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sábado, 17 de octubre de 2015

Islas Malvinas: Velero La Sanmartiniana… @dealgunamanera...

Velero La Sanmartiniana…


El gobierno isleño dio plazo de un año para que sus dueños lo reclamen o, si no, será de los kelpers.

El 17 de octubre del año que viene, justo el Día de la Lealtad Peronista, podría ser el primero en que La Sanmartiniana navegue con pabellón británico.

El velero de FIPCA, una agrupación kirchnerista, que naufragó en el Atlántico Sur y fue rescatado por un buque de patrulla de las Malvinas, descansa amarrado en un muelle de las islas en disputa, pero ayer comenzó su cuenta regresiva.

El gobierno malvinense colgó de su página web un comunicado confirmando que tienen el barco y pidiendo que se presente su dueño en el plazo de un año. "Cualquier persona que desee reclamar la titularidad (de La Sanmartiniana) debe escribir a Byron House, 3 H Jones Road, Stanley, Falkland Islands", dice el escrito, cuya versión impresa está desplegada en el puerto de las Malvinas.

El procedimiento es el habitual en estas circunstancias. Cuando un barco es encontrado y rescatado en alta mar, su dueño tiene derecho de reclamarlo. Lo que debe hacer es presentarse ante las autoridades del puerto donde llevaron su barco luego del rescate, pagar un "salario de salvamento" determinado por el juez local, y recuperar la titularidad. En caso de no hacerlo en el plazo establecido (un año), pasa a ser propiedad de quien lo rescató. Es decir, del gobierno de las Malvinas.

Circunstancias políticas hacen que lo que parece simple, como reclamar un barco, esta vez no lo sea. La organización FIPCA, que hace unos cinco años le compró el barco al Club Náutico San Isidro, es muy cercana al Gobierno. De hecho, el objetivo del viaje de La Sanmartiniana por el Atlántico Sur en el que se encontraba cuando debió ser abandonada por sus diez tripulantes que fueron rescatados por un pesquero en medio de una tormenta, era concientizar acerca de la soberanía argentina y propagar el ideario kirchnerista.

Por eso, les resultaría incómodo en términos políticos tener que presentarse ante un juez de Malvinas para reclamar su barco: sería reconocer la soberanía británica sobre el territorio en disputa. Consultado por el Diario La Nación, Javier Vázquez, el capitán del velero, dijo desconocer cuáles eran los planes de FIPCA. Julio Urien, titular de la organización, nunca respondió los llamados.

© Escrito Nicolás Cassese el sábado 17/10/2015 y publicado por el Diario La Nación de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.





sábado, 20 de septiembre de 2014

Los Hipócritas de la Cámpora... De Alguna Manera...


La Cámpora: del repudio a Bergoglio, a los obsequios a Francisco...

Larroque, junto al Papa Francisco. Foto: Télam

El "Cuervo" Larroque, diputado de la agrupación k, logró la foto con el Papa pero olvidó la silbatina con la que abuchearon su designación. 

Sin memoria pero ansioso por obtener la foto junto al Papa Francisco con el logo de La Cámpora, pareció mostrarse este sábado el diputado nacional Andrés "Cuervo" Larroque, quien regaló al Sumo Pontífice una remera partidaria con una leyenda que hacía referencia a una de las villas en donde años atrás el "padre Bergoglio" trabajaba junto a los más desprotegidos.

Sin embargo, recién varios meses después de la designación del cardenal Jorge Mario Bergoglio en marzo de 2013 como papa Francisco, los miembros de La Cámpora comenzaron a alabar su figura.

El archivo es claro al respecto, dado que en el acto de 2013 en Tecnópolis de Cristina, al frente de cientos de militantes de La Cámpora, la Presidenta anunció el nombramiento de "Francisco I" (sic), y la silbatina y el abucheo fue generalizado por parte de los jóvenes de la agrupación ultrakirchnerista. Es que desde 2003 hasta ese momento, los Kirchner mantuvieron una relación tensa y distante con el arzobispo porteño.

En el instante del repudio masivo durante el acto, la Jefa de Estado no los desautorizó. La estrategia cambiaría poco tiempo después y desde el Gobierno entendieron que Bergoglio era un enemigo diferente siendo arzobispo que siendo el jefe de la Iglesia Católica de todo el mundo. El mensaje distribuido por la propia Cristina a todo el partido fue claro, a partir de ahora, el Papa era un "amigo" del Gobierno y de "todos los argentinos".

De momento, este sábado Larroque le regaló la camiseta de La Cámpora y varios libros sobre la agrupación, "tanto de los que escriben bien y mal porque la historia hay que contarla completa", resaltó la primera mandataria en declaraciones a la prensa que realizó tras reunirse con el Sumo Pontífice.

Además, a tono de broma, citó los salamines que le llevó de obsequio otro diputado camporista Eduardo "Wado" de Pedro, oriundo de Mercedes.

© Publicado el Sábado 20/09/2014 por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. 

Las fotos:







domingo, 2 de septiembre de 2012

Bolas... De Alguna Manera...


Bolas...
Héctor J. Cámpora.

Exhausto de su propia delgadez de ideas, el vocabulario político argentino es un amasijo de balbuceos y palabras caducas. Así como el habla radiofónica se ha sumergido en la oquedad infinita del “a ver” o del “tiene que ver con que”, el lenguaje de políticos e intelectuales es cruzado hoy por el furioso vendaval de la falta de significados. Particularmente llamativa es la recurrencia al pasado para describir el presente o pronosticar el futuro. Es una falencia brutal que se percibe en las nomenclaturas. El núcleo duro del grupo que conduce la Argentina se define por el apellido de un político bonaerense que hace 39 años fue presidente durante 49 días y murió en 1980. Esos datos biográficos no aportarían nada si no fuese porque el legado de Héctor Cámpora a la historia de las ideas o de las grandes decisiones es de modestia inocultable; sin embargo, la guardia de hierro que ha colonizado el poder político acepta el descriptivo “camporista” para reconocerse en una supuesta idea común. Si en el corazón del régimen confiere sentido un apellido que hace ya medio siglo sólo evocaba precarias definiciones, en el entero país prolifera y domina una jerga obsoleta, poblada de arcaísmos. Es como si la Argentina política fuese un laboratorio arqueológico que recuerda aquel deslumbrante aporte de Tato Bores con su personaje Helmut Strassen buscando restos que le permitieran comprender a este inasible país.

Abundan ahora las descalificaciones armadas a partir de superficiales apelaciones a la historia. Gestapo, fascismo, stalinismo, Juventudes Hitlerianas, nazis, son algunos de los términos arrojados irreflexivamente al aire para liquidar de manera aplastante lo que (justificadamente) se percibe desde un sector como ominosa y verdadera amenaza. Del lado oficial, la retórica remite, en cambio, al lenguaje de hace varias épocas: gorilas, fuerza de tareas, oligarquía. Estos festivales de retórica petardista pero impotente tienen un trazo común. En la Argentina se habla con el desvencijado vocabulario del pasado por el alucinante vacío de ideas actuales que prendan con potencia en la piel de la realidad y la nombren con precisión.

No hablo desde la nada. En reiteradas ocasiones, ya desde 2003 (y no desde 2009), di cuenta de lo impresionante que era ver a Carlos Kunkel despachar desde la Casa Rosada sentado a espaldas de un descomunal retrato de Juan Manuel de Rosas (1793-1877). Interpelé por TV a Diana Conti cuando, en una de sus noches más turbulentas, proclamó por TV su admiración por Stalin (1878-1953). El rosismo de Kunkel y el stalinismo de Conti, como el antisemitismo virulento de Luis D’Elía, no son inventos. Son profesiones de fe y admisiones de los propios interesados, paladines prominentes de la actual casta gobernante. Sus existencias y sus ensoñaciones son hechos fehacientes y expresivos, no meras exaltaciones individuales. Tienen proyección política. Sucede como cuando la Presidenta profesa su respeto admirativo por los barrabravas o las Fuerzas Armadas Peronistas, o cuando el ministro Alberto Sileoni se declara arrobado por las tomas de colegios.

Pero esa retórica habla del anquilosamiento de quienes conducen el país, atraso que va de la mano con el que padecen otros ámbitos y sectores, incluso aquellos que nada tienen que ver con este gobierno. Es un problema nacional, síntoma de una carencia dramática y profunda. Parte de este fenómeno se dramatiza a diario en radio y TV, donde se advierten los esfuerzos malogrados de muchos de los ocupantes del habla mediática, transpirando a la búsqueda de palabras que les escasean, desde el “a ver” obsesivo, al “digo” sempiterno, pasando por “el tema de” o esa nueva condena oral, el “tiene que ver con”. ¿Qué revelan esos pedregosos pantanos del habla? Enuncia mal quien piensa pobremente. Si –además– lo hace desde la chatura de conocimientos, el desenlace es penoso. Muchos rascan del fondo de herrumbradas ollas de palabrejas, para valerse de las que perciben como más rotundas. Ahí nomás se arma un desbarajuste de antigüedad patética. Ese palabrerío desorbitado indica que la Argentina está sofocada por un lenguaje que hiede a bolas de naftalina.

Este fenómeno, en sí mismo dramático porque describe la decadencia de una sociedad, implica excesos perniciosos. El manoseo banal de cuestiones esenciales, que deben y pueden ser abordadas con valentía pero también con responsabilidad, termina vaciando significados. Las víctimas son esos fenómenos en torno de los cuales es imprescindible ser muy preciso para evitar que se borre su tenebroso significado histórico. La semana pasada, Marcos Aguinis, enjundioso escritor argentino cuya frontalidad cívica es proverbial, trazó un paralelo retórico que terminó en confusa parábola.

Escribió que “las fuerzas (¿paramilitares?) de Milagro Sala provocaron analogías con las Juventudes Hitlerianas. Estas últimas, sin embargo, por asesinas y despreciables que hayan sido, luchaban por un ideal absurdo pero ideal (sic) al fin, como la raza superior y otras locuras”. El dislate radicó en atribuir un “ideal” a los criminales de la Hitler-Jugend (Juventud Hitleriana), la organización paramilitar del Partido Nacional-Socialista alemán entre 1922 y 1945. La HJ era hermana joven de su rama adulta, la siniestra Sturmabteilung (SA). En mi columna “Eterfascismo” (PERFIL, 17 de agosto de 2012), aludí al fenómeno de la creación de la juventud fascista de Mussolini. Creo haber sido cuidadoso en no identificar mecánicamente fenómenos. Es grave sugerir que la máquina homicida nazi estaba provista de “un ideal”, a diferencia de los jujeños reclutados por Milagro Sala. Lo grave no es, empero, el fastidio de Aguinis, quien está en su pleno derecho de razonar como le plazca. Mortifica mucho más constatar el empobrecimiento del universo de ideas y valores en el que debería debatir la sociedad civil.

En el país se habla mal, se escribe con pobreza y se razona en estilo balbuceante por una fehaciente caída en el mundo de los significados, una impresionante hegemonía de la mentira respecto de la verdad, una victoria de la representación simbólica a expensas de los hechos constatables.

Fervorosamente atados a personajes, consignas, métodos y razonamientos de un pasado que no volverá, una mayoría de argentinos no puede nombrar porque no puede concebir. En sí mismo, esto es mucho más grave y truculento que cualquier remedo neonazi o neostalinista que se quiera fantasear.

© Escrito por Pepe Eliaschev  y publicado en el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires el sábado 1º de Septiembre de 2012.


viernes, 1 de junio de 2012

José Ottavis, y la Banelco 2... De Alguna Manera...

A Ottavis, ¿lo fueron a buscar?...


Según versiones, lo tenían en la mira desde el mismo oficialismo.

Sabida es la polémica que causó la foto —publicada hoy por diario Clarín— donde se ve el teléfono celular del vicepresidente de la Cámara de Diputados bonaerense e integrante de la agrupación La Cámpora, José Ottavis, enviando y recibiendo mensajes en medio de la sesión por la polémica reforma tributaria. “150 mil x cabeza ofrecen a los diputados de la opo según palabras de Valeria Arata. Se está corriendo eso...”, decía el SMS en cuestión.

Según indica hoy Noticias Argentinas, a Ottavis lo tienen apuntado desde el propio oficialismo: "La verdad es que lo estaban buscando desde hace rato y en esta lo engancharon", susurró a la sección Sin Confirmar un funcionario de la Gobernación.

 Hay que recordar que la semana pasada, el vicegobernador Gabriel Mariotto habló de las "valijas" que se habrían usado para lograr la sanción de leyes en el pasado.

José Ottavis comenzó como director del Fondo de Capital Social —un programa de microcréditos dependiente del Ministerio de Desarrollo Social— y secretario de la JP en la provincia de Buenos Aires. El año pasado quedó en el medio de una interna por celos y envidia dentro de esa agrupación, lo que lo  alejó de La Cámpora.

“Por estas horas está más cerca del aparato del PJ que de los pingüinos puros”, destacó a Perfil una fuente de esa organización. Es que al parecer, es el encargado de negociar con los jefes comunales y con el gobernador Daniel Scioli y de conseguir contratos en el Estado para la agrupación.

Hoy, Ottavis rechazó las sospechas de sobornos y señaló que “hay mala leche, hay malas intenciones”.

© Escrito por el Equipo de Política de Tribuna de Periodistas y publicado por http://www.periodicotribuna.com.ar el viernes 1º de Junio de 2012.