ¡Cobarde!. Yo no voy a decir esto para que lo hagan, pero a Delcy le dieron un golpe", describió.

Sin invitación, la ministra venezolana se presentó en el país para concurrir a un encuentro de los cancilleres del bloque del Mercado Común del Sur (Mercosur). Rodríguez manifestó que había sido agredida por un policía al buscar ingresar a la Cancillería y por un funcionario en el interior del edificio. 



jueves, 11 de febrero de 2016

Club Atlético Huracán. “Volvimos a vivir”… @dealgunamanera...

“Volvimos a vivir”…

El micro que trasladaba al plantel de Huracán volcó y hay varios heridos. // AP

El Presidente del Fútbol Profesional de Huracán contó sobre el dramático accidente que sufrió el plantel. “Toranzo me dijo que no quería perder su carrera”, reveló. Fernando Salces: “Volvimos a vivir”

© Publicado el miércoles 10/02/2016 por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. Fuente: DyN

Fernando Salces, presidente de fútbol profesional de Huracán, relató el dramático accidente que sufrió en Caracas el plantel de Huracán al volcar el micro que los trasladaba hacia el Aeropuerto de Maiquetía para emprender el regreso a Buenos Aires.

“Faltando dos kilómetros para el aeropuerto, el chofer se quedó sin frenos y además rompió la caja de cambios. Para evitar un accidente mayor subió a una rampa que tiene la ruta para frenar, chocó e hizo una maniobra para que el ómnibus no cayera al precipicio, pero volcó. Pensé lo peor, pero volvimos a vivir”, admitió Salces en declaraciones para Fox Sports.

“Cuando nos dimos cuenta que el micro se quedaba sin frenos nos fuimos para atrás y nos abrazamos por un minuto, pensando contra qué íbamos a chocar o si íbamos a caernos a un precipicio. Fue terrible. Al volcar estallaron los vidrios y un asiento y un vidrio le cayeron encima a Toranzo. Eso lo lastimó”, precisó.

Y siguió ofreciendo detalles de esos momentos dramáticos: “El doctor (Pedro di Spagna) era uno de los heridos de mayor gravedad, al igual que el ‘Profe’ (Pablo) Santella. Por suerte, llegaron las ambulancias al minuto, el grupo que estaba peor (el doctor, Santella, Diego Mendoza y Patricio Toranzo) fue para un hospital y el otro, que tenía golpes menores, partió hacia otro”.

Con respecto a la salud de Toranzo, puntualizó: “Todavía está en el quirófano, no hay nada confirmado. Tiene cortes en la primera falange de los cuatro dedos más chicos. El presidente (Alejandro) Nadur se quedó allá con (el entrenador Eduardo) Domínguez”.

Y también se refirió a Pablo Santella: “Sufrió un golpe a la altura de la pelvis que le produjo un sangrado interno y se lo está operando. Ingresó consciente al quirófano. Y Mendoza sufrió un corte en el tobillo muy grande y otro en el brazo, que puede estar fracturado“.

“Quiero agradecer al gobierno de Venezuela y al de Caracas, que enseguida se pusieron a disposición y nos están ofreciendo el avión presidencial para volver esta noche. La idea es que volvamos todos a Buenos Aires esta noche, salvo los de mayor urgencia”, continuó.

Finalmente contó que pudo charlar con Toranzo, antes de que fuese operado. “Estaba tranquilo, frío. Me dijo que no quería perder su carrera, pero se lo veía bien antes de entrar al quirófano. Fue muy angustiante, pero todo tiene solución. Por suerte la podemos contar”.


sábado, 12 de julio de 2014

Venezuela, oligarquía castrense... De Alguna Manera...


Oligarquía castrense...


La República Bolivariana de Venezuela es gobernada por una administración militar con fachada civil. 

Como norma cotidiana, primero la información y después la opinión. La noticia viene de Venezuela, bautizada como República Bolivariana de Venezuela, en donde, de acuerdo, a las últimas informaciones, se supo que de acuerdo a las nuevas designaciones del gobierno de Nicolás Maduro, hay más generales y almirantes, que cargos disponibles en el estamento militar, por lo que dichos oficiales permanecerán sin funciones, porque no hay dónde ubicarlos. Ningún problema para el presidente Maduro: este año, nombró a 229 coroneles y capitanes de navío de las diferentes Fuerzas Armadas, rebautizadas como Fuerza Armada Nacional Bolivariana.

Venezuela es gobernada por una administración militar con fachada civil. Es bueno tomar en cuenta las comparaciones que llegan de Caracas, porque en 2006, cuando Hugo Chávez Frías vivía y era “comandante supremo” intangible, apenas fueron ascendidos siete oficiales a general de división, porque hasta ese momento el régimen todavía respetaba la norma según la cual se podían ascender o dar de baja a oficiales de alto rango cuando se producían vacantes por retiro. Pero la Ley Orgánica de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana, hizo lo inaudito: inventó dos nuevos escalafones. A los dos existentes, que son como los del Ejército Argentino, General de Brigada y General de División, agregó el escalafón de Mayor General y General en Jefe. Con cuatro diferentes niveles de generalato, los candidatos son mucho más numerosos.

De hecho, en la Constitución de 1999, Chávez elimino el Senado y armo una Asamblea unicameral. Venezuela, que había vivido desde 1958 hasta 1998 con gobiernos civiles, elegidos democráticamente, pasó a tener ese parlamento unicameral dominado por el gobierno. En consecuencia, las decisiones de ascenso en las Fuerzas Armadas, comenzaron a ser adoptadas directamente por el “comandante supremo”. Ahora, la noción, evidente, ostensible, de que se trata de un gobierno militar con fachada civil, no puede ser negada. Es increíble, desconcertante y bastante patético que solo unos escasos nuevos generales y almirantes podrán ocupar puestos de mando, porque no hay dónde ponerlos. ¿Qué hace en consecuencia el régimen de Maduro, que trabaja y funciona sobre la base de la apoyatura militar? Trasladará a cargos claves en el Gobierno a muchos de estos nuevos oficiales de alta graduación, y otros quedarán sin destino; en verdad, como dicen los comentarios periodísticos provenientes de Caracas, muy pocos terminarán ascendiendo en su carrera militar.

Además, hay una evidente utilización del Ejército para los negocios de la nueva oligarquía que ha agrupado su poder en torno de Maduro. Un caso notable: parece italiano pero seguramente debe ser hijo de italianos, el general Giuseppe Yofreda, que era Comandante General de la Aviación ahora fue designado presidente de una llamada Corporación Venezolana de Comercio Exterior, un aparato burocrático armado por Maduro para controlar las importaciones del Estado a una tasa sobrevaluada, inexistente en la realidad, de 6, 30 bolívares por dólar. Este Yofreda, aún cuando maneje una administración civil, va a ser mucho más poderoso que los generales, almirantes y brigadieres, porque será el individuo que recibirá en la mano los dólares baratos del Estado, y de esa manera podrá volcarlos – como ya se ha demostrado tantas veces – al mercado negro, en donde en lugar de 6,30 bolívares, se transa a un valor 12 superior.

En este punto, no creo equivocarme en que hoy se ha creado en la Venezuela supuestamente revolucionaria, una oligarquía castrense, que ha consolidado un estado militar. No es siquiera el caso de Cuba, porque a partir de 1959, la entonces llamada Revolución Cubana literalmente disolvió a las viejas Fuerzas Armadas “burguesas” del régimen dictatorial de Fulgencio Batista, y creó las Fuerzas Armadas Revolucionarias. En Venezuela simplemente le han agregado el apelativo de “bolivarianas”, pero aún cuando hayan pasado 15 años, sigue siendo esencialmente el aparato militar del que formó parte el propio Chávez. En el 52% de los estados en que se divide Venezuela militares ocupan el cargo de gobernador cuando no son ministros o presidentes de la Asamblea Nacional, que es el parlamento unicameral.

Toda la fraseología bolivariana ha insistido en la existencia de una supuesta revolución, una toma del poder por los pobres, un gobierno de las mayorías, cuando en verdad Venezuela es gobernada por un régimen militar del que Nicolás Maduro es apenas un mascarón de proa. No era lo mismo el caso de Chávez, que siendo un hombre fuerte y siendo un caudillo popular, era también una criatura de las Fuerzas Armadas, de las que siempre sintió orgullo, y cuyo uniforme vistió hasta su muerte.

Maduro no puede ponerse un uniforme verde oliva, ni engalanarse con condecoraciones militares, porque era sencillamente un conductor de ómnibus en Caracas hasta hace no más de 20 años. Pero eso no importa: la realidad aparentemente civil del gobierno venezolano es una farsa, no es un gobierno civil, representativo de las instituciones y de la totalidad de esa sociedad.

El de Venezuela, el de Nicolás Maduro, es hoy, sencillamente, un régimen militar en cuyo núcleo íntimo se ha consolidado una oligarquía, intrincadamente ligada al negocio de la compraventa de dólares, y a los fenomenales ingresos que le deja, como toda la vida, la renta petrolera a la pobre Venezuela.


© Escrito por Pepe Eliaschev el Viernes 11/07/2014 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.


domingo, 26 de julio de 2009

Eduardo Galeano... Sobre los miedos... Sobre los Amigos

Los miedos... 
"En los suburbios de La Habana, llaman al amigo mi tierra o mi sangre.

En Caracas, el amigo es mi pana o mi llave: pana, por panadería, la fuente del buen pan para las hambres del alma; y llave por... -Llave, por llave -me dice Mario Benedetti.

Y me cuenta que cuando vivía en Buenos Aires, en los tiempos del terror, él llevaba cinco llaves ajenas en su llavero: cinco llaves, de cinco casas, de cinco amigos: las llaves que lo salvaron"

© El libro de los Abrazos de Eduardo Galeano... Sobre los miedos... Sobre los Amigos...